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D.Casimiro da gracias a Dios por el «humilde trabajador de la viña del Señor» que ha sido Benedicto XVI

31 de diciembre de 2022/0 Comentarios/en Noticias destacadas, Cartas, Cartas 2022 /por obsegorbecastellon

Declara que hoy, y durante nueve días, a las 13:00 h, todas las iglesias hagan un toque de clamor durante 5 minutos

Carta íntegra de Mons. Casimiro López Llorente

El Obispo de la Diócesis de Segorbe Castellón, ha remitido una carta tras haber recibido comunicación oficial de la muerte del Papa Emérito Benedicto XVI.

En la misma pide «a todos cuantos formamos la Iglesia de Segorbe-Castellón elevar oraciones por el Papa emérito» y da gracias a Dios por este «humilde trabajador de la viña del Señor». Del mismo modo pide a los sacerdotes que incorporen «una petición especial en la oración de los fieles de la Misa» por el eterno descanso del que ha sido «un gran papa», asegura.

En la misma carta anuncia que «hoy y durante nueve días a partir de mañana 1 de enero, a las 13:00 horas en todas las iglesias se toque a clamor durante 5 minutos». Anuncia también la celebración de una «Misa de funeral por el eterno descanso del Papa emérito», para la que se establecerá día, hora y lugar.

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Compromiso de todos por la Paz

31 de diciembre de 2022/0 Comentarios/en Noticias destacadas, Cartas, Cartas 2022 /por obsegorbecastellon

Queridos diocesanos:

Al comienzo de un nuevo año, os digo a cada uno: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor te muestre su rostro y te conceda la paz” (Nm 6, 24. 26).  Con esta antigua fórmula de bendición de los sacerdotes sobre el pueblo de Israel pido sobre todos nosotros y sobre el mundo entero la bendición del Señor para el nuevo año. Que sea un tiempo de gracia, de prosperidad material y espiritual y, sobre todo, de compromiso por la paz en el mundo entero.

El primer día del año celebramos la Jornada mundial por la paz. El papa Francisco en su mensaje para este año nos pide “recomenzar desde el Covid-19 para trazar juntos caminos de paz”. Justo cuando parecía que lo peor de la pandemia había pasado, comenzó la injusta invasión y la guerra de Ucrania que tantas víctimas inocentes se está cobrando. Y no sólo entre los directamente afectados, sino de forma generalizada en todo el mundo por sus efectos colaterales como son la escasez de trigo y los precios del combustible, por ejemplo. Ante esta situación podríamos pensar que la llamada al compromiso por la paz son palabras vacías y podríamos caer así en la tentación de considerar la paz como una utopía inalcanzable. Sin embargo hay que afirmar que la paz es posible, necesaria y apremiante. La guerra en Ucrania y los conflictos en otras partes del mundo, el terrorismo, la violencia y la intolerancia, las injusticias, los odios, el hambre, los sufrimientos, la incultura y el subdesarrollo hacen más urgente, si cabe, el compromiso efectivo de todos juntos por la paz.

La Navidad nos llama a los creyentes a fijar en primer lugar nuestra mirada en el Niño-Dios, que nace en Belén. Él es el Príncipe de la paz y la Luz que ilumina nuestros pasos por los caminos de la justicia, de la verdad, del amor y de la libertad. En el Niño de Belén, la luz originaria vuelve a resplandecer en el cielo para la humanidad y despeja las tinieblas del pecado y de la muerte. La luz radiante de Dios aparece en el horizonte de la historia para proponer a los hombres un nuevo futuro de esperanza. Es la Luz divina que da valor, sentido y dignidad a todo ser humano, a todos los pueblos y a toda la creación. Sin esta Luz divina todo estaría desolado y nada tendría sentido. En Jesús, Dios nos ha dado todo: su amor, su vida, la salvación. Jesús es nuestra paz (cf. Ef 2, 14) y trae al mundo la semilla del amor, del perdón y de la paz, que son más fuertes que el odio, el pecado y la violencia.  

Nuestra primera acción en favor de la paz ha de ser la oración. Oremos confiada e insistentemente a Dios para que nos conceda el don de la paz. Él es quien puede dar la auténtica paz al corazón del hombre, a las familias y a los pueblos de la tierra. Esta paz es mucho más que la paz exterior, la convivencia pacífica y respetuosa, o la simple ausencia de agresiones o de conflictos. Esta paz comienza en el corazón de cada uno. La paz de Cristo es el sosiego interior, que nace de una relación reconciliada y de amistad con Dios, de la paz con uno mismo, con las personas cercanas, con la sociedad y con la creación entera. Una paz así se nos escapa si no abrimos nuestra mente y nuestro corazón a Dios, si no acogemos a Jesús en nuestra vida, si no nos dejamos transformar en nuestros criterios y si no adquirimos los sentimientos de Cristo. Jesús, ‘el príncipe de la paz’, es el único que da la paz que necesita la humanidad, una paz basada en la reconciliación y comunión de Dios con los hombres y de los hombres entre sí.

Pero la paz es también una tarea para todos. Estamos llamados a trabajar para que la paz se extienda entre los hombres y los pueblos. La paz no es la mera ausencia de guerras ni el equilibrio de las fuerzas adversarias ni el fruto de una dominación despótica. La paz auténtica se basa en cuatro pilares esenciales, que son la verdad, la justicia, el amor y la libertad.

Los cristianos hemos de ser testigos comprometidos por la paz y constructores de una cultura de la paz. Unidos a todos los hombres de buena voluntad, hemos de trabajar por el respeto efectivo de la igual dignidad de todo ser humano y hemos de poner en práctica el amor fraterno hacia todos. El testigo de la paz respeta, acoge y perdona al otro, respeta su dignidad humana, su cultura y su religión, trabaja para que se implante la justicia para todos y entre todos los pueblos, se muestra solidario con el que sufre o padece pobreza material o espiritual, fomenta el dialogo sincero, la comunicación y la reconciliación entre los hombres desde la verdad y la caridad.

Que Dios nos ayude a trazar juntos caminos de paz durante el nuevo año que nos concede vivir. ¡Feliz Año Nuevo a todos!

Con mi afecto y bendición,

+Casimiro López Llorente

Obispo de Segorbe-Castellón

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La Luz de la Navidad

24 de diciembre de 2022/0 Comentarios/en Noticias destacadas, Cartas, Cartas 2022 /por obsegorbecastellon

Queridos diocesanos:

Es Navidad. Un año más escucharemos las palabras con que el ángel anuncia a los pastores el nacimiento de Jesús en Belén: “Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor” (Lc2,10-11). Esta es la buena Noticia de la Navidad, la razón más profunda de nuestra alegría navideña y el motivo de nuestra esperanza. Como los pastores, los cristianos escuchamos con estupor este anuncio y acudimos con gozo a Belén para contemplar este misterio de salvación: el Hijo de Dios, la Palabra eterna de Dios, se hace carne y acampa entre nosotros. Dios viene hasta nosotros, asume nuestra propia carne y se hace uno de los nuestros para llevarnos a Dios.

Ese Niño, que yace en el portal, es el Mesías esperado, es la luz para el pueblo que camina en tinieblas (cf. Is 9, 1). Al pueblo oprimido y doliente se le apareció “una gran luz”. Es la luz de la nueva creación. En el Niño de Belén, la luz originaria vuelve a resplandecer en el cielo para la humanidad y despeja las tinieblas del pecado y de la muerte. La luz radiante de Dios aparece en el horizonte de la historia para proponer a los hombres un nuevo futuro de esperanza. Es la Luz divina que da valor, sentido y dignidad a la vida de todo ser humano y a toda la creación. Sin esta Luz divina todo estaría desolado y nada tendría sentido. Dios se hace hombre para hacernos partícipes de su misma vida divina y de su gloria eterna. La gloria de Dios es que el hombre viva, y la gloria del hombre es el mismo Dios, decía San Irineo.

En Navidad, Dios mismo se pone a nuestro alcance en el Niño que nace en Belén. Jesús es el Hijo unigénito de Dios. Jesús no es una ficción, sino un hombre de carne y hueso; su nacimiento no es una invención, un mito o una leyenda piadosa, sino un hecho histórico; Jesús es alguien concreto, que nos interpela y pide nuestra fe. En ese Niño, Dios sale a nuestro encuentro. Jesús es el Emmanuel, que significa Dios- con- nosotros. Dios está en medio de nuestro mundo, inserto en nuestra historia personal y colectiva. Jesús nace para alumbrar nuestra noche, para orientar nuestros caminos y para llevarnos por la senda de la verdad, del bien y de la belleza. Él viene para sanar nuestras dolencias y pecados, para darnos la vida y el amor de Dios. En la noche fría y oscura de la Navidad, nace Dios; la luz se hace palabra y mensaje de esperanza.

Esta certeza de nuestra fe contrasta, sin embargo, con la realidad. También hoy el mundo vive una noche oscura y camina muchas veces en tinieblas, porque está huérfano de Dios. La tiniebla de nuestro mundo es la voluntad del ser humano de querer ser dios al margen de Dios, de querer vivir sin Dios o de espaldas a Él. La noche obscura de nuestro mundo es declarar con tono altivo la muerte de Dios para suplantarlo por el hombre y pretender dominar todo, incluso la naturaleza del ser humano. La tiniebla del hombre de hoy es el rechazo mezquino del amor de Dios; un rechazo nacido del corazón soberbio y satisfecho con los logros de la ciencia y la técnica, que serán siempre limitados.

Sin embargo, sin Dios, el mundo se convierte en un mundo en que reinan la ley del más fuerte y la frialdad egoísta y calculadora de quienes buscan dominar sobre las personas, las familias y los pueblos. La frialdad y la oscuridad de la humanidad se manifiestan en las guerras, el terrorismo, el desprecio de la vida humana y de su dignidad, el afán desmedido de lucro a costa de los demás y del expolio de la creación, las víctimas de la violencia, de los malos tratos y de los abusos, de la manipulación y las situaciones de injusticia, exclusión o descarte.

Hoy resuena de nuevo el mensaje del ángel a los pastores: “No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor” (Lc 2, 10-10). Este Niño cambiará la historia: las desgracias en gracia, la muerte en vida, el sufrimiento en gloria, la tristeza en alegría, el odio en amor, la esclavitud en libertad, la debilidad en fuerza, los llantos en alegría, la corrupción en solidaridad, los rencores en fraternidad.

Este Niño nos ofrece el amor de Dios. Dios se hace hombre por amor al ser humano, para que éste lo sea en verdad y en plenitud, es decir conforme a su condición de ‘imagen de Dios’. Sólo en Jesús encuentra el hombre su identidad, su plenitud y la salvación. En Navidad nace Dios; y lo hace para todos, también para los hombres y mujeres de hoy. Acojámosle y dejemos que nazca en nosotros y entre nosotros.

Os deseo a todos feliz Navidad.

Con mi afecto y bendición,

+ Casimiro López Llorente

Obispo de Segorbe-Castellón

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En Navidad, Dios nace para todos

17 de diciembre de 2022/0 Comentarios/en Noticias destacadas, Cartas, Cartas 2022 /por obsegorbecastellon

Queridos diocesanos:

Dentro de una semana celebramos la Navidad, el nacimiento del Hijo de Dios según la carne. Esta fiesta está hoy en general marcada por el consumo y la indiferencia religiosa. Se oculta su sentido propio en tarjetas o adornos, se excluyen de espacios públicos los símbolos navideños como el belén y se intenta darle otro significado. Y este ambiente materialista y pagano va haciendo mella también en los cristianos; muchos van olvidando lo nuclear de esta fiesta grande y hermosa.

En Navidad, no lo olvidemos, celebramos el nacimiento del Hijo de Dios en Belén. En Jesús, Dios se hace hombre, asume nuestra propia naturaleza humana, entra en nuestra historia. Él es el Emmanuel, es Dios-con-nosotros. Dios mismo viene a habitar entre nosotros. Dios se hace hombre para que el hombre pueda ser hijo de Dios. La promesa anunciada por los profetas y esperada por hombres y mujeres de buena voluntad se cumple: Dios se hace carne en Jesús para llegar hasta el ser humano. Y lo hace por amor a todos, sin exclusión alguna, lo hace por amor a ti y a mí.

Ese niño débil y pobre, que nace en Belén, es Dios. Ese niño trae la Salvación al mundo. Nace para traer alegría, esperanza, consuelo, vida, justicia, verdad y paz para todos. Ese niño, envuelto en pañales y acostado en el pesebre, es Dios que viene a visitarnos para guiar nuestros pasos por el camino de la paz, de la libertad y de la felicidad, verdaderas y plenas. “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad (Lc 2, 14), cantan los ángeles; y anuncian el nacimiento del niño a los pastores como “una gran alegría para todo el pueblo” (Lc 2, 10). Alegría, a pesar de la pobreza del pesebre, la indiferencia del pueblo o la hostilidad del poder.

San Ireneo dice que “la gloria de Dios es que el hombre viva y la gloria del hombre es Dios mismo”. La gloria de Dios no nos aleja de Él, sino que nos acerca a Dios. La gloria de Dios es el resplandor que brota de su corazón; su gloria no es otra cosa sino su amor. De este amor divino nace el hombre. Dios ama a todo hombre y mujer y se goza con ellos. A Dios le alegra y le glorifica que el hombre viva. El amor de Dios es creativo; crea al ser humano para que llegue a su plenitud. En esto consiste el amor, en que el amado sea lo más grande y perfecto posible. La gloria de Dios se manifiesta dando vida, dignidad y esplendor a sus criaturas. Por eso, la gloria de Dios crece en la medida en que se acoge y crece la vida y la dignidad de todo ser humano. La gloria de Dios dignifica al hombre, y la gloria del hombre engrandece la gloria de Dios.

En Navidad, Dios nace para todos, para que todos tengamos vida, la vida misma de Dios. La razón última de este misterio es el amor infinito de Dios. Jesús nace para curar e iluminar, para levantar y liberar, para perdonar y salvar. Jesús es el Dios que ama y salva, que sana la dignidad herida. Cuando Juan Bautista envía a preguntar a Jesús si es el que ha de venir o hay que esperar a otro, Jesús responde: “Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados” (Mt 11,3-5). Al final de los tiempos, Jesús mismo alabará y premiará con el reno de los cielos a quienes han dado de comer al hambriento y de beber al sediento, han visitado a los enfermos y acogido a los forasteros, han vestido al desnudo o han visitado a los encarcelados (cf. Mt 25, 31-40).  Dios nace también para todos ellos. Dios nace también para quienes están en prisión. Así se lo queremos recordar con la visita al centro penitenciario de Castellón en los días previos a la Navidad el Capellán, voluntarios de la pastoral penitenciaria y un servidor.

Celebrar la Navidad de verdad es llevar la cercanía del amor de Dios, que nace en Belén, a todos, especialmente a los más pobres; es luchar para que todo hombre y mujer puedan vivir con la dignidad de hijos de Dios, para que en ellos se manifieste la gloria de Dios. Es comprometerse con toda vida humana desde su concepción hasta su muerte natural. Es extender la mano para levantar al caído; es acoger al que sufre soledad, pobreza, paro o marginación. Es enfrentarse a la mentira que degrada y destruye. Es rescatar al esclavo de sus vicios.

Celebrar en cristiano la Navidad es dar razones para vivir, alentar en la esperanza y amar al otro sin distinción ni acepción de personas.

Con mi afecto y bendición,

+ Casimiro López Llorente

Obispo de Segorbe-Castellón

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Alegraos porque el Señor está cerca

10 de diciembre de 2022/0 Comentarios/en Noticias destacadas, Año Jubilar 775 Sede Episcopal, Cáritas Diocesana, Cartas, Cartas 2022 /por obsegorbecastellon

Queridos diocesanos:

Cercana la Navidad, este tercer domingo de Adviento nos exhorta a la alegría. En la liturgia resuenan las palabras del apóstol san Pablo: “Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos” (Flp 4, 4). Ante esta invitación nos podríamos preguntar: ¿Podemos alegrarnos? ¿Y por qué hay que alegrarse? San Pablo mismo nos da la respuesta. El motivo de nuestra alegría es que “el Señor está cerca” (Flp 4, 5). La ‘cercanía’ de Dios no es una cuestión de espacio y de tiempo, sino más bien una cuestión de amor: el amor acerca.

La próxima Navidad nos recordará esta verdad fundamental de nuestra fe cristiana y, ante el belén, podremos gustar la alegría cristiana, contemplando en Jesús recién nacido el rostro de Dios que por amor se ha acercado a nosotros, se ha hecho uno de los nuestros para estar con nosotros y para compartir nuestra condición humana, en todo menos en el pecado, para hacernos partícipes del amor de Dios que salva y sana. Podemos y debemos alegrarnos por esta venida y cercanía de Dios, por esta presencia suya entre nosotros; deberíamos entender cada vez más lo que significa que realmente Dios esté cerca de nosotros y en nuestro mundo, y dejarnos llenar de la bondad de Dios y de la alegría que suscita que Cristo esté y camine con nosotros.

La alegría de que se trata aquí no es pues algo superficial y efímero, como la que tantas veces nos ofrece nuestro mundo. Se trata de una alegría profunda, que llena la vida de luz, de paz y de sosiego. La fuente de la perenne alegría cristiana brota de lo hondo: de ese fondo de serenidad que hay en el alma, que, aún en la mayor dificultad, en la enfermedad y en la muerte, se sabe siempre, personal e infinitamente amada, acogida y protegida por Dios en su Hijo, Jesucristo. Por tanto, la alegría cristiana brota de esta certeza: Dios está cerca, está conmigo, está con nosotros, en la alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad, como amigo y esposo fiel. Y esta alegría permanece también en la prueba, incluso en el sufrimiento; y no está en la superficie, sino en lo más profundo de la persona que se encomienda a Dios y confía en él.

Hoy ciertamente no es fácil hablar de alegría. El mundo se ve acosado por muchos problemas, el futuro está gravado por incógnitas y temores; no faltan dificultades y penurias personales y sociales, contrariedades y sufrimientos en la vida; muchos sienten la soledad, sufren el abandono o quedan descartados; la enfermedad toca con frecuencia a nuestra puerta y la muerte aparece en nuestra familia o entre los amigos. Por ello algunos se preguntan: ¿es posible esta alegría también hoy? La respuesta la dan hombres y mujeres de toda edad y condición social, que han acogido con fe la cercanía y presencia del amor de Dios en su Hijo y que han sido felices consagrando su existencia a los demás. En nuestros tiempos, la madre santa Teresa de Calcuta fue testigo inolvidable de la verdadera alegría evangélica. Vivía diariamente en contacto con la miseria, con la degradación humana, con la muerte. Su alma experimentó la prueba de la noche oscura de la fe y, sin embargo, regaló a todos la sonrisa de Dios. Gracias a ella, muchas personas, después de una vida sin luz, murieron con una sonrisa, porque las había tocado la luz del amor de Dios.

El Adviento es una fuerte invitación a sentir la cercanía de Dios y dejarse empapar de su amor; una llamada a dejar que Dios entre cada vez más en nuestra vida, en nuestros hogares, en nuestros barrios, en nuestras comunidades para tener una luz en medio de tantas sombras y para ofrecer en nuestro mundo gestos que testimonien la cercanía del amor de Dios. Uno de ellos es el  Proyecto de vivienda Betania, que hemos puesto en marcha con motivo del Año Jubilar diocesano. Es conocido que, a causa de encarecimiento de los alquileres, cada día más familias tienen dificultades para encontrar una vivienda digna debido a su sueldo humilde o familias que han de dedicar  gran parte de sus ingresos a la vivienda. Por ello, pedimos a nuestros fieles que ofrezcan las casas o pisos vacíos de su propiedad a Cáritas diocesana para que, a su vez, pueda ofrecerlas en un alquiler social. Lo que cambia el mundo no es la revolución violenta, ni las grandes promesas, sino la silenciosa cercanía de la bondad de Dios, a través de nuestros gestos de cercanía a los más necesitados.  

Acojamos con generosidad esta invitación; así caminaremos con alegría al encuentro con el Señor en la Navidad y seremos testigos de la cercanía del amor Dios para todos y en particular con los más pobres y desfavorecidos.

Con mi afecto y bendición,

+ Casimiro López Llorente

Obispo de Segorbe-Castellón

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La Virgen María en el Adviento

3 de diciembre de 2022/1 Comentario/en Noticias destacadas, Cartas, Cartas 2022 /por obsegorbecastellon

Queridos diocesanos:

La Virgen María siempre nos acompaña en la vida y también en el Adviento. En este tiempo, la liturgia la recuerda diariamente y de modo particular en la Solemnidad de su Inmaculada Concepción.

En esta fiesta celebramos que María fue preservada del pecado original desde el mismo instante de su concepción. Elegida para ser la Madre del Hijo de Dios según la carne, la Virgen fue agraciada con dones a la medida de esta misión. María es la “llena de gracia” de Dios (Lc 1, 28), una plenitud de gracia que ella abraza con total disponibilidad y entrega de su persona a Dios: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38). Ella creyó en las palabras del Ángel y respondió con su entrega total a Dios. Por su fe, la Virgen colabora desde el principio de manera totalmente singular con la obra redentora de su Hijo para restablecer la vida de unión y amistad de toda la humanidad con Dios, germen de la fraternidad universal. Por esta razón, la Virgen es nuestra madre en el orden de la gracia, asociada para siempre a la obra de la redención. Ella es el fruto primero y más maravilloso de la redención realizada por su Hijo, Cristo Jesús.

En la fiesta de la Purísima alabamos a Dios porque ha hecho maravillas en Maria. Pero también contemplamos su fe, su esperanza y su amor a Dios y a los hombres. Porque la Virgen no permanece pasiva ante la gracia de Dios, sino que responde con una fe y una confianza total en Dios. María vive su existencia desde la verdad de su persona, que sólo la descubre en Dios. María sabe bien que nada es sin Dios y sin el amor de Dios, que su vida sin Dios, como toda vida humana, sólo produce vacío existencial. Acepta con humildad su pequeñez y se llena de Dios. Así se convierte en madre de la libertad y de la dicha. María sabe que está hecha para acoger y para dar, para hacerse donante del don recibido; sabe que la raíz y el destino de su existencia no están en sí misma, sino en Dios: Él es su esperanza. Por ello vivirá siempre en, para y hacia Dios. Movida por la fe y el amor, María acepta y acoge la Palabra de Dios en su corazón y acoge al Verbo mismo de Dios en su seno virginal y pone su vida enteramente en Dios, al servicio de Dios y de la salvación del género humano. “Hágase en mi según tu Palabra”, es su respuesta. María dice sí a la vida, al amor, a la gratuidad, a la esperanza, a lo eterno.

La Virgen se preparó de modo singular a la venida del Hijo de Dios. María nos enseña a vivir el Adviento. Por su fe en Dios, María es la madre y modelo de todos los creyentes. Dichosa por haber creído, nos muestra que la fe es nuestra dicha y nuestra victoria, porque “todo es posible al que cree” (Mc 9, 23). En María, la Iglesia y los cristianos tenemos nuestra imagen más santa. Con María, la humanidad, representada en ella, comienza a decir sí a la salvación que Dios le ofrece con la llegada del Mesías. María es la madre de la esperanza, ejemplo y esperanza para cada uno de nosotros y para la humanidad entera. En ella ha quedado bendecida toda la humanidad. María es buena noticia de Dios para la humanidad. Dios no abandona nunca a la humanidad; Dios nos ama, nos llama a su amor, nos bendice y nos ofrece salvación.

En el Adviento se vuelve más apremiante la llamada a volver nuestra mirada y nuestro corazón a Dios. “Convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos”, clama Juan el Bautista (Mt 3, 2). El Reino de Dios es Cristo mismo. En Él, el Reino de Dios se hace presente aquí y ahora. Al nacer Jesús en Belén, Dios mismo ha entrado en la historia humana de un modo totalmente nuevo, como aquel que actúa y salva al ser humano.

La conversión pide antes de nada volver el corazón a Dios en Cristo y, en Él, a los hermanos. Adviento llama a abandonar la falsa idea, tan difundida hoy, de que somos individuos aislados y totalmente autosuficientes. Somos personas, limitados y finitos, necesitados los unos de los otros y necesitados de Dios: nada ni nadie, salvo Dios, puede colmar el deseo infinito de plenitud que anida en nuestro corazón. La conversión pide pasar de la autosuficiencia a la confianza en Dios, a salir de nosotros mismos para abrirnos a Dios y a los demás. Somos amados por Dios como María  y llamados a acoger su amor y hacernos donantes del amor recibido.

El Adviento nos llama de modo especial a preparar y allanar el camino a Dios que viene a nuestro encuentro. Abramos como María nuestra mente y nuestro corazón a Dios y a su amor. En Cristo Jesús es posible el amor y la comunión con Dios, entre los hombres y entre los pueblos.

Con mi afecto y bendición,

+ Casimiro López Llorente

Obispo de Segorbe-Castellón

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Es tiempo de Adviento

26 de noviembre de 2022/0 Comentarios/en Noticias destacadas, Cartas, Cartas 2022 /por obsegorbecastellon

Queridos diocesanos:

Este Domingo comienza el tiempo litúrgico del Adviento. La palabra latina “adventus” significa “venida”. En el lenguaje cristiano se refiere a la venida de Jesucristo. La Iglesia da el nombre de Adviento a las cuatro semanas que preceden a la Navidad, como oportunidad para prepararnos con las buenas obras a la llegada del Señor. Este tiempo de espera y de esperanza mira al pasado, al presente y al futuro.

Al pasado porque Jesús, el Mesías anunciado por los profetas y esperado por el pueblo de Israel, ya ha venido en la debilidad de nuestra carne; el Adviento nos prepara para celebrar con gozo la Navidad, la entrada en nuestra historia del Hijo de Dios en Belén; es su “primera” venida. El Adviento mira también al futuro, hacia la ‘segunda’ venida de Jesucristo en gloria y majestad al final de los tiempos en que llevará a total cumplimiento su obra de salvación y reconciliación de toda la creación. Nos recuerda  así el decisivo encuentro personal con el Señor en la hora de nuestra muerte, en que cada uno será examinado y juzgado del amor o de la falta de amor hacia El y, en Él, hacia el hermano pobre y necesitado.

Pero el Adviento mira además al presente. Ya en la primera antífona de las Vísperas del primer Domingo de Adviento decimos: “Anunciad a todos los pueblos y decidles: Mirad, viene Dios, nuestro Salvador”. Al inicio de un nuevo año litúrgico, la antífona invita a toda la Iglesia a renovar el anuncio de la venida del Salvador a todos los pueblos y que resume en dos palabras: “Dios viene”. No se usa el tiempo pasado ni el futuro sino el presente: “Dios viene”. Se trata de un presente continuo, es decir, de una acción que está ocurriendo constantemente, que ocurre ahora y ocurrirá también en el futuro. En todo momento “Dios viene” a nosotros. Dios es un Padre que nunca deja de pensar en nosotros y, respetando totalmente nuestra libertad, desea encontrarse con nosotros y visitarnos; Dios viene y quiere vivir en medio de nosotros, permanecer en nosotros. Viene porque desea liberarnos del mal y de la muerte, de todo lo que impide nuestra verdadera felicidad: Dios viene a salvarnos.

Dios viene constantemente a nuestro encuentro en su Palabra, en sus Sacramentos -en especial en la Eucaristía y en la Penitencia-, en el prójimo, en el pobre y necesitado, en los acontecimientos de la vida y en su Iglesia, en cada comunidad cristiana. Por esta razón, en la oración colecta del primer domingo de Adviento rezamos a Dios, que avive en nosotros el deseo de salir al encuentro de Cristo que viene.

Vivir en cristiano el Adviento comporta, en efecto, mirar más allá de las apariencias, abrir nuestra mirada y nuestro corazón a Dios, dejar que se despierte en nosotros el deseo de dejarnos encontrar personalmente por Dios en su Hijo Jesucristo. Este encuentro avivará nuestra alegría y nuestra esperanza. Para ello hemos de vivir atentos ante la venida del Señor Jesús para acoger y vivir en el día a día la novedad de la vida bautismal, nuestra condición de cristianos y las exigencias de nuestro seguimiento fiel del Señor en el seno de su familia, de su Iglesia, que es nuestra Iglesia diocesana.

En nuestra condición de peregrinos, la vigilancia y la esperanza son pilares imprescindibles de la vida cristiana, de nuestra Iglesia y de cada uno de sus fieles. La vigilancia pide una conversión constante a Dios en Cristo Jesús e intensificar la vida de oración, la escucha de la Palabra de Dios, la participación en la Eucaristía, la revisión de nuestra caridad y compromiso cristianos, y acoger el amor misericordioso de Dios en el Sacramento de la Reconciliación. La esperanza en el triunfo definitivo de Cristo nos ayuda a avivar nuestra fe en la vida eterna y en la resurrección de la carne, y, además, a no perder la paz ante las insidias de los poderes de este mundo.

El Adviento en este Año Jubilar nos exhorta a dejarnos encontrar por el Señor para crecer en comunión y salir a la misión para que todos puedan encontrarse con Cristo y para que el Amor de Dios, que nos salva, llegue a todos. El hombre de hoy busca ansiosamente la felicidad;  con frecuencia la busca lejos de Dios y se siente cada vez más lejos de la felicidad anhelada. En Jesucristo es donde el hombre y la mujer descubren su verdadera imagen, su verdadero destino y su pertenencia a un mundo nuevo. Dios viene para todos.

La Virgen María encarna perfectamente el espíritu del Adviento, hecho de escucha de Dios, de deseo profundo de hacer su voluntad, de alegre servicio al prójimo. Dejémonos guiar por María también en este tiempo, a fin de que el Dios que viene no nos encuentre cerrados o distraídos ante su venida.

Con mi afecto y bendición,

+ Casimiro López Llorente

Obispo de Segorbe-Castellón

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Un Reino del amor y de la vida

19 de noviembre de 2022/0 Comentarios/en Noticias destacadas, Cartas, Cartas 2022 /por obsegorbecastellon

Queridos diocesanos:

El año litúrgico toca a su fin. A lo largo del mismo hemos ido recorriendo la celebración de los diversos acontecimientos que componen el único misterio de Cristo: el anuncio y espera de su venida en Adviento, su nacimiento en Navidad, su presentación al mundo en Epifanía y su muerte y resurrección en Pascua. Después, cada domingo del tiempo ordinario celebramos la pascua semanal.

En este domingo, último del año litúrgico, celebramos la Solemnidad de Jesucristo, Rey del universo. Es una fiesta de institución relativamente reciente, pero que tiene profundas raíces bíblicas y teológicas. El título de ‘rey’, referido a Jesús, es muy importante en los Evangelios y permite dar una lectura completa de su figura y de su misión de salvación. Se puede observar una progresión en su uso referido a Jesús: se parte de la expresión ‘rey de Israel’ y se llega a la de rey universal, Señor del universo y de la historia; por lo tanto, mucho más allá de las expectativas del pueblo judío.

Sabemos por los Evangelios que Jesús rechazó el título de rey cuando se entendía en sentido político, al estilo de los “jefes de las naciones” (cf. Mt 20, 25). En cambio, durante su Pasión, reivindicó una singular realeza ante Pilato, que lo interrogó explícitamente: “Entonces, ¿tú eres rey?”. Jesús respondió: “Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad” (Jn 18, 37); pero poco antes había declarado: “Mi reino no es de este mundo” (Jn 18, 36).

En efecto, la realeza de Cristo es revelación y actuación de la realeza de Dios Padre, que gobierna todas las cosas con amor y con justicia. Dios Padre encomendó al Hijo la misión de dar a los hombres la vida eterna, amándolos hasta el extremo de entregar su vida en la Cruz; y, al mismo tiempo, le otorgó el poder de juzgarlos, desde el momento que se hizo Hijo del hombre, semejante en todo a nosotros (cf. Jn 5, 21-22. 26-27).

El ‘poder’ de Jesucristo Rey, no es el poder de los reyes y de los grandes de este mundo. Es el poder divino de salvar, de librar del mal, de vencer el dominio de la muerte, de perdonar y reconciliar, de amar y dar vida en plenitud. Es el poder del amor, que saca bien del mal, ablanda un corazón endurecido, lleva la paz al conflicto más violento, o enciende la esperanza en la oscuridad más densa. Este Reino del amor y de la vida nunca se impone y siempre respeta nuestra libertad. Cristo vino “para dar testimonio de la verdad” (Jn 18, 37), que no es otra que Dios es Amor, nos crea por amor y para la vida plena y eterna: quien acoge su testimonio, le sigue de por vida en el amor y alcanzará la vida.

La fiesta de Cristo, Rey del universo, nos llama a dirigir la mirada al futuro,  hacia la última meta de la historia personal y universal, que será el reino definitivo y eterno de Cristo. Esta  mirada ilumina y da sentido a nuestro presente. Al final de los tiempos, Cristo manifestará plenamente su señorío, cuando venga para juzgar a todos los hombres. El Hijo del hombre, juzgará a cada uno según haya vivido el mandamiento nuevo del amor. Jesús se sentará en el trono de su gloria y ante él comparecerán todas las naciones. El Señor preguntará entonces si le hemos seguido y, en particular, si le hemos amado y servido en nuestra vida en los pobres y necesitados, en el hambriento y el sediento, en el forastero y el desnudo, en el enfermo y el encarcelado. Porque “cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt 25,40). En todos ellos Cristo mismo sale a nuestro encuentro.

El reino de Cristo es un reino de amor y de vida que se abre paso mediante el amor. El amor de Jesucristo, el que recibimos de él y el que le ofrecemos, son el criterio del juicio personal y universal, el criterio de una vida lograda o perdida. Eso nos lleva a colocarnos continuamente bajo su miseri­cordia y, al mismo tiempo, a buscar servirle en los pobres y en los que sufren. Es ese amor -que es el amor del Padre, que nos ofrece Jesús desde el trono de la Cruz y que se nos da con el Espíritu Santo- el que construye el reino de Dios en el mundo y enjuicia nues­tra existencia. 

Jesús sale a nuestro encuentro en su Palabra y en los Sacramentos. Pero también en todos los que necesitan el testimonio y el gesto de nuestro amor. Cuando Jesús nos dice que Él está en el que sufre y el necesitado, nos insta a que no nos conformemos con dar las migajas de nuestro amor, sino a hacer de la misericordia el motor de nuestra vida. Sólo el amor dura para siempre; todo lo demás pasa. Lo que invertimos en amor es lo que permanece para el reino de la Vida.

Con mi afecto y bendición,

+ Casimiro López Llorente

Obispo de Segorbe-Castellón

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Concentración mariana en el Santuario de la Virgen de la Cueva Santa

18 de noviembre de 2022/1 Comentario/en Noticias destacadas, Cartas, Cartas 2022 /por obsegorbecastellon

Sacerdotes y Presidentas/es de Asociaciones, Cofradías y Hermandades Marianas de la diócesis Segorbe-Castellón

Hermanas y hermanos, muy amados todos en el Señor.

El pasado mes de septiembre, nuestro Vicario Episcopal de Pastoral os comunicaba que el próximo día 3 de diciembre la Virgen Peregrina nos visitará en el Santuario de la Virgen de la Cueva Santa en Altura. El motivo es ir preparando la celebración del Centenario de la Coronación Canónica de la Virgen de los Desamparados, el próximo año de 2023, que, como bien sabéis, es la Patrona de la Comunidad Valenciana. Con este fin, el Sr. Cardenal de Valencia, D. Antonio Cañizares, nos ofreció vivamente a todos los Obispos de las diócesis de la Comunidad Valenciana la posibilidad de que la Virgen Peregrina pudiera visitar los principales santuarios marianos de las distintas Diócesis. Nosotros hemos acogido con gratitud este ofrecimiento del Sr Cardenal y hemos elegido el Santuario de la Virgen de la Cueva Santa, por ser la casa de la Patrona de nuestra Diócesis y el único con carácter diocesano.

La visita de la Peregrina a la Cueva Santa nos ofrece una ocasión única para hacer una concentración mariana de toda la diócesis y, en particular, de las Asociaciones, Cofradías y Hermandades marianas para manifestar juntos nuestra devoción a la santísima Virgen María. En torno a María rezaremos el Rosario y celebraremos la Eucaristía. La Virgen nos ayudará a crecer en comunión como Iglesia diocesana y nos impulsará a salir con renovada alegría a la misión.

Cercana ya la fecha, os convoco e invito a todos y, en particular, a las Asociaciones, Cofradías y Hermandades marianas de nuestra Diócesis de Segorbe-Castellón a esta concentración para acoger a la Virgen Peregrina. Es un buen motivo para subir a nuestro santuario de la Cueva Santa. La celebración tendrá lugar en la explanada del santuario que comenzará el día 3 de diciembre a las 10:30 h. con la acogida de la Imagen de la Virgen de los Desamparados; a continuación rezaremos el Santo Rosario y celebraremos la Santa Misa, que presidirá, D.m., el Sr. Cardenal de Valencia, D. Antonio Cañizares. Concluiremos nuestro encuentro en torno a las 13:00 h con la Bendición y el canto a la Virgen.

Ruego a los sacerdotes que difundan esta concentración mariana en las parroquias y animen a los Presidentes/as y miembros de las Asociaciones, Cofradías y Hermandades marianas a participar en ella, acompañados por sus banderas o guiones representativos.

Acompañemos a la Virgen María en esta celebración diocesana. Os esperamos a todos.

Con mi afecto y la bendición del Señor,

+ Casimiro López Llorente

Obispo de Segorbe-Castellón

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Hacer el Testamento Vital

12 de noviembre de 2022/0 Comentarios/en Noticias destacadas, Cartas, Cartas 2022, Por la Vida /por obsegorbecastellon

Queridos diocesanos:

Hace más de un año que está en vigor la ley de la eutanasia y del suicidio asistido. En su momento denuncié que esta ley es gravemente injusta, pues la eutanasia y el suicidio asistido son siempre una forma de homicidio, ya que se trata de una acción u omisión que, por su naturaleza e intención, causa la muerte de un ser humano. Es un crimen, un atentado contra la dignidad de la persona humana y una grave violación de la ley de Dios. Toda cooperación formal o material inmediata a tal acto es un pecado grave contra la vida humana.

Cada vida humana es un don sagrado e inviolable. Desde su concepción hasta su muerte natural toda vida humana ha de ser acogida, respetada y protegida por todos, también por uno mismo, por los sanitarios y por el Estado. Nadie es dueño de la vida propia o de la ajena. No existe un derecho a disponer de la propia vida. Esta ley ha instaurado una ruptura moral y un cambio en los fines del Estado, que de defensor de la vida pasa a ser responsable de la muerte infligida; y ha cambiado el objetivo fundamental de la profesión médica, llamada a curar y nunca a provocar intencionadamente la muerte. Esta ley impone además la visión antropológica y cultural de los sistemas de poder dominantes hoy en el mundo que pretenden eliminar a los más débiles, considerados como no útiles para el sistema productivo o costosos para el sistema sanitario.

Esta ley y su aplicación no nos pueden ser indiferentes. Hemos de seguir orando y trabajando para promover en nuestra sociedad la cultura de la vida. Urjamos a nuestros gobernantes que legislen sobre los cuidados paliativos para todos –también para los menos favorecidos- y que pongan los medios humanos y económicos para este fin. Pero nuestra sensibilidad humana y cristiana pide algo más. No basta con denunciar que la ley es gravemente injusta; no es suficiente con lamentarse de su aplicación o quejarse del avance de la cultura de la muerte. Hemos de dar un paso más y ser proactivos pidiendo que no nos sea aplicada la eutanasia y animando a otros a hacer lo mismo. Es un derecho que nos reconoce la normativa legal vigente.

Para este fin, los Obispos de la Provincia Eclesiástica Valentina ofrecemos un Testamento Vital (Documento de Voluntades Anticipadas). Se trata de rellenar y firmar personalmente este Documento y presentarlo en el ‘Registro de Voluntades Anticipadas’ de la Comunidad valenciana, que se incluirá también en el Registro Nacional de Instrucciones Previas. Lo podemos hacer todos los mayores de edad, no sólo los ancianos. Una enfermedad grave e incurable o una situación crítica por enfermedad o accidente se pueden presentar en cualquier momento de la vida. En el Testamento Vital, cada uno manifiesta su rechazo a que le sea aplicada la eutanasia y pide recibir cuidados paliativos proporcionados cuando sean necesarios así como tener asistencia religiosa en los últimos momentos de su vida en un hospital.

El Documento ha sido consensuado con la Administración pública valenciana de modo que el Testamento Vital es reconocido por la misma y será incluido en el historial médico de cada uno nosotros. De este modo, cuando uno esté en un hospital en una situación grave, en su historial médico constará su voluntad que habrá de ser respetada por el personal sanitario y los familiares. El Documento ha de ser firmado por el interesado ante dos testigos. Su presentación ante el Registro puede hacerse personalmente o se puede delegar en una persona, debidamente identificada. Este Documento se puede encontrar en la página web del Obispado y en todas las parroquias.

Os animo a todos los mayores de edad a hacer el Testamento Vital, especialmente a nuestros ancianos y enfermos. Manifestemos expresamente que estamos en desacuerdo con esta ley gravemente injusta e inmoral por lo que pedimos que no nos sea aplicada la eutanasia ni el suicidio asistido. Encendamos una luz de esperanza en la obscuridad de una ‘cultura de la muerte’. Ofrezcamos un testimonio expreso del respeto debido a la dignidad de toda persona, también de la nuestra, hasta la muerte natural. La vida humana es digna siempre, pues está en manos de Dios. Hay enfermos incurables, pero no enfermos ‘incuidables’.

Pido a todos, sobre todo a los sacerdotes, visitadores de enfermos y sanitarios cristianos, que difundan esta iniciativa. En cada parroquia debería haber alguien -el párroco o algún voluntario-, disponible para explicar el Documento de Voluntades Anticipadas, para ayudar en su formalización y para presentarlo como delegado en el Registro que al efecto existe en los hospitales públicos. Muchas gracias. 

Con mi afecto y bendición,

+ Casimiro López Llorente

Obispo de Segorbe-Castellón

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Diócesis Segorbe-Castellón

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Repasamos la actualidad de la Diócesis de Segorbe-Castellón:
- Encuentro de la Infancia Misionera
- Misa de desagravio por la profanación del Santísimo en la Parroquia de San Francisco de Asís
NOTICIAS DE LA SEMANA
- La Delegación para la Infancia y la Juventud prepara el Encuentro Diocesano en el contexto del Año Jubilar
- Celebración de la Jornada de la Vida Consagrada
- Nos unimos a D. Casimiro en oración por la Fraternidad Humana
ENTREVISTA
Hablamos con Dª. Amparo Faulí, presidenta de Manos Unidas de Segorbe-Castellón
Este pasado Sábado 28 de Enero se celebró el XX Encuentro Diocesano de la Infancia Misionera, esta vez, el lugar escogido para el encuentro fue el Seminario de Segorbe, con motivo del Año Jubilar Diocesano.

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Arranca la «Campaña contra el Hambre» de Manos Unidas con una Eucaristía

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segorbecastello SegorbeCastellón @segorbecastello ·
8h

#vidaascendente #sansimeon #SantaAna #castellon

🎉⛪Vida Ascendente festeja a sus patronos, San Simeón y Santa Ana

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Arranca la "Campaña contra el Hambre" de Manos Unidas con una Eucaristía - Obispado Segorbe-Castellón

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Eucaristía con el movimiento de Vida Ascendente Eucaristía con el movimiento de Vida Ascendente

#vidaascendente #eucaristia #castellon #mayores #fé #seglar #jubilados #movimiento
🗓️✍️ No te pierdas el VI Encuentro Dioce 🗓️✍️ No te pierdas el  VI Encuentro Diocesano de Jóvenes 

Contaremos con @quiquemira @marialorenzo99 @aute___ @aisha.rapmusic @diegoblancoalbarova y @juanfelixcolomina

#quiquemira #marialorenzo #aute #diegoblanco #aisharap #jovenes #fiesta #concierto #adoracion #eucaristia #castellon #segorbe
Eucaristía por la Vida Consagrada, presidida por Eucaristía por la Vida Consagrada, presidida por D. Casimiro

#vidaconsagrada #cee #iglesia #obispo #religiosas #monja #familia #consagrada #castellon #misa #virgenmaria #jesus #eucaristia
II Jornadas de formación sobre la Iglesia. El Ob II Jornadas de formación sobre la Iglesia.

El Obispo de la Diócesis nos invita a participar en estas Jornadas de formación sobre la Iglesia que se van a celebrar los próximos 6 y 7 de febrero en el Seminario Mater Dei.

#formación #materdei #iglesia #añojubilar #castellon
Misa de desagravio en la Parroquia de Francisco de Misa de desagravio en la Parroquia de Francisco de Asís de Castellón
Resumen XX Encuentro Diocesano de la Infancia Misi Resumen XX Encuentro Diocesano de la Infancia Misionera

#infanciamisionera #omp #segorbe #mision #iglesia #jubileo #añojubilar #puertasanta #niños #diversion #mcm #peregrinacion #eucaristia
🎉 Estamos de Aniversario 🎉 Las Hermanitas de 🎉 Estamos de Aniversario 🎉
Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados cumplen 150 años. 
150 años de amor a Jesús expresado en el Servicio de nuestros mayores.

#hermanitasdelosancianosdesamparados ##santateresajornet #saturninolopeznovoa #desamparados #castellon #mayores #religiosas #eucaristia
Presentación del Anuario de COPE Castellón #cop Presentación del Anuario de COPE Castellón

#cope #copecastellón #anuario #radio #bombersdipcas #ume #bomberos
Abierto el plazo de inscripción para participar e Abierto el plazo de inscripción para participar en la JMJ 2023 con la Delegación para la Infancia y Juventud de nuestra Diócesis (+info 601 201 098 o por e-mail jmj2023castellon@gmail.com )

#jmj2023 #lisboa #jovenes #diocesis #levantate
Oración Unida con los Hermanos Evangélicos Oración Unida con los Hermanos Evangélicos
Comunicado ante una nueva profanación de la Eucar Comunicado ante una nueva profanación de la Eucaristía

#eucaristia #desagravio #castellon #parroquia #sanfrancisco
Conocer y divulgar la Palabra de Dios (Podéis v Conocer y divulgar la Palabra de Dios 

(Podéis ver el vídeo en el Canal Diocesano de YouTube - @DiocesisSegorbeCastellon)
La Parroquia de Santo Tomás, en Benicàssim, está inmersa en los actos de celebración de Sant Antoni
Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 
Actos en la Diócesis de Segorbe Castellón

#semanadeoracion #conferenciaepiscopalespañola #oracion #cristianos
#MisaFuneral #BenedictoXVI 🙏 Esta mañana de s #MisaFuneral #BenedictoXVI

🙏 Esta mañana de sábado, el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, ha presidido la Misa Funeral por el eterno descanso del alma de Su Santidad el Papa Emérito Benedicto XVI en la Concatedral de Santa María, #Castellón, que se ha llenado de fieles.

✝ “Permanezcamos firmes en la fe. Vivamos con alegría nuestra condición de cristianos”.
#BenedictoXVI Nuestro Obispo, Mons. Casimiro Lóp #BenedictoXVI

Nuestro Obispo, Mons. Casimiro López Llorente, convoca a todo el Pueblo de Dios en la Diócesis de Segorbe-Castellón a participar, el próximo sábado, en la Misa Funeral por el eterno descanso del Papa emérito Benedicto XVI.

⛪️ Santa Iglesia Concatedral de Santa María, #Castellón
🗓 7 de enero
⌚A las 11:30 h.
D.Casimiro preside la Eucaristía en la Solemnidad D.Casimiro preside la Eucaristía en la Solemnidad de la Natividad del Señor y nos exhorta a "celebrar la fe y la alegría del nacimiento del Salvador, el Mesías, el Señor"
#SantJoanDePenyagolosa 👷‍♀⛪ El Obispo d #SantJoanDePenyagolosa 

👷‍♀⛪ El Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente, visitó ayer el desarrollo de las obras de rehabilitación y restauración del Santuario de Sant Joan de Penyagolosa, junto a las autoridades y representantes de las tres instituciones implicadas.
#InmaculadaConcepción 🙏 La Arciprestal San Ja #InmaculadaConcepción

🙏 La Arciprestal San Jaime de #Vilareal ha acogido esta mañana la Eucaristía de la Congregación de Hijas de María Inmaculada, les Purissimeres de Vila-real, en el día de la Fiesta Principal, que ha presidido el Obispo de la Diócesis de Ibiza, D. Vicente Ribas Prats.
#InmaculadaConcepción 🙏 La Catedral de #Segor #InmaculadaConcepción

🙏 La Catedral de #Segorbe ha acogido esta tarde la celebración de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.

"Ella nos da a conocer el verdadero rostro de Dios, que es amor, que crea por amor y llama a la vida en la perfección del amor”.
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