Pilar Acín, presidenta-delegada diocesana de Manos Unidas, recordaba que la campaña de este año, que lleva por lema “Creemos en la igualdad y en la dignidad y las personas”, quiere ser un homenaje a las militantes de la Acción Católica que hace 60 años comenzaron “la aventura de la lucha contra el hambre”. Sitúa así la mujer en el centro del mensaje: “El espíritu de Manos Unidas es femenino”. Y añadía: “La mujer es uno de los grupos que más sufren de la pobreza, y por eso queremos ser la voz de las miles de mujeres que no la tienen”, explicaba.
El miércoles 5 se presentaba la campaña en los salones de Cajamar de Castellón. “Quisiera ser maestra y decir a mis alumnos que no se desanimen porque si queremos que nuestros hijos vivan mejor hay que pasar por la educación”. Este era el testimonio de una estudiante del colegio de las hermanas de Santo Domingo en Obout (Camerún), aportado por la misionera Elisa Ávila en el acto. Mons. López Llorente, que se ha referido a su carta del domingo pasado, ha concluido animando a colaborar: “Después de 60 años seguís denunciando la falta de aplicación de los derechos humanos, y lo hacéis con mayor apoyo. Eso es para felicitar. Ánimo y adelante”.
Los proyectos de este año
Precisamente en el norte del país africano está uno de los dos proyectos que la ONG de desarrollo de la Iglesia Católica española apadrinará en la Diócesis este año. Se trata de un proyecto de mejora de vida de jóvenes y mujeres campesinas con un presupuesto de 73.205 €. El otro sostendrá la promoción de formación para el empleo de jóvenes con 88.813 €.
La hermana Elisa Ávila ha descrito los retos de la mujer en África: la sanidad, la educación y la promoción laboral. Al mismo tiempo advertía de la necesidad de un cambio cultural, ya que a pesar de que “la mujer hace mucho, no se la tiene en cuenta para las decisiones”. La misionera ha descrito la complejidad para promover el desarrollo, ya que también entran en juego desafíos ecológicos o de planificación urbanística y de suministros.
En este mes de febrero tiene lugar
la Campaña anual de Manos Unidas, que este año celebra su 60º Aniversario: son sesenta
años de compromiso tenaz en la lucha contra el hambre de pan, el hambre de
cultura y el hambre de Dios, como decían en su primer manifiesto. Ya desde un
primer momento, Manos Unidas vio, si embargo, que la negación de los derechos
humanos está en la base y es una de las causas fundamentales de la pobreza y la
exclusión que sufren cientos de millones de personas en nuestro mundo. De ahí
que su compromiso cristiano por el reconocimiento efectivo y el trabajo continuado
a favor de los derechos humanos de todos, en especial de los más pobres y
desfavorecidos y entre ellos de las mujeres y de las niñas, han estado siempre presentes
en la misión de Manos Unidas y vuelvan a estar en el punto de mira de la
Campaña de este año al celebrar este Aniversario
Hablar de derechos humanos
significa, ante todo, poner en el centro de la mirada, del corazón y de la acción
la dignidad de toda persona humana, como hace Manos Unidas. Por el sólo hecho
de haber sido querido y creado por Dios a su imagen y semejanza, todo ser
humano tiene una dignidad innata e inalienable, con independencia de sexo, raza,
lengua, país, religión, edad o condición social; una dignidad que merece ser
reconocida, respetada y promovida por parte de todos. La dignidad de todo ser
humano es el fundamento de los derechos humanos, que son universales e
indivisibles: son universales, porque corresponden a toda persona por el hecho
de serlo y, en consecuencia, deben ser reconocidos a todos; y son indivisibles
porque no pueden ser aplicados por partes separadas, porque se corre el riesgo
de contradecir la unidad de la persona humana. Estos derechos fueron declarados
para eliminar los muros de separación que dividen a la familia humana y los
pueblos, y para favorecer el desarrollo
humano integral, que significa “promover a todos los hombres y a todo el
hombre […] hasta la humanidad entera” (Pablo VI, Populorum Progressio, 14); porque una visión reduccionista de la
persona humana abre el camino a la propagación de la injusticia, de la
desigualdad social y de la corrupción.
Es cierto que se ha avanzado
mucho en este terreno. La afirmación de la dignidad de la persona humana es hoy
un hecho prácticamente universal. También lo es el reconocimiento teórico de
los derechos humanos en la mayoría de los Estados. Pero no es menos cierto que
aún queda mucho por hacer para que su ejercicio y disfrute sea efectivo y real
para todos. Fiel a su origen, Manos Unidas pone de nuevo el foco en la defensa
de los derechos humanos “promoviendo los derechos con hechos”, para que lo
escrito en los textos legales sea real en la vida de las personas y para que
millones de seres humanos, hermanos nuestros, sobre todo los más vulnerables, puedan
disfrutar de esos derechos y puedan vivir con la dignidad de hijos e hijas de
Dios.
Y lo quiere hacer siguiendo en su
lucha para erradicar el hambre en el mundo, porque, a pesar del enorme
incremento de alimentos y todo el trabajo realizado 821 millones de personas
pasan hambre y cada día mueren unas 25.000 personas por causas relacionadas con
la pobreza. Es un verdadero escándalo que exige nuestro compromiso en favor del
derecho a la alimentación, como un imperativo de nuestra fe y de nuestra
responsabilidad con la construcción del bien común. El hambre es contrario al
plan de Dios. En la raíz aparece siempre el egoísmo, la avaricia y la
insolidaridad de los países más ricos.
En su lucha contra la pobreza y
el hambre, y por los derechos humanos se quieren fijar también en el derecho a la
educación, a la salud y al agua, que están entrelazados entre sí. Y porque los
derechos humanos corresponden a todos –sea hombre o mujer- seguirán luchando
para lograr la igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos:
educación, atención médica, trabajo decente, reconocimiento social o la
representación en las decisiones políticas y económicas.
Apoyemos con generosidad a la
organización católica Manos Unidas en su lucha a favor de la justicia y a una vida
digna para todos, necesarias para el desarrollo integral de “todos los hombres
y de todo el hombre”.
El diario El País sacaba ayer una noticia demoledora: «El hambre aumenta por tercer año y alcanza a 821 millones de personas». Los conflictos, los eventos climáticos extremos y las crisis económicas son los principales responsables de esta regresión, según un estudio elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En la Diócesis de Segorbe-Castellón, Manos Unidas lleva varios años trabajando en proyectos de desarrollo en América Central, América del Sur y África. La misión concreta de lucha contra el hambre de estos proyectos se fundamenta en ayudar a los ciudadanos a ser «autores de su propio desarrollo, para que puedan vivir sin depender de los demás», asegura Pilar Acín, presidenta de Manos Unidas de la Diócesis.
Los proyectos que han llevado a cabo hasta ahora se desenvuelven en el áreas de la agricultura, de agua, sanidad, formación de la mujer y educación. En este último campo, han trabajado mucho para ampliar aulas escolares en un centro de Madagascar.
Hasta este domingo el Seminario de Segorbe acoge el rastrillo de Manos Unidas para financiar la construcción de ocho aulas de la escuela de St. Joseph en la población india de Charbandia. La comarcal local ha asumido el proyecto junto con las delegaciones de Burriana, Nules, Onda, Jérica, La Vall d’Uixó y Vila-real, con un objetivo de 91.832 € para alcanzar. Teresa Torres, delegada comarcal en Segorbe, asegura que hasta ahora en el arciprestazgo se han recogido 5.909 €.
El Real Casino Antiguo de Castellón acogió el jueves 19 la tradicional Cena del Hambre. Manos Unidas la organiza cada año para solidarizarse con los más de 815 millones de personas que pasan hambre en el mundo. Los participantes aportaron 1.442 €. Esta cantidad irá destinada a la ampliación de las instalaciones educativas en Ankafina (Madagascar). Los beneficiados serán 396 alumnos.
El padre Santiago Gómez Calzado estaba en un choza en la selva junto al Amazonas. Como misionero, sencillamente convivía con la gente, sin ni siquiera una evangelización directa. Pero una vez, unos indígenas le preguntaron: “¿por qué los blancos nos tratáis bien?”. Él señalo a una foto de Jesús que tenían colgada: “entonces comenzamos a explicar el motivo profundo de vivir entre ellos y correr la misma suerte”. Lo explicó en el acto de lanzamiento de la campaña de Manos Unidas que, este año, tiene por lema “Comparte lo que importa”. Leer más
Manos Unidas Segorbe-Castellón finaliza el año con una gran noticia, y es que la asociación ha cumplido con los compromisos adquiridos durante el 2017, al financiar los cuatro proyectos de desarrollo en Bolivia, Zambia, Camerún y Burkina Faso.
Estos proyectos han sido posibles, asegura la presidenta diocesana, Pilar Acín, «gracias a las colectas que se realizan en todas las parroquias el segundo domingo de febrero, a los socios y colaboradores, empresas, legados y a las múltiples actividades que casi los 250 voluntarios de toda la Diócesis realizan a lo largo de todo el año», como, por ejemplo, las tradicionales Cenas de Hambre, mercadillos, festivales, conciertos y desfiles. «Gracias a la colaboración de todos ha sido posible que nuestros hermanos más vulnerables vean cubiertas parte de sus necesidades básicas a las que, sin duda, tienen derecho», explica Pilar Acín.
Proyectos de Manos Unidas en 2017
Bolivia: desarrollo productivo y organizativo de comunidades campesinas – 80.182,00€.
Zambia: ampliación de instalaciones de una escuela rural – 63.568,00€.
Camerún: puesta en marcha de un centro de formación en barrio marginal – 34.368,00€.
Burkina Faso: equipamiento de un centro de formación femenino – 8.697,00 €.
El hambre en el mundo ha aumentado en más de 20 millones de personas. Lo afirmó Mª Pilar Acín, Presidenta-delegada de Manos Unidas en la Asamblea diocesana celebrada el domingo pasado en la parroquia de Ntra. Sra. de la Esperanza de Castellón.
El segundo Objetivo del Milenio que se había propuesto la ONU era reducir a la mitad la proporción de personas que padecen hambre entre 1990 y 2015. Se calcula que sufren de una nutrición insuficiente 815 millones de personas.
En Moncófar hay un equipo de seis mujeres voluntarias de Manos Unidas. Por su número, constituyen una comarcal junto con La Vall d’Uixó, Alfondeguilla, Almenara y Xilxes. Pero su determinación está llegando este año a financiar un proyecto de formación profesional femenino en una barriada de chabolas del Golfo de Guinea, en Camerún, con un presupuesto de 34.368 €. En la “Cena del Hambre” de agosto recaudaron 4.319 €. Mujeres de la Diócesis y mujeres de Camerún unidas por un compromiso con el desarrollo que nace del Evangelio.
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