Custodios de nuestras raíces y transmisores de la fe
“Yo estoy contigo todos los días” (Mt. 28, 20) es el tema elegido por el Papa Francisco para la celebración de la primera Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores, que festejamos hoy, 25 de julio, cerca de la memoria litúrgica de San Joaquín y Santa Ana, abuelos de Jesús. Con este tema se quiere expresar la cercanía del Señor y de la Iglesia en la vida de cada persona mayor, especialmente en este difícil momento de pandemia.
Según el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, este lema es también una promesa de cercanía y esperanza que jóvenes y mayores pueden expresarse mutuamente. De hecho, no sólo los nietos y los jóvenes están llamados a estar presentes en la vida de las personas mayores, sino que los mayores y los abuelos tienen también una misión de evangelización, de anuncio, de oración y de guía de los jóvenes a la fe.
Para facilitar la celebración de esta Jornada, nuestra Diócesis ha publicado el mensaje del Santo Padre para la ocasión, que está disponible para quien lo desee en todas las parroquias. También es posible encontrar algunas herramientas pastorales en la web www.amorislaetitia.va “Después de un año tan difícil hay una verdadera necesidad de celebrar, juntos, a abuelos y nietos, jóvenes y mayores”, dijo el Cardenal Farrell, Prefecto del Dicasterio.
A veces, hemos pensado que las personas mayores no son importantes en la vida de las familias, en la vida de la sociedad o de la Iglesia, y son descartadas, pudiéndose llegar en España, a causa de la aprobación de la Ley de la eutanasia, a la triste situación de los ancianos que huyen de Holanda o Bélgica por temor (en estos países existe la posibilidad de aplicar la eutanasia a enfermos a petición de los hijos o de los padres).
Pero podemos aprovechar esta preciosa ocasión para iniciar una nueva era de protagonismo de los ancianos, como escribió hace poco el Dr. Vittorio Scelzo, responsable de la pastoral de los ancianos del Dicasterio, “muchos de ellos han vivido aislados durante más de un año y hoy viven las consecuencias del virus Covid y de la soledad. El Papa nos invita a prometer a cada uno de ellos: «Yo estoy contigo todos los días»”.
Tras el rezo del Ángelus del domingo 31 enero, Francisco nos recordaba que “la vejez es un regalo y que los abuelos son el eslabón entre las generaciones, para transmitir a los jóvenes experiencias de vida y de fe”. “A menudo se olvida a los abuelos y nosotros olvidamos esta riqueza de preservar las raíces y transmitir”, subrayó. De aquí su decisión de instituir esta Jornada Mundial.
Hoy, más que nunca, los abuelos tienen un papel fundamental. ¿Cuántos abuelos mantienen las familias de sus hijos?, ¿cuántos se encargan de los nietos a diario?, y sin duda, ellos son testigos de la fe recibida y los primeros en transmitirla a las nuevas generaciones. Ya en el libro del Éxodo, la Biblia nos habla de la importancia de la transmisión de la fe por parte de nuestros mayores, cuando Dios ordena a los israelitas que den a conocer las maravillas del Señor: «…y para que puedas contar a tus hijos y nietos cómo manejé a Egipto y los signos que realicé en medio de ellos. Así sabréis que yo soy el Señor».
Ellos son escuela de vida, y como puente que son entre niños y padres en cuanto a la experiencia de Jesús, son valiosos transmisores de la fe. Como subraya el Papa en su Mensaje, la vocación que tienen es «custodiar las raíces, transmitir la fe a los jóvenes y cuidar a los pequeños». Y para ello «no importa la edad que tengas, si sigues trabajando o no, si estás solo o tienes una familia, si te convertiste en abuela o abuelo de joven o de mayor, si sigues siendo independiente o necesitas ayuda, porque no hay edad en la que puedas retirarte de la tarea de anunciar el Evangelio, de la tarea de transmitir las tradiciones a los nietos».
Pero no solo los abuelos tienen responsabilidad en esta relación, también la tienen los nietos, los jóvenes, con el deber de honrar y respetar a las generaciones mayores: «Igualmente los más jóvenes: someteos a los mayores. Pero revestíos todos de humildad en el trato mutuo, porque Dios resiste a los soberbios, mas da su gracia a los humildes» (1ª Pedro 5, 5).
Desde estas líneas agradecemos a nuestros abuelos y a nuestros mayores todo lo que han hecho y hacen por nosotros, muchas veces desde el silencio, con cosas que no vemos, como por ejemplo sus oraciones, y también felicitar a todas las personas que realizan una honorable labor en el cuidado de los ancianos, ya sea en sus casas, residencias, hospitales…
El verano, como tiempo que dedicamos al descanso, puede ser una oportunidad maravillosa para seguir cultivando nuestra relación con los demás y con el Señor, de una forma más íntima, pero tratando de buscar el sentido del descanso en el Señor.
Durante las vacaciones de verano es necesario señalar momentos y tiempos de oración, de interiorización, para la reflexión religiosa, para atender a nuestra vida espiritual, para la escucha de la Palabra de Dios. Una buena opción es acudir a las Casas de Espiritualidad de la Diócesis de Segorbe-Castellón, regidas en su mayoría por religiosas y religiosos de distintas órdenes y congregaciones, que con sus propuestas de retiros y ejercicios se convierten en verano en uno de los lugares preferidos por los amantes del silencio, el sosiego y la oración, ya sea para días o semanas.
Centro de Espiritualidad Sta. Teresa (Benicàssim)
Los 6 frailes y los 2 novicios han organizado para este tiempo distintas tandas de ejercicios espirituales, dirigidas la mayoría por hermanos Carmelitas Descalzos. La Casa tiene una capacidad para 40 personas y ofrecen la posibilidad de acudir individualmente o en grupo, tanto días sueltos como varios días. El Prior, el Padre Sebastián García, aclara que la gente ha de ir respetando el lugar, con el silencio, respetando los horarios…
En la Urbanización Las Palmas, en Benicàssim, las ocho Hermanas de Monjas Agustinas ofrecen un espacio de acogida con la Hospedería “Madre del Buen Consejo” para aquellas personas que buscan un alto en el camino para profundizar es su vida y en su fe, en un clima de oración, y con la posibilidad de compartir las celebraciones litúrgicas. También acoge grupos parroquiales y de colegios para realizar un día de Convivencia.
En su convento, situado en la calle Tirant lo Blanc de Benicàssim, las 4 Hermanas de la Congregación acogerán unos Encuentros para matrimonios, que se desarrollarán entre las 19,00 y las 21,00 horas de cada jueves del mes de agosto. La Casa está disponible para poder tener un momento de oración, también es posible hablar un rato con ellas, y ofrecen la posibilidad de realizar retiros o convivencias de un día a grupos parroquiales y movimientos.
Casa de Espiritualidad de la Fraternidad Monástica de la Paz
Situada en la calle Algemesí nº 4 de Castellón, las 4 Hermanas del Monasterio de la Transfiguración del Señor tienen un espacio amplio que permite la celebración de encuentros y convivencias de un día a diferentes movimientos. También ofrecen la posibilidad de retirarse por unos días. En ocasiones se trata simplemente de unas horas, o de una conversación con alguna de las monjas en búsqueda de acompañamiento espiritual.
Situada en la CV-200 nº 6, Castellnovo, es una casa dedicada a la acogida en las actividades y encuentros de Formación y Pastoral que tiene la Provincia Hijas de la Caridad. En sus instalaciones, tanto las 5 Hermanas como las personas o grupos disponen de estancias cómodas y sencillas para poder realizar retiros, ejercicios espirituales, o actividades de formación y Pastoral. Debido al Covid es necesario preguntar la disponibilidad.
Casa de Espiritualidad “Carmelo de la Divina Providencia”
Las Hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo, en Tales, ofrecen su Casa a toda actividad de evangelización y pastoral para comunidades religiosas, parroquias, seminaristas, asociaciones, catequistas, colegios… Podrán realizar retiros, ejercicios, cursillos, encuentros y asambleas. Entre otros, del 1 al 9 de agosto han organizado unos Ejercicios Espirituales para religiosas/os y seglares, también del 1 al 9 de septiembre.
En la parroquia de San Bartolomé y San Jaime de Nules encontramos una de las 63 capillas de Adoración Eucarística Perpetua de toda España, la única de la Diócesis, estando el Señor 24 horas, 365 días al año, al alcance de todos los fieles (salvo desde el Jueves Santo antes de la Santa Misa in Coena Domini hasta después de la Vigilia Pascual).
El origen
Se inauguró el 24 de septiembre de 2009, después de una misión parroquial realizada por el Padre Justo Lofeudo, Misionero de la Santísima Eucaristía, a propuesta del entonces párroco, Esteban Badenes. En una semana se consiguieron más de 350 adoradores que tomaron el compromiso de adorar una hora a la semana. Fue la primera que se inauguró en España en el Año Sacerdotal.
Gracias a 250 adoradores
El Señor está expuesto gracias a un gran equipo de fieles que, organizados en rigurosos turnos, le acompañan de día y de noche, adorando, reparando y consolando, y permitiendo así que otros muchos puedan acercarse para adorar en cualquier momento, porque la Capilla está siempre abierta.
El vicario parroquial, Manuel Díaz, ha explicado que la Organización de los turnos de Adoración consta de un Coordinador General, que, junto al párroco, Manuel Agorreta, supervisa la gestión de los cuatro Coordinadores de las cuatro partes del día: madrugada, mañana, tarde y noche. Éstos a su vez cuentan con la labor de un responsable de cada una de las seis horas que comprende su franja horaria. Los responsables de cada una de las seis horas, tienen a su cargo a todos los adoradores de la misma hora de cada uno de los días de la semana.
Actualmente hay casi 250 adoradores que cubren las 168 horas de la semana, y cada hora del día tiene su adorador, o adoradores, organizados por un responsable que atiende los problemas que puedan surgir, manteniendo un contacto asiduo, revisando asistencias y favoreciendo la comunión entre todos los adoradores. El adorador se compromete con esa hora concreta a la semana, anotando su nombre en un libro de registro, y cuando este llega, el adorador de la hora anterior puede salir, de forma que nunca se deja al Santísimo a solas.
Hay un gran trabajo que no se ve
El Coordinador General, José Blas, aclara que “el compromiso que cada adorador toma con una hora semanal es de su propia responsabilidad”. La organización “está al servicio de intentar solventar las incidencias que se puedan producir y evitar aquellas que puedan ser previstas”, y en el caso de que “un adorador no pueda realizar su hora por alguna cuestión, lo primero es asegurar si en esa misma hora hay más adoradores, de este modo se asegura que no se desatiende la hora”.
“Lo que corresponde cuando se está como único adorador es intentar encontrar un sustituto en sus círculos de amistad, familiar, vecindario, etc; o bien cambiar el día de la semana con algún otro de la misma hora o anteriores o posteriores”, continua José Blas, y “cuando esto no puede ser solventado se acude a lo que llamamos Lista de Oro, conformada por voluntarios, que en función de su disponibilidad se ofrecen para cubrir los huecos que pueden producirse”.
Adorar es una prioridad
Es importante destacar que “no se trata de un movimiento o asociación, sino que es la misma parroquia, sus feligreses, y aquellos que viniendo de otras parroquias sienten la llamada a la adoración al Señor. Las diversas funciones que se han descrito se entienden como servicio al resto de los adoradores, a la parroquia y a la Diócesis”. “Cada hora que se pasa con el Señor no se mide en minutos sino en gracias, bendiciones, protección, frutos, mayor intimidad y conocimiento de Dios. Esa hora, el Señor la bendice y multiplica en beneficios incalculables, esa hora que ofreces a Dios tiene valor de eternidad, es tu hora santa”, aclara.
Benedicto XVI dijo: «Sin adoración no habrá transformación del mundo… Adorar no es un lujo, es una prioridad». Con ello presente, “nuestro ofrecimiento hace posible que la capilla puede estar siempre abierta, día y noche, para quien quiera que sea a la hora que sea puede acercarse hasta el Señor y recibir quizás la misma salvación (abundan los testimonios de personas que se encontraron con Dios porque la iglesia estaba abierta), por eso cada adorador es un eslabón de la cadena de amor y adoración que lo hace posible, y al mismo tiempo que ello sea siempre un motivo de alegría y un aliciente más para la fidelidad en la adoración”, concluye el Coordinador General.
En la homilía de la Santa Misa de inauguración, nuestro Obispo, D. Casimiro, decía: “En efecto: La Eucaristía contiene de un modo estable y admirable al mismo Dios, al Autor de la gracia, de la vida y de la salvación. Permaneciendo ante el Señor en adoración, disfrutamos de su trato íntimo, nos dejamos empapar y modelar por su amor, le abrimos nuestro corazón por nosotros mismos y por todos los nuestros, le rogamos por nuestra Iglesia, por su unidad, vida y misión, y, en especial, por las vocaciones al sacerdocio, o le pedimos por la paz, la justicia y la salvación del mundo. Este trato admirable con Dios aumenta la fe, esperanza y caridad del adorador, crea unidad, fortalece la fraternidad, dispone para celebrar con la devoción conveniente el Memorial del Señor y recibir frecuentemente el Pan de la Vida. La Adoración de la Eucaristía configura el espíritu del adorador y hace de su vida una existencia eucarística, que estará marcada por el amor y entrega a Dios y a los hermanos, por el empeño de hacer buenas obras y de agradar a Dios, trabajando por impregnar al mundo del espíritu cristiano y ser testigo de Cristo en todo momento en medio de la sociedad humana.”
Estado de alarma por el Covid-19
Con el cese de la movilidad por la declaración del Estado de alarma, con dolor se tuvo que suspender la Adoración Perpetua, y cuando se evidenció la posibilidad de retomarla, los miedos de nuestros mayores y el periodo estival, aconsejó esperar a retomarla en el aniversario el 24 de septiembre, si bien la Capilla permanecía abierta, aunque sin los turnos y la Exposición del Santísimo que se mantenía reservado en el Sagrario.
Antes de ello, y en el fin de semana de la festividad de la Asunción de la Virgen, en todas las Misas se realizó de nuevo misión para despertar el anhelo de estar con Cristo Eucaristía. Se reorganizaron algunas horas para la reapertura de la Adoración Perpetua, el 24 de septiembre de 2020, y tras obtener salvoconductos para poder acudir a las horas de madrugada, se tuvieron que suspender las horas del toque de queda para evitar problemas. Con el fin de los toques de queda, de momento, se ha retomado la Adoración permanente con los diversos turnos.
Testimonios
Testimonio 1:
El Señor ha tenido a bien abrir en la parroquia de Nules la Adoración Eucarística Perpetua, pero no para nosotros, sino para toda la Diócesis y la Iglesia en general. La primera vez que yo me encontré con el Santísimo fue junto al Mar de Galilea, en una capilla que está abierta todo el año. Esto fue hace 12 años, de madrugada de 5 a 6 h., lo cual quiere decir que llegue de noche y salí de día, y enfrente de mi mujer y de mí el Mar de Galilea.
Allí me di cuenta de la importancia que tiene la Adoración Eucarística para el mundo. Y cuando se anunció en Nules que iba a abrirse la Adoración Eucarística, por mí falta de fe no me lo acabé de creer porque veía todo el trabajo que tenía detrás. El Señor tuvo a bien regalarme ser el Coordinador de madrugada. Y no fue por mí, pero me lo regaló.
En este momento de nuestra vida donde la muerte se nos hace patente por el coronavirus veo que la Adoración Eucarística es un bálsamo, y me he sentido triste cuando no las han cerrado por madrugada, pero Dios sabrá. Lo que sí que tengo claro es que no es solo para Nules sino para toda la Iglesia. No obstante, hay gente que baja de Onda, viene de Villavieja, de Villarreal, y esto es un regalo grandísimo porque la Iglesia somos todos. Yo ánimo a todo el que se sienta llamado por el Santísimo a venir a la parroquia de Nules para hacer este servicio. No por Nules, sino por toda la Diócesis.
Testimonio 2:
Lo más importante para mí es que la Adoración me permite cada semana tener un encuentro personal con Dios. Mi experiencia personal es que cuando se abrió la Capilla, no solamente estaba segura de que eso no era para mí, sino que además me sentía con todo el derecho de juzgar a quien sí estaba, incluso mi madre.
A los dos días de fallecer llamé a M. Esteban y le dije que iba a coger su hora, empecé a venir cada semana, lo que menos tenía eran ganas de rezar, estaba que no me lo creía todavía, y estaba muy enfadada con todo, pero la cogí no por rezar sino porque creía que cogiendo su hora cogía algo personal suyo.
Semana tras semana solo hacía que calentar el asiento, nada más, pero es cierto que es el Señor quien toma la iniciativa siempre. Me pilló en ese momento apartada de la Iglesia, pero sin saber cómo, Él puso en mi camino a Manuel y vi que aunque me había distanciado, en ningún momento se me cerraron las puertas, y hoy puedo decir que si le dejas Dios es el que cambia el corazón de las personas, vengo (digo vengo porque estoy ahora en la Capilla) y me faltaba el tiempo… pues eso, vengo muy a gusto. Hace poco he cogido otra hora, quién me lo hubiera dicho…, me reí un montón cuando en la reunión del verano pasado en la playa nos dijeron que para que fuera adelante tal vez habría que plantearse de coger otra.
Tengo los dos días de 8-9h., y en días de invierno, que casi es de noche y hay días de mucho frío, suelo estar sola bastantes ratos y me siento muy privilegiada. En momentos difíciles he podido ver la fuerza de la oración, y a la par que yo había muchos días una persona rezando conmigo en la Capilla.
Tú también puedes ser adorador, herramienta en manos de Dios
Durante todo el año, pero más en este tiempo de vacaciones, los adoradores hacen un esfuerzo por mantener todos los turnos cubiertos y así tener abierta la Capilla las 24 horas del día. Puedes unirte a ellos y mantener éstos lugares de oración que tan necesarios son y tanto bien hacen:
El verano es un buen momento para hacer balance del año con el Señor, pedir por el próximo curso, buscar consuelo en aquellas situaciones que nos hacen sufrir, y tantas otras cosas que necesitamos compartir con Él. Es muy probable que en tu destino de vacaciones haya una Capilla de Adoración Eucarística Perpetua. Tienes más información AQUÍ
Hoy es un día triste. Hoy, lamentablemente, entra en vigor en España la Ley de la Eutanasia. Es de sobra conocida la postura de la Iglesia Católica ante la eutanasia, que no es otra que, ante el avance de la “cultura de la muerte”, la defensa de toda vida humana, desde el momento de su concepción hasta la muerte natural, como un don sagrado.
La Iglesia siempre nos ha exhortado a ser custodios de la vida. En su carta del domingo pasado, nuestro Obispo, D. Casimiro, nos indicaba que «La Iglesia católica considera ‘como enseñanza definitiva’ que la eutanasia es un crimen, una grave violación de la ley de Dios y un atentado a la dignidad de la persona. Toda cooperación formal o material inmediata a tal acto es un pecado grave contra la vida humana.»
Y es que algo funciona realmente mal en una nuestra sociedad cuando en la sede de la soberanía nacional se aplaude a la muerte. Ante ello, D. Casimiro nos pedía «seguir rezando por la vida humana, de forma especial los días 17 de cada mes», además «hemos de urgir a nuestros gobernantes que legislen sobre los cuidados paliativos para todos», porque matar es lo contrario de cuidar, y el sufrimiento sí se puede aliviar. Lo que necesitan las personas, los pacientes, es que alivien su sufrimiento y que la sociedad siga preocupándose y ocupándose de ellos. Y, en tercer lugar, el Obispo nos invitaba a «formalizar personalmente el Documento de Voluntades Anticipadas (conocido como Testamento Vital) y difundirlo entre nuestros conocidos».
El portavoz de los Obispos españoles, Mons. Luis Argüello, ha manifestado su deseo de que nazca en España “un movimiento fuerte de protección de la vida”, recordando que “provocar la muerte” no puede ser “la solución a los problemas y al sufrimiento”. Pidiendo también “que se respete la objeción de conciencia de los sanitarios que no quieran participar en ese proceso. Que se respete la decisión de entidades que es ese su ideario y que desde la puerta de entrada se dice a los que entran que es un lugar donde se pone por delante la persona y los cuidados. Una zona libre de eutanasia”, subrayó.
Esta preocupación también está fundada, pues la ley contempla que se haga un registro, una especie de lista negra, de médicos objetores de conciencia. Como explica el Dr. Manuel Martínez-Sellés, presidente del Colegio de Médicos de Madrid, “a los médicos que queremos seguir actuando según nuestro código deontológico, nos obligan a significarnos, en lugar de significarse los médicos dispuestos a la eutanasia, tendremos que significarnos los que no estemos dispuestos a ello. Registrarnos con datos que son muy sensibles como de creencias, convicciones, valores… Podría ir incluso contra la ley de protección de datos y se tendrá que ver si las posibles consecuencias a nivel laboral tienen estas listas negras”.
Entrevista a Julio Tudela
Julio Tudela, investigador, profesor en la Universidad Católica de Valencia y doctor en Bioética, participó en el programa de la CADENA COPE, «El Espejo de la Iglesia», donde matizó, desde el punto de vista de la ética, respecto a la entrada en vigor de la Ley de la Eutanasia llegando a afirmar que es «paso absolutamente retrógrado pues es un atentado contra la vida pues lo último que tenemos que hacer cuando hablamos de vida es extinguirla». Igual de rotundo se manifestó respecto a aquellos que, habiendo sido formados para preservar la vida y mejorar la salud de los más débiles, ahora participen en extinguirla «es el mayor de los retrocesos». También hizo hincapié en las alternativas frente a la Ley de la Eutanasia como son los cuidados paliativos y animó a la audiencia a firmar el Documento de últimas voluntades o Testamento Vital.
Puedes escuchar la entrevista:
Documental “Human Life”
Actualmente, en algunos cines de nuestro país es posible disfrutar de “Human Life, la vida siempre merece la pena”, un documental que ilustra la verdadera belleza e importancia del don de la vida, incluso en medio del sufrimiento y las dificultades. Explora las historias de un pintor tetrapléjico, del fundador de un hogar para niños abandonados y discapacitados, de un surfista que perdió las manos en un accidente, de una ex medallista olímpica que se ofreció como voluntaria en un centro de apoyo para mujeres embarazadas, de la madre de una niña con síndrome de Down, de una sobreviviente del Holocausto y de muchas otras personas.
Como cada día 17 de mes, hoy celebramos la “Jornada de oración por la vida”, una petición que nos hizo nuestro Obispo, D. Casimiro, ante la aprobación de la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia, que entrará en vigor en España el próximo 25 de junio, convirtiéndose nuestro país en el cuarto de Europa – tras Holanda, Bélgica, y Luxemburgo – y en el séptimo del mundo que permite poner fin a la vida de las personas.
La nueva norma se consuma en forma de dos modalidades: con la intervención de un profesional de la salud, administrando al paciente una dosis letal (eutanasia), o en forma de suicidio asistido, recetándose un medicamento al paciente para que se lo autoadministre, en su domicilio si así lo estima oportuno.
Desde sus defensores, impulsores y legisladores, se nos ha vendido el drama de la eutanasia como un derecho: “derecho a morir”, “derecho a una muerte digna”, “derecho de toda persona a disponer con libertad de su cuerpo y de su vida”, “derecho a morir sin sufrimientos”… Son derechos inventados, y sin demanda social, pues la realidad es bien distinta, ya que, en lugar de acabar con el sufrimiento de la persona, con esta Ley se permite matar a la persona que está sufriendo.
Aprobada por el Congreso de los Diputados en diciembre del año pasado con gran celeridad, sin debate social, tramitada en mitad de una pandemia y en Estado de alarma, no es la solución al sufrimiento, es parte del problema, porque matar es lo contrario de cuidar, porque el sufrimiento sí se puede aliviar.
Ante ello, los Obispos de España publicaron una Nota que lleva por título `La vida es don, la eutanasia un fracaso´, y convocaron a una Jornada de ayuno y de oración para pedir el Señor que inspire leyes que respeten y promuevan el cuidado de la vida humana. En dicha Nota calificaron este hecho de “especialmente grave, pues instaura una ruptura moral; un cambio en los fines del Estado: de defender la vida a ser responsable de la muerte infringida; y también de la profesión médica, llamada en lo posible a curar o al menos a aliviar, en cualquier caso a consolar, y nunca a provocar intencionadamente la muerte”.
También indicaban la respuesta a la que estamos llamados: “a no abandonar nunca a los que sufren, no rendirse nunca, sino cuidar y amar para dar esperanza”. Del mismo modo, D. Casimiro dirigió una carta a toda la comunidad diocesana que llevaba por título `No podemos callar´. “Ante esta tropelía – nos decía- los católicos, los cristianos en general, los creyentes de otras religiones y las personas de buena voluntad no podemos callar. Cada uno verá cómo mostrar su desacuerdo”. Además, ordenó que las banderas de las casas episcopales en Segorbe y en Castellón ondeasen a media asta y con crespón negro, y nos pidió “seguir rezando todos los días, y de forma especial los días 17 de cada mes”.
Asimismo, han sido numerosas las organizaciones, asociaciones y sociedades (médicas y no médicas), que se han posicionado contra esta Ley. Es el caso del Comité de Bioética de España, máximo asesor del Gobierno en el tema, que entre sus conclusiones aclara que “legalizar la eutanasia y/o auxilio al suicidio supone iniciar un camino de desvalor de la protección de la vida humana cuyas fronteras son harto difíciles de prever, como la experiencia de nuestro entorno nos muestra”. Además, estos “no son signos de progreso sino un retroceso de la civilización, ya que en un contexto en que el valor de la vida humana con frecuencia se condiciona a criterios de utilidad social, interés económico, responsabilidades familiares y cargas o gasto público, la legalización de la muerte temprana agregaría un nuevo conjunto de problemas”.
Recientemente, el Dr. Manuel Martínez-Sellés, presidente del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid, en una ponencia destinada al clero joven de nuestra Diócesis explicó que con esta norma se vulnera el Juramento Hipocrático Médico (“Velar con el máximo respeto por la vida humana”) y el Código de Deontología Médica (“El médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expresa por parte de éste”). No solo eso, sino que también es incompatible con lo que recoge el artículo 15 de la Constitución Española: “Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral”.
Y lo que es más importante. El quinto mandamiento deja claro que sólo Dios es el Señor sobre la vida y la muerte: «No matarás» (Ex. 20, 13). Este mandamiento incluye: el asesinato y la complicidad en el asesinato, los crímenes de guerra, la interrupción voluntaria del embarazo, el suicidio y la eutanasia.
Cuidados paliativos
La Diócesis ha editado un tríptico, disponible en todas las parroquias, sobre los cuidados paliativos que recoge con riguroso detalle cómo conservar el valor y la dignidad de la vida humana en cualquier condición, y con el objetivo de informar respecto a la posibilidad de comprometerse con la «terapia de la dignidad», tal y como asegura el Papa Francisco, alimentando, como cristianos, «el amor y el respeto por la vida».
Los cuidados paliativos son aquellas atenciones y cuidados dirigidos a las personas con enfermedades avanzadas y a sus familias cuando la expectativa médica ya no es la curación. Su objetivo principal es mejorar la calidad de vida, controlando o minimizando el sufrimiento, y proporcionando una atención integral brindada por equipos de trabajo interdisciplinarios.
Cabe recordar que 228.000 personas mueren cada año en España con necesidad de cuidados paliativos. Por ello es necesario reclamar a la Administración sanitaria más inversión para que nadie se pueda ver privado de ellos, y para que nadie se vea forzado a pedir la eutanasia o el suicidio asistido.
También está disponible en las parroquias de la Diócesis un tríptico informativo, y un modelo a cumplimentar, sobre la importancia de formalizar el Documento de Voluntades Anticipadas, también conocido como Testamento Vital. Es la expresión escrita de la voluntad de un paciente sobre los tratamientos médicos que desea recibir, o no está dispuesto a aceptar, en la fase terminal de su vida. También especifica que se administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos, pero que no se aplique la eutanasia.
Los contribuyentes debemos presentar la Declaración de la Renta 2020 antes del 30 de junio, fecha en que finaliza la campaña de la Agencia Tributaria. Junto a ella también se pone en marcha la campaña Xtantos 2021, en plena pandemia, con las consecutivas oleadas y normativas que están afectando al normal desarrollo de la vida social en todos los ámbitos.
Sin embargo, en medio de esta situación, la Iglesia es refugio para quien no tiene casa, alimento para quien pasa hambre, y esperanza para quien se siente solo. Es la luz que alumbra a toda persona. Porque la Iglesia somos tú, yo y todos. Ahora y siempre. La Iglesia es más de lo que se ve a primera vista. Su presencia es un gran bien para toda la sociedad, especialmente, para los más olvidados.
Como recordaba el Obispo, D. Casimiro, nuestra Iglesia diocesana, formada por fieles laicos, religiosos, sacerdotes y obispo, ha estado desde un primer momento presente y operante en la lucha contra la pandemia. Cada uno en su lugar: en las parroquias, en las cáritas, en los conventos, en las asociaciones y movimientos, en los colegios, en las residencias, en las cárceles, en los hospitales, en ONGs, etc.
Desde la unidad, la Iglesia hemos sido luz en la oscuridad y esperanza en el sufrimiento, haciendo el bien a todos desde multitud de ámbitos, ofreciendo nuestras instalaciones y todo lo que somos, y en estos momentos es necesaria nuestra colaboración, porque juntos, sumando esfuerzos y voluntades, logramos un mundo mejor.
Son muchas las formas en las que la Iglesia, a través de sus diferentes realidades, lleva a cabo su misión de difundir la palabra de Dios y promover la dignidad del ser humano, muy especialmente durante estos duros meses de pandemia, en los que la Iglesia y todas las personas que la conforman se ha volcado con todo lo que tiene y con todo lo que es, poniendo todos los recursos al servicio de la sociedad, del bien común. En lo material, en lo espiritual y en lo humano.
También hace una llamada a la esperanza, a la fraternidad, a la generosidad y a la concordia, en un clima en el que la urgencia de cubrir las necesidades más básicas de tantísimas personas, un pequeño gesto caritativo de compasión, ayuda o apoyo al otro puede suponer una gran diferencia.
Datos nacionales en 2020
El número de declaraciones a favor de la Iglesia ha sido de 7.297.646.
Teniendo en cuenta las declaraciones conjuntas, más de 8,5 millones de contribuyentes eligen con libertad destinar a la Iglesia el 0,7% de sus impuestos.
Esto supone que el porcentaje de contribuyentes que asignan a la Iglesia es del 32,15%.
La cifra de declaraciones a favor de la Iglesia es de 106.000 más que el año anterior, una muestra del respaldo de la sociedad a la labor que la Iglesia desarrolla y que es de una muy especial ayuda para afrontar el aumento de necesidad de ayuda al prójimo provocada por la pandemia.
Todo lo que necesitas saber mara marcar la X
¿Por qué marcar la casilla de la Iglesia Católica?, ¿a qué se dedica el dinero?
El dinero que la Iglesia recibe, y que procede de la voluntad libre de los contribuyentes, lo dedica a desarrollar su inmensa labor. ¿Se dedica el salario de los sacerdotes? Claro. ¿Se dedica a centros de transeúntes y de rehabilitación de drogodependientes? Por supuesto. Es que la labor de la Iglesia está sostenida por personas, por los que formamos la Iglesia. Ni la luz, ni el agua de las parroquias, ni de los centros parroquiales son gratis. Hay que hacer frente a gastos de conservación y de mantenimiento.
¿Pagarás más impuestos marcando la casilla?
No pagarás más impuestos ni te devolverán menos, pagas los mismos, tanto si la marcas como si no.
¿Qué pasa si no marco la casilla?
El Gobierno utilizará el 0,7% de tus impuestos a las partidas que considere.
¿Se puede marcar conjuntamente las casillas de Iglesia Católica y de Fines Sociales?
Por supuesto, aportarás el 1,4% de tus impuestos al sostenimiento de la Iglesia y a apoyar proyectos de atención a personas en situación de pobreza y exclusión, de Cáritas y de Manos Unidas, por ejemplo.
¿Es un privilegio la asignación tributaria?
La Iglesia en España no tiene asignación directa por parte del Estado español. Esto es así desde 2007. Recibe lo que los contribuyentes quieren al marcar la casilla de la Iglesia libremente. Es el más respetuoso, el más solidario, el más democrático de toda Europa. Además, si la economía va mal, el 0,7% representa un importe menor. Si la economía va bien y las personas tienen mayores ingresos, el 0,7% será mayor. Es una decisión libre de cada persona destinar ese porcentaje de sus impuestos al fin que consideran conveniente.
¿Existen privilegios fiscales para la Iglesia?
La Iglesia, como cualquier otra institución o asociación, puede acceder a subvenciones públicas siempre y cuando, y en las mismas condiciones que los demás, cumpla los requisitos marcados por la Ley. Es decir, la Iglesia accede en condiciones de igualdad, no con ningún privilegio. Por ejemplo, en relación al patrimonio cultural las catedrales, las iglesias, las pequeñas ermitas son del pueblo cristiano. Hace siglos que se construyeron en la mayoría de los casos y la Iglesia, desde sus personas, se encarga de cuidar, de mantener, de conservar y de proteger. En el último año se han invertido más de 60 millones de euros en esa tarea. Para disfrutar de este patrimonio no se le pregunta a nadie si cree o no cree, si es católico y su profesa otra religión. El arte sacro es una gran contribución a la cultura de nuestro país y, por eso, se pide colaboración a los organismos públicos para su conservación.
Hoy es 19 de marzo, solemnidad de San José. Se celebra el 19 de marzo desde que fuera introducido en el Calendario Romano en el pontificado de Sixto IV (1471-84). A partir de ese momento la devoción al santo fue adquiriendo cada vez más fuerza, hasta que se le dio la relevancia actual a partir de su declaración como patrono de la Iglesia Universal por el Beato Pío IX en 1870.
Nos encontramos en pleno Año de San José con motivo del 150 aniversario de esta declaración, después de que el Papa Francisco quisiera destacar su figura en la Carta Apostólica `Patris corde´ (Con corazón de padre). Se inició el 8 de diciembre de 2020 y concluirá el 8 de diciembre de este año.
Francisco indicó que se establece para “que todos los fieles siguiendo el ejemplo de San José, puedan fortalecer cotidianamente su vida de fe en cumplimiento pleno de la voluntad de Dios”. Para poder vivirlo y celebrarlo, Antonio Sanfélix, Delegado de Liturgia y Música Sacra, ha enviado diversos materiales a todos los sacerdotes y parroquias de la Diócesis.
`Patris corde´
El Papa explica en la carta que durante estos meses de pandemia «nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes —corrientemente olvidadas— que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia». Entre otros, habla de todo el personal sanitario, de los empleados de los supermercados, de los transportistas, de los docentes, de las fuerzas de seguridad, de los sacerdotes y de las religiosas.
«Todos pueden encontrar en san José —el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta— un intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificultad», añade. El humilde carpintero desposado con María, «nos recuerda que todos los que están aparentemente ocultos o en “segunda línea” tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación. A todos ellos va dirigida una palabra de reconocimiento y de gratitud».
Los rasgos de su paternidad son los que centran esta carta:
Padre amado: por su papel en la historia de la salvación, es un padre que siempre ha sido amado por el pueblo cristiano.
Padre en la ternura: por su angustia pasa la voluntad de Dios, su historia, su proyecto. Nos enseña que tener fe en Dios incluye además creer que Él puede actuar incluso a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad.
Padre en la obediencia: en cada circunstancia de su vida supo pronunciar su “fiat”, como María en la Anunciación y Jesús en Getsemaní.
Padre en la acogida: acogió a María sin poner condiciones previas, ya que confió en las palabras del ángel.
Padre de la valentía creativa: Dios actúa a través de eventos y personas, y José era el hombre por medio del cual Dios se ocupó de los comienzos de la historia de la redención.
Padre trabajador: era un carpintero que trabajaba honestamente para asegurar el sustento de su familia. De él, Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo.
Padre en la sombra: siempre supo que el Niño no era suyo, sino que simplemente había sido confiado a su cuidado.
Indulgencias especiales con ocasión del Año Jubilar de San José
La Penitenciaria Apostólica publicó un Decreto por el que se concede el don de indulgencias especiales concedidas benévolamente durante el Año de San José. Éste se concede en las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del Santo Padre) a los fieles que, con espíritu desprendido de cualquier pecado, participen en el Año de San José en las ocasiones y en el modo indicado por esta Penitenciaría Apostólica.
Casos para la obtención de la Indulgencia plenaria
A aquellos que mediten durante, al menos, 30 minutos en el rezo del Padre Nuestro, o que participen en un retiro espiritual de al menos un día que incluya una meditación sobre San José, porque él, como auténtico hombre de fe, nos invita a redescubrir nuestra relación filial con el Padre, a renovar nuestra fidelidad a la oración, a escuchar y responder con profundo discernimiento a la voluntad de Dios.
A aquellos que, siguiendo el ejemplo de San José, realicen una obra de misericordia corporal o espiritual. El Evangelio atribuye a San José el título de «hombre justo» (cf. Mt 1,19): él, guardián del «íntimo secreto que se halla en el fondo del corazón y del alma»[1], depositario del misterio de Dios y, por tanto, patrono ideal del foro interior, nos impulsa a redescubrir el valor del silencio, de la prudencia y de la lealtad en el cumplimiento de nuestros deberes.
El aspecto principal de la vocación de José fue ser custodio de la Sagrada Familia de Nazaret, esposo de la Santísima Virgen María y padre legal de Jesús. Para que todas las familias cristianas sean estimuladas a recrear el mismo clima de íntima comunión, amor y oración que se vivía en la Sagrada Familia, por ello se concederá la Indulgencia Plenaria por el rezo del Santo Rosario en las familias y entre los novios.
A todo aquel que confíe diariamente su trabajo a la protección de San José y a todo creyente que invoque con sus oraciones la intercesión del obrero de Nazaret, para que los que buscan trabajo lo encuentren y el trabajo de todos sea más digno.
A los fieles que recen la letanía de San José en favor de la Iglesia perseguida ad intra y ad extra y para el alivio de todos los cristianos que sufren toda forma de persecución.
A los fieles que recen cualquier oración o acto de piedad legítimamente aprobado en honor de San José, por ejemplo «A ti», oh bienaventurado José», especialmente el 19 de marzo y el 1 de mayo, el 19 de cada mes y cada miércoles, día dedicado a la memoria del Santo.
En el actual contexto de emergencia sanitaria, el don de la indulgencia plenaria se extiende particularmente a los ancianos, los enfermos, los moribundos y todos aquellos que por razones legítimas no pueden salir de su casa.
Patrono de los seminarios
El 25 de febrero, D. Casimiro nos dirigía una carta con motivo del Día del Seminario 2021, que en nuestra diócesis se celebrará el 21 de marzo. En ella explica la importancia de san José, “fundamental en la vida de todo cristiano y, en especial, es modelo de entrega para los sacerdotes y seminaristas de todo el mundo”. Nuestro Obispo nos exhorta a pedirle “que vele por aquellos que quieren ser formados según el corazón sacerdotal de Cristo y por sus formadores”. “Nos urge orar con más intensidad, si cabe, para que niños, adolescentes y jóvenes escuchen y acojan la llamada de Dios al sacerdocio”.
En 2007 la Asamblea General de la ONU declaró que el 20 de febrero de cada año se celebrará el Día Mundial de la Justicia Social, con el objetivo de apoyar la labor de la comunidad internacional encaminada a erradicar la pobreza y promover el empleo pleno y el trabajo decente, la igualdad entre el hombre y la mujer y el acceso al bienestar social y la justicia social para todos.
A los católicos nos es imposible hablar de caridad, de justicia y de amor al prójimo sino acudimos a nuestro origen, a nuestra raíz, que es Cristo y nuestra experiencia de Dios, del inmenso amor que nos tiene, y que nos alimenta, por medio del Espíritu Santo, con su Palabra y con los Sacramentos.
Tal y como indica el Vicario de Pastoral, Miguel Abril, en una carta publicada en la sección “Colaboraciones” de la web diocesana, “la justicia consiste, según Santo Tomás de Aquino, en la voluntad constante de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido (CCE 1807). Esta virtud moral cardinal se traduce en la actitud determinada por la voluntad de reconocer al otro como persona, un reconocimiento que, a pesar de las proclamaciones de propósitos y derechos humanos, está seriamente amenazado por la difundida tendencia a recurrir exclusivamente a los criterios de la utilidad y del tener”.
Benedicto XVI nos dice, en la encíclica Deus Caritas Est, que “toda la actividad de la Iglesia es una expresión de un amor que busca el bien integral del ser humano: busca su evangelización mediante la Palabra y los Sacramentos, […] y busca su promoción en los diversos ámbitos de la actividad humana. Por tanto, el amor es el servicio que presta la Iglesia para atender constantemente los sufrimientos y las necesidades, incluso materiales, de los hombres”.
Pero también podemos caer en el error de pensar que Dios no interviene ante la injusticia, ante el sufrimiento y las necesidades del hombre, y que éstas le son indiferentes, sin tener en cuenta que Dios es nuestro Padre, que nos ama y que tiene poder. En el libro del Apocalipsis Juan escribe: «¿Hasta cuándo, tú, el maestro, el santo, el veraz, vas a esperar a hacer justicia y a vengar nuestra sangre de los habitantes de la tierra?» (Ap. 6, 10). Ante ello, Benedicto XVI nos invita a “gritar como Jesús en la cruz: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt. 27, 46). Deberíamos permanecer con esta pregunta ante su rostro, en diálogo orante”.
El cuarto objetivo especifico de la PPD es la caridad y la justicia. Con ello, el Señor nos llama y nos anima a “vivir el mandamiento del amor y el compromiso por la justicia como servicio a los más necesitados y testimonio de fe”, en nuestra Iglesia diocesana, en nuestras comunidades y personalmente: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros» (Jn. 13, 34).
En la carta que nos escribe el Obispo, D. Casimiro, en la PPD, expresa el deseo y la necesidad de llevar “a cabo un discernimiento personal y comunitario para ver cómo es nuestro amor, cómo vivimos la fraternidad, cómo vivimos la comunión de bienes personal y comunitariamente, cómo nos hacemos prójimos de los otros, o cómo vivimos nuestro compromiso por la justicia, para llevar a cabo el mandamiento nuevo del amor”.
Algunos puntos a poner en práctica
Amar y servir a los enfermos y sus familias: en estos tiempos de pandemia que estamos viviendo, la Iglesia nos invita a seguir el ejemplo de Jesús, el buen Samaritano, aportando nuestra oración, nuestra cercanía y nuestro consuelo a aquellos hermanos nuestros que sufren en la enfermedad y a sus familiares, sirviéndoles con amor. Cabe recordar que en todos los hospitales de la Diócesis existe el servicio religioso católico, y que aquellos enfermos o familiares que lo necesiten deben pedirlo.
Defender la vida y la familia: podemos ver cómo la familia está siendo constantemente atacada con leyes, que en vez de fortalecerla la debilitan. Lo mismo ocurre con la vida, con leyes que atentan contra los derechos y la dignidad de las personas por parte de aquellos que deberían velar por su integridad. Pero no solo las leyes están socavando los cimientos de la familia y de la vida, pues son muchos los canales y los líderes de opinión, junto a la sociedad de consumo, los que están minando la fe en Dios y reemplazando a los valores espirituales. En las familias ya no hay tiempo para escuchar, para relacionarse, para comunicarse y para rezar juntos, tampoco lo hay para Dios, pero sí para ver más televisión, para aumentar la carga laboral o para salir con los amigos.
Amar a los pobres, desfavorecidos y excluidos: la Conferencia Episcopal Española, con la instrucción pastoral `Iglesia, servidora de los pobres´, nos invita a mostrarnos solidarios con los necesitados, y a perseverar sin desmayo en la tarea de ayudarles y acompañarles. En ella, la Iglesia nos llama un compromiso social “que sea transformador de las personas y de las causas de las pobrezas, que denuncie la injusticia, que alivie el dolor y el sufrimiento y sea capaz también de ofrecer propuestas concretas que ayuden a poner en práctica el mensaje transformador del Evangelio y asumir las implicaciones políticas de la fe y de la caridad”.
La Fundación FOESSA, en el “Análisis y Perspectiva 2020”, ha lanzado una propuesta de retos para mejorar nuestro modelo de desarrollo social: aislar el debate sobre la salud pública de la crispación del clima político, revisar la atención a la dependencia, visibilizar el pilar de los cuidados sacándolo del debate de círculos reducidos, consolidar el Ingreso Mínimo Vital en el sistema de Garantía de Ingresos en España, reducir la brecha digital con una estrategia coordinada, incrementar la pedagogía fiscal para acometer una reforma en profundidad, y construir puentes en un contexto de fuerte enfrentamiento político-social.
Amar y cuidar la casa común: el Papa Francisco, con la encíclica Laudato si´ nos invita a una “conversión ecológica” y a “renovar la adhesión personal a la propia vocación de custodios de la creación”. Nos recuerda que “merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del mundo”. No es posible construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del medio ambiente y en los sufrimientos de los excluidos.
“Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia”
La Iglesia celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos del 18 al 25 de enero. “Permaneced en mi amor y daréis fruto en abundancia” (Jn. 15, 5-9), estas palabras de Jesús a sus discípulos son el lema de este año, que refleja la necesidad de oración, de reconciliación, y de unidad de los cristianos y de toda la humanidad.
Tras la muerte y resurrección de Jesucristo van surgiendo poco a poco pequeñas comunidades cristianas que aceptan el Evangelio anunciado, se bautizan y empiezan a vivir como Jesús les había pedido. Son las primeras iglesias, organizadas por los Apóstoles, entre las que sobresaldría la de Roma gracias a la predicación y al martirio de San Pedro y San Pablo, aunque el conjunto de todas ellas formó la Iglesia Católica.
Sin embargo, la comunión entre las iglesias, entre sus pastores y sus miembros no siempre ha sido fácil, y ya en el S. V surgen importantes divisiones. El Señor funda su Iglesia sobre la debilidad, pero también sobre la fidelidad de los Apóstoles, a los que promete el Espíritu Santo. Y esta desunión, los cristianos la sentimos con mucho dolor, por lo que son constantes los intentos por superarla con el objetivo de lograr la unidad en la Iglesia de Jesucristo.
La Iglesia Católica, del mismo modo que muchas confesiones cristianas, estamos empeñados en trabajar por lograr esta unidad, pero sabiendo que es algo que no se puede lograr sin un trabajo conjunto, pero sobre todo sería algo imposible sin la oración, el perdón y el amor.
Origen de esta celebración
En 1840, el sacerdote anglicano Ignatius Spencer convertido al catolicismo sugiere una «Unión de oración por la unidad». En 1894, el Papa León XIII anima a la práctica de un Octavario de Oración por la Unidad en el contexto de Pentecostés. Pero la primera celebración sería en 1908 por el Padre Paul Wattson, para quien la reconciliación de los cristianos fue el hilo conductor de su vida de fe.
Wattson era un líder episcopaliano, la rama anglicana de los Estados Unidos, que fundó la «Society of Atonement» (Comunidad de los hermanos y hermanas de la Penitencia), una comunidad religiosa bajo la inspiración de San Francisco que tenía como objetivo la unidad de los cristianos y la obra misionera. Finalmente se convirtió al catolicismo junto con los miembros de la comunidad.
En 1964 tuvo lugar un histórico encuentro entre el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras I en Jerusalén, en el que se dieron un abrazo y recitaron juntos, en latín y en griego, la oración de Cristo por la unidad: «que todos sean uno» (Jn. 17). Y en 1968, la Semana de Oración se celebra por primera vez sobre la base de unos textos elaborados en colaboración por la Comisión «Fe y Constitución» del Consejo Ecuménico de Iglesias y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Mensaje de los Obispos
Los Obispos de la Subcomisión para Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso, en su mensaje nos indican que “la unidad de la Iglesia no es fruto de nuestros consensos, de los acuerdos que podamos lograr entre confesiones cristianas, aunque esta búsqueda de acuerdo sea asimismo necesaria para acercarnos a la unidad que Cristo quiere para su Iglesia”.
Para lograr la unidad es imprescindible el soplo del Espíritu Santo, “para que estos acuerdos sean eficaces y produzcan fruto es necesario que sean vividos y logrados por sus protagonistas como lo que de verdad son, obra del Espíritu Santo”.
Este es un camino lleno de dificultades, pero necesario, pues “sin esta unidad de todos los cristianos en Cristo no podemos avanzar hacia la unidad plena visible de la Iglesia”, y sin ella, los Obispos remarcan que “cometeríamos el grave error de no hacer justicia a la verdad de la fe que profesamos cada una de las confesiones cristianas”.
“Nos urge orar con intensidad – nos exhortan – y suplicar al Padre unidos, a la poderosa intercesión de Cristo, que antes de padecer oró por la unidad de sus discípulos, y proféticamente había anunciado a Pedro y los Apóstoles que el poder del abismo no podrá vencer a su Iglesia (cf. Mt 16, 18)”.
Octavario de oración
Los ocho días previos a la fiesta de la conversión de San Pablo, el 25 de enero, se celebra el octavario de oración. En esta ocasión, a causa de la pandemia, no va a ser posible la celebración diocesana de oración conjunta que siempre organiza la Delegación de Ecumenismo y Relaciones Interreligiosas, aunque tanto a modo particular como en las distintas parroquias, se propone el siguiente itinerario de oración:
Día 1 (lunes 18): Llamados por Dios: «No me elegisteis vosotros a mí, fui yo quien os elegí a vosotros» (Jn. 15, 16a).
Día 2 (martes 19): Madurar internamente: «Permaneced unidos a mí, como yo lo estoy a vosotros» (Jn. 15, 4a).
Día 3 (miércoles 20): Formar un solo cuerpo: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado» (Jn. 15, 12b).
Día 4 (jueves 21): Orar unidos: «Ya no os llamaré siervos… A vosotros os llamo amigos» (Jn. 15, 15).
Día 5 (viernes 22): Dejarse trasformar por la Palabra: «Vosotros ya estáis limpios por la palabra…» (Jn. 15, 3).
Día 6 (sábado 23): Acoger a los demás: «Poneos en camino y dad fruto abundante y duradero» (Jn. 15, 16b).
Día 7 (domingo 24): Crecer en unidad: «Yo soy la vid; vosotros, los sarmientos» (Jn. 15, 5a).
Día 8 (lunes 25): Reconciliarse con toda la creación: «Para que participéis en mi alegría y vuestra alegría sea completa» (Jn. 15, 11).
Ya llega, ya viene, ya nace el Niño Jesús. Dentro de unos días será Navidad, y en ella el Señor viene a visitarnos. Es verdad que no sólo quiere venir en estas fiestas, pues nos quiere visitar todos y cada uno de los días de nuestra vida, y se quiere encontrar con nosotros en la intimidad de nuestro corazón.
Aunque también es cierto que en el misterio de la Navidad revivimos que Dios se ha hecho visible, se ha hecho carne para que conociésemos su amor, para nuestra salvación y el perdón de los pecados, por ello recordamos y celebramos el modo en el que ha querido venir al mundo: pequeño y pobre.
No podemos olvidar la particularidad de la Navidad de este año, marcado por la pandemia. En estos días, mientras corremos para hacer los preparativos de estas fiestas, se habla mucho de salvar la Navidad, pero en realidad es la Navidad la que nos salva a nosotros.
“Nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz”, pronuncia Zacarías en su cántico (Benedictus), y no hay pandemia que pueda apagar esta luz. Eso es lo que ofrece esta Navidad: luz y esperanza.
Decíamos antes que el Niño Dios nace pobre. Su familia no encuentra a nadie que los reciba, tampoco hay lugar para ellos en la posada, por lo que ya, al nacer, es ignorado y despreciado, igual que hace este mundo con los pobres, los necesitados y los vulnerables.
“¡Ignorar al pobre es despreciar a Dios!”, dijo el Papa Francisco (18-05-16), “la misericordia de Dios hacia nosotros está relacionada con nuestra misericordia hacia el prójimo; cuando falta esta, también aquella no encuentra espacio en nuestro corazón cerrado, no puede entrar. Si yo no abro de par en par la puerta de mi corazón al pobre, aquella puerta permanece cerrada. También para Dios. Y esto es terrible”.
Pero los cristianos sabemos, porque así nos lo enseña la Iglesia, que Dios está en los pobres. El mismo Jesús nos dice: “En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt. 25,40), y por eso en ellos se encuentra el verdadero pesebre.
Caridad y justicia social
Cabe recordar que los principales objetivos pastorales de nuestra Diócesis para este curso en el que nos encontramos son la caridad y la justicia social. Precisamente ahora, con las graves consecuencias de la pandemia como son la crisis económica, laboral y social que está arrastrando a miles de personas y familias, también suponen una doble crisis para los más pobres.
Ante esta situación, a través de la campaña «Esta Navidad, más cerca que nunca», Cáritas Diocesana tiene el objetivo “de movilizar a las comunidades cristianas y a toda la ciudadanía a actuar ante las circunstancias de precariedad y soledad de las personas más vulnerables, y a ser capaces de despertar a ese compromiso que todos llevamos dentro.
También Manos Unidas Castellón está llevando a cabo la campaña “Tus pesetas pueden salvar vidas”, con el fin de recaudar fondos para los proyectos asumidos en Camerún y Haití.
Por otra parte, la Pastoral Penitenciaria ha lanzado la campaña de Navidad «invisibles por la pandemia», con la que hacer visibles a los presos y a sus familias, ya que éstos están al final de la lista en todo tipo de ayudas. Las aportaciones pueden realizarse por transferencia bancaria a CAJAMAR ES38-3058-73-07-102720003580 o por BIZUM al 01215.
Carta apostólica `Admirabile signum ́
¿Cómo nos preparamos para el nacimiento del Hijo de Dios?, un modo sencillo es montar el Belén. El año pasado, el Papa Francisco nos explicó el significado y el valor de cada uno de sus elementos en la Carta apostólica `Admirabile signum ́, además de invitarnos a redescubrir y revitalizar esta tradición navideña.
El cielo estrellado: Jesús trae luz donde hay oscuridad e ilumina a cuantos atraviesan las tinieblas del sufrimiento.
La naturaleza: la creación participa en la fiesta de la venida del Mesías.
Los ángeles y la estrella: son la señal de que también nosotros estamos llamados a ponernos en camino para adorar al Señor.
Los pastores: son los más humildes y los más pobres, quienes saben acoger el acontecimiento de la encarnación.
El palacio de Herodes: está al fondo, cerrado, sordo al anuncio de alegría.
Gente común: representa la santidad cotidiana, la alegría de hacer de manera extraordinaria las cosas de todos los días.
La Virgen: no tiene a su Hijo sólo para sí misma, sino que pide a todos que obedezcan a su palabra y la pongan en práctica.
San José: un hombre justo que confió siempre en la voluntad de Dios y la puso en práctica.
El Niño Jesús: nos muestra a Dios tal y como ha venido al mundo, nos invita a pensar en nuestra vida injertada en la de Dios y a ser discípulos suyos si queremos alcanzar el sentido último de la vida.
Los Reyes Magos: hombres ricos, sabios y sedientos de lo infinito. Emprenden un largo y peligroso viaje, y no dudan en ponerse de rodillas y adorar a Jesús.
El oro honra la realeza de Jesús; el incienso su divinidad; la mirra su santa humanidad que conocerá la muerte y la sepultura.
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