El Obispo, durante la Vigilia por las Vocaciones de ANE y ANFE, subraya la urgencia de promover las vocaciones ante la amenaza de la ‘cultura antivocacional’
El pasado sábado, la Concatedral de Santa María de Castellón acogió una Vigilia Eucarística por las Vocaciones, organizada por la Adoración Nocturna Española (ANE) y la Adoración Nocturna Femenina Española (ANFE). La celebración, presidida por el Obispo D. Casimiro, comenzó con la Procesión de las Banderas, claustral, durante la cual los asistentes rezaron los misterios gloriosos del Santo Rosario, ofrecido por la salud del Papa Francisco y por las familias cristianas, consideradas el núcleo fundamental en el que se gestan las vocaciones. A la vigilia acudieron fieles de diversas localidades de la diócesis, incluyendo l’Alcora, Almassora, Almenara, Betxí, Burriana, Castellón, Onda, Segorbe, Vila-real y la Vilavella.

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La Eucaristía, que dio inicio tras la procesión, incluyó la oración de Vísperas y fue concelebrada por varios sacerdotes, entre ellos el párroco D. Joaquín Muñoz, el consiliario de la Adoración Nocturna D. Joaquín Guillamón, el Delegado para la Pastoral Vocacional D. Ion Solozabal, el rector del Seminario Mater Dei D. Juan Carlos Vizoso, el Vicario General D. Javier Aparici, el Vicario de Pastoral D. Miguel Abril, y el Secretario Particular D. Ángel Cumbicos. La celebración fue asistida por los seminaristas de los seminarios Mater Dei y Redemptoris Mater, además de dos diáconos.

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En su homilía, el Obispo reflexionó sobre la vocación como una llamada de Dios, una invitación a vivir la vida cristiana en su totalidad. En un mundo cada vez más marcado por una cultura antivocacional, el Obispo destacó la importancia de promover una cultura vocacional en las familias y en la Iglesia. “Toda persona es vocación, es llamada por Dios a seguir su camino en la vida”, afirmó, haciendo un llamado a la comunidad a acoger esta vocación con generosidad y entrega. Recordó que la vocación no solo se refiere a los sacerdotes o religiosos, sino también a los matrimonios cristianos, quienes, a través de su amor y testimonio, dan testimonio del Reino de Dios en el mundo.

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La Vigilia concluyó con un turno de vela que se extendió hasta pasada la medianoche, en un ambiente de oración y reflexión por las vocaciones, en especial por aquellos que están llamados a servir a la Iglesia y al prójimo en la Iglesia. D. Casimiro concluyó su homilía pidiendo a todos los presentes que, al final de la celebración, se comprometan a fomentar una cultura de la vocación en sus comunidades y familias, y a seguir orando por las vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada, al matrimonio cristiano y al laicado comprometido.

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