La desaparición de la parroquia de Campos de Arenoso y la nueva capilla votiva en su memoria
Teniendo muy cerca en el tiempo los terribles episodios de la DANA acaecidos el pasado mes de octubre de 2024 en la provincia de Valencia, muy pocas veces podemos hablar, en condiciones normales, de la desaparición programada de una población completa bajo las aguas. Con el progreso de las obras del pantano de Arenós en todo el valle del antiguo señorío, programadas por el régimen a finales de los años 60 del pasado siglo, se inició un proceso administrativo para despoblar la localidad y localizar sus últimos vestigios de interés, sus monumentos, antes de dar paso al derribo de estructuras y a las inundaciones.
La documentación, emanada del Ministerio de Obras Públicas, Confederación Hidrográfica del Júcar, contemplaba el contexto de expropiaciones forzosas motivada por la construcción de la Presa de Materiales Sueltos del Embalse de Arenós, incluía dos propiedades de la parroquia vinculadas a la Diócesis de Segorbe-Castellón, en aquel momento recién reconfigurada territorialmente, tras siglos de pertenencia a la Archidiócesis de Valencia.
Entre ellas estaba el templo parroquial en la calle Tremedal, propiedad del Obispado, de 400,44 m2 de solar y vuelos, 452,94 m2 de planta construida, con una pila bautismal, siete altares, un púlpito y dos campanas; en acta previa a la ocupación de la finca, firmada el 7 de marzo de 1972, se señalaba en la relación con el número 42. La valoración total dada al inmueble fue de 1.507.164 pesetas. También se incluía, con el número 90 de la relación, la casa abadía recayente a la plaza de España, con un solar de 157 m2, con 81 m2 de planta baja, 76 m2 de patio, 81 m2 de primera planta, 36,45 m2 de cámara, un melocotonero y un balcón. Todo con una valoración global de 271.126 pesetas.
Por consiguiente, se elevaba cédula de notificación, poniéndose en conocimiento del Obispado que las citadas fincas señaladas con el 42 y 90 el día 21 de marzo, a las diez horas, se levantaría el acta previa a la ocupación, que determinaba el artículo 52 de la Ley de 16 de diciembre de 1954, correlativamente en el Ayuntamiento de Campos de Arenoso. Cabe decir que el representante de la administración, Luis Bermejo Zeropa, ya había rubricado el documento a 28 de febrero.
En los trámites y valoración de daños indirectos respecto a Campos de Arenoso, habían actuado como presidente: Fernando Deval (mediador); secretario: Carlos Murria; vocales: Sr. Bofias (ingeniero de la jefatura agronómica), Luis Bermejo (confederación) y Alcalde de Campos; y Francisco Perelló Morales (perito de la Confederación en representación del Estado).
En el asunto fundamental del cementerio, las gestiones se basaron en el Decreto sobre los mismos, publicado en 1939 en el Boletín Oficial del Arzobispado de Valencia. Como no se estaba muy seguro de su titularidad entre parroquia y ayuntamiento, se acordó investigar en el Registro de la Propiedad de Viver, en los libros parroquiales, así como recabar testimonios personales en la misma población.
El 16 de marzo de 1972, el delegado diocesano de Arte Sacro de la Diócesis y académico correspondiente de la Real Academia de San Fernando de Madrid, Ramón Rodríguez Culebras, redactaba un informe sobre la altura y entidad patrimonial de la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol de Campos de Arenoso. En aquellos momentos, la sentencia de muerte de la localidad ya estaba firmada y la desaparición de su entramado urbano, junto con su principal monumento, tenía un destino irrefutable.
«El templo, modesto en su interior, es a planta de cruz latina, con cúpula sobre el crucero. En las pechinas están representados en pinturas murales los cuatro evangelistas, según iconografía muy corriente a finales del siglo XVIII, época a la que corresponde la edificación del actual templo.
La planta implica tres tramos, crucero y tramo correspondiente al altar mayor. Este dispone a ambos lados de dependencias que dan lugar a un aspecto exterior rectangular en planta. El primero de los tramos sirve de pórtico, con baptisterio a un lado y acceso al coro y a la torre en el otro. Sobre este tramo se encuentra el coro. Los restantes tramos y el crucero dan lugar a los altares, sin capillas.
La cubierta es de bóveda de cañón con lunetos en la nave central, cúpula semiesférica sencilla, levemente realzada, sobre naves laterales, por sección de cúpula colgante.
El interior no ofrece interés alguno en su alzado ni guarda obras o decoración de interés.
Aunque también modesto y sencillo, el exterior despierta mayor interés, pues la fábrica es noble y de cuidada realización, con abundancia de piedra labrada en estribos, contrafuertes, ventanas, alguno de los aleros y toda la base que tiene el edificio. El resto de los muros de 0,90 de espesor, abunda en sillarejo y mampostería.
La portada -de formas sencillas y sin decoración alguna-, está realizada igualmente en piedra labrada.
La espadaña que remata la fachada principal es sencilla, de cuidadas proporciones y de piedra bien trabajada.
La torre puede considerarse como lo más interesante del conjunto. No es libre, ni forma cuerpo añadido en su planta, sino que ocupa el tramo izquierdo de los pies. A la altura de la nave lateral tiene un cuerpo de arranque o nivelador; luego un сuегро, macizo como este arranque, hasta la cornisa. La fábrica de ambas es igual a la del resto del edificio, con empleo de piedra labrada, sillarejo y mampostería. Sobre éste asienta el cuerpo o tramo de las campanas, de cuidada realización, con pilastras dobles adosadas en los cuatro ángulos y remate en buen trabajo de piedra. Posee dos campanas: una que data de 1847, con 0,65 de diámetro y 0,55 de altura interior; y otra, refundida en 1765, de mayor tamaño (0,75 de diámetro y 0,65 de altura interior). Curiosamente, a diferencia de otras torres de este tipo, sobre todo en zonas rurales y humildes como ésta, el templete que remata la torre sobre el cuerpo de las campanas, que con frecuencia es de ladrillo -incluso en su estructura de pilastras adosadas y ornamentación, por influjo mudéjar-, es aquí de piedra labrada.
Aparte estos datos referentes a su fábrica y al cuidado y abundante empleo de piedra labrada, no veo otra cosa destacable que pueda suscitar interés.
Castellón de la Plana, 16 de Marzo de 1972.
Ramón Rodríguez Culebras [rubricado]
DELEGACION DIOCESANA DE ARTE SACRO [sello]»
Unos días después, el 21 de marzo, el informe del delegado de Arte Sacro, con los datos críticos del templo, eran remitidos a don Gil Roger, canónigo de la Catedral de Segorbe desde 1970 y Vicario General, natural de Chelva, en la administración del Obispado.
Un documento manuscrito del propio Ramón Rodríguez, incide en las características remarcadas para la fábrica e interés del templo, añadiendo un pequeño listado de:
«Objetos a guardar para aprovechamiento allí o en otros lugares y con vistas al Museo de Historia religiosa:
- Cómoda o arcón de la sacristía.
- Candelabros bronceados y campanilla.
- Incensario.
- Sillón de tipo barroco.
- Cuatro bancos viejos.
- Lienzo sin valor y dañado: San Francisco Javier.
- Dolorosa vestida pequeña.
- Campana pequeña.
- Campanas si las ceden.
- Madera de bancos sencillos (unas diez tablas más).
- Puerta de entrada.
- Cancela.
- Algunas puertas y ventanas de iglesia y casa abadía.
Campanas:
- Fundida, 1847, San Pedro. 0,65 m diámetro, 0,55 m altura interior.
- Refundida en 1965, 0,75 m diámetro, 0,65 m altura interior.
Parte del piso: baldosa histórica.»
Por desgracia, para dar paso a las necesidades de la modernidad, el templo, al igual que todo el recinto urbano, fue volado con explosivos o derruido con la maquinaria pesada, conservándose su ajuar litúrgico y algunas piezas citadas en algunos de los pueblos vecinos y en la propia Catedral.
El 7 de mayo de 1975, la Delegación Diocesana de Arte Sacro y la propia Diócesis de Segorbe-Castellón, autorizaban la construcción de la Capilla Votiva y Funeraria de Campos de Arenoso, actualmente en término de Montanejos, en el paraje Majadal a orillas de la cabecera del propio lago artificial, con motivo memorial de la desaparición de pueblo y cementerio. La citada delegación había recibido todo el expediente de planos del edificio y osario, así como el boceto del conjunto a construir, a través de la figura del cura encargado de la localidad, en los lugares reconocidos por el Sr. Obispo Pont i Gol con motivo de su pasada visita pastoral. A su vez, manifestaba la preocupación acerca del mantenimiento de la citada capilla en el futuro, tras la desaparición del pueblo, así como recomendaba la concepción de imágenes devocionales adecuadas para el emplazamiento y, al ser al aire libre, unos bancos de piedra o un altar para momentos de mayor concentración de personas.
Con firma del recordado Ramón Rodríguez, éste indicaba al Ordinario, en 4 de marzo de 1976, previa a la salida definitiva de los habitantes del antiguo Campos al año siguiente, con algunas precisiones de autoría, empresa constructora y responsables del proyecto, daba visto bueno nuevamente a los trabajos, emplazados en terrenos públicos. No obstante, la pequeña acuarela, de 24 x 34 cm [ADDPC], ofrece un testimonio preclaro y bello de la idea de la obra definitivamente presentada, para el recuerdo de los últimos ciento setenta y siete habitantes y los ancestros de una población cuya memoria quedaría anegada por las aguas del embalse de Arenoso a partir de 1980. Tan magnífico y sentido memorial, constituye un profundo y emotivo recuerdo al aire libre, abierto al frondoso paisaje del valle, de bellas trazas arquitectónicas vanguardistas y conmovedora estética natural y espiritual de inspiración centroeuropea de posguerra que contrasta, como un bello diálogo de fe, con el sugestivo ermitorio medieval tradicional de Nuestra Señora de los Ángeles, ubicado río arriba, en la subida al castillo de la Viñaza.


D. David Montolio Torán
Dr. Historia del Arte y Ldo. en Geografía e Historia. Miembro de la Delegación Diocesana de Patrimonio Cultural
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