Descubre en este vídeo cómo modificar tu declaración de la renta, para marcar la casilla de la Iglesia y fines de interés social. Entre todas las X marcamos la diferencia.
Se pueden marcar simultáneamente las casillas de la Iglesia católica y de otros fines de interés social
El 6 de abril comenzó el periodo para presentar la Declaración de la Renta del 2021, y la Diócesis de Segorbe-Castellón se ha sumado a la Campaña Xtantos 2022, cuyo objetivo es contribuir con la labor evangelizadora y social de la Iglesia, y anima a todos a marcar la X a favor de la Iglesia Católica en la declaración de la renta recordando que es compatible con la casilla destinada a otros fines sociales.
La campaña Xtantos, que ha sido presentada en la sede de la Conferencia Episcopal Española (CEE) por parte del director del secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia, D. José María Albalad, es una “acción comunicativa que cada año permite ayudar a más de cuatro millones de personas en nuestro país”.
La ‘X’ de la Iglesia constituye “un escudo social de gran impacto, porque la Iglesia no deja a nadie al borde del camino”. Las cerca de 23.000 parroquias que hay en España “son signo gratuito de la cercanía, de la bondad, de la solidaridad y de la misericordia de Dios”.
Datos de la Diócesis en el año 2020
Según datos el pasado año, con motivo de la campaña del Día de la Iglesia Diocesana, la Iglesia en Segorbe-Castellón atendió en el 2020 a alrededor de 40.000 personas a la hora de ejercer su labor caritativa y asistencial.
En cuanto a actividad pastoral y evangelizadora, la diócesis cuenta con 223 sacerdotes y 148 parroquias, 277 religiosos y religiosas y 10 monasterios, 44 misioneros y 3 familias en misión, 16 seminaristas, 11 diáconos permanentes y 910 catequistas.
Asimismo, la actividad celebrativa en 2020 incluyó 874 bautizos, 1727 primeras comuniones, así como 966 confirmaciones, 87 matrimonios y 3.010 unciones de enfermos.
En cuanto a la procedencia de los ingresos, el 32,84 % correspondió a aportaciones directas de los fieles; el 19,51 % de la asignación tributaria; el 14,88 % de ingresos del patrimonio y otras actividades; y otro 31,88 % correspondiente a otros ingresos corrientes.
La CEE presentó, a principios de marzo, los datos de la asignación tributaria registrados a favor de la Iglesia en la Declaración de la Renta de 2021, correspondiente a la actividad económica desarrollada en 2020.
En la Diócesis de Segorbe-Castellón el número de declaraciones a favor de la Iglesia fue de 93.962 de contribuyentes, eligiendo destinar a la Iglesia el 0,7% de sus impuestos. Esto supone que el porcentaje de contribuyentes que asignaron a la Iglesia fue el 31,55 %, con un valor de 3.212.407€.
Esta semana la Conferencia Episcopal Española ha presentado los datos de la asignación tributaria registrados a favor de la Iglesia en la Declaración de la Renta de 2021, correspondiente a la actividad económica desarrollada en 2020.
En la Diócesis de Segorbe-Castellón el número de declaraciones a favor de la Iglesia ha sido de 93.962 de contribuyentes que han elegido con libertad destinar a la Iglesia el 0,7% de sus impuestos. Esto supone que el porcentaje de contribuyentes que asignan a la Iglesia es del 31,55 %. con un valor de 3.212.407€.
Con respecto al año anterior (ejercicio 2020) se registraron un total de 92.987, que supone un 31,77 % de los contribuyentes, y un valor en euros de 3.077.265€.
La comparativa de ambos ejercicios supone un incremento de 975 el número de declaraciones con X a la Iglesia y ha aumentado en 135.143 € el importe asignado.
Entrevistado en «Mediodia COPE Más Castellón con Raúl Puchol»
El Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente, ha repasado junto al periodista Raul Puchol, en «Mediodía COPE Más Castellón» los temas más trascendentes y actuales de la Iglesia Diocesana en una entrevista que se ha emitido esta misma semana.
D. Casimiro, a preguntas del periodista, y ante la inminente entrada en vigor de la Ley de la Eutanasia, se ha referido a los cuidados paliativos para vivir de forma natural el desenlace final, pues tal como afirma «quienes trabajamos por la vida debemos proponer medios para que se atienda de forma humana a quien se encuentre en una situación de enfermedad terminal». Los cuidados paliativos, afirma en la entrevista, «ayudan en el dolor y además permiten sentirse acompañado por la familia, los médicos y, en su caso, también por los sacerdotes y contribuyen a vivir los últimos momentos de la vida de una forma totalmente humana».
En este sentido ha anunciado que la Delegación diocesana de Familia y Vida está trabajando en un tríptico sobre el Documento de Voluntades Anticipadas (también conocido como «Testamento Vital») que se va hacer llegar a las parroquias y las entidades eclesiales con un claro objetivo informativo. Con este documento, asegura D. Casimiro, «la persona decide libremente que no se le aplique ningún medio que por acción u omisión pueda atentar contra su vida así como la aplicación de cuidados desproporcionados para que sea la propia persona y no terceros, quien disponga de su vida.»
En la entrevista también se ha referido al compromiso de los cristianos marcando «la X en la casilla de la Iglesia Católica en la declaración de la Renta«, y solicitar la asignatura de religión católica para nuestros hijos en esta próxima campaña de matriculación para el próximo curso escolar que se iniciará en breve.
D. Casimiro también ha confirmado que presidirá la Solemne Eucaristía con motivo de la celebración de San Pascual Bailón, Patrono de la Diócesis, el próximo lunes 17 de mayo en la Basílica, en Vila-real.
Los contribuyentes debemos presentar la Declaración de la Renta 2020 antes del 30 de junio, fecha en que finaliza la campaña de la Agencia Tributaria. Junto a ella también se pone en marcha la campaña Xtantos 2021, en plena pandemia, con las consecutivas oleadas y normativas que están afectando al normal desarrollo de la vida social en todos los ámbitos.
Sin embargo, en medio de esta situación, la Iglesia es refugio para quien no tiene casa, alimento para quien pasa hambre, y esperanza para quien se siente solo. Es la luz que alumbra a toda persona. Porque la Iglesia somos tú, yo y todos. Ahora y siempre. La Iglesia es más de lo que se ve a primera vista. Su presencia es un gran bien para toda la sociedad, especialmente, para los más olvidados.
Como recordaba el Obispo, D. Casimiro, nuestra Iglesia diocesana, formada por fieles laicos, religiosos, sacerdotes y obispo, ha estado desde un primer momento presente y operante en la lucha contra la pandemia. Cada uno en su lugar: en las parroquias, en las cáritas, en los conventos, en las asociaciones y movimientos, en los colegios, en las residencias, en las cárceles, en los hospitales, en ONGs, etc.
Desde la unidad, la Iglesia hemos sido luz en la oscuridad y esperanza en el sufrimiento, haciendo el bien a todos desde multitud de ámbitos, ofreciendo nuestras instalaciones y todo lo que somos, y en estos momentos es necesaria nuestra colaboración, porque juntos, sumando esfuerzos y voluntades, logramos un mundo mejor.
Son muchas las formas en las que la Iglesia, a través de sus diferentes realidades, lleva a cabo su misión de difundir la palabra de Dios y promover la dignidad del ser humano, muy especialmente durante estos duros meses de pandemia, en los que la Iglesia y todas las personas que la conforman se ha volcado con todo lo que tiene y con todo lo que es, poniendo todos los recursos al servicio de la sociedad, del bien común. En lo material, en lo espiritual y en lo humano.
También hace una llamada a la esperanza, a la fraternidad, a la generosidad y a la concordia, en un clima en el que la urgencia de cubrir las necesidades más básicas de tantísimas personas, un pequeño gesto caritativo de compasión, ayuda o apoyo al otro puede suponer una gran diferencia.
Datos nacionales en 2020
El número de declaraciones a favor de la Iglesia ha sido de 7.297.646.
Teniendo en cuenta las declaraciones conjuntas, más de 8,5 millones de contribuyentes eligen con libertad destinar a la Iglesia el 0,7% de sus impuestos.
Esto supone que el porcentaje de contribuyentes que asignan a la Iglesia es del 32,15%.
La cifra de declaraciones a favor de la Iglesia es de 106.000 más que el año anterior, una muestra del respaldo de la sociedad a la labor que la Iglesia desarrolla y que es de una muy especial ayuda para afrontar el aumento de necesidad de ayuda al prójimo provocada por la pandemia.
Todo lo que necesitas saber mara marcar la X
¿Por qué marcar la casilla de la Iglesia Católica?, ¿a qué se dedica el dinero?
El dinero que la Iglesia recibe, y que procede de la voluntad libre de los contribuyentes, lo dedica a desarrollar su inmensa labor. ¿Se dedica el salario de los sacerdotes? Claro. ¿Se dedica a centros de transeúntes y de rehabilitación de drogodependientes? Por supuesto. Es que la labor de la Iglesia está sostenida por personas, por los que formamos la Iglesia. Ni la luz, ni el agua de las parroquias, ni de los centros parroquiales son gratis. Hay que hacer frente a gastos de conservación y de mantenimiento.
¿Pagarás más impuestos marcando la casilla?
No pagarás más impuestos ni te devolverán menos, pagas los mismos, tanto si la marcas como si no.
¿Qué pasa si no marco la casilla?
El Gobierno utilizará el 0,7% de tus impuestos a las partidas que considere.
¿Se puede marcar conjuntamente las casillas de Iglesia Católica y de Fines Sociales?
Por supuesto, aportarás el 1,4% de tus impuestos al sostenimiento de la Iglesia y a apoyar proyectos de atención a personas en situación de pobreza y exclusión, de Cáritas y de Manos Unidas, por ejemplo.
¿Es un privilegio la asignación tributaria?
La Iglesia en España no tiene asignación directa por parte del Estado español. Esto es así desde 2007. Recibe lo que los contribuyentes quieren al marcar la casilla de la Iglesia libremente. Es el más respetuoso, el más solidario, el más democrático de toda Europa. Además, si la economía va mal, el 0,7% representa un importe menor. Si la economía va bien y las personas tienen mayores ingresos, el 0,7% será mayor. Es una decisión libre de cada persona destinar ese porcentaje de sus impuestos al fin que consideran conveniente.
¿Existen privilegios fiscales para la Iglesia?
La Iglesia, como cualquier otra institución o asociación, puede acceder a subvenciones públicas siempre y cuando, y en las mismas condiciones que los demás, cumpla los requisitos marcados por la Ley. Es decir, la Iglesia accede en condiciones de igualdad, no con ningún privilegio. Por ejemplo, en relación al patrimonio cultural las catedrales, las iglesias, las pequeñas ermitas son del pueblo cristiano. Hace siglos que se construyeron en la mayoría de los casos y la Iglesia, desde sus personas, se encarga de cuidar, de mantener, de conservar y de proteger. En el último año se han invertido más de 60 millones de euros en esa tarea. Para disfrutar de este patrimonio no se le pregunta a nadie si cree o no cree, si es católico y su profesa otra religión. El arte sacro es una gran contribución a la cultura de nuestro país y, por eso, se pide colaboración a los organismos públicos para su conservación.
En uno de sus encuentros con los Apóstoles después de la Resurrección, Jesús les dice: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15); y se despide de ellos con las palabras: “Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la tierra” (Hech 1, 8). Jesús pone así en manos de sus Apóstoles la tarea de ser sus testigos y de anunciar el Evangelio por todo el mundo, pues está destinado a todas las gentes. La eficacia de esta misión descansa en último término en Dios y en la fuerza del Espíritu Santo, pero han de llevarla a cabo los Apóstoles, que representan a toda la Iglesia del futuro, es decir a todos los bautizados.
Todos los bautizados estamos llamados por Jesús a ser sus testigos, sus discípulos misioneros y a anunciar el Evangelio (Francisco). Jesús espera de todos una implicación activa en la misión. Esta comienza con una vida de fe personal en Cristo Resucitado, coherente en palabras y obras, sigue por una participación en la vida y misión de nuestra comunidad parroquial y de nuestra Iglesia diocesana hacia adentro y hacia afuera, en el mundo, y demanda también nuestra colaboración económica. Recordemos cómo era la primera comunidad cristiana, que es punto de referencia para nosotros. Los primeros discípulos, dice el libro de los Hechos, “perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones,… vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno”; esta forma de vida llamaba la atención y muchos se iban agregando al grupo de los creyentes (cf. Hech 2, 42-47).
Nuestra Iglesia, sin ser de este mundo está en el mundo, por lo que necesita de personas y de medios materiales para su misión; entre otras cosas, para las actividades pastorales con adultos, jóvenes y niños, para la atención espiritual y humana de quien lo necesita, para el culto y el mantenimiento de los templos, casas abadías y centros parroquiales, para la atención de la caridad o para la remuneración de los sacerdotes. La labor evangelizadora de la Iglesia abarca también la atención de ancianos, discapacitados o personas vulnerables, la acogida de inmigrantes y refugiados, la ayuda a quienes sufren las consecuencias espirituales y económicas de la pandemia actual o a los misioneros en los lugares más pobres de la tierra. Todo esto es posible gracias a personas entregadas y a la generosidad de quienes aman a su Iglesia. Gracias al apoyo económico de miles de personas entre nosotros y en toda España, la Iglesia sigue haciendo mucho por tantos que todavía necesitan tanto. Son muchas las necesidades de nuestra Iglesia para cumplir su misión y seguir haciendo el bien.
Desde hace años, la financiación de la Iglesia depende exclusivamente de los católicos y de todas aquellas personas que reconocen la labor de la Iglesia y la apoyan. Todo católico debería sentirse implicado en la misión de la Iglesia y ayudarla en sus necesidades. Desde la primera comunidad cristiana, la financiación de la Iglesia ha dependido siempre de la implicación económica de sus fieles.
Estamos en el periodo de la Declaración de la Renta. Una forma sencilla, pero necesaria, de colaborar con tu Iglesia es poner la X en la Declaración de la Renta, impresa o digital, en la casilla correspondiente a la Iglesia católica. Un 0,7 por ciento de los impuestos se dedicará así a la ingente labor que la Iglesia desarrolla. Este sencillo gesto no le supone a nadie tener que pagar más ni que le vayan a devolver menos. No cuesta nada poner la X en la Declaración de la Renta y rinde mucho. También hay que poner la X si sale a devolver, porque tampoco nos van a devolver menos. Marcar la X es, pues, absolutamente gratis; en definitiva, no cuesta nada.
Nos hemos de preocupar personalmente de poner la X o, si nos hacen la declaración, nos hemos de asegurar de que se ponga. Comprobemos, en su caso, el borrador para comprobar que la casilla aparece marcada. En caso contrario, modificarlo es muy sencillo. Si se quiere marcar además la casilla llamada “Fines sociales”, se puede marcar las dos. La Administración del Estado dedicará entonces un 0,7% de los impuestos a esos “fines” y un 0,7% a la Iglesia. Si no marcamos la casilla, pagaremos lo mismo, y será el Gobierno quien decida por nosotros el destino de esa cantidad.
Muchas gracias a todos por marcar la casilla “Iglesia católica” en la Declaración de la Renta; así ayudas a tu Iglesia en sus muchas necesidades.
Nuestra Iglesia no puede dejar de cumplir la misión que Jesús le ha confiado. “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15), dice Jesús a sus discípulos antes de volver al Padre. La Iglesia existe para evangelizar; ésta es su razón de ser y de existir, su gozo más profundo. A pesar de las dificultades ambientales para el anuncio y vivencia del Evangelio, de la secularización de nuestra sociedad, de los intentos de silenciar la fe cristiana, nuestra Iglesia ha de de seguir llevando el Evangelio a todos, con su palabra y con sus obras.
Para cumplir esta tarea que Jesús le encomendó, nuestra Iglesia cuenta con la asistencia del Espíritu Santo, con la fuerza de la Palabra de Dios y con los Sacramentos, que son el medio para que la buena Noticia y la gracia salvadora de Jesús llegue a quienes acojan la nueva Vida que brota de su muerte y resurrección. Pero nuestra Iglesia necesita también de medios humanos: personales, materiales y económicos, porque sin ser de este mundo está, vive y actúa en este mundo.
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