La delegación diocesana de Medios de Comunicación Social junto a la de Catequesis, han organizado el “II Concurso Fotográfico de Belenes Familiares” #MontamosElBelén, en el que ya se puede presentar cualquier persona o familia de la Diócesis de Segorbe-Castellón.
El objetivo de este Concurso es potenciar la tradición entre las familias de poner el Belén, decoración navideña por excelencia para contemplar y recordar el misterio del nacimiento de Jesús, el auténtico sentido de la Navidad, así como aprovechar esta forma de evangelización tan sencilla.
Con inscripción gratuita, se puede participar hasta el viernes 24 de diciembre, y el jurado designado al efecto valorará la originalidad artística, la recuperación del belén tradicional, los materiales utilizados, el esfuerzo y la laboriosidad de su ejecución. Además, en esta ocasión, el premio será un diploma acreditativo y un lote de películas con valores y/o temática cristiana.
Queridos diocesanos, queridos catequistas y profesores de religión:
Recién comenzado el curso pastoral, todos los catequistas y profesores de religión en nuestra Diócesis son convocados para recibir de manos del Obispo el encargo de catequizar en las parroquias o comunidades eclesiales y de enseñar la religión y la moral católica en la escuela de iniciativa pública o social, concertada o no concertada. Lo hacemos dentro de la celebración de la Eucaristía, que es la fuente de la vida y de la misión de la Iglesia. De este modo, catequistas y profesores de religión adquirieren una conciencia más viva de que es Jesús mismo quien los envía a través de su Iglesia a catequizar y a enseñar.
Si bien es propio de todo cristiano, por su bautismo, ser discípulo misionero del Señor y anunciar el Evangelio de palabra y por el testimonio de vida, como nos recuerda el Papa Francisco, los catequistas y profesores de religión participan de un modo especial del ministerio de la Palabra que Jesús confía a sus Apóstoles. Y unos y otros desempeñan su tarea en ámbitos distintos, pero complementarios y necesarios en el proceso unitario de la iniciación cristiana y de la trasmisión de la fe a niños, adolescentes y jóvenes.
El gesto del envío nos conecta y une con el mismo Jesús. Los Apóstoles recibieron un día de Cristo Jesús la misión de proclamar en su nombre y con su autoridad el Evangelio: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15), les dijo. Esta misión se continúa en la Iglesia en el ministerio apostólico de los Obispos. Y los catequistas y profesores de religión son enviados para cooperar en este ministerio y misión apostólicos.
Por ello, como en el caso de los Apóstoles, quien es enviado a la misión ha de ser, antes de nada, un discípulo del Señor: es decir, ha de conocer, creer, amar y seguir a Jesucristo, a quien ha de anunciar y de quien procede toda misión en la Iglesia. Él es el Hijo de Dios, el Señor, el enviado por Dios Padre y ungido por el Espíritu para anunciar la Buena nueva. Como a los Apóstoles en su momento, Jesús invita a catequistas y profesores de religión a estar con Él, a intimar con Él, a conocerlo, a amarlo para poder ser enviados a catequizar y enseñar. Aquí ha de fundamentarse toda acción catequética y toda clase de religión. Aquí radica la necesidad de la formación inicial y permanente de catequistas y profesores de religión. Este es alimento de su tarea diaria, de sus preocupaciones, de sus anhelos y de sus esperanzas. Esta es la fuerza para su dedicación y entrega cordial a catequizandos y alumnos.
Además, no olvidemos que los enviados no actúan en nombre propio sino en nombre de Cristo y de su Iglesia. Lo que han de ofrecer y transmitir no son sus ideas, ni sus opiniones. Es Cristo mismo quien ha de ser anunciado y transparentado por el enviado. Es Cristo y su Evangelio, tal como nos llega en la tradición viva de la Iglesia bajo de la guía de los Obispos en comunión con el Papa, a quienes han de anunciar para llevar al encuentro con Jesús a todo aquel que la Iglesia y los padres ponen en sus manos. Se trata de ayudarles a ser discípulos misioneros del Señor en el seno de la comunidad eclesial, a madurar integralmente como personas, y a saber darse y dar razón de su fe y de su esperanza.
En su tarea, los catequistas y los profesores de religión no lo tienen fácil. Se encuentran con la dificultad de la indiferencia religiosa ambiental y la despreocupación de muchos padres, con la falta de interés de catequizandos y alumnos, con trabas legislativas y administrativas. Ante ello puede que surja la tentación del desaliento. Esta, en formas diferentes a lo largo de la historia, es la nota de los seguidores de Jesús y de los enviados por la Iglesia. Pero no tengáis miedo, queridos catequistas y profesores. A todos os recuerdo la promesa de Jesús. “Sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 21). No, no estáis solos: el Señor resucitado os acompaña, os conforta y os alienta por la fuerza del Espíritu Santo y la cercanía de vuestra Iglesia, de vuestros compañeros y sacerdotes. Para sentir esta presencia es precisa la adhesión personal a Cristo y la comunión con su Iglesia. Todo catequista y profesor de religión ha de cuidar la vivencia de la fe, su conducta exterior y su adhesión a la Iglesia.
Un enviado por Jesús a través de su Iglesia en misión eclesial y al servicio de los educandos, no puede hacerse ilusiones acerca del éxito. Su misión no se basa en el éxito fácil e inmediato, sino en la fuerza de la gracia de Dios y en su fidelidad a Cristo y a su Iglesia. Su encargo no es recolectar, sino sembrar.
Que la Virgen María, que supo acoger con fe y obediencia la Palabra de Dios y transmitirla fielmente a los demás sea el modelo de catequistas y profesores. Que Ella os aliente, conforte y proteja en vuestra misión.
Tras tener que paralizarse el año pasado a causa de la pandemia de la Covid-19, la escuela de catequistas de nuestra Diócesis ha retomado este nuevo Curso Pastoral con ilusión y de forma presencial. Un curso que, en palabras del Delegado diocesano, D. Carlos Asensi, es especialmente importante porque está “marcado por la Reflexión Diocesana que también nos remite al Sínodo sobre la sinodalidad del año 2023 y el Año Jubilar diocesano por el 775º aniversario de la sede episcopal segorbina”.
Así, el próximo lunes 18 de octubre comenzará el 3er curso de catequistas en Castellón, en los salones parroquiales de Santa María, y el sábado 30 de octubre se iniciará el 2º curso en Segorbe, en el Seminario Menor Diocesano.
Cabe recordar que el curso completo consta de tres módulos que se imparten durante tres años consecutivos: el ser, el saber y el hacer del catequista. Las sesiones son presenciales y la metodología es activa, participativa y expositiva para lo cual se entrega el material necesario, así como la documentación complementaria, con el fin de ofrecer la posibilidad de ahondar en los contenidos.
La Iglesia Diocesana de Segorbe-Castellón ha acogido, con júbilo e inmensa alegría, a una nueva feligresa en la Parroquia de San Juan Bautista en la Vall d’Alba. Alma María Amor López ha recibido este mediodía los Sacramentos de Iniciación Cristiana de manos del Obispo de nuestra Diócesis, D. Casimiro López Llorente, en una celebración que ha tenido lugar en la misma parroquia.
Ha sido una celebración de profunda emoción, tanto para Alma María y su familia, como para la comunidad parroquial de La Vall d’Alba que la ha acompañado hoy, y el conjunto de la Iglesia diocesana de Segorbe-Castellón. La ceremonia ha estado presidida por nuestro Obispo y concelebrada por el párroco, D. Óscar Bolumar, y el Secretario D. Ángel Cumbicos y, en la parte musical ha participado el Coro parroquial de La Vilavella. En las semanas previas a la celebración de hoy, tal como ha mencionado D. Casimiro al inicio de la celebración, Alma María ha realizado los escrutinios y las celebraciones del «Padre Nuestro» y del «Credo» tal como indica el Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos y el Decreto del Catecumenado vigente en nuestra Diócesis.
Durante la homilía, D. Casimiro, ha tenido palabras de profundo cariño hacia Alma María por «recibir los Sacramentos ya adulta y libremente porque eso es testimonio para los demás». Este ha sido un día «muy grande – ha dicho el Obispo – para Alma María, para la comunidad parroquial de La Vall d’Alba y para nuestra Iglesia diocesana». Y es que D. Casimiro se había comprometido especialmente con Alma María (en proceso de recuperación de su enfermedad) en administrarle el Bautismo, la Confirmación y la Primera Comunión, «porque no hay nada más grande para un Obispo que ser mediador de la vida de Dios y de su palabra para los humanos».
La administración de los Sacramentos de Iniciación Cristiana suponen «la celebración de la vida de Dios en medio de nosotros» y, hoy, especialmente en la vida de la nueva feligresa y de su familia (esposo e hijo). El Señor ha actuado hoy de una forma especial a través de las manos de nuestro Obispo en favor de Alma María. En su camino de conversión ha estado acompañada por el párroco, Rvdo. D. Óscar Bolumar Asensi; por su madrina en la celebración, María Remolar; y por el grupo de oración de la parroquia.
El Señor, ha destacado D. Casimiro, «se sirve de representantes suyos como los pastores y las comunidades parroquiales para llegar a su encuentro, y poco a poco Él va tocando el corazón y tú – refiriéndose a Alma María- , has hecho este proceso ya adulta haciendo tuya su palabra y dejando que haya cambiando tu vida». De esta forma, en la predicación de nuestro Obispo durante su homilía, ha recordado qué celebramos en el Bautismo, la Confirmación y la Primera Comunión.
Bautismo
«A través del Bautismo celebramos el amor de Dios hacia la persona». De esta forma, hoy, Alma María ha «renacido a la vida de los hijos e hijas de Dios pues Él te limpia de toda mancha que se haya producido en tu vida para hacerte su hija amada y te entronca en el Misterio de Jesucristo haciéndote discípula de Él». Con el Bautismo de hoy, Alma María, ya forma parte de la comunidad parroquial de La Vall d’Alba y de la Iglesia diocesana de Segorbe-Castellón. «El Bautismo representa la muerte de Jesús y nuestra muerte en el pecado para renacer a la vida nueva que brota de la Cruz del Señor y que está representada en el Cirio Pascual»
Confirmación
Hoy el Señor ha estado grande, pues «te va a llenar con el Espíritu Santo en la Confirmación, llenándote de su amor para siempre. Y podrás contar con Él como tu padre, con Jesús como tu hermano, y con la Iglesia como tu familia», gracias al Don del Espíritu Santo recibido a través de la Confirmación por la imposición de las manos de nuestro Obispo. Este es un Don que es «fuerza que necesitamos todos y, especialmente tu, para sobrellevar estos momentos de dolor y de incertidumbre, ayudando también a tu familia a llevarlos». Y es que a través del Don del Espíritu Santo, «sabemos que Jesús nunca nos abandona, nos guía, siempre está ahí y te dará ánimo y fuerza en los momentos más duros», a través de la familia, los vecinos, pero también a través de la comunidad cristiana de la, Alma María, ya forma parte.
Con los dones recibidos hoy Alma María nunca más va a estar sola en su enfermedad, en la fe o en su crecimiento de vida espiritual, ha dicho D. Casimiro, «para que no decaigas y perseveres en el Don que hoy vas a recibir y que es la siembra de la vida del Señor dentro de ti, llamada a germinar, a madurar y a dar frutos de buenas obras, de santidad y de amor», también en el matrimonio y en la familia, ha exhortado D. Casimiro, porque estamos creados «por amor y para el amor», ha concluido el Obispo, dando paso a la Liturgia de la Eucaristía en la que Alma María ha recibido la Primera Comunión.
La Iglesia, como agente de evangelización, promueve con este libro que se ha publicado recientemente («Catequesis inclusiva: orientaciones para adaptar la catequesis a las personas con discapacidad»), una «catequesis abierta, apoyando así las adaptaciones necesarias para las personas con necesidades físicas, auditivas, visuales, intelectuales, mentales y orgánicas» ha confirmado Carlos María Asensi, Delegado diocesano de Catequesis y autor del libro junto a los delegados diocesanos de Santiago de Compostela, Madrid y Sevilla.
El objetivo general del libro es poder atender, a partir del conocimiento de las características y especificidades de cada discapacidad, «a todos los niños y niñas, así como a aquellos adultos para, siguiendo las pautas que ofrece esta guía se puedan incorporar a las catequesis parroquiales». Esta dirigido principalmente a catequetas y catequistas, así como a los agentes de pastoral diocesana y parroquial, pero también a los seminaristas, familias, teólogos y alumnado de Teología y Ciencias religiosas con intereses académicos, pastorales y catequéticos en la evangelización de las personas con necesidades de apoyo en la Iglesia. El libro se puede adquirir en la Delegación Diocesana de Catequesis (Palacio Episcopal en C/ Gobernador, 8).
Mediante la imposición de las manos de nuestro Obispo, D. Casimiro, y con la unción del crisma, veintinueve adultos han recibido el sacramento de la Confirmación en la Vigilia de Pentecostés, celebrada en la Concatedral de Santa María, en Castellón. Con ello, los confirmados reciben la fuerza del Espíritu Santo para seguir a Jesucristo en el día a día, también en los momentos de debilidad y dificultad.
Concluyen así el proceso de iniciación cristiana, para lo que se han estado preparando en sus respectivas parroquias, también participando en ellas. Concretamente, provienen de El Carmen, San Vicente Ferrer, San Francisco, San Cristóbal y San Pedro de Castellón, de Santa Isabel de Vila-real, de El Carmen del Puerto de Burriana, de La Asunción de Ntra. Sra. de l´Alcora, de San Bartolomé de Alfondeguilla, de la Virgen del Carmen de Onda y de La Asunción de Ntra. Sra. de Lucena del Cid.
D. Casimiro ha indicado como hoy se hace presente lo que vivieron los apóstoles, que estando encerrados en el cenáculo por miedo a los judíos reciben el Espíritu Santo, desvaneciéndose las preocupaciones y los miedos. El Obispo, sucesor de los apóstoles, es el eslabón que une un acontecimiento y otro.
Ha explicado lo que significa el Espíritu Santo, hablando de los dones que recibimos, ayudándonos éstos a ponernos al servicio de los demás, pues son para darlos al prójimo. También les ha animado a permanecer unidos a la parroquia en la que cada uno se ha preparado, a los sacerdotes que les acompañan, pues la fe se vive y se alimenta en la comunidad. Hay que cuidar el Espíritu como el aceite de una lámpara, decía, que si no se renueva se apaga la luz.
El Vaticano publicó ayer el Motu proprio «Antiquum ministerium» con el que el Papa Francisco establece el ministerio laical de catequista, una necesidad urgente para la evangelización en el mundo contemporáneo, que debe realizarse de forma secular, sin caer en la clericalización.
En el contexto de la evangelización en el mundo contemporáneo y ante “la imposición de una cultura globalizada”, de hecho, “es necesario reconocer la presencia de laicos y laicas que, en virtud del propio bautismo, se sienten llamados a colaborar en el servicio de la catequesis”.
Ya en 2018, mediante un videomensaje a los participantes en una conferencia internacional, el Papa habló de la necesidad de dar a este servicio una dimensión institucional en la Iglesia., afirmando con claridad que el «catequista es una vocación»: «Ser catequista, esa es la vocación, no trabajar como catequista».
Y ayer, el deseo del Santo Padre se tradujo en forma de este Motu proprio que establece formalmente el ministerio del catequista, desarrollando esa dimensión evangelizadora de los laicos indicada por el Concilio Vaticano II. Un papel al que, según dijo Francisco en el videomensaje, le corresponde “un primer anuncio”:
“Piénsenlo bien: en este mundo, en esta área de tanta indiferencia, vuestra palabra siempre será un primer anuncio, que llega a tocar el corazón y la mente de muchas personas que están a la espera de encontrar a Cristo. Incluso sin saberlo, pero lo están esperando. Y cuando digo el primer anuncio no lo digo solo en el sentido temporal. Por supuesto, esto es importante, pero no siempre es así. ¡El primer anuncio equivale a subrayar que Jesucristo muerto y resucitado por el amor del Padre, da su perdón a todos sin distinción de personas, si tan solo abren sus corazones para dejarse convertir! A menudo no percibimos el poder de la gracia que, a través de nuestras palabras, llega profundamente a nuestros interlocutores y los moldea para que puedan descubrir el amor de Dios”.
El delegado diocesano de Catequesis, Carlos Asensi, ha indicado que “es un motivo de alegría para la Iglesia, para la Diócesis y para todos los catequistas”, pues supone “un gran gesto en el que se valora y se da relevancia a la labor desinteresada que realizan miles de catequistas en todo el mundo, la mayoría mujeres”.
También ha querido agradecerles y felicitarles por el importantísimo trabajo que realizan “con paciencia y gran dedicación, en esta tarea de acercar a Jesucristo a nuestros niños y jóvenes en la Diócesis”. “Con la institucionalización oficial del ministerio del catequista se refuerza la importancia de este servicio en la vida de la Iglesia y en la construcción de las comunidades cristianas”, ha añadido.
Presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, la parroquia de San Vicente Ferrer de Castellón acogió ayer por la tarde la celebración de una Vigilia de Oración para los catequistas de la Diócesis. Estaba organizada por la Delegación de Catequesis, y consistió en la Eucaristía, Adoración del Santísimo y rezo de Vísperas. Concelebraron el Vicario General, Javier Aparici; el Vicario de Pastoral, Miguel Abril; el párroco, Juan Manuel Enrich; el vicario, Raúl López; y el Secretario Particular, Ángel Cumbicos.
El Delegado diocesano de Catequesis, Carlos Asensi, animó a los catequistas y fieles que asistieron a “dar gracias a Dios por la resurrección se su Hijo, porque se queda presente en medio de nosotros en la Eucaristía, porque siempre está a nuestro lado en la misión, y el sentirnos juntos, unidos, nos tiene que animar en estos tiempos difíciles”.
El Obispo, en la homilía indicó que en este Tiempo Pascual, “el Señor nos convoca para que estemos con Él, para que se afiance nuestra fe, en que está vivo y camina con nosotros, está entre nosotros”, y agradeció a la Delegación y a todos los catequistas “porque a pesar de este tiempo tan delicado, habéis seguido acompañando a aquellos que el Señor ha puesto en vuestras manos en este proceso de Iniciación Cristiana”.
“Un cristiano necesita tanto el alimento material como el espiritual”, explicó, el cristiano está siempre en proceso de crecimiento “y para ello hay que ofrecerles todo lo que tenemos, que es Cristo Jesús resucitado”. Ante la primera lectura proclamada (Hch. 9, 1-20), el encuentro transformador de San Pablo con el Señor, D. Casimiro habló de su conversión y de como le cambió la vida al que era perseguidor de cristianos, y como tras ella es “enviado a los gentiles para anunciar el nombre de Jesús”.
Todos, “catequistas, pastores, cristianos, estamos llamados por el Señor a dejarnos encontrar por Él”, y citando al Papa Benedicto XVI explicó que “se comienza a ser de verdad cristiano en un encuentro que cambia la vida”, para a continuación exhortar a “vivir el don que hemos recibido de Dios, el ministerio sacerdotal o el catequético, desde el centro, que es llevar a otros al encuentro redentor con el Señor resucitado”. “Ser cristiano es ser discípulo del Señor que viene, con alegría, seguir a Jesús, acogerle en el corazón y en el día a día”, continuó.
Ante la libertad religiosa, D. Casimiro indicó que “es un acto personal que cada uno hace decidido en conciencia, si cree o no, pero el cristianismo no se puede reducir al ámbito de la conciencia, al ámbito privado, al ámbito de la sacristía, sino que lleva en su propio fundamento el llevarlo a todos, porque Jesucristo, la Buena Noticia, el amor de Dios manifestado en su muerte y resurrección, está destinado a todos para que todo el que crea en Él tenga vida, y vida en plenitud, la vida eterna”.
El próximo viernes, día 23 de abril a las 19 h., la parroquia de San Vicente Ferrer de Castellón acogerá la celebración de una Vigilia de Oración para catequistas, que presidirá el Obispo, D. Casimiro.
Enmarcada en este Tiempo Pascual, está organizada por la Delegación de Catequesis, y consistirá en la Eucaristía, Adoración del Santísimo y rezo de Vísperas.
El Delegado diocesano, Carlos Asensi, anima “a reunirnos ese día para poner a Jesucristo en el centro de nuestro apostolado, acompañándonos espiritualmente los catequistas, una tarea que realiza el sacerdote en cada parroquia, pero también para ser Iglesia diocesana alrededor del Obispo”.
Además, esta Vigilia es importante “como signo de agradecimiento a esta tarea, que en medio de la pandemia ha sido complicada”, añade, pero “es el Señor quien nos convoca y nos anima a continuar en la misión”.
También, tal y como ha explicado, “quienes lo deseen pueden reunirse en sus parroquias, o unirse con la oración personal, a todos los demás catequistas y a nuestro Obispo, primer catequista de la Diócesis”.
Los niños de primer curso de catequesis de Primera Comunión de la parroquia de San Pedro Apóstol de Segorbe han aprovechado la catequesis previa a esta Semana Santa para elaborar manualmente un Vía Crucis. Los catequistas de la parroquia organizaron una excursión en la que vieron la representación del Vía Crucis, «se les explicó cada una de las estaciones y pudieron acompañar a Jesús siguiendo el mismo camino que Él recorrió llevando la Cruz por amor a cada uno de nosotros», según comenta Teresa, catequista de la parroquia. La idea surgió a raíz de un material remitido desde la Delegación Diocesana de Catequesis y, a partir de ahí, surgió esta sugerente idea que se fraguó a través de unas láminas que los niñas han ido trabajando, pintando y decorando manualmente y que ahora lucen ante el Sagrario de la parroquia.
El Vía Crucis estará expuesto durante toda la Semana Santa y hasta el Domingo de Resurrección. Este laborioso trabajo les ha ayudado, no solo a conocer la Pasión de Jesús, sino a meditar cada una de las Estaciones del recorrido que Jesús hizo el Viernes Santo.
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