El pasado 18 de julio se celebró, en la Parroquia de San Cristóbal de Castellón, la Misa Blanca, especialmente por los médicos y personal sanitario en un contexto político y social que no es favorable a la vida.
De hecho la convocatoria se llevó a cabo a nivel nacional y se organizaron celebraciones en diferentes diócesis españolas. Tal como afirman los organizadores, en España, «las leyes contra la vida humana son cada vez más agresivas». A la despenalización del aborto en 1985, se sumó, primero una ley de supuestos, y la ley de plazos en 2010, siendo el aborto, en la actualidad, «prácticamente un derecho que nadie cuestiona». A ello se suma la ley de la Eutanasia que también implica directamente al personal sanitario.
En este momento, los médicos y sanitarios que, por cualquier razón no quieran participar en estas prácticas, han de inscribirse en un listado, por lo que, como aseguran «vamos a quedar marcados».
La celebración en nuestra Diócesis, estuvo presidida por D. David Escoín, Delegado Diocesano para la Salud, y contó con el testimonio de Carolina Trujillo, colaboradora en la Pastoral de la Salud, es médico provida, residente de medicina familiar en el Hospital General, casada y madre de 8 hijos.
Bajo el título «¡Que no decidan por tí!», el video-turorial ha sido elaborado por la Delegación de Medios de Comunicación del Obispado a instancias de Mons. Casimiro López.
En el mismo se recogen los pasos a dar para poder elaborar el Documento de Voluntades Anticipadas, al objeto de poder resolver las dudas que el procedimiento administrativo requiere.
Nuestra Diócesis, siguiendo la recomendación de D. Casimiro, está tratando de dar visibilidad a la importancia de manifestar, como cristianos, que defendemos la vida desde su concepción hasta su muerte natural y, siendo así, apostar por los cuidados paliativos haciendo frente a la cultura de la muerte que se trata de imponer en la sociedad actual.
Recordamos que los Obispos de las diócesis con territorio en la Comunidad Valenciana (Valencia, Orihuela-Alicante y Segorbe-Castellón) presentaron un modelo propio de Documento de Voluntades Anticipadas, el pasado mes de octubre, para garantizar los derechos de la persona en el final de su vida.
Desde entonces, en nuestra Diócesis, los fieles pueden asesorarse en las parroquias, donde se les apoya para guiarles en la cumplimentación y requisitos necesarios para elaborar y registrar el Documento.
Palabras de Mons. Casimiro López en la Jornada por la Vida
La Virgen Peregrina de los Desamparados acoge la oración por la vida de la Diócesis en la Basílica de Lledó
Ayer tarde, la ciudad de Castellón acogía a la Mare de Déu dels Desamparats coincidiendo con la Jornada Diocesana por la Vida. Además, la celebración de ayer coincidía, en el calendario litúrgico, con la Anunciación del Señor, día de la concepción de la Virgen María, a nueve meses de dar a luz al Unigénito, el Hijo de Dios, el Salvador.
No en vano, la Iglesia celebra en este día la Jornada en defensa de la Vida teniendo como modelo a María, concebida sin pecado original, pura y sin mancha, y elegida por Dios para ser la Madre de su hijo. Tal día como ayer, hace más de dos mil años, todo cambió gracias al «SÍ» de María.
Así lo hizo constar Mons. Casimiro López Llorente, durante la Eucaristía previa a la Vigilia de Oración poniendo a María como modelo en su lucha contra el pecado y la tentación. Ejemplo de santidad y pureza, que llevó a cabo la voluntad de Dios a pesar de las dificultades y desafíos que tuvo que enfrentar.
A las 20h de la tarde daba comienzo la Vigilia de Oración por la Vida que, organizada por la Delegación Diocesana para la Familia y la Defensa de la Vida, unió en torno al rezo del Santo Rosario a diferentes movimientos, asociaciones y fieles.
Cada uno de los Misterios del Rosario estuvo precedido de la correspondiente meditación por parte de representantes de los grupos participantes: Equipos de nuestra Señora , Comunidad de las Bienaventuranzas, grupos de matrimonios, las Hernanas de la S. F. de Nazaret, representantes de 40dias por la Vida, y también de Pro vida. En la Vigilia también participó la Pastoral de la Salud.
Primer Misterio: LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS.
“Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús” Lc. 1, 31
María se turbó con las palabras del Ángel, pero a su vez se fio, y se regocijó por cumplir la voluntad de Dios. Acogió en su seno al Salvador, como toda criatura, que desde el mismo instante de su concepción es una nueva vida creada por Dios, a su imagen y semejanza, creada por amor y para amar.
Eliminar una vida humana, un embrión o feto, es una grave equivocación, nunca es solución para un problema. Las leyes que promueven el aborto, son injustas, puesto que no amparan ningún bien, lo que hacen es legalizar la muerte de personas indefensas e inocentes. El hombre no puede decidir, por sí mismo, quién puede vivir y quién no, no podemos suplantar el acto amoroso de Dios que nos dice: “Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado” (Jr.1,5).
Se rezó, por intercesión de María, para que el Espíritu nos enseñe el valor sagrado de la vida humana desde el instante de su concepción; que las madres gestantes acojan con generosidad la vida naciente y encuentren los medios necesarios para superar aquellas dificultades que encuentren; que los sanitarios cuiden cada vida puesta a su cuidado y tengan la fortaleza de objetar en conciencia para no convertirse en cooperadores de la muerte; que los gobernantes dicten leyes que protejan la vida humana; y que la Iglesia, nuestra Madre, cumpla con libertad su misión de promover el evangelio de la vida.
2º Misterio: LA VISITACIÓN DE NUESTRA SEÑORA A SU PRIMA SANTA ISABEL
“María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludo a Isabel.” Lc. 1, 39-40
Muchas veces las personas tienes que salir de su tierra, por necesidad, por voluntad de conseguir unas mejores condiciones para su familia, para evitar poner en peligro sus vidas, porque son perseguidos. Los inmigrantes y refugiados, deben ser cuidados y acogidos, como hermanos, respetando la propia dignidad vital que nos hace iguales. Como dice el Papa Francisco: “La guerra es el suicidio de la humanidad, porque mata el corazón. La guerra viene del odio, de la envidia, del deseo de poder”, la guerra no soluciona ningún problema, sino que genera sufrimiento y miseria.
La oración, por intercesión de María, se elevó para que nos enseñe a acoger y acompañar a aquellos hermanos que huyen de sus tierras por las presiones políticas, jurídicas, económicas o bélicas; que buscan en una nueva tierra óptimas condiciones de desarrollo; que la prueba a la que se ven sometidos sea superada con la alegría de una buena acogida; que sus ansias de justicia y libertad se vean colmadas con la pronta reconciliación y la paz verdadera; que se ponga fin a todas las causas que obligan a estos traslados, que el Espíritu Santo conquiste los corazones de aquellos que tienen el poder para parar el terrorismo, las guerras, las persecuciones y sean capaces de dialogar y velar por el bien de quienes sufren.
Tercer Misterio: EL NACIMIENTO DEL HIJO DE DIOS EN BELÉN
“Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él” Lc. 2, 14
Ayer hace 28 años promulgaba, San Juan Pablo II, la Encíclica Evangelium Vitae, allí nos decía: “el suicidio es siempre moralmente inaceptable (…). La tradición de la Iglesia siempre lo ha rechazado como decisión gravemente mala.(…) el suicidio, bajo el punto de vista objetivo, es un acto gravemente inmoral, porque comporta el rechazo del amor a sí mismo y la renuncia a los deberes de justicia y de caridad. (…) constituye un rechazo de la soberanía absoluta de Dios sobre la vida y sobre la muerte”. ¡Cuánta desolación y tristeza debe pasar por las mentes de aquellos que no ven otra salida más allá de la muerte y deciden suicidarse!. Y ese dolor, se extiende a los familiares y seres queridos, que dejan huella de desolación difícil de borrar, por no haberse dado cuenta de la gravedad de la situación y por ello no haber sido capaces de evitar el desastre.
Se oró, por intercesión de María, por los familiares y amigos de las personas que se han suicidado para que contemplando a Cristo recién nacido, reciban el consuelo y la paz en medio de su dolor; que nuestros jóvenes no vean como salida a su situación, por difícil que sea, el suicidio, sino que nos encuentren abiertos a colaborar y encontrar soluciones a los problemas que les afectan y que no saben como superar; que aquellos que se encuentren en situaciones vitales que no saben como resolver, en la oscuridad, en la tribulación, que la misericordia de Dios les guié a una solución asumible y que encuentren la paz sin necesidad de morir.
4º Misterio: LA PRESENTACIÓN DEL NIÑO JESÚS EN EL TEMPLO.
“Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: ”Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido…” Lc. 2, 28-29
En nuestra sociedad se está empezando a desvirtuar el papel de las personas mayores, estos molestan, se reformula su papel y su importancia, son apartados en muchas ocasiones de los entornos familiares, separados de los suyos. Debemos poner en valor estas vidas, que nos han dado la nuestra, puesto que con su cooperación generosa y fiel en la obra divina nos han transmitido la vida que hemos recibido. Su contribución vital en los ámbitos social y eclesial es fundamental e insustituible, por lo que deben tener un papel protagonista, donde su voz sea escuchada y respetada. Simeón, anciano justo y piadoso, alcanzó su plenitud al tener en sus manos a Jesús, su vida cumplió su finalidad con ello, que nuestros mayores acojan con la misma gratitud el fin de sus días, y que sus familiares estén preparados para vivir esta mudanza de este mundo con la esperanza de un reencuentro en la eternidad.
Se elevó oración, por intercesión de María, para que acojamos a los mayores como tesoros de experiencia y sabiduría, para que ayuden a los jóvenes a mirar el futuro con esperanza y responsabilidad; que las familias tengan el suficiente apoyo, y en su caso, ayudas, para prestar un cuidado adecuado a los ancianos, para que sean atendidos cuidando su dignidad humana; que llegados al fin de sus días sus familiares lo vivan desde la esperanza y no desde la desesperación.
5º Misterio: EL NIÑO PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO.
“Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas” Lc. 2, 47-47.
El papa Benedicto XVI subrayó la necesidad de tener “valor para decir con claridad que la eutanasia es una falsa solución al drama del sufrimiento, una solución que no es digna del hombre. La verdadera respuesta no puede ser la de provocar la muerte, por dulce que sea, sino testimoniar el amor que ayuda a afrontar el dolor y la agonía de modo humano”. Es moralmente inaceptable, cualquiera que sean los motivos y los medios, la eutanasia directa poniendo fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas.
Por intercesión de María, se rezó para obtener las fuerzas necesarias para ofrecer el sufrimiento de la enfermedad; que las leyes no impongan ni ofrezcan como derecho y solución la muerte que sólo Dios puede decidir; que valoremos nuestra vida como un don del que no podemos disponer; que los sanitarios no colaboren poniendo fin a la vida humana; que los cuidados paliativos no se conviertan en un ensañamiento terapéutico ni en una eutanasia encubierta; que obremos rectamente al dictar nuestro testamento vital para llegado el momento se actúe en consecuencia con nuestra voluntad.
El sexto Domingo de Pascua celebramos la Pascua del Enfermo. Concluye así la Campaña anual dedicada a los enfermos que iniciamos el 11 de febrero, fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, bajo el lema “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” (Lc 6,36). El papa Francisco recuerda que se ha avanzado mucho, pero que “todavía queda mucho camino por recorrer para garantizar a todas las personas enfermas la atención sanitaria que necesitan, así como el acompañamiento pastoral para que puedan vivir el tiempo de la enfermedad unidos a Cristo crucificado y resucitado”.
Dios es misericordioso y nos cuida con la fuerza de un padre y la ternura de una madre. El testigo supremo del amor misericordioso del Padre a los enfermos es su Hijo unigénito. Jesús es la misericordia encarnada de Dios. En efecto, los Evangelios nos narran los continuos encuentros de Jesús con las personas enfermas para acompañar su dolor, darle sentido y curarlo. Jesús siempre se acerca y atiende a los enfermos, especialmente a los que han quedado abandonados y arrinconados por la sociedad. La cercanía y compasión de Cristo hacia los enfermos, sus numerosas curaciones de dolientes de toda clase son un signo maravilloso de que Dios ha visitado a su pueblo y del amor de Dios hacia cada uno de ellos. La compasión de Jesús hacia todos los que sufren llega hasta identificarse con ellos: “estuve enfermo y me visitasteis” (Mt 25, 36).
Los discípulos de Jesús estamos llamados a hacer lo mismo. Los enfermos no nos pueden ser indiferentes: no podemos olvidarlos, ocultarlos o marginarlos. Ante los enfermos, que siempre tienen un rostro concreto, Jesús nos pide acercarnos y detenernos, escucharles y establecer una relación directa y personal con cada enfermo, sentir empatía y conmoción por él o por ella, dejarse involucrar en su sufrimiento hasta llegar a hacerse cargo de él por medio del servicio, como hace el buen Samaritano (cf. Lc 10,30-35). En la atención gratuita y en la acogida afectuosa de cada vida humana, sobre todo de la débil y enferma, el cristiano expresa un aspecto importante de su testimonio evangélico siguiendo el ejemplo de Cristo, que se ha inclinado ante los sufrimientos materiales y espirituales del hombre para curarlos.
Este es el amor fraterno que todo cristiano y toda comunidad cristiana hemos de tener hacia los enfermos. El mismo Jesús encargó a sus discípulos la atención de los enfermos. Por ello el acompañamiento y cuidado cercano y fraterno de los enfermos, hechos con compasión y gratuidad, no puede faltar nunca en nuestra Iglesia diocesana y en cada parroquia. Los enfermos han de ocupar un lugar prioritario en la oración, vida y misión de todas nuestras comunidades cristianas y de los cristianos, siguiendo las palabras de Jesús y su ejemplo al modo del buen Samaritano. Contamos con un buen número de visitadores de enfermos en muchas parroquias y, en los hospitales, con muchos voluntarios: junto con los sacerdotes y los capellanes, se acercan a los enfermos, a sus familias y al personal sanitario para acompañarles humana y espiritualmente. Cada vez hay más personas enfermas y solas a las que acercarse y cuidar. Incluso cuando no es posible curar, siempre es posible cuidar, siempre es posible consolar, siempre es posible hacer sentir nuestra cercanía.
El mayor dolor es el sufrimiento moral ante la falta de esperanza. Los cristianos hemos de estar siempre dispuestos a dar razón de nuestra esperanza a todo el que nos la pida (cf. 1 Pe 3, 15). No se trata de una esperanza cualquiera, sino de una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente, aunque sea doloroso, porque lleva a una meta segura. Cristo Jesús es nuestra Esperanza, la única esperanza que no defrauda. Jesús ha muerto y resucitado para que todo el que crea en Él tenga vida, y vida eterna.
Para los cristianos es obligado acompañar al enfermo, pero lo es también ayudarle a abrir su corazón a Dios y confiar en Él para no dejar de esperar en la vida eterna y gloriosa, cuyo camino ha abierto Jesús con su muerte y resurrección. Jesús, el Hijo de Dios, asumió nuestro dolor y nuestra muerte en la cruz, e hizo de ellos camino de resurrección. Desde entonces, el sufrimiento y la muerte tienen una posibilidad de sentido. Desde hace dos mil años, la cruz brilla como suprema manifestación del amor de Dios que nunca nos abandona ni tan siquiera en la muerte: Dios acoge la entrega de su Hijo en la cruz por amor a la toda la humanidad y lo resucita a la Vida gloriosa de Dios. Quien sabe acoger la cruz en su vida y se entrega a Dios como Jesús, experimenta cómo el dolor y la muerte, iluminados por la fe, se transforman en fuente de esperanza, de salvación y de Vida.
“Acompañar en la soledad” es el lema de la Jornada Mundial del Enfermo 2020. El departamento de Pastoral de la Salud, dentro de la Comisión Episcopal de Pastoral, ha editado los materiales para esta Campaña que en España tiene dos momentos: el 11 de febrero, festividad de Nuestra Señora de Lourdes, es el Día del enfermo, de carácter mundial. La Iglesia en España celebra el próximo domingo 17 de mayo la Pascua del enfermo.
Esta mañana se ha celebrado la I Jornada Diocesana de Pastoral de la Salud, a la que han asistido voluntarios, sanitarios, visitadores de enfermos, sacerdotes, religiosas, así como miembros de varios movimientos y asociaciones como Hospitalidad Ntra. Sra. de Lourdes o Vida Ascendente.
Tras la oración con la que ha comenzado la jornada, el sacerdote Francisco Román, director del secretariado diocesano de pastoral del enfermo y del mayor de la diócesis de Orihuela-Alicante, ha presentado su conferencia sobre la nueva organización y el funcionamiento del secretariado en dicha diócesis.
«Al principio empezamos trabajando en encontrar la forma con la que poder realizar nuestra labor con las dos realidades con las que nos encontramos, ya que por un lado están los enfermos, y por el otro los mayores, las dos muy grandes y muy importantes».
«Estas realidades no siempre van unidas – ha dicho – pues el enfermo no tiene porque ser mayor, y el mayor no siempre tiene porque estar enfermo, y cada una tiene sus propias características y sus propias necesidades».
De igual modo que la realidad del enfermo de hoy no es la misma que la del enfermo de los años 90, «también ha cambiado mucho la realidad del mayor, por muchos factores, como la inversión de la pirámide poblacional, el envejecimiento de la población, la baja natalidad, la proliferación de las residencias de mayores», ha proseguido.
«¿Y qué les ofrecemos?, ¿qué respuesta les damos?, ¿estamos llegando a ellos? – ha continuado – en mi opinión, las delegaciones o secretariados de la salud, del enfermo, del mayor, deben cumplir una función de servicio, ya que es el delegado el que debe ir a las parroquias a preguntar e interesarse por la situación en la que se encuentran y por las necesidades concretas que puedan tener, así como ayudar a dar soluciones».
Desde esta perspectiva, la diócesis de Orihuela-Alicante creó la figura de los coordinadores, de modo que cada zona pueda estar atendida por dos laicos y un sacerdote. «Se trata de dos figuras bien delimitadas, así, por un lado está el sacerdote, que cumple con las funciones de consiliario, que acompaña, orienta, anima, administra los sacramentos, y por el otro están los dos coordinadores, que se encargan de la coordinación, de convocar, de llegar a la gente y de detectar posibles problemas en su zona».
Una vez finalizada la conferencia, esta primera jornada de pastoral de la salud ha concluido con el trabajo por grupos y con la puesta en común de los asistentes.
El 11 de febrero se celebra la festividad de Nuestra Señora de Lourdes, conmemorando la primera de las 18 apariciones de la Virgen a la joven francesa Bernadette Soubirous en 1858, presentándose como la “Inmaculada Concepción”.
En una de las apariciones, la del 25 de febrero, la Virgen le pidió a la niña de catorce años que bebiera de una fuente inexistente, «me dijo que fuera a beber a la fuente (…). No encontré más que un poco de agua fangosa. Al cuarto intento, conseguí beber», contó la santa, que tras escarbar en la tierra surgió un manantial de la gruta de Massabielle. Cabe recordar, que las reliquias de la santa pasaron por la Diócesis el pasado mes octubre.
A esta gruta acudió Catalina Latapie durante la aparición del 1de marzo, quien mojando su brazo dislocado en el agua del manantial recuperó la salud. Desde entonces, millones de personas visitan el lugar desde la fe y la oración en busca de curación física o espiritual.
Por este motivo, la Iglesia también celebra cada 11 de febrero la “Jornada Mundial del Enfermo”, en esta ocasión con las palabras que pronuncia Jesús, «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré» (Mt 11,28).
El Papa Francisco, en el mensaje para esta jornada, indica que «Jesús dirige una invitación a los enfermos y a los oprimidos, a los pobres que saben que dependen completamente de Dios y que, heridos por el peso de la prueba, necesitan ser curados».
Se trata pues de una situación que entiende, porque «él mismo se hizo débil, vivió la experiencia humana del sufrimiento y recibió a su vez consuelo del Padre. Efectivamente, sólo quien vive en primera persona esta experiencia sabrá ser consuelo para otros» añade el Papa en su mensaje.
Con motivo de esta jornada, la Diócesis también celebrará la I Jornada Diocesana de Pastoral de Salud el próximo sábado, 15 de febrero, en el Seminario Mater Dei. Eloy Villaescusa, Delegado Diocesano de Pastoral de la Salud, ha explicado que «la labor que hacemos los capellanes de hospital es atender a los enfermos y a sus familias en las necesidades espirituales y humanas que puedan tener», por lo que «es importante relanzar esta pastoral a nivel diocesano para poder dar un mejor servicio a nuestros mayores, a nuestros enfermos y a sus familias en todo aquello que puedan necesitar de nosotros».
A esta jornada están convocados todos aquellos que tengan interés, pero especialmente aquellos que tengan alguna relación con esta pastoral, como puede ser Hospitalidad Ntra. Sra. de Lourdes, Vida Ascendente, profesionales sanitarios, voluntarios, sacerdotes o visitadores de enfermos.
PROGRAMA I JORNADA DIOCESANA DE PASTORAL DE SALUD
10h. Acogida
10:30h. Oración
10:45h. Conferencia de D. Francisco Delegado, Pastoral de la Salud de Orihuela – Alicante
Dentro de la semana en la que celebramos la festividad de Ntra. Sra. de Lourdes (11 de febrero), la Diócesis celebrará la I Jornada Diocesana de Pastoral de Salud el 15 de febrero, sábado, en el Seminario Mater Dei.
Eloy Villaescusa es el Delegado Diocesano de Pastoral de la Salud, quien ha explicado que «con el objetivo de organizar esta jornada y de ayudarnos mutuamente en nuestra misión, el pasado 20 de enero, los capellanes de hospitales de nuestra Diócesis tuvimos un encuentro fraterno en el Hospital Provincial».
Continúa explicando que «la labor que hacemos los capellanes de hospital es atender a los enfermos y a sus familias en las necesidades espirituales y humanas que puedan tener”. Por este motivo, continúa Eloy, «es importante relanzar esta pastoral a nivel diocesano, para conocernos y ayudarnos mejor, y poder así, dar un mejor servicio a nuestros mayores, a nuestros enfermos y a sus familias en todo aquello que puedan necesitar de nosotros».
«A esta jornada están convocados todos aquellos que tengan interés, pero especialmente aquellos que tengan alguna relación con esta pastoral, como puede ser Hospitalidad Ntra. Sra. de Lourdes, Vida Ascendente, profesionales sanitarios, voluntarios, sacerdotes o visitadores de enfermos», concluye el Delegado Diocesano.
Cabe recordar, que la Diócesis cuenta actualmente con 8 capellanes de hospital, que realizan su misión en el General, el Provincial, La Plana, Rey Don Jaime, y La Magdalena.
PROGRAMA
10h. Acogida
10:30h. Oración
10:45h. Conferencia de D. Francisco Delegado, Pastoral de la Salud de Orihuela – Alicante
El domingo 26 de mayo, VI de Pascua, se celebra la Pascua del Enfermo. Con este motivo la Delegación de Pastoral de la Salud organiza una Eucaristía el mismo día a las 11h en la capilla de Cristo Rey del Hospital Provincial, en Castellón. La celebración incluirá la administración del sacramento de la unción de enfermos para quien la necesita. El delegado diocesano, Eloy Villaescusa, invita a enfermos, mayores, familias, colaboradores y fieles a participar. El acto religioso estará presidido por el Vicario de Pastoral, Miguel Abril.
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