1ª LECTURA

Isaías 26,1-6

Aquel día, se cantará este canto en la tierra de Judá:
«Tenemos una ciudad fuerte, ha puesto para salvarla murallas y baluartes:
Abrid las puertas para que entre un pueblo justo, que observa la lealtad; su ánimo está firme y mantiene la paz, porque confía en ti.
Confiad siempre en el Señor, porque el Señor es la Roca perpetua. Doblegó a lssos habitantes de la altura, a la ciudad elevada; la abatirá, la abatirá hasta el suelo, hasta tocar el polvo. La pisarán los pies, los pies del oprimido, los pasos de los pobres».

Salmo: Sal 117, 1 y 8-9. 19-21. 25-27a
R. Bendito el que viene en nombre del Señor.


Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los hombres, mejor es refugiarse en el Señor que fiarse de los jefes. R.
Abridme las puertas de la salvación, y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor: los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste y fuiste mi salvación. R.
Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios, él nos ilumina. R.

EVANGELIO

Mateo 7, 21. 24-27

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».

COMENTARIO

EL MEJOR ‘SPOILER’ DE TODOS LOS TIEMPOS

Año 1999. Final de la Champions. El Bayern de Munich mantiene el resultado. De hecho, va ganando prácticamente durante todo el partido 1-0 y ha puesto el ‘cerrojo’ en su portería. La victoria y la copa está asegurada. Llega el minuto 90 y los alemanes ya piensan en los festejos y en la muy trabajada victoria.

Entonces sucede lo impensable. En dos minutos el Manchester United mete dos goles y el partido concluye. Se acabó. La final de la Champions y la copa es para el equipo inglés. Los que tuvimos la oportunidad de ver el partido en directo y no teníamos especial afiliación por ningún equipo -tan sólo queríamos ver fútbol- nos quedamos con la boca abierta. Mientras veíamos cómo los ingleses levantaban la copa todavía estábamos tratando de ‘procesar’ lo que había sucedido. El equipo alemán, por supuesto, también.

Conocí una vez una persona que afirmaba que los cristianos vamos ‘de derrota en derrota hasta la victoria final’. Tal vez tenga algo de razón. Lo cierto es que el único motivo por el que esa victoria llegará es porque Dios juega en nuestro equipo. Nada más. Y nada menos.

En la primera lectura de hoy se nos hace un maravilloso ‘spoiler’ de la mejor película de todos los tiempos: nuestra propia historia. En efecto, allí podemos leer: “aquel día se dirá: ‘Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara’”. Lo esperábamos y lo hizo. Todo parecía perdido hasta que decidió dar ‘un golpe encima de la mesa’ y remontó el partido. Sólo Él podía hacerlo y lo hizo. Y eso, para los que vivimos en nuestro tiempo esas palabras vienen a significar: ‘Sólo Él puede hacerlo y lo hará’. Lo ha prometido

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