viernesicuaresma2018

1ª LECTURA

Ezequiel 18,21-28

Esto dice el Señor Dios:

«Si el malvado se convierte de todos los pecados cometidos y observa todos mis preceptos, practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá. No se tendrán en cuenta los delitos que cometidos; por la justicia que ha practicado, vivirá. ¿Acaso quiero yo la muerte del malvado -oráculo del Señor Dios-, y no que se convierta de su conducta y que viva? Si el inocente se aparta de su inocencia y comete maldades como las acciones detestables del malvado, ¿acaso podrá vivir?. No se tendrá en cuenta sus obras justas. Por el mal que hizo y por el pecado cometido, morirá.

Insistís: “No es justo el proceder del Señor.” Escuchad, casa de Israel: ¿Es injusto mi proceder?,

¿No es más bien vuestro proceder el que es injusto?

Cuando el inocente se aparta de su inocencia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él salva su propia vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá».

SALMO

Sal 129, 1-2. 3-4. 5-7a. 7bc-8

R. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. R.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón, y así infundes temor. R.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora. R.
Porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa;
y él redimirá a Israel de todos sus delitos. R.

EVANGELIO

San Mateo 5, 20-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la “gehena” del fuego. Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.

Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».

COMENTARIO

Es la comunión. Por encima de todo está la «comunión de los santos». Ante nosotros se presentan, en tantas ocasiones, dos caminos: el camino de la vida y el camino de la muerte; amar u odiar; el que se entrega a su prójimo y lo ama como a sí mismo o el que se reserva y se busca en todo.

La justicia de los escribas y fariseos no es un modo de actuar mediocre. ¿Quién de nosotros no reclama sus derechos, su posición, cuando es vejado? ¿Quién no se exaspera al sufrir la «injusticia», aunque no siempre sea tal, y acaba guardando rencor a su hermano? La justicia de Dios, sin embargo, ha sido esta: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34). En el corazón de Cristo siempre ha estado la voluntad del Padre: tu salvación. A pesar de todo.

Pidamos con fe al Señor que moldee nuestro corazón, pues no hablamos aquí de dificultades, sino de algo imposible para nosotros. Sólo Dios es Dios. Sólo él, que es Amor, nos concede el amor. “Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y encontrar el favor de un auxilio oportuno” (Hb 4,16).

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