Preparando el Año de la Fe
Queridos diocesanos:
Con sorpresa y gratitud recibíamos en octubre pasado la convocatoria de un “Año de la Fe” por el Papa Benedicto XVI. Así lo hacía en su Carta Apostólica “Porta fidei”; es una carta hermosa, profunda y clarividente, cuya lectura, reflexión y meditación recomiendo a todos, especialmente a los sacerdotes, familias cristianas, catequistas y profesores de religión. El ‘Año de la Fe” comenzará el 11 de octubre de 2012, fecha del 50° aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y concluirá el 24 de octubre de 2013, Festividad de Cristo, Rey del Universo. Su inicio coincidirá con la celebración en Roma del Sínodo de los Obispos sobre la nueva evangelización para la transmisión de la fe. La nueva evangelización y transmisión de la fe sólo se podrá llevar a cabo si la fe de bautizados y pastores es una fe vigorosa y expansiva, una fe formada en la fe de la Iglesia y comprometida con la sociedad y la cultura, una fe celebrada y testimoniada, una fe viva y activa, una fe coherente, humilde y firme.
Los bautizados, cuantos formamos la Iglesia, necesitamos ser de verdad creyentes en Cristo Jesús, el Hijo de Dios, el Salvador, el Señor resucitado: Él no pertenece al pasado, sino al presente; Él es el Viviente, eternamente presente en nuestra historia. Él sale a nuestro encuentro en su Palabra, en sus Sacramentos, en cada hombre y en cada acontecimiento: él quiere darnos su Vida, la Vida de Dios, que es la vida eterna y feliz. Cristo Jesús nos ofrece la verdad, porque él es la Verdad. Cristo Jesús nos ofrece la liberación de nuestros pecados y esclavitudes y nos da la Salvación.
El Señor está a nuestra puerta y llama, desea que le abramos nuestro corazón, que nos fiemos de él y confiemos en él, que le acojamos en fe y nos convirtamos a él. Quien cree, le presta una adhesión personal total de mente y de corazón a Él y a su Palabra tal como nos llega en la tradición de la fe de la Iglesia, y deja que su mente y su corazón se transformen para pensar y sentir como él. Quien cree de verdad en Cristo Jesús seguirá sus pasos, será discípulo suyo junto con el resto de los creyentes en la comunión de la fe, vida y misión de la Iglesia. El verdadero discípulo de Jesús será testigo suyo y del Evangelio, vida para el mundo y fuerza de transformación de la sociedad.
El ‘Año de la Fe’ es una ocasión propicia para que los bautizados volvamos a valorar el don divino de nuestra condición de cristianos y la riqueza de la fe cristiana. Hoy más que nunca necesitamos recuperar la alegría de ser cristianos, la felicidad interior de conocer a Cristo y de pertenecer a su Iglesia. El ‘Año de la Fe’ es un momento de gracia para ahondar en la fe, profesarla, celebrarla, confesarla y testimoniarla. En esta iniciativa se siente el fuerte impulso del Espíritu Santo en este momento de la historia. Porque la crisis de nuestra Iglesia en Occidente -afirmó Benedicto XVI en su reciente viaje a Alemania y repitió hace unos días en el Discurso de fin de año a la Curia Romana “es una crisis de fe”. Si la fe no adquiere nueva vitalidad, con una convicción profunda y una fuerza real gracias al encuentro con Jesucristo en el seno de la Iglesia, todas las demás reformas e iniciativas serán ineficaces.
Tenemos todavía nueve meses para preparar este ‘Año de la Fe’. Nuestra Iglesia se ha de poner ya en oración para que esta convocatoria del Papa llegue a nuestros corazones, a nuestras comunidades y también a nuestros planes pastorales.
Con mi afecto y bendición,
+ Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón
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