La píldora abortiva
Queridos diocesanos:
El Gobierno ha decidido que, en breve, se pueda adquirir en las farmacias de todo el territorio español la ‘píldora del día después’ sin receta médica y sin límite de edad. Además la presenta como un ‘método anticonceptivo para casos de emergencia’. ¿Es esto verdad?
La vida humana y el embarazo comienzan con la fecundación del óvulo. En el caso de la ‘píldora del día después’ no se trata de impedir la fecundación del óvulo (anticonceptivo), sino de eliminar un posible óvulo fecundado (abortivo). En efecto, la píldora del día siguiente es un preparado de hormonas que se ha de tomar dentro de las 72 horas siguientes a una relación sexual susceptible de dar lugar a un embarazo. Las altas dosis de hormonas impiden que el útero acoja al embrión eventualmente concebido. Si ha habido una concepción, el embrión no logra implantarse en el endometrio. El resultado es la expulsión y la pérdida del embrión. La píldora del día después es, por tanto, una autentica técnica abortiva y no anticonceptiva, como se ha afirmado.
Se trata, pues, de un fármaco destinado a acabar con la vida incipiente de un ser humano. Su empleo es un método abortivo en la intención y en el efecto posible. En la intención, porque con su uso se pretende que, si ha habido fecundación, el óvulo fecundado no llegue a anidar en el útero y muera, siendo expulsado del cuerpo de la madre. Lo que objetivamente se persigue es, pues, un aborto precoz, aunque tal aborto sólo se produzca efectivamente si ha habido fecundación.
Como ya enseño el Siervo de Dios, Juan Pablo II, “desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo. A esta evidencia de siempre… la genética moderna otorga una preciosa confirmación. Muestra que desde el primer instante se encuentra fijado el programa de lo que será ese viviente: una persona, un individuo con sus características bien determinadas. Con la fecundación se inicia la aventura de una vida humana” (Donum Vitae, 60).
El aborto con píldora también es aborto, la eliminación de un ser humano inocente, aunque no haya derramamiento de sangre. Ante la propagación de una ‘cultura de la muerte’, hemos de trabajar para que toda vida humana concebida sea acogida, respetada y cuidada. El recurso a prácticas abortivas no es el camino para resolver los embarazos no deseados y no deseables, en particular entre los más jóvenes. Intentar enmascarar la realidad de la píldora del día después por motivos políticos, comerciales o de cualquier otra clase, perjudica a las personas, a la sociedad y al bien común.
La difusión y el uso de la píldora del día después son prácticas moralmente reprobables por tratarse de un aborto provocado. De ello son también responsables todos aquellos que cooperan con tal procedimiento. Animo a los profesionales de farmacia a ejercer su derecho de objeción de conciencia. Y pido a los padres y educadores católicos a promover una verdadera educación afectivo-sexual que ayude a los adolescentes y jóvenes a vivir la sexualidad de forma responsable, y a que no se dejen llevar por las campañas engañosas del sexo libre y seguro.
Con mi afecto y bendición,
+ Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón
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