Mensajeros de Dios
Queridos diocesanos:
A final de septiembre y principio de octubre, la Iglesia recuerda en la liturgia a los ángeles: el 29 de septiembre a los Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael y el 2 de octubre a los Santos Ángeles custodios. La policía los ha elegido como patronos: la policía municipal al Arcángel San Miguel y la policía nacional a los Santos Ángeles Custodios. Pero ¿quienes y qué son los ángeles? ¿Es infantil creer en su existencia y en su presencia en nuestras vidas, como dicen algunos?
Los ángeles son criaturas espirituales de cuya existencia da fe la Sagrada Escritura. Como dice el Catecismo de la Iglesia Católica, su existencia es una verdad de fe, que hemos de creer (n. 328). Ellos “contemplan sin cesar el rostro de mi Padre celestial” (Mt 18,10), dice Jesús. En la vida de Jesucristo y en la vida de la Iglesia primitiva, los ángeles ejercen con frecuencia la misión de mensajeros. Los ángeles han sido creados por Dios, como el universo entero, para su gloria. Es decir, “para alabar, hacer reverencia y servir” al Creador. Cumplen esta finalidad siendo la corona gloriosa del Señor. Por ello decimos que los ángeles forman la corte celestial, que primariamente mira al honor de Dios Creador y Redentor.
La palabra ‘ángel’ indica su oficio: los ángeles son servidores y mensajeros de Dios para bien de la humanidad. Los ángeles son signo luminoso de la presencia de Dios en nuestra historia, son signo de su providencia y de su bondad paternal, que no deja que falte a sus hijos nada de cuanto es necesario para lograr su plenitud. Como intermediarios de Dios, estas criaturas invisibles han sido puestas a nuestro servicio para guiarnos en el camino hacia la casa del Padre. Ellos son “testigo de lo invisible, presencia del cielo amiga”. Por ello, el pueblo cristiano ha sentido siempre la necesidad de agradecer su silenciosa y benévola compañía honrándoles de una manera especial.
La Iglesia, al celebrar la memoria de los ángeles, nos invita a escuchar su mensaje: “Ángel de Dios, que yo escuche tu mensaje y lo siga, que vaya siempre contigo hacia Dios que me lo envía”. Y ¿cuál es su mensaje hoy y siempre? Los ángeles custodios son un recuerdo vivo de Dios para que el hombre no pierda el sentido de Dios en su vida. Ellos nos interpelan ante los intentos de desalojar a Dios de la historia humana y de construirla al margen de Dios; ellos son faros luminosos para un mundo que ha perdido la esperanza ante el futuro. Los ángeles nos recuerdan que Dios no es alguien lejano sino que Dios vive en medio de nosotros y camina con nosotros, así como que la historia tiene una meta y que hay una esperanza: y ésta no es otra sino Dios y su Reino.
Los ángeles custodios nos protegen del peligro de volvernos impíos, del soberbio intento de los humanos de excluir a Dios de nuestro mundo personal, familiar, laboral, cultural, de la vida pública y de la vida privada. Los ángeles nos alertan y protegen ante el peligro de la autosuficiencia y de pensar que Dios es un oponente y opresor del hombre, celoso de su libertad, de su desarrollo y de su realización. Al contrario: el hombre es grande, sólo si Dios es grande en su vida. Los ángeles nos remiten a Dios, nos sugieren siempre pensamientos de verdad, de rectitud y de humildad, nos invitan a volver nuestra mirada a Dios, para dejar que Él sea grande en nuestra vida. Así también cada hombre y mujer tendrá todo el esplendor de la dignidad divina.
Con mi afecto y bendición,
+ Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón
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