Proclamación de un año Jubilar Mariano para el arciprestazgo de Villareal
Queridos fieles de las parroquias del Arciprestazo de Villareal:
Con alegría y esperanza quiero anunciaros y proclamar la celebración de un Año Jubilar mariano en este Arciprestazgo de Villareal. Da comienzo en el día de hoy, 1 de septiembre del Año del Señor de 2006 y se clausurará el día 23 del mismo mes de 2007, año de la celebración del 250 Aniversario del llamado “Vot perpetuo del Poble” en 1757.
Para reconocer las innumerables gracias recibidas del cielo por intercesión de la Virgen de Gracia en calamidades, pestes y sequía, el Clero de la Arciprestal y el Ayuntamiento de la Ciudad acordaron y proclamaron que la imagen de la “Mare de Déu de Gracia” sería trasladada desde su ermita hasta la Vila anualmente cada viernes anterior al 1er domingo de septiembre. Así se ha venido cumpliendo año tras año y generación tras generación.
Para conmemorar como se merece esta efemérides hemos solicitado de la Santa Sede:
1º. La declaración canónica de Nuestra Señora la Virgen de Gracia “patrona de Villarreal”, Ciudad y su término municipal.
2º. La Coronación canónica de su imagen el domingo 2 de septiembre de 2007.
3º. La gracia de Indulgencias Especiales del domingo 2 de septiembre al domingo 23 de 2007.
Yo, por mi parte, y en uso de las facultades que me confiere el derecho y en atención al privilegio que posee esta Iglesia Arciprestal de Villareal, concedo indulgencia parcial en las condiciones acostumbradas a quienes visiten y oren ante la imagen de la ‘Mare de Deu de Gracia” en esta Iglesia Arciprestal.
No se trata tan sólo de avivar la memoria de un acontecimiento gozoso, que es además historia viva; sino ante todo de aprovechar este recuerdo para convertirnos de manos de María más profundamente al Señor e intensificar la vida cristiana de cuantos integran este Arciprestazgo de la ‘Mare de Deu de Gracia’ de Villareal. Maria, la mediadora de la Gracia, si celebramos con fe y devoción este 250 Aniversario, nos ayudará a tomar conciencia de que el tiempo de los hombres es ámbito y epifanía de la presencia y de la acción de Dios en nuestra vida.
Todo jubileo es un tiempo de gozosa alabanza y acción de gracias a Dios; es un tiempo especial, que Dios nos otorga, para situar la trayectoria de nuestra existencia y de nuestro pueblo dentro de la Historia de la salvación; y para contemplar el tiempo como una oportunidad abierta a la bondad de Dios y a su amor a la humanidad (cf. Tit 3,4). Cuando se revive el pasado, adquiere sentido el presente y se cobran fuerzas para el futuro.
Este Año Jubilar Mariano debería ser, por tanto, un tiempo dedicado a Dios de manos de María, la ‘Mare de Deu de Gracia”; es decir, un año santificado por las celebraciones litúrgicas y por los actos de la piedad mariana, por la práctica de la fe, de la esperanza y de la caridad, y por la justicia social. Nuestro Salvador, en la sinagoga de Nazaret, hizo suyas las palabras del profeta Isaías alusivas al año de gracia del Señor (cf. Lc 4,18-21). Si bien en esta etapa final de la Historia de la salvación vivimos en un permanente año de gracia, porque el Señor está siempre con nosotros (cf. Mt 28,20), todo jubileo contribuye a activar en los creyentes y en la comunidad cristiana la necesidad del perdón de los pecados y de las penas debidas por ellos. Ya en la tradición bíblica, los jubileos son tiempos de liberación y de reconciliación (cf. Lv 25,1-28; Dt 15,1-6), de búsqueda del rostro de Dios (cf. Sal 27,8-9; 80,4.8.20; etc.); y, dentro ya en el ámbito cristiano, los jubileos son tiempos de penitencia sacramental y extrasacramental. Y se caracterizan por la concesión de indulgencias de un modo más generoso que en otras ocasiones. La Iglesia desea así llegar al mayor número posible de fieles para que se beneficien de esta gracia.
El Papa Juan Pablo II nos recordó que es preciso hacer de la santidad una urgencia pastoral, proponiendo a todos con convicción el “alto grado de la vida cristiana ordinaria” (NMI 30-31). De otro modo, nuestros programas pastorales carecerán de fundamento y de eficacia. Las comunidades parroquiales de este Arciprestazgo, los matrimonios y las familias cristianas, los sacerdotes, las personas consagradas, todos sin excepción, niños y jóvenes, ancianos y adultos, hemos de avanzar en esta dirección. Este Año jubilar mariano os ayudará a ello.
Con este fin, el Arciprestazgo ha organizado una serie de actos conmemorativos y de preparación a la Coronación canónica de la ‘Mare de Deu de Gracia’. Habremos de evitar caer en la tentación de convertirlos en actos oficiales o en festejos populares, más o menos ostentosos y concurridos, pero sin verdadero contenido religioso. Debe primar su autenticidad religiosa y de fe cristiana y mariana.
La auténtica piedad popular mariana, la que nace de la fe cristiana y se expresa con los modos sencillos y espontáneos del pueblo creyente, encierra un gran valor evangelizador. El pueblo creyente, con su sentido de la fe y de las cosas, percibe la presencia de Dios y de Jesucristo a través de la cercanía de la Santísima Virgen María, la ‘Mare de Deu de Gracia’; este mismo pueblo creyente busca, a la vez, la reconciliación con Dios, consigo mismo y con los demás mediante la purificación de las culpas, y la protección divina ante las propias debilidades del cuerpo y del espíritu para vivir con esperanza.
Al servicio de estos bienes debemos enfocar todas las actividades del Año Jubilar Mariano Arciprestal de la ‘Mare de Deu de Gracia’. ¡Que María y San Pascual Bailón nos ayuden con su intercesión!.
Villareal, 1 de septiembre de 2006, Día del Traslado de la Virgen de Gracia a la iglesia Arciprestal.
+ Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón
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