«Estuve en la cárcel y me visitasteis»
Este próximo miércoles, 24 de septiembre, celebraremos la memoria litúrgica de Ntra. Sra. de la Merced, patrona de las instituciones penitenciarias. Comienzo saludando cordialmente a todos los hermanos y hermanas que están privados de libertad, a los funcionarios de los Centros Penitenciarios de Castellón así como a los capellanes y voluntarios del la Pastoral Penitenciaria. A todos os deseo una celebración gozosa de la fiesta de la Virgen de la Merced.
El servicio pastoral de nuestra Diócesis en los dos centros penitenciarios de Castellón tiene su origen en la bienaventuranza de Jesús: «venid, benditos de mi Padre… porque estuve en la cárcel y me visitasteis» (Mt 25, 34.36). Jesús se identifica en este pasaje evangélico con los encarcelados: «cuando lo hicisteis con uno de estos mis pequeños hermanos, conmigo lo hicisteis». Ya la Iglesia primitiva muestra su preocupación por los encarcelados compartiendo su sufrimiento (Hbr 13,3).
Los capellanes y voluntarios que trabajan en la pastoral penitenciaria, en comunión y en nombre de nuestra Iglesia particular, tratan de vivir las palabras de Jesús. Al mismo tiempo trabajan por crear en los centros penitenciarios una autentica comunidad de creyentes. En ellos fomentan la creación de catecumenados de adultos y ofrecen a los internos la oportunidad de tener un encuentro fuerte con Jesucristo, por medio de la recepción de los sacramentos de la iniciación cristiana. Convencidos de que Jesucristo es el mejor tesoro que posee la Iglesia y de que su seguimiento es fuente de gozo, paz, alegría y esperanza, los capellanes y voluntarios tratan de compartir con los internos su mayor riqueza, conscientes de que éste es el mejor servicio que pueden prestarles. En su trabajo en la cárcel no olvidan la promoción humana de los internos, la meta de la reinserción y la relación con sus familias, para lo cual es importante la conexión con las parroquias de origen y la colaboración con Caritas Diocesana.
Capellanes y voluntarios tienen por delante una importante tarea: siendo heraldos de la misericordia y del perdón infinitos de Dios, han de ayudar a los internos a recuperar su dignidad personal y la esperanza así como a redescubrir el sentido de la existencia, de manera que, con la gracia de Dios, puedan transformar su propia vida, reconciliarse con su entorno e iniciar una vida honesta y recta en el seno de la sociedad.
En las vísperas de la fiesta de Ntra. Sra. de la Merced agradezco a capellanes y voluntarios su excelente servicio e invito a todos los fieles de la Diócesis y a las parroquias a colaborar en la pastoral penitenciaria: en primer lugar con la oración que sostiene las actividades que se realizan; pero también implicándose personalmente en las visitas, en las ayudas económicas y en el trabajo pastoral en la prisión y fuera de ella.
Concluyo dirigiéndome a los internos de los centros penitenciarios de Castellón. Queridos amigos: Dios os ama. Esta es la primera seguridad con que podéis contar y el manantial de la verdadera alegría. Fuera de la prisión hay muchas personas que tienen todo lo que se puede desear y no son felices. Por el contrario, se puede carecer de libertad y de dinero, y vivir con paz y alegría, si en nuestro corazón está el Señor. Este es el secreto de la auténtica alegría: que os dejéis amar por Dios y que Él ocupe el primer puesto en vuestra vida. Contad con mi afecto y con mi oración por vosotros y por vuestras familias.
Con mi afecto y bendición,
+Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón
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