Encuentro diocesano de la Infancia
Queridos diocesanos, y, muy en especial, queridos niños y niñas.
Nos estamos preparando para el Encuentro diocesano de la Infancia. Tendrá lugar el sábado, 22 de febrero, en el Seminario diocesano Mater Dei. Este Encuentro sustituye a la Jornada de Infancia Misionera, que veníamos celebrando cada año en enero, y la amplía a todos los niños y niñas de 7 a 12 años, que se encuentran en el proceso de Iniciación cristiana. Será una alegría encontrarnos con centenares de niños y niñas venidos de todos los rincones de la Diócesis, acompañados por sus padres, catequistas, profesores y sacerdotes. Todos estáis invitados a este día de fiesta para compartir la alegría de nuestra fe y amistad con Jesús, de sentirnos parte de su gran familia, la Iglesia, y de ser llamados a la misión de llevar a otros al encuentro con Jesús vivo.
En palabras del Papa Francisco, Jesús llama a todos los bautizados a ser sus discípulos misioneros para llevar a todo el mundo la alegría del Evangelio. Porque el amor que Dios nos ofrece en su Hijo Jesús, muerto y resucitado, para que todos tengan Vida en abundancia, está destinado a todos. También los niños y niñas están llamados a amar y seguir a Jesús y a llevarlo a los de cerca y a los de lejos.
Los niños y niñas, protagonistas junto con Jesús del Encuentro diocesano, se encuentran en el proceso de Iniciación cristiana. No olvidemos que se trata de un proceso en el que interactúan la acción gratuita y precedente de Dios y la acogida personal en libertad del amor gratuito de Dios. Para ello es necesario anunciarles que Jesús vive, que Jesús los ama personalmente a cada uno y que está a su lado para ayudarles, sanarlos y salvarlos; es preciso acompañarles para que se encuentren cada uno con Jesús en la escucha de su Palabra, en la oración y los sacramentos, invitarles al seguimiento de Jesús en la vida cristiana personal en el seno de la comunidad cristiana y de animarles a una respuesta clara y sin dilaciones en su compromiso misionero para llevar a otros niños al conocimiento de Jesús y ayudarles en sus necesidades. Estos cuatro pasos son necesarios para el crecimiento en nuestros pequeños de la nueva Vida que recibieron en su bautismo y que les llama a ser discípulos misioneros.
No podemos hurtar a los pequeños poder escuchar la llamada de Jesús a compartir su misión. Recordando el Congreso nacional de vocaciones, recién celebrado en Madrid, también a nuestros pequeños hemos de ayudares a hacerse la pregunta: “¿Para quién soy yo?”. Así podrán ir descubriendo la llamada que Jesús les hace, el camino concreto de su seguimiento y la misión que Él les encomienda como bautizados.
El lema elegido para este Encuentro diocesano es “Comparto lo que tengo”; es el lema de Infancia misionera de este año. Debe ser entendido en continuidad con el lema de Infancia misionera del año pasado: “Comparto lo que soy”. La misión a la que nos llama Jesús no es sólo para dar cosas. Los niños y niñas, como el adolescente, el joven, el adulto, pueden y deben compartir lo que cada uno es: su fe, su amor a Dios y al prójimo, su pertenencia a la Iglesia. Y puede y debe compartir también lo que tiene: su alegría, su oración, su cariño y también, ¿cómo no?, su aportación económica.
La misión es compartir con los demás con alegría lo que somos por el bautismo, a saber, hijos amados por Dios, para que este amor llegue a todos; es compartir con otros la amistad con Jesús, la fe y la confianza en Él, que nos da luz, esperanza y aliento en nuestro día a día y nos envía a vivir la caridad con todos. Quien ha tenido la dicha y la experiencia de conocer, encontrarse con Jesús y seguirle, se lo dice a los demás; comunica con su palabra y su vida aquello que ha experimentado, visto y oído. Quien sabe apreciar con gratitud el don tan bello de la amistad con Jesús siente la necesidad de comunicarlo a los otros. Compartir lo que soy es también sentirse unido a todos los niños del mundo y a nuestros misioneros que llevan por todo el mundo el Evangelio, la vida de fe, la alegría de ser hijos de Dios. Compartir lo que soy es compartir lo poco o mucho que tengo con los que menos tienen.
Los pequeños intuyen muy bien y celebran con alegría que ellos también son amigos de Jesús, miembros de la gran familia de la Iglesia, llamados a ser ‘piedras vivas’ de este Cuerpo que formamos todos los bautizados y que ellos están enviados a la misión de llevar el Evangelio a todos; ellos quieren ser “pequeños misioneros” (san Juan Pablo II); y ellos saben que su compromiso es muy importante para que el amor de Dios, recibido en Jesús, llegue a todos, en especial a los niños tan necesitados en los llamados ‘países de misión’.
Hasta el día del Encuentro diocesano, os saludo a todos con mi afecto y mi bendición,
+ Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón