La Luz de la Epifanía: una llamada a caminar con esperanza
Este lunes, el Obispo de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, presidió la solemne Eucaristía de la Epifanía del Señor en la Catedral de Segorbe.
A la luz de la Palabra proclamada, el Obispo, durante su homilía destacó el significado profundo de esta fiesta: la manifestación de Jesús como la luz de los pueblos y el amor encarnado de Dios para toda la humanidad.
En su mensaje, D.Casimiro recordó que la Epifanía no solo celebra la visita de los Magos de Oriente, sino que engloba diversos momentos en los que Dios se da a conocer: primero a María y José, después a los pastores en Belén, y finalmente a los pueblos de la tierra, representados por los sabios de Oriente. “Toda la Navidad es una manifestación del Hijo de Dios, del amor de Dios encarnado para la humanidad”, expresó.
El Obispo subrayó cómo la estrella que guió a los Magos simboliza la luz del amor de Dios, que atrae hacia Él a quienes están dispuestos a recibirlo con humildad. Comparó la actitud de los pastores y los Magos con la de quienes, cerrados al mensaje divino, se niegan a acoger el don de Dios. En este contexto, mencionó los desafíos actuales, como el materialismo, la búsqueda del poder y las tendencias que intentan silenciar el sentido trascendente de la Navidad.
Mons. Casimiro López Llorente invitó a los fieles a seguir el ejemplo de los Magos, quienes, tras encontrarse con el Niño Jesús, “regresaron a su tierra por otro camino”, simbolizando un cambio de vida transformado por el encuentro con Dios. “La Epifanía nos invita a ponernos en camino hacia el Señor, a dejarnos iluminar por su luz, a ser testigos de su amor y a vivir con esperanza el destino que nos ha preparado: ser hijos de Dios en su Hijo Jesús”, afirmó.
Al concluir, exhortó a todos a renovar su encuentro personal con Cristo como fundamento de la alegría y la esperanza cristiana. D. Casimiro pidió que, al igual que María, los fieles mediten en su corazón los misterios celebrados durante la Navidad y los traduzcan en un testimonio vivo de fe en su día a día.
La celebración contó la participación de la comunidad parroquial, que vivieron con recogimiento esta solemnidad que marca el fin del tiempo litúrgico de la Navidad.
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