Un proyecto largamente acariciado
Queridos diocesanos:
En diversas ocasiones he venido anunciando mi deseo de reabrir el Seminario Menor en nuestra diócesis. Así lo hice también el mes pasado ante el Consejo presbiteral diocesano, quien me mostró plenamente su apoyo. Nuestra intención es hacerlo realidad ya el próximo curso académico para muchachos comprendidos entre primero de ESO y segundo de Bachillerato, ambos incluidos. Recibirán la formación académica en el Colegio diocesano ‘Mater Dei’ en Castellón y la formación peculiar en el Seminario, en régimen de internado.
El Beato Juan Pablo II nos dijo que “la Iglesia, con la institución de los Seminarios Menores, toma bajo su especial cuidado, discerniendo y acompañando estos brotes de vocación sembrados en los corazones de los muchachos […] Su propuesta educativa tiende a favorecer oportuna y gradualmente aquella formación humana, cultural y espiritual que llevará al joven a iniciar el camino en el Seminario Mayor con una base adecuada y sólida” (PDV 63).
El Seminario Menor es una institución que ha dado muchos frutos en la Iglesia a lo largo de su historia. Así lo avala la experiencia de tantos y tantos sacerdotes, que nos formamos en el Seminario Menor. Y la experiencia de los responsables de Seminarios Menores en otras muchas diócesis indica que no es una institución pasada de moda.
No olvidemos que la vocación es un don de Dios. Él es quien llama, y lo hace a quien y cuando Él quiere. Estoy convencido de que Dios sigue llamando también hoy a niños y adolescentes al sacerdocio. Normalmente, Dios se sirve de mediaciones personales e institucionales que ayudan a escuchar, interpretar y seguir con libertad su voz, como en caso de Samuel. El Seminario Menor es la institución eclesial específica que ejerce esa misión mediadora en orden a la vocación sacerdotal.
En el nuevo Seminario pretendemos crear un ambiente de familia, de amistad, alegre y juvenil, en el que, junto al estudio serio, el deporte, la formación en las virtudes humanas, se cultive la piedad, iniciando a los seminaristas en el trato y la amistad con Jesucristo, en la devoción filial a la Santísima Virgen, en la experiencia de la generosidad y el descubrimiento del prójimo, el amor a los pobres y el servicio desinteresado. La dirección espiritual adecuada les ayudará a descubrir el plan de Dios sobre cada uno, de modo que encuentren su propio lugar en la Iglesia.
El nuevo Seminario Menor será inviable sin la ayuda de todos. Por ello, solicito especialmente la colaboración de los sacerdotes. Nuestro amor a Jesucristo, a la Iglesia y a nuestro sacerdocio nos debe impulsar a descubrir y cultivar los gérmenes de vocación en muchachos de nuestras parroquias. Es necesario también apelar y suscitar la generosidad de los padres y madres de familia, que deberían considerar un gran regalo que el Señor se pudiera fijar en alguno de sus hijos llamándoles al sacerdocio diocesano. Mi invitación se dirige también a los educadores, profesores de Religión y catequistas; todos ellos pueden ser magníficos intermediarios entre el Señor que llama y nuestros muchachos, presentándoles la hermosura de la vocación sacerdotal. Estoy plenamente convencido que la ayuda de Dios no nos va a faltar. Pero es necesaria la implicación de toda la comunidad diocesana. Promovamos la obra de las vocaciones.
Con mi afecto y bendición,
+ Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón
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