Celebración de erección canónica de la asociación “Casa de Misericordia”
En la tarde de ayer, domingo día 27 de noviembre, se celebró una Eucaristía por la erección canónica de la asociación pública de fieles “Casa de Misericordia”, presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro, en el Seminario diocesano Mater Dei.
El origen de esta iniciativa está en el Oratorio TeenSTAR de la Diócesis de Segorbe-Castellón, y surge con el objetivo de ayudar a evangelizar y acompañar a los niños y jóvenes, especialmente a aquellos que no conocen la luz de la fe o no perseveran en ella, debido al secularismo o a verse heridos en su capacidad de amar y ser amados.
Entre sus fines está ayudar al crecimiento integral de los niños y jóvenes como crecía Jesús, “en estatura, sabiduría y gracia” (Lc 2,52), mediante acciones formativas, de oración y de convivencia; y favorecer la existencia y presencia de un hogar, entendido como lugar abierto, gratuito y conducido por la ley del amor, donde los niños y jóvenes puedan, fundamentalmente, experimentar un encuentro con Cristo a través de la acogida.
También anunciar a Jesucristo a los niños y jóvenes alejados de Dios para que descubran la belleza y la alegría de creer en el Evangelio; y participar y colaborar activamente con los organismos de evangelización y pastoral de la Diócesis, a través de las diferentes delegaciones, especialmente la Delegación Diocesana para la Infancia y Juventud y la Delegación Diocesana para la Pastoral de la Familia y Defensa de la Vida.
«Entre todas las acciones que nos caracterizan – explican desde esta nueva asociación diocesana – vemos con especial importancia la necesidad de establecernos en un lugar que pueda convertirse en Casa de Misericordia para todos aquellos que se acerquen, especialmente los niños y jóvenes, pero también sus padres, sus principales educadores”.
“Creemos que todos estamos necesitados de un Hogar con mayúscula, donde poder vivir la gratuidad y la experiencia de comunión que el Evangelio nos propone”. Para ello piden dos cosas: oración, “para que el Señor nos muestre y confirme en cada momento si lo que hacemos es necesario o no, para que podamos, simplemente, hacer lo que Él nos diga, siempre”, y un hogar, pues “soñamos, y nos atrevemos a decir que es un sueño compartido con los mismos jóvenes, con la Iglesia e incluso con Dios mismo, con un lugar en el que todos puedan ser acogidos, un lugar”.
Dicho hogar debe ser grande, ya que “somos muchos, y cada vez son más los que se acercan a vivir lo que la Iglesia les propone a través de nosotros”; gratuito, pues “nacemos con esta realidad grabada en nuestro corazón, y no es católico lo que no puede ser para todos, sean ricos o pobres”; bello, porque “vuestros hijos necesitan un lugar que les hable de amor, por la disposición y el cuidado de los diferentes espacios. Estamos deseando ponernos a la obra en el lugar que el Señor nos regale”; y, por último, en Castellón, “nuestra labor, debido principalmente a las limitaciones que nos supone el no ser muchos los que podemos llevar a cabo actualmente esta misión, vemos que es conveniente centrarla en la ciudad de Castellón, en un lugar donde los niños y jóvenes puedan acudir libremente, sin depender de un transporte que muchas veces resulta imposible de coordinar”.