Pamplona acoge a su ya nuevo arzobispo, el mercedario D. Florencio Roselló
Este sábado, 27 de enero, ha tenido lugar, a las once de la mañana, en la Catedral de Santa María la Real de Pamplona, la ordenación y toma de posesión de Mons. Florencio Roselló Avellanas como Arzobispo de Pamplona. Mañana, día 28, a la misma hora, tendrá lugar la toma de posesión en la Catedral de Tudela.
La Eucaristía de ordenación y toma de posesión de Mons. Florencio Roselló ha comenzado a las 10.30 horas con su llegada a la Catedral de Pamplona, acompañado por el hasta ahora Arzobispo de Pamplona, Mons. Francisco Pérez; por el Cardenal Juan José Omella, Arzobispo de Barcelona; y por el P. José Juan Galve, provincial de la Merced en Aragón.
Una vez en la Catedral, D. Florencio ha sido recibido en el atrio por las principales autoridades diocesanas y civiles. Tras asperjar con agua bendita a los fieles, y mientras la Capilla de Música de la Catedral de Pamplona entonaba el himno de Navarra, D. Florencio entró en procesión a la Catedral hasta la capilla del Santísimo, donde permaneció unos minutos rezando ante el Sagrario.
Mientras el Obispo electo se revestía para la celebración, cientos de fieles llenaban la seo pamplonesa. Muchos de estos fieles acudían de la Diócesis de Segorbe-Castellón. A la celebración han asistido cerca de 250 sacerdotes, 50 de ellos religiosos mercedarios. Tras la procesión de entrada ha dado comienzo la celebración de la Eucaristía, que ha presidido el Cardenal Omella, Arzobispo de Barcelona; y con nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, y con D. Francisco Pérez, Arzobispo de Pamplona, como co-consagrantes.
Al principio de la celebración, en Nuncio del Papa, Bernardito Auza, ha dirigido unas palabras. Ha afirmado que le alegraba ver la gozosa acogida, con esperanza y confianza hacia D. Florencio. “Hoy, por la ordenación episcopal, entras en la sucesión apostólica de los obispos unidos al Santo Padre, que la garantiza en el cuerpo místico, la unidad”, le ha dicho.
Tras las palabras del Nuncio, ha sido Mons. Francisco Pérez quien ha dirigido unas palabras a todos los presentes. Han sido unas palabras de agradecimiento a todos los asistentes y a todos los que, de un modo u otro, habían colaborado en la celebración. Pero también han sido unas palabras de ánimo. Ha recordado que no hay que tener nunca miedo “porque el Señor siempre está entre nosotros y de un modo muy especial en la sucesión apostólica”. “Me sucede nuestro Padre Florencio que lo va a hacer muy bien. En él poned también vuestra mirada y vuestras oraciones”.
Tras las lecturas ha llegado la homilía del Cardenal Omella. Una homilía en tono cercano dirigida a D. Florencio, en la que le ha recodado las cinco cualidades de un buen pastor. En primer lugar, tener una visión global del rebaño, y para ello le ha animado a escuchar y observar. En segundo lugar, cuidar las ovejas, porque “no basta con quererlas, es preciso actuar comprometerse a ayudar, a resolver las dificultades”. En tercer lugar, cultivar la paciencia. En cuarto lugar, identificarse mutuamente, ya que “el pastor, si se entrega de verdad y con amor, acaba pareciéndose al rebaño y el rebaño acaba también pareciéndose al pastor”. Y, finalmente, entregar la vida por las ovejas. “Los obispos estamos llamados a ofrecer nuestras vidas a Dios en el ejercicio del ministerio pastoral que nos han confiado”, le ha recordado.
Tras la homilía del Cardenal Omella ha dado comienzo el rito de ordenación y toma de posesión de D. Florencio. Con el canto del himno Veni creator, invocando al Espíritu Santo, se le ha pedido que llene con la gracia divina los corazones, que encienda con su luz nuestros sentidos y que fortalezca nuestra frágil carne. En ese momento, el Deán de la Catedral ha pedido al Cardenal Omella que D. Florencio fuera ordenado Obispo, y se han leído las letras apostólicas en las que el Papa Francisco le comunicaba a D. Florencio el nombramiento.
A continuación se le ha preguntado a D. Florencio sobre su disposición para cumplir la misión episcopal realizándole una serie de preguntas. Tras contestar a todas afirmativamente, D. Florencio se ha postrado en el suelo mientras se pedía la ayuda de todos los santos.
Tras este momento ha tenido lugar la parte esencial de la ordenación: la imposición de manos, con la que se expresa la transmisión de un oficio y la comunicación del Espíritu y, por otro lado, significa también la garantía de la sucesión apostólica del ministerio; y la plegaria de ordenación, en la que se ha pedido que Dios infunda el espíritu de gobierno que el Padre dio a Jesucristo y que Él comunicó a los apóstoles para que prosiguieran su misión. Estas dos cosas mientras se sostenía el Evangelio sobre la cabeza de D. Florencio.
Seguidamente se han realizado los signos visibles de la ordenación. El Cardenal Omella ha ungido la cabeza del Arzobispo Florencio con el crisma. Después le ha hecho entrega del libro de los Evangelios; del anillo, signo de fidelidad a la Iglesia; de la mitra, como signo de autoridad y potestad de gobierno; y finalmente del báculo, como signo de ser pastor del pueblo de Dios.
Una vez que D. Florencio ha sido nombrado Obispo se ha dirigido a la cátedra, donde se ha sentado y ha sido felicitado por todos los obispos presentes, quienes le han dado un emotivo abrazo. Tras esto, Mons. Roselló ha saludado al Pueblo de Dios, representado en un grupo de fieles. Momentos después ha continuado la celebración, pero presidida por el nuevo Obispo, Mons. Florencio Roselló.
Una vez finalizada la Eucaristía, el nuevo Arzobispo ha saludado a las autoridades y a los fieles, recorriendo las naves de la Catedral, mientras se interpreta el Himno Pontificio. Finalmente ha dirigido unas palabras a todos los asistentes, en las que ha recordado la fe que le inculcaron sus difuntos padres y el amor que sintió hacia la congregación de los Mercedarios, donde descubrió el amor hacia los presos. “La Iglesia que yo quiero, la Iglesia que yo sueño es una que igual vive su fe en una cárcel, en un caserío, en la Catedral, en una parroquia, en un hospital o en un convento. Para Dios somos los mismos hijos. Esto es lo que yo sueño”, ha explicado. Y ha dicho que “hoy me presento ante vosotros como Jesús en la sinagoga. El Espíritu del Señor está sobre mí porque él me ha ungido, me ha enviado a evangelizar a los pobres y sí, me presento como el enviado del Señor”.
El escudo del nuevo arzobispo
El escudo se compone de cuatro partes:
En la parte superior izquierda se encuentra la torre de Alcorisa (Teruel), pueblo natal de Mons. Roselló, con la que se recuerdo sus orígenes religiosos: su nacimiento a la fe, la celebración de la comunión, la confirmación y su ordenación sacerdotal.
En la parte superior derecha aparece la Virgen de la Merced copia de la imagen que preside la capilla de la cárcel de Castellón. A esta advocación está acogida la Orden de la Merced, a la que pertenece.
En la parte inferior izquierda se ve a Cristo rompiendo cadenas, en recuerdo de su vida sacerdotal y de su ministerio: romper cadenas y ataduras, especialmente de la gente pobre, y su deseo de seguir rompiendo cadenas y trabajando por la libertad de las personas.
Finalmente, en la parte inferior derecha figura un corazón que sangra. Hace referencia a su lema episcopal, «si no tengo amor, no soy nada». Su vida y compromiso es, y quiere ser desde el amor.
Como dato importante, las dos imágenes inferiores -Cristo rompiendo cadenas y corazón sangrando- están dibujadas por una mujer presa. Las referencias a ese ministerio anterior le recuerdan que nació y se consagró para el servicio, la entrega, y para el amor.
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