Juan María Vianney, Santo Cura de Ars
Fue el 31 de mayo de 1925 cuando el Papa Pío XI canonizó a Juan María Vianney, previa beatificación el 8 de enero de 1905 por el Sumo Pontífice San Pío X. Su día por excelencia, hoy 4 de agosto como memorando de su subida al Padre el mismo día de 1859.
Nacido cerca de Lyon (Francia) a finales del siglo XVIII (1786), ya en su adolescencia tuvo un fuerte deseo vivir su vocación en el sacerdocio, por lo que ingresó en el seminario para dejar de lado sus labores de campo. Conocida es su expulsión de los estudios por parte de sus superiores, no por falta de actitud, que era asombrosa, sino por su carencia de conocimientos del latín. Tras varios intentos fracasados de volver al seminario a través de algunas órdenes, por su camino se cruzó el Padre Balley, quien le había enseñado anteriormente y estaba dispuesto a seguir preparándole hasta incluso ser admitido de nuevo en los estudios. Ya en 1815, el Obispo de Grenoble le ordenó sacerdote con 29 años.
San Juan Bautista María Vianney, tras conseguir lo que tanto anhelaba su corazón, en 1818 fue destinado por el arzobispo de Lyon a un pequeño pueblo a escasa distancia de la capital, la que finalmente sería su casa y hogar de su santidad, Ars. De sobra es conocida su devoción por las obras de amor a las que le llamaba el Padre, en todo momento actos de caridad con sus feligreses, personas del pueblo que Dios le había encomendado. Atendía diariamente a enfermos, niños y jóvenes, compañeros, amigos y vecinos del municipio. Todo ello nutrido con largas oraciones y penitencias y celebraciones de la Eucaristía.
Tan ejemplar era su donación a su Padre y al prójimo, que todavía con vida en toda Europa llegó a ser conocido San Juan María Vianney, hombre de Dios al que de todos los rincones visitaban las gentes para pedir consejo, ayuda o confesión. Por sus frutos fue conocido, tantos que dio que miles y miles de personas peregrinaban al diminuto pueblo de Ars para estar con el santo. En definitiva, un hombre fiel a Cristo y a su Evangelio, que actuó en todo momento con la providencia, un corazón enorme y un espíritu sencillo.
El Santo Cura de Ars fue nombrado Patrono de los Párrocos por Pío XI en 1928, y el 19 de junio de 2009, el Emérito Papa Benedicto XVI le proclamó «Patrono de todos los sacerdotes del mundo«. A día de hoy, cualquier persona puede visitar su cuerpo incorrupto en la Basílica de Ars.
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