El Obispo invita a ser testigos de la Resurrección de Cristo en la Misa del Domingo de Pascua
El Obispo de la Diócesis, D. Casimiro López Llorente, ha presidido hoy la Santa Misa del Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, que se ha celebrado en la S.I. Catedral, en Segorbe, donde ha proclamado el amor de Dios y el triunfo de la vida sobre la muerte en Cristo, exhortando a ser testigos del Resucitado.
Secuencia
Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua. Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza. Lucharon vida y muerte en singular batalla, y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta. «¿Qué has visto de camino, María, en la mañana?». «A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja. ¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!. Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.» Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda. Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria santa.
¡Cristo ha resucitado!
El Obispo ha comenzado la homilía proclamando la alegría de la resurrección de Jesús. “!Cristo, nuestra Pascua, ha resucitado! Aleluya, es la Pascua, el día en que actuó el Señor; sea nuestra alegría y nuestro gozo”, animando a “superar nuestro miedo e incertidumbre en estos tiempos de pandemia”, pues “Cristo ha Resucitado, y nos invita a confiar en Dios, porque es eterna su misericordia”.
Ante el Evangelio proclamado (Mc. 16, 1-7), D. Casimiro ha exhortado “a dejarnos guiar por la luz de la fe, y creer que Cristo ha resucitado, como lo hicieron aquellas mujeres y los Apóstoles”, pues la resurrección de Jesús no es fruto de la invención, de la credulidad o del fracaso de sus discípulos, “es la manifestación suprema del amor de Dios, es su respuesta a la entrega amorosa y obediente de su Hijo hasta la Cruz”, revelándose “el rostro de Dios, de su amor, de su bondad, de su poder y de su fidelidad, porque Él nunca abandona a quienes confían en Él”.
Los bautizados en Cristo
“Por nuestro Bautismo participamos ya del Misterio Pascual de la muerte y resurrección del Señor”, ha dicho, por él “renacimos un día a la nueva vida de los Hijos de Dios, fuimos lavados de todo vínculo de pecado, signo y causa de muerte y de alejamiento de Dios”, quedando “unidos a Cristo, y por ello debemos vivir las realidades de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha del Padre”, porque como cristianos “somos ciudadanos del cielo”.
Testigos del Resucitado
Nuestro Obispo ha exhortado a ser testigos del Resucitado, lo que “pide vivir como Jesús vivió”, cuidando de los enfermos y de los necesitados, de los contagiados y de los sufren las consecuencias de la pandemia, de los que han perdido el sentido de su vida, de la familia y de la sociedad, y de la creación.
“No tengamos miedo, no nos avergoncemos de ser testigos de Cristo Resucitado”, nos dice el Obispo ante “los intentos de recluir la fe cristiana al ámbito de la conciencia, ni los insultos, ni las amenazas o los castigos de las autoridades, ni la increencia, la indiferencia o el desprecio ambiental hacia Cristo Jesús y hacia el cristianismo”.
La Pascua “es el triunfo de la vida sobre la muerte, del amor sobre el pecado, de la paz sobre el odio”, y Cristo “es luz para el mundo, simbolizado en el Cirio Pascual”, que “nos dice que nuestro destino no es la tumba, no es la nada, sino que estamos creados por amor, para la vida en el amor definitivo y pleno con Dios”.
“Demos testimonio de la Resurrección de Cristo”, ha recalcado, “promoviendo la dignidad de toda vida humana, también la de los enfermos incurables, que no incuidables, mostrémosles con todo nuestro cuidado que Dios los ama, que Dios quiere que vivan con la dignidad de hijos e hijas de Dios”.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!