Un nuevo templo parroquial
Queridos diocesanos:
Este Domingo, 23 de enero, es un día de gran alegría para nuestra Iglesia diocesana de Segorbe-Castellón al poder inaugurar y dedicar el templo de la parroquia de ‘El Salvador’ en Castellón. Este nuevo templo representa un bien para todos y, en particular, para los fieles cristianos de esta parroquia. La vida cristiana que tanta raigambre e historia tiene en nuestra Diócesis ha de seguir siendo visible públicamente y ha de seguir revitalizándose permanentemente.
Al tratarse de un edificio destinado a iglesia, su inauguración se hace mediante el rito de la dedicación de la iglesia y del altar. Este templo parroquial será el lugar donde la comunidad cristiana de El Salvador se reunirá habitualmente para escuchar la Palabra de Dios, para elevar preces de intercesión y de alabanza a Dios y, principalmente, para celebrar y recibir los sacramentos, y será el lugar donde se reservará el Santísimo Sacramento de la Eucaristía para su adoración y para los enfermos. Precisamente porque será un edificio destinado de manera fija y exclusiva a reunir al pueblo de Dios y celebrar los sacramentos, es dedicado al Señor con un rito solemne. Con su dedicación, el templo se convierte en casa de Dios y en casa de la comunidad parroquial.
Cierto que Dios habita en todas partes y ningún lugar puede abarcar su infinitud; pero Él elige lugares y personas, donde su presencia es más densa. Cristo mismo, por su muerte y su resurrección, se convirtió en el verdadero y perfecto templo de la nueva Alianza y reunió al pueblo adquirido por Dios. Este pueblo santo, unificado por virtud y a imagen del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, es la Iglesia, o sea, el templo de Dios edificado con piedras vivas, donde se da culto al Padre con espíritu y verdad. Con razón, pues, desde muy antiguo se llamó “iglesia” el edificio en el cual la comunidad cristiana se reúne para escuchar la Palabra de Dios, para orar unida, para recibir los Sacramentos y celebrar la eucaristía y para partir hacia la misión.
El templo parroquial nos remite pues a la comunidad parroquial. Es su imagen visible y peculiar. Ella es el templo edificado con piedras vivas, los fieles cristianos, y cuya piedra angular es Cristo. La aspersión de los muros con agua bendita nos recuerda el bautismo, por el que los bautizados son integrados en el edificio de la comunidad parroquial. Y por esta razón es dedicado también el altar, que es imagen de Cristo mismo, sacerdote, hostia y altar, en el que ha de anclarse y sobre el que ha de edificarse la misma comunidad. Así como el altar ocupa el centro del templo, del mismo modo Cristo ha de ocupar el centro de la parroquia. En torno al altar se reunirá la comunidad parroquial para escuchar la Palabra, participar del sacrificio del Señor y alimentarse con el banquete celeste: la Eucaristía es la fuente y la cima de la vida y de la misión, de todo cristiano y de toda comunidad cristiana.
La dedicación de la iglesia parroquial es para la comunidad cristiana de El Salvador el coronamiento de una larga empresa de esfuerzos compartidos y el cumplimiento de un deseo anhelado por todos. Es un día de fiesta. A partir de ahora, el aniversario de la dedicación debe servir para una concienciación más responsable del papel activo de todos los feligreses en su parroquia.
Con mi afecto y bendición,
+Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón