D. Casimiro preside la «Misa de Romeros» y participa en la «Romería de les Canyes»
Nos ha exhortado a caminar desde el Señor a la raíz cristiana del origen de nuestro pueblo
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El Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, ha participado hoy en la «Romería de les Canyes» que ha partido a primera hora de la mañana desde la Concatedral de Santa María.
A las 08.00h la Concatedral de Santa María, acogía a cientos de fieles que se han sumado a la tradicional Misa de Romeros que ha estado presidida por D. Casimiro y concelebrada por el Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril, y por el Vicario parroquial de Santa María, D. Ángel Cumbicos. La celebración de la Eucaristía ha servido para poner en camino, como cada tercer domingo de Cuaresma, a los peregrinos hacia el Ermitorio de La Magdalena remomorando así la fundación de la ciudad de Castellón.
Durante la homilía la reflexión de nuestro Obispo se ha centrado en el verdadero origen. Así ha recordado como nuestros antepasados, en este tiempo de Cuaresma, comenzaron a caminar para ir en romería penitencial hasta La Magdalena. Un camino que lo es también de conversión «para pedir perdón al Señor volviendo al origen y que se reavive nuestra fe y nuestra condición cristiana». De esta forma, ha puesto en valor «el sentido cristiano del día de hoy y el núcleo de la celebración» a pesar de que con el tiempo se hayan ido incorporando otro tipo de celebraciones.
La «Romería de les Canyes» tiene, en sus inicios, una vinculación religiosa que está asociada al traslado de la población de Castellón de la Plana desde la montaña al llano, por lo que la presencia del clero ha estado siempre vinculada a la misma tal como consta en la documentación existente.
Lo verdaderamente importante, ha dicho D. Casimiro es que «caminamos desde el Señor hasta el origen de nuestro pueblo, hasta su raíz cristiana». Así se ha referido al pueblo de Israel, también peregrino por el desierto, y como a ellos, «a falta de agua, a nosotros nos pasa que, anhelando llenar los deseos de nuestro corazón murmuramos contra Dios, le dejamos de lado e intentamos saciar nuestra sed, no solo física, sino también espiritual, en fuentes contaminadas».
En este sentido, recordando la Palabra proclamada, ha exhortado a los romeros «a escuchar la voz del Señor que sale a nuestro encuentro como lo hizo con aquella samaritana» (Juan 4, 5-42) a quien pidió «dame de beber». Así se ha referido a San Agustín para recordarnos que lo que verdaderamente le pedía el Señor a la samaritana «era su fe y poco a poco fue creciendo en ella hasta poder proclamar que Él era el Salvador». También ha recordado a María Magalena, «otra mujer conversa que dedicó toda su vida y su amor al Señor, teniendo la dicha de ser la primera que se encontró con el Señor Resucitado».
Lo confesemos o no, ha dicho D. Casimiro, «tenemos sed, no sólo de agua, sino de plenitud y de felicidad que muchas veces buscamos en fuentes contaminadas que nunca saciarán la sed espiritual porque el único que la puede saciar es Cristo Jesús, fuente del agua viva que nos lleva a la vida eterna».
En este día de romería, el Señor, ha remarcado D. Casimiro, «nos ofrece un reencuentro con Él y con nuestra fe para que se avive nuestra condición cristiana y nos vayamos preparando para celebrar con verdadera alegría el Misterio más grande: la Muerte y Resurrección del Señor para que todo el que crea en Él tenga vida eterna». No ha dejado de exhortarnos a la misión en este día de Romería «sea una expresión de nuestra fe para que otros, como ocurrió con el caso de la samaritana, conozcan a Aquel que es el único capaz de llevar a la plenitud que la mujer y el hombre de hoy también buscan».
Para concluir ha elevado intención para que este día lo sea también de acción de gracias «por todos los beneficios recibidos de Dios a través de nuestra fe». La romería reproduce año tras año la protección penitencial que rememora el nacimiento de la ciudad de Castellón en 1252.
En la actualidad está declarada Bien de Interés Cultural y para los cristianos también es de carácter penitencial y de acción de gracias. De hecho tal y como está documentado, existe una rogativa vinculada a las pestes de la época medieval… En el siglo XIV, se autorizan las procesiones por la sequía y más adelante se instaura una romería penitencial para invocar ayuda tanto material como espiritual. En 1991 se publica la Cosueta o ritual de la romería que recoge el protocolo entre el que se incluyen los símbolos religiosos, el volteo de campanas, la misa de romeros, y la romería propiamente dicha.
Hoy, como entonces, el clero ha participado en la Romería como «acción de gracias» uniéndose a la manifestación de la identidad de todo un pueblo siendo el portador de la reliquia de Santa María Magdalena, D.Miguel Abril, Vicario de Pastoral, seguido de nuestro obispo, D, Casimiro, que encabezaban la procesión.
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