Domingo de Resurrección: “Hoy es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo”
Esta mañana se ha celebrado, en la S.I. Catedral de Segorbe, la Misa del Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor, que ha presidido nuestro Obispo, D. Casimiro. Cerramos la celebración de la Semana Santa. Es la fiesta de las fiestas, la fiesta cristiana por antonomasia que comienza con la Solemne Vigilia en la Noche Santa y se prolonga durante el día, la octava y la cincuentena pascual como si de un solo gran domingo se tratase.
Muy temprano, el primer día de la semana, las mujeres fueron al sepulcro, a pesar del miedo y de la tristeza, para ungir el cadáver que habían depositado en la tumba. Pero al llegar al lugar encontraron que la piedra que tapaba el sepulcro no estaba en su lugar. Además, el sepulcro está vacío y sólo quedaban los lienzos mortuorios, pero los ángeles que cuidaban el lugar les dijeron «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?. No está aquí. Ha resucitado» (Lc. 24,5).
“¡Cristo ha resucitado! Aleluya”. Hoy es “el día en que actuó el Señor; sea nuestra alegría y nuestro gozo”, ha proclamado el Obispo en el inicio de la homilía, “hoy es el día en que el Señor nos llamó a salir de las tinieblas de la muerte y a entrar en el reino de su luz maravillosa. El mismo Cristo Resucitado, vencedor de la muerte, nos invita a la alabanza y a la acción de gracias”.
“El evangelio de hoy (Jn 20, 1-9) nos invita a dejarnos llevar por la luz de la fe para creer personalmente que Cristo ha resucitado”, ha continuado, “en Él ha triunfado la vida sobre la muerte, el bien sobre el mal, el amor de Dios sobre el odio del mundo. Cristo Jesús es el vencedor del pecado y de la muerte”, ha recalcado.
Para aceptar la resurrección de Cristo “es necesaria la fe en la Palabra de Dios, como ocurrió en los primeros discípulos de Jesús, una fe que brota de la experiencia del encuentro personal con el Resucitado”, ha indicado. Además, una vez resucitado, “los discípulos se dejaron encontrar personalmente por el Resucitado. Fue un encuentro real y no una fantasía”, y por el que pasan del miedo y de la tristeza a la alegría.
El Señor, que ha muerto y ha resucitado por nosotros, sale también hoy “a nuestro encuentro y pide de nosotros un acto personal de fe en la resurrección de Cristo. Nuestra fe se apoya en la señal del sepulcro vacío y, sobre todo, en el testimonio unánime y veraz de aquellos que pudieron ver al Resucitado, que comieron y bebieron con él en los cuarenta días que permaneció en la tierra”.
“Celebremos, hermanos, a Cristo resucitado”, ha exhortado al final D. Casimiro, y “reavivemos nuestro propio Bautismo, que nos ha hecho nuevas creaturas. Nuestra alegría pascual será verdadera si nos dejamos encontrar y transformar de verdad por el Resucitado en lo más profundo de nuestro ser; si nos dejamos llenar de su vida y amor”.
Tras la Misa, se ha celebrado la procesión del Encuentro, con la participación de las tres cofradías de la ciudad: de la Santísima Trinidad, de la Sangre – Cristo de San Marcelo, y de la Verónica. La imagen del Cristo Resucitado se ha encontrado con la Virgen en la plaza de la Cueva Santa.
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