El castellonense D. Cristóbal Vilarroig obtiene la distinción cum laude en la ÉBAF por su tesis sobre el Benedictus
El pasado 4 de noviembre, D. Cristóbal Vilarroig Martín, L.C., natural de Castellón, defendió con éxito su tesis doctoral en la École Biblique et Archéologique Française (ÉBAF), una de las instituciones más prestigiosas en el campo de los estudios bíblicos a nivel mundial, tras seis años de intensas investigaciones. Su presentación fue tan sólida que el jurado le otorgó la distinción cum laude.
En su tesis, el padre Vilarroig profundiza en la relación entre el Benedictus y las oraciones tradicionales judías de la época en que se escribió el Evangelio. Actualmente, D. Cristóbal es profesor de Sagrada Escritura en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma, universidad de los Legionarios de Cristo. Aunque la defensa de la tesis se realizó en inglés, para su elaboración, el doctorando debió acreditar conocimientos en lenguas antiguas como hebreo, arameo, griego y latín, así como en lenguas modernas como inglés, alemán, francés e italiano.
.
El padre Cristóbal comparte en la web de la ÉBAF los detalles de su tesis:
«Mi tesis de doctorado se centra en el Benedictus: un estudio de la oración de Zacarías a la luz de la oración judía conocida como Amidá o las dieciocho bendiciones.
Este proyecto comenzó en el verano de 2017, cuando llegué a Jerusalén para trabajar en un artículo y preparar material para un curso sobre los Evangelios sinópticos. En ese momento, era profesor no estable en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum en Roma, y aún buscaba un tema para mi doctorado. Durante mi visita a Jerusalén, tuve la oportunidad de conocer la Escuela Bíblica y Arqueológica Francesa y su magnífica biblioteca, y fue allí donde se me ocurrió la idea de llevar a cabo mi proyecto doctoral. Al año siguiente, un amigo me informó de que el padre Anthony Giambrone, O.P., iba a dar una conferencia en Roma, lo que me permitió conocerlo y comenzar un diálogo que culminó con mi regreso a Jerusalén en octubre de 2018 para iniciar el programa de doctorado.
Durante los años previos, la idea de trabajar sobre el Benedictus había surgido en mi mente. Esta oración, que forma parte de nuestra liturgia diaria, contiene algunas expresiones misteriosas que, en mi opinión, no habían sido resueltas satisfactoriamente. Además, había leído algunos libros sobre el tema y me di cuenta de que varios autores habían ofrecido una indicación muy sugerente: esta oración era bastante similar a una de las bendiciones de la Amidá diaria en el judaísmo; sin embargo, muy pocos habían profundizado en el tema de manera exhaustiva. Durante los dos años siguientes, pude determinar con más precisión el tema de mi tesis: el primer año, para ser admitido en el programa de doctorado, escribí un artículo sobre la expresión «cuerno de salvación» (cf. Lucas 1,69), y la lección pública al final de ese año fue casi una premonición de lo que sería mi tesis: que el Benedictus sería, en la Iglesia, lo que en el judaísmo es la Amidá. «El Benedictus, concluí, sería la evolución de la Amidá, que los cristianos nunca han dejado de rezar». Después de mi conferencia, el Dr. Christophe Rico se acercó y me animó a profundizar en este tema.
Tras ser aceptado en el programa, comencé los seminarios de doctorado (2019-2020), y dos de ellos fueron especialmente útiles para preparar mi proyecto de tesis. En el seminario dirigido por el padre Michel Gourges, O.P., estudiamos algunos de los himnos más antiguos del Nuevo Testamento; aunque el Benedictus no formaba parte del programa, la metodología propuesta resultó increíblemente útil para mi investigación. Otro seminario, dirigido por los hermanos Paul-Marie Fidèle Chango, O.P., y Łukasz Popko, O.P., exploró el concepto bíblico de la creación. En el trabajo que presenté para este seminario, defendí la idea de que el concepto de resurrección, muy presente al final del período del Segundo Templo, estaba arraigado en la omnipotencia de Dios en 2 Macabeos 7 y en la segunda bendición de la Amidá. Este trabajo me obligó a estudiar detenidamente la Amidá, lo que me ayudó a determinar mejor el tema y la metodología de mi investigación. Fue el primer año de la pandemia; por un lado, fue difícil no poder usar la biblioteca durante varios meses, pero por otro lado, tuve mucho tiempo para leer y reflexionar. A principios del segundo año de doctorado (noviembre de 2020), pude presentar el proyecto de mi tesis bajo la dirección del padre Anthony Giambrone, O.P., y fue aceptado».
.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!