«La Virgen del Pilar nos remonta al inicio de la evangelización de nuestra fe»
Mons. Casimiro López Llorente, preside la celebración junto a la Comunidad Aragonesa de Castellón
La Parroquia de La Santísima Trinidad de Castellón ha acogido este mediodía la ofrenda de flores y posterior celebración eucarística que ha estado presidida por Mons. Casimiro López Llorente y concelebrada por el párroco, D. Rafael Manzaneque, el Vicario parroquial, D. José Sánchez; y el Secretario, D. Ángel Cumbicos.
La celebración comenzaba con la ofrenda floral ante la Virgen que hoy presidía el Altar Mayor del templo. Una imagen que, en 1946, el Ayuntamiento de Zaragoza regaló a la colonia aragonesa de Castellón y que hoy ha recibido a una numerosa representación de aragoneses residentes en Castellón que, con fervor y devoción, han honrado a su Patrona, y también de España.
Tras la ofrenda ha dado comienzo la Eucaristía, que en la parte musical ha estado interpretada por el coro del Centro Aragonés que ha rendido honores a la Pilarica con flores, jotas y vítores.
Tras la proclamación del Evangelio, las primeras palabras de la homilía de D. Casimiro, nos han recordado el sentido de nuestra fe pues rememoramos la aparición de la Virgen ante el apóstol Santiago y el inicio de la evangelización. A la Madre de Dios ha rendido honores nuestro Obispo por ser «la Madre que está en medio de nosotros como una columna fuerte y segura para alentar nuestra fe, esperanza y caridad».
Mirar a la Virgen, ha dicho D. Casimiro, «es el signo de la presencia de Dios en nuestra vida. Ella vela, suplica por todos nosotros, nos alienta y nos cuida, siendo protectora de todos los cristianos».
Ante un templo abarrotado de fieles y devotos de la Virgen, Mons. Casimiro López ha insistido en la Palabra proclamada (Lucas 11,27-28) poniendo el énfasis en las palabras que ante la multitud exclamaron: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron», ante lo que nuestro Obispo ha recordado la respuesta del mismo Jesús que dijo «bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen», exhortando a los presentes a dirigir la mirada hacia su Hijo.
Ha recordado también el canto del Magnificat en el que la Virgen proclama la grandeza del Señor. «Maria es grande -ha dicho D. Casimiro- gracias a que Dios ha sido grande en su vida». «Bienaventurado tú, si escuchas la Palabra de Dios y la pones en práctica», ha recalcado el Obispo, «dichoso tú si escuchas, acoges y vives la Palabra de Dios en tu vida, una palabra que está viva y que nos interpela a todos aquí y ahora».
En este sentido, ha invitado a «vivir lo que de verdad creemos y ser coherentes con nuestra creencia». Y nuestra devoción será sincera, ha concluido, «si creemos que Ella es el arca de la alianza y signo de la presencia de Dios en nuestra vida».
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