Cáritas se vuelca con las personas sin hogar afectadas por el temporal de frío y nieve estos días
En estos días de frío y nieve hay personas que no pueden acudir a su casa para protegerse de las inclemencias que nos traído Filomena, porque, sencillamente, no tienen casa. La situación de las personas en situación de sin hogar que duermen sobre cartones en cajeros, parques o en infraviviendas (alquerías o casas abandonadas) se ha agravado doblemente, por el coronavirus y, últimamente, por el frío.
La Iglesia, a través de Cáritas diocesana, como siempre, está atenta a las necesidades y el dolor de las personas y, ahora, ha incrementado su acogida habilitando veinte camas más con el llamado “protocolo de frío”. La acogida en este nuevo espacio, anexo al Centro Mare de Déu de Lledó, tiene lugar a diario a partir de las 20:00 horas, y ofrece una ducha de agua caliente, cumpliendo las medidas higiénico-sanitarias, cena, alojamiento y desayuno.
Ante la indiferencia generalizada de parte de la sociedad, para la que muchas veces son invisibles, Cáritas siempre ha estado con las personas en situación de sin hogar reivindicando sus derechos y también ahora, en los momentos más duros de frío y pandemia, ofrece su acogida y acompañamiento.
Durante el 2019 el servicio de Acogida y Acompañamiento de la Sede Diocesana realizó 12.627 intervenciones en procesos de acompañamiento de desarrollo integral. El centro de acogida “Mare de Déu de Lledó”, de titularidad municipal y gestionado por Cáritas, ofreció casi 50.000 servicios de albergue y comedor. De ellos, 33.000 fueron comidas. Y en los duros meses del confinamiento (de marzo a junio) Cáritas Diocesana acogió a 213 personas en situación de sin hogar en albergues y viviendas tuteladas, y se sirvieron 27.200 comidas, a los residentes en el albergue y a las personas que, por las condiciones sanitarias, no podía acudir al comedor y que las recogieron en menús para llevar. Es decir, en sólo cuatro meses se ofrecieron más de la mitad de las comidas que se sirvieron en todo el 2019. Antes, durante y después de las situaciones adversas, seguimos a pleno funcionamiento, con las puertas abiertas a los que han sufrido y siguen sufriendo, porque la caridad no cierra.
En Cáritas partimos de la base de que las situaciones de desigualdad y exclusión no son inevitables, y se pueden combatir desde dentro de la sociedad, poniendo a las personas en el centro. Es imprescindible entender que hablamos de situaciones que viven personas concretas, con rostro, nombre y apellidos. Debemos mirar al sinhogarismo de frente, visibilizarlo, ponerle cara. Debemos seguir diciendo ¡basta!”.
Con el papa Francisco, muy concienciado por la realidad de las personas en situación de sin hogar, destacamos la vulnerabilidad de este colectivo, acentuado en este momento “en el cual se nos pide que estemos en casa”. Y con él rezamos para que la sociedad pueda tomar conciencia de esta realidad y ayudarlos. Y también para que la Iglesia, madre acogedora, no desfallezca en su labor de acogida y acompañamiento a los más desfavorecidos.