El próximo sábado 1 de abril, a partir de las 19.30h, la parroquia de San Cristóbal, en Castellón, acogerá la representación de «La Pasión».
Al menos 30 jóvenes de Equipos de Nuestra Señora, incluidos aquellos otros procedentes de diferentes parroquias, darán vida a los personajes bíblicos que hace más de 2000 años vivieron la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Con esta representación, los jóvenes muestran no solo su implicación con las diferentes actividades que desarrolla la parroquia a nivel catequético, sino que les ayuda en su maduración en la fe.
De esta forma, la Iglesia se convertirá en el escenario donde, tal como relatan las Sagradas Escrituras, Jesús de Nazaret vivió sus últimas horas entregándose finalmente a la voluntad del Padre.
Organizada por la Cofradía de la Purísima Sangre de Castellón
La trigésima Procesión Diocesana de Semana Santa marcó ayer tarde en Castellón el anticipo del Triduo Pascual que comenzaremos a vivir a partir de la próxima semana, acompañando a Jesús de Nazaret en su Pasión y Muerte para celebrar la alegría de la Pascua de Resurrección.
Lo advertía D. Casimiro en la Misa Estacional que se celebró ayer tarde en la Concatedral de Santa María en acción de gracias por el 475º Aniversario de la fundación de la Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús, organizadora de la procesión. La religiosidad popular forma parte de nuestra identidad cultural pero va mucho más allá por nuestra condición de cristianos y creyentes.
A través de los misterios que cada una de las Cofradías de nuestra Diócesis procesionan en las calles, como hicieron ayer tarde, la presencia de Jesús no solo llega a la ciudadanía, sino que contribuye a mostrar la riqueza del Evangelio y la importancia de la fe. El recorrido de ayer tarde partió de la Concatedral de Santa María recorriendo la Plaza Mayor, Arcipreste Balaguer y Calle Mayor, para finalizar en la Capilla de la Purísima Sangre, donde se encuentra la escultura del Cristo Yacente, joya del patrimonio escultórico castellonense y una de las más importantes de la comunidad Valenciana. conocido popularmente como Sant Sepulcre.
El acto estuvo presidido por el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente a quien acompañaron las principales las autoridades locales y provinciales, así como los Vicarios General, D. Javier Aparici, de Pastoral, D. Miguel Abril, y Judicial, D. Vicente Borja.
También participaron en la misma, el Cabildo Catedral y Consiliario de la Junta de Cofradías y Hermandades de Semana Santa, D. Federico Caudé, y el Deán de la Concatedral y Prior de la Capilla de la Purísima Sangre, D. Miguel Simón.
El protagonismo de esta manifestación popular lo tuvieron los miembros de las diferentes cofradías, las imágenes titulares de las mismas, así como las bandas de tambores que les acompañaron durante todo el recorrido y que, sin duda, mostraron la fe encarnada en la cultura popular como referencia de una religiosidad que tiene una forma propia y unas expresiones impulsadas por el pueblo que la acoge y el contexto en que se viven. Todo ello con el objetivo común de acercar al pueblo cristiano al conocimiento de Dios y a su adoración.
Así, ayer tarde se conmemoró de nuevo la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús como forma, para muchos, de profundizar su relación íntima con Dios y también para expresar su fe en comunidad. En este sentido, supone un momento de reflexión y oración que contribuye a la meditación sobre el profundo significado que tiene la Pasión y Muerte de Jesús de Nazaret.
En la Procesión Diocesana de Semana Santa, que ayer celebró su XXX edición, juega un papel fundamental la la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades de Segorbe-Castellón, que ha contribuido, desde su fundación, arevitalizar la Semana Santa en nuestra Diócesis.
En la actualidad, está integrada por 59 Cofradías penitenciales y dos asociaciones pasionales a través de las cuales están representados 19 municipios de la Diócesis. El trabajo de la Junta no cesa en aras de mantener viva la expresión de la fe pero también preservando una vida cofrade que nace de su condición de ser miembros de la Iglesia diocesana cuya misión principal es proclamar la alegría del Evangelio.
Ayer, al finalizar la Procesión, D. Casimiro descubrió un a placa conmemorativa de cerámica en conmemoración de la peregrinación que las cofradías penitenciales de la Diócesis realizaron para venerar al Santísimo Cristo del Santo Sepulcro.
Ha presidido la Misa Estacional del 475º Aniversario de la Cofradía de la Purísima Sangre y la Procesión Diocesana de Semana Santa
Coincidiendo con el 475º Aniversario de su fundación, la Cofradía de La Sangre de Castellón, ha organizado este domingo, la XXX Procesión Diocesana con la participación del resto de Hermandades y Cofradías. Previa a la procesión, la Concatedral de Santa María, en Castellón, acogía la Misa Estacional que ha estado presidida por Mons. Casimiro López Llorente.
En la misma han participado, además de los miembros de la Cofradía de La Sangre, el Presidente de la junta de Cofradías y Hermandades de la Diócesis, autoridades políticas y cofrades de otras hermandades.
En un fin de semana cargado de celebraciones religiosas de profunda trascendencia para la Diócesis de Segorbe-Castellón, el Obispo ha celebrado también hoy la Eucaristía, en esta efeméride importante para una de las Cofradías más antiguas de la ciudad. Ha dado gracias a Dios por estos casi cinco siglos de historia de la Cofradía y por los dones que ha derramado el Señor en la Iglesia de Segorbe-Castellón a través de la Cofradía. Así ha invitado a los cofrades a, recordando el pasado, «mirar el presente para seguir proyectando el futuro haciéndolo desde la advocación de la Purísima Sangre de Jesús».
Cristo Jesús ha sido el centro de la homilía de nuestro Obispo, en la que se ha servido del Evangelio de San Juan (11,3-7.17.20-27.33b-45) en el que se relata la muerte y resurrección de Lázaro y la fe de su hermana Marta. Así ha recordado el itinerario cuaresmal que estamos viviendo a través de los domingos de esta Cuaresma, «que nos ha de llevar a la Pascua de Resurrección». Hoy, a través de Lázaro, ha dicho D. Casimiro, vemos a Jesús como Hijo de Dios hecho hombre que es el camino, la verdad y la vida, y ese es el centro de nuestra fe».
Por ello, hoy especialmente, nos ha interpelado D. Casimiro, debemos preguntarnos «¿qué lugar ocupa Jesús en nuestra vida?. En este sentido, ha exhortado «a dejarnos encontrar por Cristo Jesús para ser transmisores de la vida que brota de la Cruz» y, aludiendo a las Cofradías, ha puntualizado que, cada una, desde los misterios que cada una representan, «nos acercan la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor y que tiene sentido desde Él y de cómo se nos muestra». Y es que «la sociedad actual vive alejada de Dios, erigiéndose, en algunos casos en Dios y disponiendo de la vida de las personas».
En este sentido, D. Casimiro nos ha invitado a “acoger con fe al hijo de Dios y dejar que Él y su vida vaya transformando la nuestra”. Y a eso precisamente es a lo que ha exhortado a las Cofradías, a invitar a los cofrades «a no limitarse a salir en procesión un día, sino a manifestar realmente lo que procesionamos».
Y, en referencia a la religiosidad popular de su carta dominical de hoy, ha afirmado que «es válida como expresión de la fe y como camino para llevar a otros a Aquel en quien creemos, que es, además, a lo que en este Año Jubilar estamos llamados, a crecer en comunión y salir a la misión de anunciar el Evangelio».
Procesión Diocesana de Semana Santa
Al finalizar la Eucaristía ha arrancado la Procesión Diocesana de Semana Santa que ha partido desde la misma Concatedral de Santa María en peregrinación al Santo Sepulcro de la Capilla de la Purísima Sangre de Castellón.
En la misma han participado otras Cofradías de Castellón, así como aquellas otras de diferentes municipios de la Diócesis, sumándose también los párrocos, así como el Consiliario de la Junta de Cofradías y Hermandades de Semana Santa, D. Federico Caudé.
No temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41, 10)
El incendio declarado a primera hora de la tarde del pasado jueves entre los límites de las provincias de Castellón y Teruel sigue descontrolado a estas horas y ya ha arrasado 1.500 hectáreas. La consecuencia directa es su proximidad a diferentes municipios que, desde que se declararon las llamas, tuvieron que ser evacuados por la cercanía a los núcleos urbanos y el peligro inminente que eso supone, ya no solo a las viviendas, sino a los propios vecinos.
La evacuación, siguiendo las instrucciones de las autoridades competentes no se hizo esperar y fue inmediata. A pesar de que nuestro Obispo se encontraba en Madrid presidiendo la reunión de la Junta Episcopal de Asuntos Jurídicos de la CEE, no era ajeno a las terribles noticias que acontecían en la Diócesis.
Tal como sucedió el pasado verano durante el transcurso del incendio que afectó a varios municipios del Alto Palancia, Mons. Casimiro López Llorente, se puso en contacto directo con los párrocos de los municipios afectados, así como con la Directora del Colegio del Seminario Diocesano de Segorbe para poner a disposición de las autoridades competentes, las instalaciones del centro para poder albergar a los evacuados. Y así se hizo, pues «la Iglesia siempre acoge, consuela y se compadece de quienes más sufren», tal como avaló Dª. Ana María Pascual, directora del centro.
Todo el claustro de profesores se puso manos a la obra para «atender y acoger en estos momentos de sufrimiento». Hoy, el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón ha visitado a los evacuados en el Seminario, principalmente, «personas mayores y de movilidad reducida» para quienes las instalaciones del Seminario son más cómodas que los camastros habilitados en el Pabellón Multiusos de Segorbe que, en cualquier caso, están suponiendo un lugar de acogida en estos momentos de sufrimiento e incertidumbre.
El Obispo ha podido trasladar «el consuelo y la paz del Señor ante la angustia que supone tener que salir de tu casa, sin poder llevarte apenas nada y con la incertidumbre por no saber cuándo podrás regresar y en qué condiciones podrás hacerlo», tal cómo han revelado quienes han estado presentes durante la visita. D. Casimiro ha podido conocer de voz de los afectados las especiales circunstancias en las que tuvieron que abandonar su hogar «emocionados y conmocionados por la rapidez con la que se produjeron los acontecimientos ante el rápido avance del fuego» ha señalado la directora del centro.
Del mismo modo ha podido conocer que varios fieles de Montán y Montanejos están realizando durante estos días el Septenario de la Virgen Dolorosa, concediendo permiso para que puedan continuarlo en la Capilla del Seminario.
Mons. Casimiro López Llorente también ha podido conocer de primera mano cómo se está procediendo para atender a los afectados a través de la Directora del Colegio del Seminario, Dª. Ana María Pascual, quien ha trasladado al Obispo, que el claustro de profesores y laicos parroquianos de Segorbe están colaborando en la atención de las personas acogidas para que, en estos momentos de angustia, sientan que no están solos.
Recordamos que ayer mismo las autoridades autonómicas y locales visitaron las instalaciones y pudieron comprobar cómo la Iglesia de Segorbe-Castellón ha sido, una vez más, abrigo para quien lo necesita.
D. Casimiro les ha exhortado a confiar en el Señor y les ha animado a seguir rezando, petición que él mismo eleva «por el final del incendio y por la lluvia para que palie la dura sequía».
El Santísimo estará expuesto hasta las 19h de esta tarde
El Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón presidió anoche a la celebración de las 24 horas para el Señor que arrancaban con la celebración de una Eucaristía en la Capilla de la Purísima Sangre, en Castellón. La celebración responde a la invitación del Papa Francisco para vivir un encuentro con el Señor y propiciar la reconciliación con Él a través del sacramento de la penitencia.
Fiel a la llamada del Santo Padre, nuestro Obispo convocaba la celebración con una carta dirigida a todo el Pueblo de Dios de Segorbe-Castellón el pasado 6 de marzo, invitándonos a la reconciliación y a confiar en la misericordia de Dios acogiendo con humildad y gratitud el perdón de Dios en el Sacramento de la Confesión.
Tras la Eucaristía, el Señor, quedó expuesto para que los fieles acudamos a «esta llamada a la conversión» a la que nos invita esta Cuaresma, dijo D. Casimiro durante la homilía, «mirando a Cristo Jesús desde la Eucaristía y que, a través del examen de conciencia, nos dejemos interpelar por Dios reconociendo con humildad nuestras debilidades para tener un verdadero encuentro con Él y caminar guiados por el Espíritu».
El mensaje de D. Casimiro supuso también un guiño a los cofrades de La Sangre en este 475º Aniversario de su fundación «para seguir siendo fragor y que a través de vosotros nuestra Iglesia responda a la llamada de la conversión siendo presencia de Jesús en el mundo».
Una llamada a la conversión que nuestro Obispo exhortó a hacer desde la Palabra de Dios para «acoger el caudal de gracia que brota de la cruz y que modifica nuestra forma de relacionarnos con Dios». Para ello recordó el Evangelio de San Mateo (18, 3-4) invitándonos a sentirnos amados como niños recordando el momento de nuestro bautismo a través del cual «Dios nos hace sus hijos y nos da su amor y su gracia para crecer en santidad a través de las obras de justicia y misericordia». Es una llamada a la conversión «para salir de nuestro narcisismo y que el centro sea Cristo Jesús».
“Ten piedad de mí, que soy un pecador”
A través de la cita de Lucas (18,13), advertimos el carácter penitencial de estas 24 horas para el Señor que, mediante el subsidio litúrgico preparado por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, nos ayuda a la reflexión respecto al Sacramento de la reconciliación y, como dijo anoche nuestro Obispo, vivirlo como «una llamada a la paz con nosotros mismos para recibir la gracia de Dios y caminar guiados por el Espíritu Santo que es fuente de de vida y de amor».
El Santísimo Sacramento estará expuesto hasta las 19h de esta tarde lo que nos invita al encuentro íntimo en oración con el Señor y prepararnos para recibir toda la misericordia de Dios a través de la confesión.
“Dichosos lo que construyen la paz, porque serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5, 9)
La invasión a Ucrania ha centrado el interés en el último año pero en el mundo hay muchas más guerras. Como afirma el Papa “en nuestro mundo ya no hay solo “pedazos” de guerra en un país o en otro, sino que se vive una “guerra mundial” a pedazos” (FT 259). Las razones de la paz son más fuertes que todo cálculo de intereses particulares y que toda confianza en el uso de las armas. Pero no se aprovecharon adecuadamente las ocasiones que ofrecía el diálogo o la diplomacia, por la falta de una visión de futuro y de una conciencia compartida sobre nuestro destino común. En cambio, se cedió a la búsqueda de intereses particulares sin hacerse cargo del bien común universal. Así volvió a abrirse camino el engañoso espanto de la guerra (cf. Pacem in terris, 127).
«Es delicado el equilibrio por la legítima defensa ante una invasión con el incremento de las armas; la seguridad basada en el miedo son siempre un gran fracaso de la humanidad. Solo hay un camino para cuidar la vida: ser constructores pacientes de la paz», asegura el Santo Padre.
Por todo ello, la Coordinadora de Movimientos de Acción Católica nos propone para este viernes de Cuaresma detenernos a reflexionar al respecto a partir del Evangelio de San Juan (1. 3, 11-12) y en el de Mateo (5, 9). Para ello, estaremos atentos a las noticias que durante esta semana lleguen sobre la guerra de Ucrania. Intentaremos también prestar atención al resto de guerras (armamentísticas, económicas, políticas, etc.) que se dan diariamente en todo el mundo y a tomar conciencia sobre sus causas y sus consecuencias.
Nuestro esfuerzo se ha de centrar en ser constructores de paz, y lo haremos, según la propuesta de los Viernes solidarios, «apoyando y difundiendo aquellas propuestas y organizaciones que rechazan la violencia y defienden la cultura de la paz».
No explotarás a viudas ni a huérfanos. Si los explotas y gritan a mí, yo escucharé su clamor.
(Éxodo, 22,21-22)
Una de las cosas que está afectando a la vida de las personas y familias es la crisis energética que está suponiendo un aumento del precio de la electricidad, el gas y los carburantes. También está afectando a muchas empresas que para su producción consumen mucha energía. En el sistema de fijación de precios de la electricidad en Europa, llamado marginalista, donde toda la electricidad que se produce en un día determinado, se paga al precio de la producida de manera más cara, que suele ser la producida con gas. Es como si en la carnicería compras pollo, conejo y cordero, y todo te lo cobran a precio de cordero.
Esta subida de los precios afecta a todos los bolsillos, pero de una manera más preocupante a las familias con menor poder adquisitivo, ya que todos necesitamos consumir electricidad y gas. Esto está llevando a que algunas familias tengan que consumir menos (pasar frío en su casa, sacrificios alimenticios… ). Al mismo tiempo, los beneficios de los productores y comercializadores de energía crecen.
Magisterio
Tal como segura el Papa Francsico en Laudato si (164) «afrontar los problemas de fondo, que no pueden ser resueltos por acciones de países aislados, es indispensable un consenso mundial que lleve, por ejemplo, a programar una agricultura sostenible y diversificada, a desarrollar formas renovables y poco contaminantes de energía, a fomentar una mayor eficiencia energética«.
En este cuarto viernes de Cuaresma, la CONFER nos invita a mirar el mundo para conocer la realidad de las familias que sufren por la crisis energética, lo que les hace difícil llegar a fin de mes, y hacernos solidarios. Nos animan también a empatizar con alguna persona que se encuentre en esta misma situación en nuestro entorno cercano.
Nos ha exhortado a caminar desde el Señor a la raíz cristiana del origen de nuestro pueblo
E
El Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, ha participado hoy en la «Romería de les Canyes» que ha partido a primera hora de la mañana desde la Concatedral de Santa María.
A las 08.00h la Concatedral de Santa María, acogía a cientos de fieles que se han sumado a la tradicional Misa de Romeros que ha estado presidida por D. Casimiro y concelebrada por el Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril, y por el Vicario parroquial de Santa María, D. Ángel Cumbicos. La celebración de la Eucaristía ha servido para poner en camino, como cada tercer domingo de Cuaresma, a los peregrinos hacia el Ermitorio de La Magdalena remomorando así la fundación de la ciudad de Castellón.
Durante la homilía la reflexión de nuestro Obispo se ha centrado en el verdadero origen. Así ha recordado como nuestros antepasados, en este tiempo de Cuaresma, comenzaron a caminar para ir en romería penitencial hasta La Magdalena. Un camino que lo es también de conversión «para pedir perdón al Señor volviendo al origen y que se reavive nuestra fe y nuestra condición cristiana». De esta forma, ha puesto en valor «el sentido cristiano del día de hoy y el núcleo de la celebración» a pesar de que con el tiempo se hayan ido incorporando otro tipo de celebraciones.
La «Romería de les Canyes» tiene, en sus inicios, una vinculación religiosa que está asociada al traslado de la población de Castellón de la Plana desde la montaña al llano, por lo que la presencia del clero ha estado siempre vinculada a la misma tal como consta en la documentación existente.
Lo verdaderamente importante, ha dicho D. Casimiro es que «caminamos desde el Señor hasta el origen de nuestro pueblo, hasta su raíz cristiana». Así se ha referido al pueblo de Israel, también peregrino por el desierto, y como a ellos, «a falta de agua, a nosotros nos pasa que, anhelando llenar los deseos de nuestro corazón murmuramos contra Dios, le dejamos de lado e intentamos saciar nuestra sed, no solo física, sino también espiritual, en fuentes contaminadas».
En este sentido, recordando la Palabra proclamada, ha exhortado a los romeros «a escuchar la voz del Señor que sale a nuestro encuentro como lo hizo con aquella samaritana» (Juan 4, 5-42) a quien pidió «dame de beber». Así se ha referido a San Agustín para recordarnos que lo que verdaderamente le pedía el Señor a la samaritana «era su fe y poco a poco fue creciendo en ella hasta poder proclamar que Él era el Salvador». También ha recordado a María Magalena, «otra mujer conversa que dedicó toda su vida y su amor al Señor, teniendo la dicha de ser la primera que se encontró con el Señor Resucitado».
Lo confesemos o no, ha dicho D. Casimiro, «tenemos sed, no sólo de agua, sino de plenitud y de felicidad que muchas veces buscamos en fuentes contaminadas que nunca saciarán la sed espiritual porque el único que la puede saciar es Cristo Jesús, fuente del agua viva que nos lleva a la vida eterna».
En este día de romería, el Señor, ha remarcado D. Casimiro, «nos ofrece un reencuentro con Él y con nuestra fe para que se avive nuestra condición cristiana y nos vayamos preparando para celebrar con verdadera alegría el Misterio más grande: la Muerte y Resurrección del Señor para que todo el que crea en Él tenga vida eterna». No ha dejado de exhortarnos a la misión en este día de Romería «sea una expresión de nuestra fe para que otros, como ocurrió con el caso de la samaritana, conozcan a Aquel que es el único capaz de llevar a la plenitud que la mujer y el hombre de hoy también buscan».
Para concluir ha elevado intención para que este día lo sea también de acción de gracias «por todos los beneficios recibidos de Dios a través de nuestra fe». La romería reproduce año tras año la protección penitencial que rememora el nacimiento de la ciudad de Castellón en 1252.
En la actualidad está declarada Bien de Interés Cultural y para los cristianos también es de carácter penitencial y de acción de gracias. De hecho tal y como está documentado, existe una rogativa vinculada a las pestes de la época medieval… En el siglo XIV, se autorizan las procesiones por la sequía y más adelante se instaura una romería penitencial para invocar ayuda tanto material como espiritual. En 1991 se publica la Cosueta o ritual de la romería que recoge el protocolo entre el que se incluyen los símbolos religiosos, el volteo de campanas, la misa de romeros, y la romería propiamente dicha.
Hoy, como entonces, el clero ha participado en la Romería como «acción de gracias» uniéndose a la manifestación de la identidad de todo un pueblo siendo el portador de la reliquia de Santa María Magdalena, D.Miguel Abril, Vicario de Pastoral, seguido de nuestro obispo, D, Casimiro, que encabezaban la procesión.
Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su producto; pero el séptimo año la dejarás descansar sin cultivar, para que coman los pobres de tu pueblo y de lo que ellos dejen, coman las bestias del campo. Lo mismo harás con tu viña y con tu olivar. (Éxodo 23, 10-11)
Es la lectura de la que parte la propuesta para este II Viernes solidario de la Coordinadora de Acción Católica General en esta Cuaresma. En su reflexión aseguran que «es urgente que reduzcamos el consumo de plásticos para dejar de ver la contaminación que nos muestra la imagen». En este sentido afirman que «los países de bajos ingresos sufrirán los peores efectos del cambio climático y van a necesiten ayuda financiera para hacer la transición a prácticas sostenibles». Laudato Si’ también señala cómo el cambio climático provocará un aumento del número de migrantes que abandonan sus hogares destruidos por la degradación medioambiental y pide a la gente que acoja y apoye a estos refugiados medioambientales (LS 25).
Refiréndose a la Encíclica del papa Francisco (Laudato Si) recomienda un estilo de vida centrado menos en el consumismo y más en los valores atemporales y duraderos. Pide una educación medioambiental, la alegría por el entorno, el amor cívico y una «conversión ecológica» en la que el encuentro con Jesús lleva a una comunión más profunda con Dios, con los demás y con el mundo de la naturaleza.
El compromiso que nos piden asumir hoy es ayunar de indiferencia y pasividad frente a la crisis medioambiental, tomando conciencia de la misma para ir dando pasos hacia una conversión ecológica. Del mismo modo nos piden revisar nuestros hábitos de consumo, y nos animan a apoyar económicamente alguno de los proyectos de Manos Unidas destinados a paliar los desastres medioambientales en diferentes lugares del planeta.
La parroquia Arciprestal San Jaime de Vila-real ha organizado, para los próximos tres sábados de Cuaresma, un ciclo de conciertos de órgano.
El primero de ellos tendrá lugar el día 11 de marzo, a partir de las 20 h., con Juan de la Rubia, organista titular de la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona y natural de La Vall d’Uixó. El siguiente concierto será el día 18 de marzo también a las 20h. En esta ocasión, correrá a cargo de Augusto Belau.
El último de ellos tendrá lugar el día 25 de marzo, con un concierto con el que también finalizará el Ciclo de Órgano con motivo del Año Jubilar diocesano. Será de la mano de Pablo Márquez, organista de la Catedral de Valencia, y de Atsuko Takano, directora musical y organista titular de la parroquia de San Nicolás de Valencia.
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