D.Casimiro celebra a la Virgen del Pilar como «columna, guía y arca de la alianza de Dios con su pueblo»
El Obispo de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, presidió ayer las solemnes Eucaristías en honor a la Virgen del Pilar. Primero en la Concatedral de Santa María, junto a los miembros del Cuerpo de la Guardia Civil y después, en la parroquia de La Santísima Trinidad, junto a la comunidad aragonesa de Castellón.
En ambas celebraciones D. Casimiro ensalzó a la Virgen del Pilar como «columna, guía y arca de la alianza de Dios con su pueblo» teniendo muy presente la Palabra de Dios proclamada (Crónicas 15,3-4.15-16;16,1-2; Salmo, 26; Lucas 11,27-28) y centrando su homilía en las tres palabras más destacadas de las lecturas del día: «arca, columna y Palabra de Dios».
En la Concatedral de Santa María, la Misa fue participada por las principales autoridades civiles y militares de la ciudad y con una presencia muy significativa de los miembros de la Guardia Civil de Castellón, de quien es Patrona, junto a sus familias. Así lo hizo constar D. Casimiro, que definió a Nuestra Señora del Pilar como «protectora y guía en el trabajo diario en favor de toda la sociedad». La parte musical corrió a cargo de la Coral de Barreros de la Mare de Déu del Lledó, acompañados al órgano por Augusto Belau.
En la Parroquia de La Santísima Trinidad, el templo se quedó pequeño para acoger la celebración de la Patrona de los aragoneses, que estuvo solemnizada por el coro baturro.
En sendas Eucaristías, se celebró con alegría y gozo a la Virgen del Pilar, una fiesta en la que nuestro Obispo nos ayudó a contemplar a María presente en medio de nosotros, y que permanece como la columna que guía y sostiene al pueblo de Dios.
El arca de la alianza, dijo D. Casimiro, «es la presencia de Dios en medio del pueblo, signo de su protección en el peregrinaje hacia la tierra prometida y símbolo también de la comunión que se había establecido entre Dios y su pueblo».
En este sentido advirtió que la Iglesia toma esta lectura en la celebración de la Virgen del Pilar porque «María también es el arca de la nueva alianza porque llevó en su seno al Hijo de Dios, que con su muerte y resurrección estableció la nueva y definitiva alianza de Dios, no sólo con su pueblo y con la Iglesia, sino con toda la humanidad». La Virgen, concretó el Obispo, es el signo de la protección de Dios sobre su pueblo, que nos invita a ir al encuentro con Dios, para recuperar a Dios en nuestra vida».
Del mismo modo, el Salmo (El Señor me ha coronado, sobre la columna me ha exaltado) nos recuerda que la Virgen, representada sobre la columna, «nos protege y nos alienta como hizo con el apóstol Santiago para anunciar a Cristo Jesús muerto y resucitado para la salvación del mundo». Además, advirtió D. Casimiro, «la columna une la tierra y el cielo y es el fundamento de nuestra fe en Dios que es la esperanza que nunca falla».
Se refirió por último a la Palabra de Dios proclamada a través de san Lucas y de cómo María es el ejemplo que los cristianos debemos seguir y que, como ella, seamos dichosos por escuchar la Palabra de Dios y la cumplamos.
En este sentido se refirió a la vocación cristiana al matrimonio, a la vida sacerdotal o a la vida consagrada, porque «escuchar y acoger la Palabra de Dios es poner luz en nuestro camino porque es Dios mismo quien nos habla y se une en nuestro caminar como hijos suyos, como discípulos de Jesús, como miembros de la Iglesia».
D. Casimiro concluyó animando a los presentes a «recuperar a Dios en nuestra vida, para sentir, a través de la Virgen, su presencia en nuestra vida cotidiana, personal, familiar, profesional y volver a encontrar las raíces de nuestra fe».