9 de agosto: Día de los Pueblos Indígenas
Mañana, domingo 9 de agosto, es el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, y en el año de la publicación de la Exhortación apostólica de papa Francisco “Querida Amazonia“, con el fin de ayudar a despertar el afecto y la preocupación por este lugar y sus pueblos, Cáritas pone el foco en el escenario de seria amenaza que se dibuja actualmente allí.
Se trata de uno de los territorios donde la organización viene impulsando en las últimas décadas, dentro de la acción desarrollada por la REPAM (Red Eclesial Panamazónica), un intenso trabajo de cooperación fraterna y de protección de los derechos humanos de sus poblaciones.
A la situación de extrema vulnerabilidad de los pueblos que habitan la región, la irrupción de la COVID-19 no ha hecho sino agravar las crisis preexistentes. Tal y como recoge el Mapa de Casos Confirmados por COVID-19 en Amazonía, a finales de julio los contagios en territorio amazónico ascendían a 677.719, con 19.917 fallecidos.
Ana Cristina García Morales, coordinadora de América Latina y Caribe de Cáritas Española, señala que “las desigualdades y la discriminación a todos los niveles, desde las relaciones sociales cotidianas hasta lo más estructural, apoyado en políticas de Estado, han creado el escenario perfecto para que los pueblos indígenas se encuentren en uno de los momentos más extremos, vulnerables y peligrosos de la historia para su supervivencia y, por tanto, para nuestra propia supervivencia y la del planeta”.
Así, según Cáritas existen cuatro cuestiones principales que están comprometiendo la supervivencia de pueblos indígenas, tanto contactados como aquellos llamados pueblos libres (Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario). Son las siguientes:
- Ausencia del Estado
Los Gobiernos de los países amazónicos están atendiendo la pandemia con niveles muy limitados de acceso, lo que empuja de manera inevitable al final de la cola a las poblaciones indígenas, por minoritarias y por la lejanía y la ausencia de servicios básicos conforme aumenta la distancia respecto a los grandes núcleos urbanos.
- Falta de coordinación con las plataformas indígenas para consensuar las medidas de protección y confinamiento
A título individual y a través de redes panamazónicas, los pueblos indígenas amazónicos reclaman un diálogo horizontal con las autoridades para implantar medidas que respondan a sus medios de vida y formas de relacionarse con su entorno.
- Avance sin freno de las industrias extractivas y agroindustria
Las medidas de Gobiernos como el boliviano y el brasileño para facilitar el modelo de desarrollo basado en las actividades extractivas y la agroindustria han propiciado que durante el periodo de confinamiento se avance sin freno en territorio amazónico, sin resistencia por parte de los pueblos y sin cobertura por parte de los medios de comunicación, centrados únicamente en la crisis sanitaria. En este momento, pueblos incluso en aislamiento voluntario tienen explotaciones extractivas cercanas que podrían generar un etnocidio. Por no hablar de lo que esto supone también para el ecosistema, tan importante en la regulación de la zoonosis. Más que nunca, estamos inmersos en una crisis socio-ambiental.
- Militarización y control del territorio
Toda esta situación está comprometiendo seriamente los derechos civiles y políticos de las poblaciones amazónicas, teniendo en cuenta que los defensores de derechos humanos están más amenazados que nunca, al tener limitado el movimiento y, por tanto, la capacidad de denuncia. Sin ir más lejos, la entrada en territorios protegidos con la pantalla del «Estado de Alarma» amenaza derechos ya estipulados como el derecho al territorio.
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