A vueltas con la clase de religión (y IV): De oferta obligatoria, opcional y evaluable, como en Europa
Queridos diocesanos:
Otro de los tópicos de quienes se oponen a la presencia de la asignatura de Religión en la escuela es la afirmación de que es algo anacrónico y una excepción en la Europa de hoy. ¿Es verdad esta afirmación? Pues no; se trata de una falacia más. Veamos. Salvo en Francia, -y no en toda ella, porque la Religión está presente en la escuela en Alsacia y Lorena- en toda Europa se enseña Religión en la escuela. En Suecia, Noruega y Dinamarca es obligatoria para los alumnos. En Alemania, la enseñanza religiosa es obligatoria para los alumnos según su confesión, aunque los padres pueden pedir la exención para que sus hijos reciban en su lugar una alternativa, que varía según los Länder. En Finlandia, la asignatura de religión es de obligada oferta para los centros, aunque de libre elección en los públicos y obligatoria en los colegios confesionales. Y la situación es similar en el Reino Unido, Austria, Holanda, Polonia, Bélgica, Portugal, Italia, Grecia, Luxemburgo, Ucrania, etc.
Como en la mayoría de estos países europeos, en el proyecto de la LOMCE, la Religión será de oferta obligatoria para los centros y optativa para los alumnos, que también tendrán una alternativa para los que no cursen Religión. Esto es lo que, de otra parte, exige el Acuerdo con la Santa Sede, que desarrolla el art. 27.3 de la Constitución en relación con la clase de Religión y moral católica. En Primaria, la alternativa a la Religión será ‘Valores Sociales y Cívicos’, y en Secundaria, ‘Valores Éticos’. En Bachillerato, por el contrario, los centros no tendrán que ofertar Religión, y, si lo hacen, los alumnos podrán elegirla entre más de 12 asignaturas, de las que tendrán que cursar un mínimo de dos y un máximo de tres; hay que decir que, en este punto, la LOMCE no se ajusta al Acuerdo con la Santa Sede, porque, entre otras cosas, no garantiza la oferta obligatoria de Religión.
Además, según este proyecto de Ley, la Religión tendrá el mismo tratamiento que el resto de las asignaturas del grupo de las ‘específicas’: como su alternativa, la Religión será evaluable y computará para el paso de curso y la nota media, aunque no computará para la evaluación final de etapa. La evaluación de los alumnos es propio de toda asignatura con estatuto y rigor académico como lo tiene la asignatura de religión, que cuenta con un currículo propio, y contenidos, objetivos y didáctica propios, fijados por la Iglesia católica para la religión y moral católica. Una asignatura que no se evalúa, se devalúa. En lo que se refiere a la asignatura de religión y moral católica, la LOMCE cumple con ello con el carácter de ‘asignatura equiparable a las fundamentales’, que ha de tener según el Acuerdo con la Santa Sede.
Alguno se preguntará: Y ¿por qué es la Iglesia católica quien fija los contenidos de la asignatura de religión y moral y designa a sus profesores? La Religión no es una asignatura más, sino que tiene carácter confesional, para cumplir con el derecho de los padres a que «sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus convicciones» (art. 27.3 de la Constitución); este carácter confesional no merma en nada su rigor académico. Ahora bien, tanto la Ley Orgánica de Libertad Religiosa como una reciente sentencia del Tribunal de Estrasburgo reconocen que ningún Estado es competente para establecer qué se ajusta y qué no a un credo religioso y, por tanto, que depende sólo de las autoridades de la confesión religiosa en cuestión designar los contenidos de su fe y a las personas encargadas de transmitirla.
Con mi afecto y bendición.
+Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón