Ante el Día del Seminario
Queridos diocesanos:
Por San José celebramos cada año el Día del Seminario. Este año, al caer la Solemnidad de San Losé dentro de la Semana Santa, lo celebraremos el domingo, 9 de marzo. Varios son los objetivos que presiden la campaña del Día del Seminario. Este año quisiera centrarme en dos muy concretos, que encajan muy bien en nuestro itinerario cuaresmal: la oración y la limosna.
La vocación sacerdotal nace del encuentro con Dios de un chico o joven; un encuentro en que el chico o joven descubren una llamada personal, única e irrepetible, a la que responden con entrega y generosidad. Así nos lo recuerda el lema de este año: “Si escuchas la voz de Dios”. Para ello es imprescindible hacer de las comunidades cristianas comunidades de oración, donde la presencia de Dios sea más viva y real, más cercana y más concreta, donde su voz pueda ser escuchada y acogida. Necesitamos orar con insistencia a Dios para pedirle el don de nuevas vocaciones al sacerdocio ordenado. La oración nos ayuda, a la vez, a tomar conciencia de la necesidad urgente que tiene nuestra Diócesis de nuevas vocaciones.
Desde la Delegación Diocesana de Pastoral Vocacional deseamos generar entre nosotros un amplio movimiento de oración por la vocaciones: para que el Señor abra los oídos del corazón de niños, adolescentes y jóvenes y escuchen su voz; y también para orar con ellos y para que, escuchando la voz de Dios, y sepan decir como el joven Samuel: “Habla, Señor, que tu siervo escucha” (1 Sam 3,10). Además de otros momentos de oración personal y comunitaria, el jueves, con tanta resonancia eucarística y sacerdotal, puede ser el día de la semana en que todas las parroquias, comunidades y grupos oren por las vocaciones sacerdotales. Ello aumentará nuestra sensibilidad por las vocaciones y nos acercaremos al corazón de Dios para obtener lo que le pedimos.
Junto a la oración no podemos olvidar que los medios humanos y materiales son necesarios para la formación de nuestros seminaristas. Como en otros tiempos, también hoy el Seminario reclama nuestro apoyo económico. Cuando mis predecesores pidieron en tiempos pasados el apoyo de los diocesanos, siempre encontraron la generosa respuesta de unos cristianos comprometidos con su Seminario.
La oración por las vocaciones y su promoción, de un lado, y el sostenimiento económico del Seminario, por otro, siempre han ido unidos y han sido mimados por nuestros antepasados. Ahora nos toca a nosotros seguir esta tarea. Todos estamos llamados a implicarnos en la promoción de las vocaciones al sacerdocio que palie la escasez vocacional que sufrimos. Nuestros seminaristas son nuestros futuros sacerdotes, los pastores del nuestras comunidades. El Seminario sigue viviendo y necesita del apoyo afectivo y efectivo de toda la Diócesis. En el pasado, nuestros antepasados respondieron siempre con su implicación personal y con generosidad. Ahora nos toca a nosotros hacer lo propio. No olvidemos que nuestro Seminario es el corazón de nuestra Diócesis. Nuestro compromiso efectivo con la promoción de las vocaciones y la formación de los seminaristas será la muestra de nuestro grado de amor hacia Seminario. Hoy os pido a todos vuestra colaboración.
Con mi afecto y bendición,
+ Casimiro López Llorente
Obispo de Segorbe-Castellón