• Año Jubilar Diocesano 2022
  • Protección de menores
Obispado Segorbe-Castellón
  • Noticias
    • Hemeroteca
    • Noticias por categoría
    • Entrevistas
    • La Hoja
    • Reportajes
    • Colaboraciones
    • Datos de contacto
  • Diocesis
    • Obispo
      • Biografía
      • Cartas
      • Decretos
      • Homilías
    • Vicaría General
      • Vicaría General
    • Historia
      • Nuestra história
    • Episcopologio
      • Episcopologio de la Diócesis
    • Organización Territorial
      • Cabildos y Arciprestazgos
      • Parroquias y Capellanías
    • Curia
      • Curia y Vicarías
    • Patrimonio Cultural
      • Patrimonio Cultural
      • Visitas virtuales 360º
      • Diócesis y arciprestazgos
  • Pastoral
    • Delegaciones
      • Vicaría de Pastoral
    • Formación y Educación
      • Centro Superior de Estudios Teológicos
      • Instituto de Ciencias Religiosas
      • Colegios Diocesanos
      • Centros Docentes Católicos
    • Movimientos y Asociaciones
      • Asociaciones de Fieles Públicas Laicales
      • Ordenes Terceras
      • Asociaciones de Fieles Públicas Clericales
      • Asociaciones de Fieles Privadas
  • Caritativo – Social
    • Cáritas
      • Cáritas
      • Datos de Contacto
    • Pastoral Caritativa-Social
      • Pastoral Caritativa – Social
      • Entidades
  • Vocaciones
    • Sacerdocio
      • Seminario Mayor Diocesano Mater Dei
      • Seminario Mayor Diocesano Internacional y Misionero “Redemptoris Mater”
      • Seminario Menor Diocesano “Mater Dei”
    • Diaconado Permanente
      • ¿Qué es?
      • Comisión para el Diaconado Permanente
      • Noticias
    • Vida Consagrada
      • Vida Activa
      • Vida Contemplativa
    • Familia
      • ¿Os queréis casar?
      • Recursos para las familias
      • Delegación Diocesana de Pastoral Familiar y de la Vida
    • Laicado
      • ¿Qué es el laicado?
      • Congreso Nacional de Laicos
      • Plan Diocesano del Postcongreso de Laicos
      • Movimientos y Asociaciones de Apostolado Seglar
      • Noticias
  • Archivo
  • Participación y Transparencia
    • Dono a mi iglesia
    • xtantos
    • Organigrama
      • Organigrama
    • Estatutos y Reglamentos
      • Estatutos y Reglamentos
    • Subvenciones y Convenios
      • Subvenciones y Convenios
    • Información Económica
      • Normativa Económica
      • Información Económica
    • Inmatriculaciones
      • Inmatriculaciones
    • Protección de menores
      • Oficina de protección de menores
      • Decretos
      • Protocolos de la CEE
      • Vademecum
      • Guía diocesana de prevención
    • Protección de datos
      • Oficina de protección de datos
      • Nombramiento del Delegado diocesano
      • Decreto general de la CEE
      • Política de privacidad
  • Buscar
  • Menú Menú

La piscina bautismal visigoda de Soneja. Un hallazgo excepcional

20 de diciembre de 2022/0 Comentarios/en Noticias, Colaboraciones, Patrimonio Cultural /por D. David Montolío Torán

En los primeros siglos, el sacramento del bautismo, por el que el individuo entraba a formar parte de la comunidad cristiana, del cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia, se administraba sumergiendo al candidato en una pequeña piscina con el agua purificadora. Una costumbre que, anteriormente, también había practicado la secta judía de los esenios, con frecuentes abluciones rituales para el perdón de los pecados.

El ritual bautismal, del griego «baptos», que significa lavar o sumergir, trajo consigo cambios en la creciente población cristiana tardorromana: «Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó del poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva. El agua aquí representa la muerte y resurrección hacia una nueva vida» (Romanos 6, 4). Una práctica litúrgica del sacramento que fue evolucionando desde la construcción de baptisterios con piscina de inmersión, los ejemplos más antiguos, hasta la creación de pilas bautismales de bulto redondo, en un largo proceso que vino a abarcar toda la época visigoda en la antigua Hispania, del siglo V (ca. 480) hasta el siglo VIII de nuestra era, con una invasión musulmana, a partir del año 711, que constituye el fin de la Antigüedad, propiamente dicha, en nuestras tierras.

El papel del bautismo resultó ser clave en la Hispania Visigoda, no sólo en el asentamiento de la autoridad episcopal sobre su clero y rebaño a través de la bendición del crisma, sino en la estabilización de la Iglesia y del propio Estado, sobre todo a partir del reinado de Leovigildo (568-586), tras un tiempo de luchas internas de las élites y entre las múltiples identidades religiosas que habían conllevado, hasta ese momento, un reino inestable y fracturado. El bautismo se convirtió en la clave de un programa de asimilación, cohesión y unificación, al igual que en otros reinos cristianos, como el Carolingio, donde los intelectuales de la Corte, con sus reformas, propiciaron el establecimiento del «Imperium Cristianum» en Europa a finales del siglo VIII y principios del IX, consolidando a la sociedad en todos los aspectos.

Hasta ese momento, la evolución de la ceremonia ha ido cambiando mucho desde el Bautismo de Jesús en el Jordán de manos de Juan Bautista, utilizándose primitivamente, en tiempos de persecución, parajes fluviales o marinos; «Juan bautizaba en Enón, junto a Salim, porque había muchas aguas, y venían y eran bautizados» (Juan 3, 23). En un principio, como primero de los siete sacramentos de la Iglesia, los primeros cristianos lo recibían en una edad adulta, al entrar a formar parte de la comunidad y del reino de Dios, en un acto público de fe. El ser sumergido en el agua representa la muerte de nuestros pecados anteriores; cuando emergemos de ésta, emprendemos una nueva vida en Cristo:

«Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mateo 28, 19).

El valor de este elemento, en un mundo de mayoría pagana de convertidos, fue adquiriendo tanta importancia que acabó condicionando el edificio que la contenía y proporcionando la denominación de Baptisterio a la Iglesia que contenía dicha pila bautismal. El ritual y la inmersión, que recordaba la cultura del agua del mundo de la antigüedad clásica, pronto fue trasladado a los infantes, como transmisión generacional de la fe, sin exclusión de los adultos que deseaban recibir el sacramento. Con el tiempo, por lógica, siendo la mayoría de bautizados niños, se fue imponiendo la pila bautismal a la piscina, en gran parte por una cuestión de practicidad e, incluso, de movilidad. A medida que el bautismo ganaba en trascendencia y ante la imposibilidad de los obispos de hacerse presentes en cada uno de los sacramentos realizados, éstos reforzaron su papel reservándose diversos aspectos de los rituales post-bautismales, como la citada bendición del crisma y la imposición de las dos manos.

Con el Edicto de Milán (313) del emperador Constantino y, posteriormente, con Teodosio (380), la libertad religiosa y la oficialidad de la misma en el imperio, conllevó la posibilidad de un oficio público legal, sin clandestinidad (espacios reservados, secretos o subterráneos-catacumbas), y la primera edificación de los primeros templos, a menudo reconvertidos de paganos a cristianos o de nueva planta, con sus capillas bautismales. En las demarcaciones hispánicas, sobre todo tras la conversión al catolicismo del rey Recaredo y del pueblo Visigodo, antiguamente arrianos, en el III concilio de Toledo (589), se encuentra abundante información sobre este rito especial en los concilios de aquel tiempo, como en el de Elvira (ca. 300), I Toledo (400), Gerona (517), Lérida (546), Braga (561), II Braga (572), III Toledo (589), II Sevilla (619), IV Toledo (633), Mérida (666), XI Toledo (675) y XVII Toledo (694).

La conversión del monarca y, por consiguiente, de todo su pueblo, determinó y unificó el catolicismo hispano y su ritual. San Gregorio Magno (540-604), sugirió a San Leandro (534-596) la realización de una sola inmersión en lugar de tres, simbolizando la unidad de la Santísima Trinidad, tal y como plasmó el santo sevillano en su epístola de 588 y reforzó su hermano, San Isidoro (556-636) en una de sus Etimologías. Esta simplificación también asentaba diferencias con los arrianos, que practicaban la triple inmersión. Si bien el bautismo desempeñó un papel de distinción social en el reino visigodo antes de la conversión en el III Conci­lio de Toledo (589), éste marcó de manera especial y dio un claro empuje y unificación de la identidad hispana, salvo la población judía, en sus inicios frente a la herejía arriana de las élites visigodas y asentando la ortodoxia católica más antigua de la Iglesia, practicada por los indígenas hispanorromanos. Un testimonio de cómo el Bautismo vino a ser una poderosa arma de integración para una burocracia centralizada en un reino religiosamente dividido y con una fuerte tendencia a una fracturación territorial y luchas internas, como se había apreciado durante el establecimiento del priscilianismo (siglo IV) y el arrianismo (siglo V).

En este sentido, la piscina bautismal de Soneja, del siglo VI, ubicada en una estancia lateral de un templo basilical, sigue las líneas habituales de la época presentes en otras estructuras similares, constando de dos escalinatas -a este y oeste- con tres escalones, para descender y ascender, y «aquarium», presenta una planta redonda, a diferencia de otras conservadas cuadrangulares, rectangulares, octogonales, etc., contando cada una de las formas con una gran simbología cristiana propia, no presentando decoración ornamental alguna, al menos conservada.

Otra cuestión, de muy difícil resolución, es la verdadera presencia en la actual localidad de nuestra actual diócesis de Segorbe-Castellón de un emplazamiento cristiano de primer orden como éste. También desconocemos la existencia de otras piscinas bautismales como la presente, hallada de manera accidental y, podríamos decir «providencial», durante las excavaciones de la ermita de San Francisco Javier (finales del siglo XVII), en un emplazamiento sin culto, desde la invasión árabe (711), durante casi mil años.

¿Había conocimiento entre los antiguos pobladores de su primitivo uso? ¿Era lugar de culto en recuerdo de algún acontecimiento martirial durante las persecuciones o donde se conservaba la reliquia de algún santo de los primeros tiempos del cristianismo en nuestra diócesis? ¿A qué primitivo obispado pertenecía tan importante asentamiento en el lugar fronterizo, junto al río Palancia, entre la diócesis Tarraconense y la Cartaginense? «Todos fuimos bautizados por un solo es­píritu para constituir un solo cuerpo, ya seamos judíos o gentiles, esclavos o libres» (I Corintios 12-13).

La única realidad que podemos reflejar es, para todos nosotros los cristianos, la excepcionalidad y singularidad del hallazgo, desconociendo si habría otras piezas similares, incluidas también las pilas, todavía no identificadas ni descubiertas por la arqueología que, dada la problemática y literatura de época sobre la cuestión, como la que hemos expuesto anteriormente, sin duda debieron existir, habiendo más templos donde administrar el sacramento aparte de los conocidos por la investigación. «Quien no nazca del agua y del Espíritu no podrá entra en el reino de Dios» (Juan 3, 5).

Ángel Albert Esteve · David Montolío Torán

Compartir

El Palacio Episcopal viejo de los obispos de Segorbe

2 de noviembre de 2022/0 Comentarios/en Noticias, Colaboraciones, Patrimonio Cultural /por D. David Montolío Torán

El primitivo palacio episcopal de Segorbe, desde tiempos bajomedievales, se ubicaba adosado a la muralla de la población, recayente su fachada a la calle San Cristóbal, justo enfrente de la portada principal de la Catedral, con la que se encontraban los transeúntes, al atravesar el Portal de Altura a intramuros (también denominado del Mercado o de la Fruta), uno de los accesos más importantes al recinto urbano, que unía ambos edificios por un pasadizo elevado por encima de su gran arco de luz y flanqueado entonces por dos torres, una de ellas aun visible en el dibujo que adjuntamos recreando la subida a la Seo, antes de atravesar el muro, junto al campanario.

Quedaba oculto al viajero su bello patio interior barroco porticado donde, en la actualidad, se encuentra el acceso al nuevo edificio proyectado y ejecutado a partir de 1956 por el arquitecto Luis Gay -más acorde con las necesidades de la curia, con una infraestructura básica de despachos y oficinas-, correspondiendo a un tramo cerrado en origen por el muro defensivo de la ciudad. Un emplazamiento urbano junto al cual se ubica la actual plazuela del Obispo Gómez de Haedo, donde en la edad media se alzaba el Hospital Mayor de la Seo de Segorbe o de San Miguel, por recoger la capilla del mismo nombre en su interior. El recinto, en su pequeño templo medieval dedicado a este santo arcángel, donde estaba la sede de la cofradía dedicada al mismo, instituida por privilegio del 28 de agosto de 1529, por el duque de Segorbe, Alfonso de Aragón donde, además, existía un altarcillo bajo la advocación a la Santísima Trinidad y una antigua Virgen de los Desamparados que, en 1805, fue llevada a la nueva construcción hospitalaria. Fue este obispo ilustrado el que consumó la pretensión de sus predecesores de clausurar, por insalubre, este antiguo sanatorio de las proximidades del palacio, asumiendo su gestión directa el 5 de noviembre de 1800 y trasladado a un nuevo edificio a las afueras del caserío el 8 de agosto de 1804, junto al convento de los Capuchinos, dotado de todos los avances sanitarios que, de aquel momento histórico, se podía esperar.

El recinto residencial episcopal, tradicional lugar de alojamiento de los grandes personajes en sus estancias en Segorbe, en esencia, resultaba ser más un caserón que un palacio como tal, un lugar bastante humilde en sus inicios, sin grandes elementos constructivos destacables hasta épocas más avanzadas. Sabemos que los obispos Gilabert Martí (1500-1530) y Jofré de Borja (1531-1556), de la conocida familia valenciana de los Borgia, en su derrama personal de actuaciones en sus catedrales, mejoró su habitabilidad en una época en que los ordinarios no solían habitar estos recintos. De este momento, proceden diversos restos de cerámica de Manises con los emblemas episcopales, repartidos hoy en día por museos y múltiples colecciones.

En 1558, en tiempos del obispo agustino Juan de Muñatones (1556-1571), gracias a una permuta de un huerto del obispo junto a la casa de los duques en el Agua Limpia por dos casas junto al Palacio del Prelado, se pudo ampliar el recinto tras el derribo de éstas, sirviendo la reestructuración para convocar diversos sínodos diocesanos, como el de 12 de noviembre de 1611, del obispo Pedro Ginés de Casanova, o el de 18 de mayo de 1644, en tiempos de Diego Serrano (1639-1652).

El obispo Gavaldá lo reparó y amplió a mediados del siglo XVII, llegando incluso a fortificarlo. En su tiempo, haciéndose eco de las pragmáticas del Concilio de Trento, allí trabajaban dos ministros permanentes para la administración de la curia, uno de los cuales ejercía el oficio de Vicario General, tratando los asuntos sacramentales, los casos civiles y penales, así como resolviendo las disputas surgidas en cualquier lugar del obispado en nombre del prelado. Mientras, el otro se ocupaba de las causas testamentarias y de cumplir las voluntades piadosas. Además, según testimonio del propio obispo en la visita «ad limina» de 1656, en el mismo palacio había un archivo para guardar los escritos de la corte y varias celdas para cárcel, para mantener a los acusados ​​de diferentes delitos. También trabajaban allí, periódicamente, otros cinco jueces para las causas eclesiásticas y para examinar a todos los que querían acceder a las órdenes sagradas, administración de sacramentos u obtención de beneficios, con el apoyo de siete capitulares.

Sin embargo, fue el obispo Diego Muñoz Baquerizo (1714-1730), el que fraguó una gran reforma de todo el edificio, gastando grandes cantidades en la reparación y reconstrucción de sus vetustos muros, muy dañados durante los años de la Guerra de Sucesión (1701-1713), reconstruyendo y barroquizando, entre otras actuaciones, el patio interior.

No obstante, sería en tiempos del gran Alonso Cano Nieto (1770-1780) cuando el caserón pasó a poseer, también, una función destacadamente social, al instalarse una Biblioteca Pública en su interior. Un proceso de renovación que debió correr parejo a la reforma de la misma Catedral pues, tras la guerra del francés, en 1820, se pagó al maestro Vicente Marzal, autor del planchado de las puertas de la Seo y de muchos otros edificios religiosos del momento en la zona, por la realización de las nuevas vidrieras del Palacio.

El recordado obispo dominico Domingo Canubio y Alberto(1848-1864), primero en pregonar desde Palacio, en 1854, el dogma de la Inmaculada Concepción en España, allí recogía y acogía personalmente a los enfermos de cólera durante una de las epidemias que, por esos años, azotaban, sin piedad, todos los pueblos de la comarca. También abrió las puertas al recogimiento y atención de los peregrinos, además de abrir una escuela para la enseñanza de niños.

También construyó un nuevo oratorio mayor, bendecido el 22 de diciembre de 1861, donde antes había una amplia galería para transitar de la escalera principal a las estancias del obispo. Entrando por la sala de los Apóstoles, decoró la espaciosa sala, colocando diversas obras procedentes de varios retablos de la Cartuja de Valldecrist y de la propia Catedral, presididos por la santa Cena, obras del pintor Joan Reixach (ca. 1450-1480). En el perímetro colocó bancos fijos y encargó dos grandes lienzos, además de otros pequeños, a José Laffaya, representando a “Jesús bendiciendo a Ios niños” y “Jesús predicando a las turbas”.

Siendo obispo José Luis Montagut (1868-1875), en agosto de 1873, durante los episodios de la tercera Guerra Carlista, el palacio fue uno de los lugares elegidos como por los liberales para atrincherarse, convirtiéndose en un auténtico “fuerte”, resistiendo ante las fuerzas carlistas. En 1885, la epidemia de cólera-morbo puso a prueba la caridad pastoral tanto del obispo diocesano como de sus sacerdotes, y el mismo Palacio Episcopal se convirtió en Hospital a la vez que en el boletín se publicaron las normas para evitar el contagio. El mismo obispo dio ejemplo del modelo de sacerdote que quería para su diócesis, ayudando y visitando en persona a los enfermos e infectados. Renovado en tiempos del obispo Francisco de Asís Aguilar (1880-1899), fue en 1924, con la llegada del obispo fray Luis Amigó (1913-1934) cuando pasó a albergar, en una de sus galerías, el Museo Diocesano.

Un edificio que, pese a la solera de cientos de años de vida, en paralelo con la actividad pastoral de sus obispos, fue derruido junto al arco de la muralla y sustituido por la nueva construcción citada. Reflejo de múltiples reformas y estilos arquitectónicos y decorativos diversos, su estructura fue dañada irremediablemente en sus estructuras y cimientos, física y moralmente, en la guerra civil española. Saqueado y expoliado, fue el último testigo de la detención, martirio y partida hacia la muerte de su obispo Miguel Sucarrats y Serrat (1936-1936), tras sólo dos meses al frente de sus fieles. Pocos años después, aquel anciano faro, referente de la antigua diócesis y testigo de sus siglos de historia tras más de setecientos años, fue abatido definitivamente para la historia, sustituido por un recinto de moderno y funcional diseño, cerrando centurias de vivencias de fe y abriendo, inevitablemente, nuevos episodios del último capítulo de nuestro presente y futuro, de gran esperanza en la Comunión y en la Misión.

Compartir

Las Reales Salinas de Arcos y la antigua diócesis segobricense

26 de agosto de 2022/0 Comentarios/en Noticias, Año Jubilar 775 Sede Episcopal, Colaboraciones /por D. David Montolío Torán

Un episodio sugestivo para el conocimiento y divulgación de la historia diocesana, en este Jubileo del 775 Aniversario de la Sede Episcopal, corresponde a una de las circunstancias históricas más especialmente curiosas de nuestro pasado, la vinculación al antiguo obispado de la localidad de Arcos de las Salinas (y su industria de la sal) hasta 1960, población limítrofe entre los reinos de Aragón y Valencia y enclavada en la actual Comunidad Autónoma de Aragón, al sur de la provincia de Teruel.

Reconocida como parte del territorio pastoral del obispo segobricense en el año 1236, de la mano del mismo Zayd Abu Zayd, último gobernador almohade de Valencia (ca. 1195-1268) convertido y bautizado en 1232, su pertenencia jurisdiccional a la sede respondía al gran beneficio financiero que, para el mantenimiento de la Iglesia Diocesana, significaba la explotación de las primitivas salinas, de origen islámico, ubicadas a las afueras de la población, en el pequeño valle que aprovecha las cristalinas aguas del barranco del río de Arcos y un acuífero de agua salada, en un paraje rodeado de montañas de sal que destellean con los rayos de sol de cada mañana.

Si bien, los obispos de Segorbe realizaban sus visitas en el itinerario que llegaba a esta población de frontera a través de la imponente y fortificada Alpuente y sus aldeas, o atravesando los puertos de montaña por la Vereda Real desde Abejuela, a caballo entre los dos reinos, para no pisar territorios ajenos al propio, el mejor acceso, entonces y ahora, era desde el mismo Camino Real, actual autovía Mudéjar (A-23) que, subiendo desde Barracas y atravesando el altiplano de San Agustín y Rubielos, se desviaba por Albentosa buscando Manzanera y Torrijas para acabar desembocando en Arcos.

Un lugar hasta tal punto protegido por el prelado, en un obispado eminentemente pobre y sin recursos que, en la desmembración propiciada por Felipe II en 1577, Segorbe impuso su criterio de dominio sobre unas demarcaciones que, con la conquista cristiana de 1210 del rey Pedro II de Aragón, en una campaña en la que también se recuperaron los territorios de Ademuz, Arcos había quedado como parte, en un principio, de ese entramado de localidades.

Sin embargo, la voluntad de sus pobladores de integrarse en la Comunidad de Teruel, con la que se encontraba mucho más comunicada por buenos caminos, la llevaron a integrarse en el Aragón por gracia de Jaime I de 17 de junio de 1269, con la única excepción de sus salinas, -bajo dominio y patrimonio real y jurisdicción de Valencia-, al contrario que con Segorbe, de la que la separaba y separa la imponente línea montañosa de la Serranía de El Toro, de clima continental y desfavorables condiciones climáticas buena parte del año. Fue el propio rey “Conquistador”, quien había visitado personalmente las instalaciones en 1259, quien se interesó por el lugar que había de formar parte del patrimonio real y episcopal, y cuya explotación habría de establecerse como futuros arrendamientos, exigiendo a sus propias poblaciones y “vasallos” a adquirir obligatoriamente la sal de este maravilloso y desértico enclave que, en siglos posteriores fue Real

En la actualidad, la ermita de la Virgen de los Dolores o del Salinar, del siglo XVIII, las salinas, casa señorial, viviendas, las estructuras industriales, los almacenes y la noria, pese a su muy deficiente estado de conservación, han sido declaradas Bien de Interés Cultural (BIC), desde 2010, por la Diputación General de Aragón, siendo plasmación de una historia ininterrumpida de más de setecientos años de actividad, donde aún se aprecia una extensión de 19.000 metros cuadrados y ocho tablares, con las piletas donde cristalizaba la sal. Desde la extinción del monopolio episcopal y real, en 1869, las Salinas siguieron en funcionamiento, en manos privadas, hasta 1982, constituyendo uno de los testimonios más dilatados de esta actividad económica en Aragón y uno de los acontecimientos históricos más interesantes de nuestra historia diocesana durante centurias, que en la localidad de Arcos se plasmó, aparte de la constante asistencia a necesitados y mantenimiento de las fábricas de los edificios parroquiales, en la creación de becas de estudio para hijos del pueblo y la fundación, el 22 de agosto de 1772, del Monte de Piedad en la población, a instancias del Obispo de Segorbe, Alonso Cano y Nieto.

Compartir

Segorbe, Santa María de la Catedral

15 de julio de 2022/0 Comentarios/en Noticias, Colaboraciones, Patrimonio Cultural /por D. David Montolío Torán

Del antiguo conjunto arquitectónico del convento y colegio de San Pablo y Santo Tomás de Aquino de los Padres Dominicos de Segorbe, extramuros, pero bajo aún bajo la sombra de la muralla de la población y no más lejos del Camino Real que un par de metros, sólo resta lo que fue su templo y diversas dependencias anejas, testimonio de la historia desventurada, del pequeño cenobio, desde sus mismos inicios y transcurrir histórico.

En los primeros años del siglo XVII, tras la traumática expulsión de los moriscos de 1609, el Cabildo de la Catedral se oponía a nuevas fundaciones religiosas en la ciudad. Pese a ello, fue en la noche del 26 al 27 de diciembre de 1612 cuando dos grandes nombres dominicos, el historiador Francisco Diago y Jerónimo N. Cucalón, entraron ocultamente en Segorbe y se instalaron en una casa enfrente del Mercado facilitada por el Concejo, erigiendo el caserón en cenobio, bajo el patronazgo de las advocaciones citadas. Como consecuencia, un pleito con los capitulares de aquel momento, del que salieron airosos de algún modo, gracias al apoyo del duque y el prelado.

Un recinto erigido en Convento en Roma, oficialmente, en 1644, que no iniciaría su construcción como tal hasta la década de 1670-1680, coincidiendo con la presencia en Segorbe de los arquitectos diocesanos del obrador de Juan Pérez Castiel, que erigieron el actual templo y el desaparecido claustro y demás dependencias.

Siendo siempre un convento de pequeña proporción y limitadas rentas, ya fue convertido en cuartel, en 1811, durante la invasión francesa. Se iniciaban insoportables veintiún meses de invasión napoleónica en la ciudad, hasta la evacuación de la ciudad en julio de 1813, en los que perdió, de una manera u otra, todo el patrimonio artístico y documental que poseía. A la vuelta de los religiosos, en mayo de 1814, se encontraron con un expolio completo del edificio y la iglesia, compartimentada en pesebres.

Además, la sillería de coro, órgano, altares y púlpito habían desaparecido. Tras la desamortización de 1836, que afectó al convento y fincas urbanas y rústicas, gracias al obispo Sanz de Palanco (1825-1837), el templo quedó, temporalmente, como iglesia castrense, siendo finalmente adquirido, lo que restaba, por el político Pedro Sánchez Ocaña y convirtiéndose en el séptimo hostal de la ciudad.

En 1922, tras una idea de recuperación del edificio documentado desde el obispo Joaquín Hernández (1866-1868) en su «Proyecto de parroquias en la ciudad de Segorbe», habiendo perdido su fachada original con la ampliación de la carretera general a su paso por Segorbe (cuyas piezas se encuentran dispersas por los dos museos de la ciudad), el recordado prelado capuchino, Luis Amigó Ferrer (1913-1934), compró la rasurada iglesia conventual, restaurando y trasladando allí la parroquia de Santa María de la Catedral que, desde 1876, se emplazaba en la Capilla del Salvador del claustro de la Catedral.

Al todavía hermoso edificio, le dedicamos este humilde espacio de texto y dibujo, como uno de los emblemas espirituales y patrimoniales, a veces poco apreciados, de nuestra ciudad episcopal de Segorbe. Siempre asomado, como un fanal encendido, a la orilla transitada del camino secular y fondo fotográfico inconsciente de muchas instantáneas.

Compartir

Año Jubilar, Año de gracia del Señor

7 de abril de 2022/0 Comentarios/en Noticias destacadas, Año Jubilar 775 Sede Episcopal, Colaboraciones, Para la Liturgia y la Espiritualidad /por D. Antonio Sanfélix Forner

Jesucristo, leyendo al profeta Isaías, dice que Él ha venido a proclamar el Año de Gracia del Señor: de abundancia y regalo de sus bienes. El Jubileo cristiano es un tiempo destinado a promover la santidad, animar a los creyentes para que vivan de acuerdo con el Evangelio, invitar a seguir a Jesucristo con mayor entusiasmo. Es tiempo de perdón, de reconciliación. Es tiempo de mirar la vida a Ia luz de la Palabra de Dios, que ilumina el pasado con sus luces (buenas obras) y sus sombras (pecados) y abre caminos de arrepentimiento hacia un futuro de santidad.

Durante el Jubileo la Iglesia concede la Indulgencia plenaria con el ánimo de fortalecer la fe de todos sus hijos, también de los que se encuentran alejados y quieren volver al camino del Señor.

Existen dos clases de Jubileos: los ordinarios, que se celebran en plazos de años preestablecidos, como el de Santiago de Compostela; y los extraordinarios, que conmemoran un acontecimiento puntual, como  el que el Papa Francisco ha concedido a nuestra diócesis para celebrar el 775 aniversario de la sede episcopal en Segorbe.

El 12 de Abril nuestro Obispo abrirá solemnemente la Puerta Santa en nuestra Santa Iglesia Catedral Basílica en Segorbe. Por eso nuestra Catedral estará directamente comprometida a vivir este Año Santo como un momento extraordinario de gracia y de renovación espiritual. Por la puerta Santa, cualquiera que entre, podrá experimentar el amor de Dios que consuela, que perdona y ofrece esperanza.

¿Qué es la Indulgencia Jubilar?

Como nos recordaba el Papa Francisco en la Carta Misericordiae vultus, la indulgencia, en el Año Santo, adquiere una relevancia particular. El perdón de Dios por nuestros pecados no conoce límites. En el sacramento de la Reconciliación Dios perdona los pecados que realmente quedan cancelados; y sin embargo, la huella negativa que los pecados dejan en nuestros comportamientos y en nuestros pensamientos permanece. La misericordia de Dios es incluso más fuerte que esto. Ella se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Esposa de Cristo alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado.

La indulgencia, en efecto, nos libera de todo residuo o consecuencia del pecado y nos habilita a obrar con caridad y a crecer en el amor. Vivir entonces la indulgencia en el Año Jubilar significa acercarse a la plenitud de la misericordia del Padre con la certeza de que nos ofrece, a través de la Iglesia, por los méritos de Cristo y por los bienes espirituales de la comunión de los santos, no sólo el alivio de las penas que  merecen nuestros pecados sino que también repara el desequilibrio interior y la desordenada relación con las criaturas que nos dejaron nuestros pecados.

Es, por eso, que la indulgencia ha de ser para nosotros una gracia preciosa que desearemos alcanzar, si de verdad queremos ir por el camino adecuado de nuestra vida cristiana, por el de la santidad. En realidad, la indulgencia nos encauza por el camino de la perfección.

¿Cómo alcanzar la indulgencia plenaria?

1. Para lucrar la indulgencia plenaria de este Jubileo hace falta que los fieles, movidos por un verdadero espíritu de penitencia y caridad, visiten la propia iglesia Catedral como peregrinos y participen allí devotamente en los ritos jubilares, o, al menos, dediquen un conveniente espacio de tiempo a piadosas consideraciones, concluyendo con la Oración Dominical, el Símbolo de la Fe y la invocación a la Santísima Virgen María.

2. Para conseguirla, además de la exclusión de todo afecto a cualquier pecado, incluso venial, es necesario cumplir tres condiciones:

– confesión sacramental;

– comunión eucarística;

– oración por las intenciones del Papa.

3. La indulgencia plenaria sólo se puede obtener una vez al día y se puede aplicar por tu alma o por la de los difuntos. 

4. Los fieles que por edad o enfermedad no puedan salir de casa pueden alcanzar la Indulgencia plenaria en su propia casa si cumplen todo lo que sigue:

-están arrepentidos de los pecados cometidos y tienen sincero deseo de no pecar más

-tienen verdadera intención de cumplir las 3 condiciones generales (confesarse, comulgar y rezar por las intenciones del Papa) tan pronto como les sea posible;

-se unen espiritualmente a las celebraciones o peregrinaciones jubilares, ofreciendo a Dios sus oraciones y sufrimientos.

5. Todo esto entra en vigor desde el 12 de Abril de 2022 hasta el 16 de Abril 2023, ambos inclusive.

Compartir

Un católico en la vida pública

24 de enero de 2022/0 Comentarios/en Noticias, Colaboraciones /por D. José Sales Vicent

Me llamo José Sales Vicent, tengo cuarenta y nueve años y provengo del seno de una familia rural humilde en lo económico, pero rica en valores cristianos.

Deciros antes de nada, que el hecho de querer compartir públicamente mi testimonio de vida, no  tiene ningún trasfondo egocéntrico ni afán de protagonismo (Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro señor Jesucristo), más bien se trata de exteriorizar un sentimiento a través del cual, poder aportar a otras personas, desde la sencillez de corazón y naturalidad, mis experiencias vitales más relevantes, desde el punto de vista de la fe, y agradecer al creador, todo lo que ha hecho y hace por mí, en especial las veces que siento que me ha salvado la vida (un atropello de coche, caídas de cabeza dentro de un depósito de agua y otra desde lo alto de una higuera, una operación de apendicitis, tres complejas intervenciones de tabique  nasal, la rotura de hombro y dedo, el haber sabido sobrellevar una grave enfermedad congénita, y de todas las peligrosas intervenciones que desde hace veinticuatro años, he ido realizado durante mi carrera profesional como Policía Local.

Fui bautizado al poco de nacer, presentado y pasado por el manto de Nuestra Señora la Virgen del Pilar de Zaragoza, tomé la primera comunión y poco después me convertí en monaguillo de la parroquia de mi pueblo. Fui lector de misa y entré a formar parte de la Adoración Nocturna Española durante un tiempo. Desde pequeño, la vida de Jesucristo y sus enseñanzas, me fascinaron de una manera especial. Preparaba la Navidad con una devoción inmensa, al igual que la Pascua de Resurrección.

En mi memoria aún subyacen los recuerdos de las noches y días enteros en los que ayudaba a mi abuela paterna, a elaborar buñuelos y “orelletes”, para recaudar fondos destinados al DOMUND. De los abuelos maternos recuerdo su bondad (pese a tener tres hijos/as y un sólo jornal para mantener a cinco personas) aún adoptaron durante años, a una niña que no podía ser criada por su familia biológica por haber fallecido su madre, y emigrado su padre en busca de trabajo.

Y de mis padres, tengo presente las dificultades por las que han pasado a nivel económico y de salud, para que la familia saliera adelante y poder darme una educación y estudios académicos. Aún recuerdo los viajes para asistir a la “Pasión de Ulldecona” y a ver la Ópera Rock “Jesucristo Superstar” (tres veces fui a verla). También mis primeras peregrinaciones al Santuario de la Cueva Santa de Altura, a la Virgen del Carmen de Onda, a San Cristóbal de Alcora, a la Pepeta etc… Conforme iba creciendo, también lo hacía mi devoción por el Santísimo Cristo del Calvario de Artana (pueblo de mi padre), y por el Santísimo Cristo de la Piedad de Betxí (pueblo de mi madre).

Se terminó la infancia (desapareciendo con ella la limpieza de corazón) y llegó la confirmación y con ella, las típicas crisis aparejadas a la adolescencia, los cambios a nivel psicosomático, la búsqueda de sensaciones y de una felicidad más centrada en darle gusto a los sentidos que en darle sentido a los gustos, principalmente en el contexto de un ocio nocturno donde imperaba la autodestrucción del abuso del alcohol y las drogas, la erotización despersonalizada, la dispersión en vez de la reflexión, el vacío de valores y utilitarismo moral, la confusión entre deseo y querer, la apariencias etc…

La vida me ofrecía la libre elección entre el bien o el mal, el día o la noche, la luz o la oscuridad, entrar por la puerta ancha o la estrecha, edificar sobre roca o sobre arena, la cantidad o la calidad etc. El resultado de todo ello fue la pérdida de la paz, los fracasos, las dudas, los miedos, los pecados que expiar y las penitencias que cumplir. Paralelamente pasé por momentos de profunda tristeza, al ver partir a la Casa del Padre, a familiares y amigos a los/as que quería con todo mi corazón y con toda mi alma.

Realicé tres veces el Camino de Santiago, una vez el Camino de Santo Toribio de Liébana (donde adoré el Lignum Crucis y entré por la puerta del perdón), fui con la Peregrinación Diocesana, al Santuario de Nuestra Señora de Lourdes en Francia, estuve en Cuatro Vientos con el Papa San Juan Pablo II, participé en convivencias en los Conventos de los Carmelitas Descalzos del Desierto de las Palmas de Benicasim y de los Carmelitas Calzados de Onda, y también permanecí un tiempo con los monjes y frailes Cistercienses, en el Real Monasterio de Santa María de Poblet.

Estuve estudiando en la Universidad de Navarra, psicología de la afectividad, inteligencia emocional y educación sexual. Decidí dejar atrás el hombre viejo y ser un hombre nuevo que viviera en presencia del Altísimo, teniendo claro que las personas somos templo del Espíritu Santo, que la única luz del mundo es Jesucristo, camino, verdad y vida, y que no quería que nada volviera a separarme del amor de Dios.

A nivel profesional, después de terminar mi formación académica en la Universidad Jaume I de Castellón, en la Universidad Politécnica de Valencia y en la UNED, fui recolector de naranjas, trabajé en una fábrica de azulejos y finalmente aprobé la oposición de agente de Policía Local.

La providencia me ha llevado a trabajar desde el año 1998, en cuatro municipios y ciudades de la provincia de Castellón, intentando siempre, dar lo mejor de mí en beneficio del bien común e interés general, tanto desde el ámbito de la seguridad ciudadana como en calidad de profesor de educación vial en colegios e institutos, ayudando a toda la gente que estuvo a mi alcance, en su camino hacia la obtención del “carné de persona” (llevar a la práctica lo de hacer a los/as demás, aquello que queremos que nos hagan a nosotros/as, y dejando de hacer, lo que no queremos que nos hagan a nosotros/as).  

En mi tiempo libre compatibilizaba la presidencia de una asociación cultural (sin ánimo de lucro y solidaria) de mi pueblo, con el voluntariado en el Proyecto Amigó de Castellón, impartiendo conferencias básico-informativas sobre drogodependencias.

A modo de anécdota, citar las raíces genéticas que tenía en ese ámbito, ya que un antepasado mío que vivió entre finales del siglo XIX y principios del XX, el Doctor Miguel Gallart Traver, fue la persona que extrapoló a nuestro país, las “Sociedades de Templanza” inglesas, siendo además, el fundador de la “Liga Antialcohólica Española” y del periódico “El Abstemio”. En internet está su biografía.

Desde el año 2000 hasta la actualidad, no he parado de sembrar en conciencias de responsables políticos, sociales, culturales y mediáticos, proyectos de “Alternativas de Ocio y Tiempo Libre”, los cuales están en la línea y espíritu de lo promovido desde el año 1997, por la Asociación “Abierto Hasta el Amanecer” de Gijón, respondiendo a mi llamada apostólica en ese ámbito, y contribuir así, a la salvación de todas las almas posibles, luchando por paliar una pobreza existencial (la de nuestro primer mundo), mucho peor que la pobreza material (del tercer mundo). Decía la Santa Madre Teresa de Calcuta, que en esta vida hay mucho trabajo que hacer por los/as demás, y que para descansar tendremos toda la eternidad.

Como colofón a toda esta trayectoria humana, pedagógica y profesional, y siguiendo mi gran afición por la escritura (ya con doce años obtuve el Diploma de Honor del concurso de redacción que organizaba el Ayuntamiento de mi pueblo), el año 2020 publiqué el libro “Policía y Sociedad Postmoderna: Análisis sociológico, ético y moral de la sociedad actual” junto con Ediciones Albores de Sevilla, el cual recoge todo el bagaje intelectual acumulado y experiencia vital, a través del estudio de la Sociología, Ética y Moral y Psicología, con la finalidad de incentivar en el lector/a, la capacidad de profundización y pensamiento especializado, ofreciendo además de información, formación.

Hacer constar que dicha obra, fue homologada como curso profesional, siendo impartido por mí, en calidad de profesor colaborador del IVASPE (Instituto Valenciano de Seguridad Pública y Emergencias de la Generalitat Valenciana), con el título oficial de “Ética y Deontología Policial”.

Detrás de ese proyecto literario, se encuentra una invitación al lector/a, a adoptar un estilo de vida basado en la empatía, asertividad, responsabilidad individual, coherencia integral y autenticidad). No obstante y pese a los esfuerzos por querer mejorar el mundo, tanto a nivel personal (desde mi vocación matrimonial) como profesional (en calidad de miembro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad), pienso que todo está en manos del Señor, que yo sólo soy un humilde trabajador de su viña, y que con mis defectos y limitaciones, me encomiendo a nuestra madre la Virgen María, para ser digno de alcanzar, las promesas de nuestro señor Jesucristo. Amen.

Compartir

Un hombre de Dios entre los presos

13 de enero de 2022/0 Comentarios/en Noticias, Colaboraciones, Pastoral Penitenciaria /por Dña. Sonia Barreda Prades

Ruido, prisas, ajetreo, agendas, complicaciones, trajín, rapidez, siempre corriendo y tantas veces sin llegar, así son nuestras vidas, de esta forma hemos sido engullidos por esta sociedad de la que formamos parte y todo es para ya. A Dios gracias todavía existen personas que a pesar de la fuerza con la que esta espiral nos arrastra son capaces de no caer en ella. Uno de ellos es nuestro compañero y amigo Jordi Más. Jordi es un sacerdote calmado, sereno, con mucha paz, con una capacidad de escucha envidiosa y especialmente con una cualidad evangélica que muchos anhelamos tener, nunca juzgar a nadie.

Gran persona y mejor sacerdote ha sido el responsable de la pastoral penitenciaria en Albocàsser durante 13 años. Con él se inició un voluntariado que parecía muy complejo de orquestar dada la amplia extensión geografía del arciprestazgo donde está ubicada la prisión. Como buen pastor, sin prisa, pero sin pausa fue componiendo un nutrido grupo de voluntarios que mediante talleres y actividades atienden distintas necesidades de los presos de Albocàsser. Un voluntariado al que poquito a poquito ha sabido formar y consolidar como equipo fuerte y evangelizador en el ámbito penitenciario.

Él, mejor que nadie sabe de los sufrimientos, de los llantos y de las desesperanzas que detrás de los muros se viven a diario. Pacientemente escuchaba, actuaba y oraba, en él muchos veían reflejada la esencia del evangelio. En el padre Jordi encontraban refugio para las heridas del alma.

La delegación de pastoral penitenciaria solo tiene cosas que agradecerle: la armonía que transmite y contagia, su afán por crecer pastoral y espiritualmente, su creatividad en el diseño de actividades dentro y fuera de la cárcel. Jordi ha sido para la pastoral un miembro muy activo y colaborador tanto a nivel de la comunidad autónoma como a nivel nacional, acudiendo siempre a los cursos formativos y encuentros que se organizan con el objetivo muy claro: aprender y progresar por el bien de los presos.

No puedo olvidarme de darle las gracias por sus relaciones institucionales, su amabilidad y cordialidad en el trabajo diario con instituciones penitenciarias, no es esta una labor fácil, en ocasiones incluso es ingrata pero su estilo de vida hacía que cualquier obstáculo no fuera un problema. Su paso por la prisión de Albocàsser deja huella. La sonrisa y sus saludos a los funcionarios, su seriedad en la programación de actividades, sus palabras de aliento y esperanza entre los internos, y como no, el acompañamiento y el cariño mostrado siempre a todos los voluntarios.

La pastoral pierde un miembro muy importante, la obediencia le lleva a otro destino donde seguro que no tardará en adaptarse y dar lo mejor de sí. Nosotros no vamos a olvidarlo y en más de una ocasión precisaremos de su ayuda. Nuestras puertas estarán siempre abiertas para el primer sacerdote que ha tenido la cárcel de Albocàsser.

Y este es Jordi, el compañero que todo lo pone fácil, el amigo que te escucha, el capellán que te acerca a Dios. Un hombre con mucha luz.

Compartir

Un Nobel y un milagro, Alexis Carrel

8 de noviembre de 2021/0 Comentarios/en Noticias, Colaboraciones /por D. Javier S. Mazana Casanova

Marie Joseph Auguste Carrel-Billiard nació en Sainte-Foy-lès-Lyon (Francia), el sábado 28 de junio de 1873 y falleció en París, el domingo 5 de noviembre de 1944. Su padre murió cuando Alexis era todavía muy pequeño a consecuencia de una neumonía. Precisamente a la edad de 4 años se le cambió su nombre de pila por el de Alexis en honor a su padre. Su madre, Anne-Marie Ricard, se encargó de educarlo durante los primeros años. Estudió en la escuela jesuita de San José en Lyon en cuya Universidad se graduó de bachiller en letras en 1889 y en el de ciencias en 1890, doctorándose en 1900. Trabajó en el Hospital de su ciudad natal mientras estudiaba anatomía y cirugía operatoria. Ocupó el puesto de prosector1 en la cátedra del prestigioso profesor Testut (1900-1902) decantándose hacia la cirugía.

Supe de la existencia de este personaje por el Dr. Eduardo Adsuara Sevillano (8 marzo 1928-8 diciembre 2000), licenciado en Medicina en 1952, cuya tesis que dirigió el Profesor Pedro Laín Entralgo, versó sobre este médico lionés. En mis escapadas a San Lorenzo de El Escorial los fines de semana y con grabadora en mano, Eduardo me contó las grandezas de Carrel. Eduardo conoció a la viuda de Carrel que le dijo que su marido tenía “aura”.

Ya ejerciendo la profesión de médico y cirujano dió muestras de sus habilidades. Para aprender a suturar los extremos de los vasos sanguíneos, cortados después de una herida, acudió a la mejor modista parisina. Así que creó un nuevo método de sutura vascular llamado de “triangulación” que fue publicado en la revista Lyon Médical y que tuvo mucho éxito protocolizándose su empleo. Utilizaba suturas muy finas de sedas procedentes de Alsacia. Asi cuando el presidente de la república Sadi Carnot visitaba Lyon, fue herido por un anarquista italiano. No sobrevivió porque los cirujanos fueron incapaces de suturar la vena porta que había sido afectada. Este suceso parece que influyó en Carrel.

En 1904 se trasladó a Francia por motivos profesionales. Era por encima de todo un científico que solo creía en la verificación experimental, un agnóstico que no creía en los milagros. Prueba de ello es que quiso analizar científicamente de primera mano las pretendidas curaciones de Lourdes, ganándose con ello la enemistad tanto del clero francés como de los miembros de la Facultad de Medicina de Lyon.

Educado en una escuela laica, había perdido por completo la fe y estaba desconcertado. Él mismo escribió unos hechos de los que fue testigo, empleando en su narración el seudónimo de Lerrac, su mismo nombre leído al revés, para evitarse la andanada de ataques de sus colegas, de la iglesia francesa y de la prensa masónica. Un resumen de su libro fue publicado en el número del mes de diciembre de 1950, de la Revista “Selecciones del Reader’s Digest” en la que se dice: “El Dr. Carrel parte para Lourdes …”

En el año de 1903, invitado por el Abate Bernole, sacerdote encargado de la peregrinación, se le encargó la representación médica acostumbraba a acompañar las peregrinaciones de enfermos a Lourdes. Disponía de muchos datos acerca de los enfermos que iban en el tren a Lourdes. Pasada la primera noche de camino, encontró Alexis en el tren al Abate Olivier, subdirector de la peregrinación, quien le dijo: “Va ahí una joven a quien me han recomendado cuidar especialmente, le agradecería a usted mucho que se encargara de ella. Está tan débil que temo un desastre”.

Su nombre era María Ferrand y su estado físico era muy preocupante. El Dr. Carrel encontró a esta joven yaciendo sobre un colchón que obstruía completamente la entrada del compartimiento del tren en que se hallaba, su rostro estaba enjuto y pálido, sus labios sin color. Cuando la auscultó, dijo Carrel al Abate Olivier: “No da muchas esperanzas el estado de su enferma”. María casi inconsciente, y suspirando angustiosamente, exclamaba ¡No llegaré a Lourdes!. El doctor le hace una exploración clínica minuciosa. El doctor diagnosticó un caso típico de peritonitis tuberculosa.

La llegada a Lourdes se produjo a eso de las dos de la tarde, y el tren lentamente iba llegando a su destino. Una voz empezó a entonar el himno sagrado: “Ave Maris Stella, Dei Mater alma At que semper Virgo, Felix caeli porta  …” (que se ha atribuido a autores diversos; entre ellos, a Venantius Fortunatus y Pablo Diácono), oración que fue propagándose de vagón en vagón y saliendo de todos los orgullosos pechos. Y entre esas voces angelicales el tren iba entrando en la estación de Lourdes.

Durante esta experiencia, Carrel va encontrándose con colegas y desconocidos. Entre estos voluntarios distinguió Carrel a un antiguo condiscípulo suyo, Antonin Duval que viajaba en tercera clase con todos esos seres desvalidos, malolientes, repugnantes, para consagrarse a cuidarlos.  Duval le dijo que en la gruta de Massabielle (nombre que significa “roca pequeña”) fue testigo de un milagro: el de una monja anciana que a consecuencia de una torcedura que sufrió hace unos dos meses, contrajo una enfermedad incurable en un pie. Quedó curada y arrojó las muletas. Pero Carrel muy obstinado, niega la intervención de Dios en las curaciones extraordinarias como la de la Hermana Luisa que estuvo enferma en el Hospital General de Lyon, y cree que es por “autosugestión” y en personalidades neuroasténicas se han visto curaciones de parálisis nerviosas o histerias traumáticas.

Carrel una y otra vez se preguntaba ¿Existe Dios objetivamente? ¿Cómo podemos estar seguros? Para Alexis la prueba de la existencia de Dios es ver curada a una persona que padece una enfermedad orgánica: la reproducción de una pierna después de amputada, la desaparición de un cáncer o la curación de una enfermedad incurable en una mujer, María Ferrand, totalmente deshauciada y con un pronóstico infausto. Alexis piensa que únicamente creería y recobraría la fe si se curara María Ferrand lo que sería para él un verdadero milagro.

La enferma estaba decidida a bañarse en las piscinas de la gruta de Massabielle. Un colega, el Dr. Journet, opinaba también que María Ferrand estaba a punto de morir. Otro, el Dr. Journet, dijo que la muchacha no tenía nada que perder y que María la enferma soñaba con la felicidad suprema de ir a la gruta. A las 2 de la tarde María Ferrand estaba moribunda. Justo a esa hora Carrel se dirigió a las piscinas y vió a la enferma inconsciente. Le  encontró un pulso más acelerado que nunca. Tenía la cara cenicienta y era indudable que estaba agonizando. Carrel vio cuando llevaban a María Ferrand a las piscinas y minutos después la vio salir de ellas. Corrió a su lado. El estado de la enferma era el mismo de antes. “Apenas pudimos verter una poca de agua sobre el abdomen”, dijo la señorita que la atendía. No se atrevieron a sumergirla. “Estaré con ustedes dentro de un momento”, dijo Carrel, no veo ningún cambio, si me necesitan avísenme.

Cuando Carrel llegó a la gruta un sacerdote estaba arrodillado frente a la fila de los enfermos. Levantó los brazos y los extendió en cruz para exclamar con emoción: “Virgen santísima cura a nuestros enfermos”, etc. “Jesús te adoramos, Jesús te bendecimos;”, etc. Las voces de la multitud atronaban el espacio. Carrel sintió su impacto. A la orilla del arroyo observó entre la muchedumbre al Doctor Gouyot, joven interno de un hospital de Burdeos a quien había conocido el día anterior. Después de saludarlo le preguntó: ¿Han registrado ustedes algunas curaciones? No, unos pocos casos de histeria han mejorado, pero no ha habido nada extraordinario. Venga usted conmigo a ver a mi enferma, le dijo Carrel. Este caso nada tiene de extraño, pero me parece que está a punto de morir. – La vi hace unos pocos minutos, contestó Gouyot, ¡Qué pena que la hayan dejado venir a Lourdes! Eran ya cerca de las 2.30.

Entre la multitud Carrel reconoció la esbelta figura de la enfermera de María Ferrand. Él y Gouyot se dirigieron ahí y deteniéndose cerca de la cama de la enferma se apoyaron contra el pequeño muro. María Ferrand parecía moribunda. A las 2.40 María Ferrand empezó a dar muestras de alivio El Dr. Carrel dirigió una vez más la vista hacia Maria Ferrand. De pronto se quedó mirándola fijamente. Le parecía que se habla verificado un cambio, que las duras sombras de la cara le habían desaparecido, que la piel aparecía menos cenicienta, anotó apresuradamente la hora: faltaban 20 minutos para las 3. Volviéndose a Gouyot le dijo: –“Mire a nuestra paciente otra vez. ¿No le parece que está un poco reanimada?” A mí me parece igual que antes, contestó el otro, lo único que puedo notar es que no está peor.  Ahora es menos rápida la respiración, notó Carrel. Ello puede deberse a que se está muriendo. Carrel permaneció callado. Para él estaba claro que se había presentado una mejoría notable. Algo estaba pasando. Apenas podía resistir el estremecimiento de la emoción y concentró en María Ferrad todo su poder de observación. No le quitaba un momento los ojos de encima. María Ferrand continuaba cambiando lentamente. Esos ojos, antes tan apagados, ahora se abrían estáticos mirando hacia la gruta.            

Súbitamente Carrel se puso pálido. La frazada que le cubría el distendido cuerpo a la enferma iba aplanándose lentamente. A las 3 de la tarde, María Ferrand estaba curada. Cuando la campana de la basílica daba las 3, ya no se notaba nada de distensión en el abdomen de María Ferrand. Carrel se creía a punto de volverse loco. De pie junto a la enferma observaba fascinado los movimientos respiratorios y la pulsación de la región del cuello, el ritmo era regular. -¿Cómo se siente?, le preguntó Carrel. Muy bien, contestó ella desfallecida. Todavía débil, pero me siento curada. Ya no quedaba duda alguna, el estado de María Ferrand había mejorado tanto que casi estaba irreconocible.

Carrel permanecía de pie, silencioso, profundamente desconcertado, incapaz de analizar lo que presenciaba. Este suceso, justamente lo contrario de lo que había esperado, no podía ser otra cosa que un sueño. La señorita que atendía a María Ferrand, le ofreció una taza de leche que ella apuró totalmente. A los pocos minutos levantó la cabeza, volvió a mirar a su alrededor, movió un poco las piernas y en seguida se volvió sobre un lado sin dar muestras del menor dolor. Carrel se separó bruscamente. Se alejó de la gruta abriéndose paso en medio de la multitud de peregrinos cuyas oracíones en coro apenas oía. Eran ya las 4 de la tarde. Carrel regresó a su hotel decidido a abstenerse de sacar ninguna conclusión, hasta que pudiera descubrir con toda exactitud qué era lo que había sucedido.    A las 7.30 expectante y ardiendo de curiosidad, se dirigió al hospital. Se acercó con presteza al lado de la cama de la joven. Con gran asombro se quedó contemplándola. La transformación era desconcertante. María Ferrand estaba sentada en la cama con una chaqueta blanca. Aún cuando todavía tenía demacrada la cara, asomaba en ella un destello de vida, los ojos le brillaban y un débil color le apuntaba en las mejillas. Dirigiéndose a Carrel le dijo: – Doctor, estoy completamente curada, me siento muy débil, pero creo que podría caminar. Carrel le tomó la mano para observar el pulso que ahora era calmado y regular. También la respiración era completamente normal.

Una gran confusión invadía el ánimo del médico. ¿Era esa una curación aparente, resultado de un violento estímulo de autosugestión?, ¿O se trataba de un hecho nuevo, un suceso pasmoso, un milagro en fin? Por un momento vaciló antes de someter a María Ferrand a la prueba suprema de examinarle el abdomen, pero después tras la lucha de la esperanza con el temor, hizo a un lado la frazada. La piel aparecía lisa y blanca. Sobre las angostas caderas se extendía el pequeño abdomen ligeramente cóncavo de una niña desnutrida. Suavemente nuestro galeno recorrió con las manos la pared abdominal para palpar huellas de la distensión y de las masas duras que había encontrado antes. Todo había desaparecido como en un sueño. El sudor inundó la frente de Carrel. Sintió como si le hubieran dado un golpe en la cabeza. El corazón empezó a palpitarle violentamente pero se sostuvo con voluntad férrea en su determinación inicial. Los Doctores Journet y Gouyot, testifican la curación de María Ferrand. De repente, Alexis notó que estaban de pie a su lado los Doctores Journet y Gouyot.  Parece estar curada, les dijo, no encuentro nada anormal, sírvanse ustedes examinarle. Mientras los dos colegas palpaban cuidadosamente el abdomen de María Ferrand, Carrel permanecía a un lado mirándolos con ojos brillantes. No cabía duda que la muchacha estaba curada. Era ese un milagro de aquellos que sobrecogían al público como una tempestad y lo lanzaban en hordas sobre Lourdes. Otra vez pensó Carrel cuán afortunado era porque entre todos los pacientes que acudían a Lourdes aquél día, fue la enferma que él había conocido y analizado cuidadosamente la que vio curar. María Ferrand fue de nuevo auscultada, palpada, sobada y resobada y estaba radiante. Está curada, afirmó el Doctor Journet profundamente conmovido: no le encuentro nada anormal, no tiene explicación esta curación.

Después de examinar otros pocos pacientes más, Carrel salió a la calle. Los moribundos se curaban en pocas horas. Estas peregrinaciones tenían de suyo un poder que producía resultados; sobre todo, enseñaban humildad. Llegó a la gruta en la que permaneció largo rato sentado, contemplando los cirios que llameando en la obscuridad, lanzaban en su contorno un resplandor rojo. Miraba fijamente la estatua de la Virgen, la fila de espitas de cobre de donde salía el agua milagrosa. La mayoría de los médicos se mostraban tan celosos de su prestigio, que aún cuando hubieran venido a Lourdes y visto lo que ahí pasa, no se atrevían a admitirlo temiendo que si mostraban algún interés se les tuviera por fanáticos cuando no por tontos.

Pero Alexis pensaba que existieran leyes naturales todavía desconocidas para el hombre, que nos explicaran los fenómenos tan extraordinarios como son los milagros de Lourdes. Seguía el conflicto en el alma de Carrel. Como él no conocía las pruebas de la existencia de Dios, dudaba de ella, pero se imponía a su razón que de ninguna manera podría negarla. Se maravillaba de pensar cómo los grandes hombres como Pasteur habían podido reconciliar su fe en la Religión con la Ciencia. Ya dentro de la Iglesia, se sentó en una silla escuchando los himnos y sin darse cuenta empezó a rezar.. . “Señor, creo en Ti. Respondiste a mi súplica con un milagro resplandeciente. Todavía estoy ciego frente a él, todavía dudo. Pero el gran deseo de mi vida es creer, creer apasionadamente… Bajo la honda prevención de mi orgullo intelectual persiste un oculto anhelo. ¡Ay! Todavía no es más que un sueño, pero el más encantador de todos. Es el sueño de creer en ti y el de amarte con el espíritu resplandeciente de los hombres de Dios”.          

Lentamente regresó Carrel a su cuarto del hotel y se puso a escribir las observaciones de ese día. Dieron las 3 de la mañana. La pálida luz de oriente empezó a rasgar el velo de la noche. Carrel sintió que la serenidad de la naturaleza le invadía dulcemente y le calmaba el alma. Se desvanecieron todas sus preocupaciones de la vida diaria, todas sus dudas intelectuales. Creyó tener ya una certidumbre y le pareció sentir la paz maravillosa que proporcionaba y que desterró hasta la última amenaza de impertinentes dudas. En la inefable belleza del amanecer, el sueño le cerró los ojos.

Alexis Carrel fue un científico de reconocimiento universal, galardonado con el Premio Nobel de Medicina en 1912 y un católico digno de admiración.

1. Un prosector es una persona con la tarea especial de la preparación de una disección para la demostración, por lo general en las escuelas de medicina y hospitales

Compartir

Notas para ayudar a la sinodalidad y al discernimiento comunitario, para crecer en la identidad y pertenencia a la Iglesia diocesana

3 de noviembre de 2021/0 Comentarios/en Noticias, Colaboraciones, Proceso Sinodal /por D. Miguel Abril Agost

Notas para ayudar a la sinodalidad y el discernimiento comunitario para crecer en la identidad y pertenencia a la Iglesia diocesana, para redescubrir esta nueva manera de ser Iglesia, por una Iglesia Sinodal: llamados a la alegría de la comunión, participación (corresponsabilidad) y a la misión.

¿Qué es la sinodalidad?

Es hablar de lo que la Iglesia es, de su naturaleza y su misión; es el estilo habitual de la Iglesia en el vivir, celebrar, anunciar, actuar y en su misión.

Es un evento del Espíritu. Es un Kairós, algo grande que requiere una respuesta de nosotros…supone una dimensión orante fundamental que lleva al encuentro personal y en comunidad con Cristo resucitado y a su experiencia y transmisión. El Señor cuenta con nosotros, con cada uno. Esto es un gran don, pero también una gran responsabilidad.

El proceso sinodal busca la renovación y revitalización y trae unas consecuencias: renueva a la Iglesia, revitaliza, es reformador (llama a la conversión) personal y comunitaria y produce alegría.

¿Qué no es sinodalidad? No es una moda pasajera; no es un reparto de poder; no es un peligro a evitar

¿Qué es la Iglesia sinodal?

Es caminar juntos, camino que se hace juntos. Cada uno tiene algo que aprender (laicos, obispo, sacerdotes…) unos en escucha de los otros y todos en escucha del Espíritu Santo.

Es un evento del Espíritu Santo, desde la espiritualidad, desde la oración y a la luz de la Palabra de Dios. Si lo vivimos así tendrá sentido, solamente si lo vivimos así, abiertos a un nuevo Pentecostés para redescubrir y volver a poner la Forma a la Iglesia: que es Cristo.

Y desde ahí discernir cómo vivimos la fe, en comunidad, en la vivencia de la caridad para ser corresponsables… vivir la Iglesia de Comunión…de la escucha (todos escuchar al E.S. y escucharnos unos a otros, también a los alejados y a los pobres) y vivir la vocación misionera del bautismo con nuestros ministerios y carismas.

¿Qué imágenes de la Iglesia nos iluminan?

  1. Cuerpo de Cristo: san Agustín nos habla del Cristo total, Cabeza y miembros
  2. Pueblo de Dios en Camino: todos en camino y en comunión: laicos, obispo, sacerdotes, religiosos
  3. Templo del Espíritu Santo: caminar vivificados por el ES y enriquecidos por los carismas

¿Qué modelo de Iglesia edificar? (los dos primeros a descartar o purificar)

  1. la pirámide: organizado de mayor a menor. No es mandar o poder, sino servicio
  2. la esfera: todo igual, todo es lo mismo en una democratización…no vale. Cada uno debe servir al Pueblo de Dios en y desde su ministerio y servicios…
  3. el poliedro: distintas caras y colores, llamados a la comunión, a la escucha: todos juntos y unidos al ES y los unos de los otros en el servicio.

¿Cuál es el fin o consecuencias del Sínodo sobre la sinodalidad?

Renovar la Iglesia, revitalizarla, reformarla y transmitir la alegría del Espíritu.

Volver a la esencia de la Iglesia, es volver a la forma de la Iglesia que es Jesucristo.

No es buscar otra Iglesia, sino una Iglesia vivida de forma distinta donde la voz viva del Pueblo de Dios se active en la sinodalidad: donde la primacía sea la Caridad y del sentido pastoral, permanecer en la Comunión del Todo, donde la paciencia acompañe el proceso de discernimiento comunitario y de escucha, y donde el retorno a los principios de la Tradición de la Iglesia sea la bandera que nos guíe:

  • la importancia esencial de la dimensión orante
  • la Eucaristía como forma de la Iglesia sinodal
  • asumir el servicio como clave del actuar
  • retomar el Evangelio como kerigma
  • asumir la eclesiología del poliedro (unidad en la diversidad)

En definitiva, no es la finalidad del Sínodo producir más documentos, sino inspirar al Pueblo de Dios a soñar con la Iglesia que estamos llamados a ser, hacer florecer las esperanzas de la gente, estimular la confianza, vendar las heridas, tejer relaciones nuevas y más profundas, aprender unos de otros, construir puentes, iluminar mentes, calentar corazones, crecer en la comunión y vigorizar la misión.

¿Cómo ponernos en modo Sínodo?

Orando, reflexionar y caminar juntos: es un don y una tarea, juntos reflexionando sobre el camino recorrido, para aprender como Iglesia, a partir de lo experimentado, cuáles son los procesos que pueden ayudarle a vivir la comunión, a realizar la participación y a abrirse a la misión evangelizadora, a llevar la Buena Noticia, a Cristo, la presencia de Cristo en medio del mundo. Para favorecer la iglesia profética, la misericordia, la solidaridad, la ecología integral, el cuidado de la casa común, la apertura ecuménica, el respeto al diferente, la transparencia, el intercambio abierto, respetuoso y enriquecedor.

  • Método: la escucha “escucha de Dios, hasta escuchar con él el clamor del pueblo; escucha del pueblo, hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama” (Francisco, discurso del 17 de octubre de 2015)
  • Objetivo: el discernimiento, personal y comunitario, que es una gracia de Dios mediante la oración (lectio divina de los Hechos de los Apóstoles) y la reflexión, prestando atención a la propia disposición interior, escuchando y hablando con los demás de forma auténtica, significativa y acogedora.
  • Camino: la participación

¿Qué actitudes permiten una escucha y un diálogo auténticos en el proceso sinodal?

Ser sinodal requiere dedicar tiempo para compartir; ser humilde; diálogo en apertura a la conversión y al cambio; discernimiento desde la escucha al Espíritu; dejar atrás prejuicios y estereotipos (etiquetas); superar la plaga del clericalismo; combatir el virus de la autosuficiencia (remamos en el mismo barco); construir puentes y derribar muros; superar las ideologías; la esperanza; soñar en la Iglesia que quiere el Señor y la impregne de la alegría del Evangelio.

¿Con qué herramientas contamos para el proceso sinodal?

  • la espiritualidad de la sinodalidad: es un don y tarea. Así pasamos del yo individualista al nosotros eclesial, revestidos de Cristo caminando junto con los hermanos y hermanas en la misión del Pueblo de Dios, como sujetos activos y responsables. La espiritualidad de la comunión es el alma de todo lo demás, que de otra forma se convierten en estructuras más o menos participativas. Sin la necesaria conversión del corazón y de la mente, de poco servirá todo lo demás. De cómo vivamos la Eucaristía, la reconciliación, la escucha de la Palabra va a depender muchísimo el enraizamiento de nuevas formas de sinodalidad en nuestras comunidades, y por supuesto de la misión que llevemos a cabo.
  • El discernimiento comunitario: ponernos a la escucha del ES, partir de la luz orante de la Palabra de Dios, de la Lectio Divina de algunos textos de los Hechos de los Apóstoles. Y llevarlo de la oración personal y comunitaria al compromiso, por la reflexión, escuchándonos en el reconocer, interpretar y elegir por dónde nos llama el Señor
  • Estar abiertos a la escucha: es la actitud con la que acometemos este proceso: escucha, respeto, diálogo, encuentro, apertura; también escuchar a los que están “fuera”, a los pobres y alejados. Salir a la intemperie, perder la seguridad de los muros, abrirse al Espíritu para que deje remover el suelo y nos ponga en marcha

¿Qué problemas y tentaciones debemos afrontar y superar?

  • Modelo eclesiológico falso: huir de la pirámide (el poder) y de la esfera (el democratismo), para afianzar el poliedro (el servicio)
  • Dos riesgos: la ruptura y el inmovilismo
  • El clericalismo, con sus dos vertientes: el cura es el que manda, piensa, decide y ordena, los laicos obedecen: y a la inversa, hay laicos que siguen queriendo que el cura lo decida y mande todo.
  • También la clericalización del laico (formando pequeñas élites…)

¿Cómo concretar la participación en el proceso sinodal?

Se trata de la escucha al Pueblo de Dios, en el Pueblo de Dios (en 3 fases: diocesana, continental, asamblea Obispos (universal)…y vuelve a las diócesis, es para siempre, es un nuevo estilo).

El Pueblo de Dios tiene el sentido de la fe, tiene la infalibilidad en cuanto cree…y lo que afecta a todos por todos debe ser tratado, en la corresponsabilidad, en la implicación, en la escucha, en los carismas.

La consulta debe ser verdadera, sincera, amplia y dinámica. Su fin es la comunión, la participación y la misión en la Iglesia y desde la Iglesia. Inserción en todos los procesos de nuestra reflexión diocesana y escuchando a todos, también a los excluidos y necesitados, a los alejados, tocando como Cristo las llagas de la carne sufriente de la humanidad.

¿Qué hay que hacer? Partir de la pregunta fundamental (nº 26 del documento preparatorio):

  • ¿Cómo se realiza hoy ese caminar juntos en mi comunidad, en mi diócesis?
  • ¿Cómo ayudar a crecer? en la comunión, en la participación, en la vida, en la misión; partir de experiencias positivas y negativas. 
  • ¿De qué manera podemos crecer?

Nuestro proceso sinodal está insertado en la dinámica de la reflexión diocesana. En un esquema de cinco partes:

  1. Sobre la comunión y vivencia como Iglesia diocesana (carta del Sr. obispo)
  2. Cómo anunciamos a Jesucristo
  3. Cómo acompañamos
  4. Qué necesidad de formación constatamos
  5. Cómo animar la presencia pública de los cristianos

Dentro de este esquema se encuentran insertadas, tanto la cuestión fundamental como las cuestiones que emanan de las 10 temáticas a la que el documento preparatorio nos orienta para realizar la consulta sinodal.

Compartir

Por una Iglesia Sinodal: comunión, participación, misión

11 de octubre de 2021/0 Comentarios/en Noticias, Colaboraciones, Proceso Sinodal /por D. Francisco Javier Vicente Soler

Este mes de octubre, el Pueblo de Dios, la Iglesia Universal hemos sido convocados a uno de esos acontecimientos importantes en la vida de la Iglesia.  Dice nuestro obispo D. Casimiro, en su carta de apertura de la fase diocesana: “El Papa Francisco desea que todo el Pueblo de Dios se implique en este sínodo por lo que ha establecido un itinerario inédito hasta ahora”. Por cierto, os animo a leer con detenimiento esta carta de D. Casimiro, no tiene desperdicio. También dice el Papa Francisco: “El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”.  Si este es el camino que Dios nos está marcando y utilizamos medios hasta ahora inéditos, yo al menos, no me lo quiero perder, no me quiero quedar al margen.

Reflexionar y caminar juntos

Creo que la gran cuestión por tanto es el cómo, cómo participar, como formar parte de este camino sinodal, qué espera Dios de mí, de todos nosotros en estos momentos. Algunas pistas las encontramos en el documento preparatorio del sínodo. Dice que este camino “es un don y una tarea: caminando juntos, y juntos reflexionando sobre el camino recorrido, la Iglesia podrá aprender, a partir de lo que irá experimentando, cuáles son los procesos que pueden ayudarla a vivir la comunión, a realizar la participación y a abrirse a la misión. Por tanto, primera afirmación: la sinodalidad requiere reflexionar juntos, pero también caminar juntos. Hay que hacerla realidad, vivirla, para a la vez reflexionar y aprender sobre el camino recorrido. Y todo con el fin de vivir más intensamente la comunión, la participación y la misión. Algo así como vivir sinodalmente el ser una comunidad evangelizada y evangelizadora, palabras que nos van sonando de nuestra realidad diocesana de estos últimos años.

El discernimiento comunitario

El documento preparatorio del sínodo nos pide a continuación que nos preguntemos cómo se está realizando hoy en nuestros grupos, equipos de vida, comunidades, parroquias, delegaciones, diócesis ese “caminar juntos” (sinodalidad) que nos debe permitir anunciar el Evangelio, y qué pasos el Espíritu nos invita a dar para crecer como Iglesia sinodal. Aquí tenemos pues una segunda afirmación: el discernimiento comunitario. Que cada uno de nosotros, y en comunidad, estemos a la escucha de lo que el Padre nos pide, del camino al que nos dirige la fuerza del Espíritu, estando abiertos a las sorpresas que nos prepare.

Si recorremos desde el principio caminos sinodales, algunos ya existentes y otros nuevos, aún a riesgo de creer que no sabemos, o no estamos preparados, si discernimos y dejamos actuar al Espíritu, si reflexionamos – reconocer, interpretar, elegir- al mismo tiempo que caminamos, los frutos no llegarán al final del sínodo, sino que los tendremos con nosotros desde el principio.

La espiritualidad de la sinodalidad

Si al principio afirmábamos que la sinodalidad es un don y una tarea, el primer aspecto va a ser crucial para que verdaderamente cale en nosotros esta conversión. Todos estamos llamados a educarnos y a vivir en comunión la gracia recibida en el Bautismo y que se cumple en la Eucaristía. Así pasamos del yo individualista al nosotros eclesial, revestidos de Cristo caminando junto con los hermanos y hermanas en la misión del Pueblo de Dios, como sujetos activos y responsables. La espiritualidad de la comunión es el alma de todo lo demás, que de otra forma se convierten en estructuras más o menos participativas. Sin la necesaria conversión del corazón y de la mente, de poco servirá todo lo demás. De cómo vivamos la Eucaristía, la reconciliación, la escucha de la Palabra va a depender muchísimo el enraizamiento de nuevas formas de sinodalidad en nuestras comunidades, y por supuesto de la misión que llevemos a cabo.

Estar abiertos, salir a escuchar

Otro aspecto no menos importante es la actitud con la que acometemos este proceso. Palabras como escucha, respeto, diálogo, encuentro, apertura deben cobrar todo su significado, tanto dentro como fuera de la Iglesia. Si dentro hemos de crecer en comunión, y aquí tenemos todavía una importante tarea, no podemos dejar de lado a los que están “fuera“, a los más pobres, y a los alejados de la Iglesia. Evidentemente sabemos que la opción por los pobres es uno de los aspectos fundamentales de la Iglesia, pero no estamos hablando de atenderles, de acompañarles, de ayudarles. El sínodo nos pide que escuchemos, que entremos en diálogo con los pobres y con los alejados de la Iglesia. No es el momento de hablar, sino el de escuchar, saber qué piensan de nosotros, de lo que somos y hacemos, del mensaje del Evangelio y de nuestras incoherencias como cristianos. Esa escucha y diálogo, esa cultura del encuentro nos va a marcar inmediatamente los caminos evangelizadores que podemos recorrer, porque descubriremos lo que ellos necesitan de Dios y su Buena noticia.

Podemos correr el riesgo de pensar que nuestras pequeñas comunidades se enfrentan con este camino sinodal a un territorio inmenso, todo por construir y al cuál además nos da miedo salir, porque salir es aventurarse a la intemperie, perder la seguridad de los muros que hemos construido y en los que estamos más o menos a gusto. Es cierto que, si nos abrimos al Espíritu, nos va a remover el suelo y nos va a poner en marcha.

Los frutos ya los tocamos aquí y ahora

Pero también es cierto que llevamos ya un camino recorrido, un camino sinodal. El Padre hace tiempo que nos ha llamado a la puerta, y nuestra Iglesia le ha respondido. El proceso del Congreso de Laicos que convocó la Conferencia Episcopal en 2018, con sus fases parroquiales, diocesanas y nacionales es un verdadero proceso sinodal. Proceso = camino en el que hoy seguimos en marcha. El Congreso que se celebró en febrero de 2020 (justo unas semanas antes de que empezase el confinamiento por el COVID19) fue un gran acontecimiento de la Iglesia en España. Laicos en gran número, pero también religiosos, sacerdotes y más de 70 Obispos nos encontramos durante 3 días en Madrid. Llevábamos en las maletas las reflexiones de las diócesis, y allí pudimos compartirlas, escucharnos, conocernos, dialogar, vivir la comunión dentro de la Iglesia, orar y discernir comunitariamente. Fuimos conscientes de la presencia del Espíritu en medio de todos nosotros, marcando el camino a seguir, y hoy somos testigos de ello.

Bajo la superior dirección de los Obispos desde una pirámide invertida

También me gustaría destacar el papel y la actitud de nuestros obispos durante el Congreso. Dedicaron mucho tiempo a escuchar al Pueblo de Dios, “escuchar” con mayúsculas, pero también participaron como uno más en los grupos de reflexión, en medio de su pueblo.  Al mismo tiempo, todos éramos conscientes de su papel, de lo que representan, y digamos que eran “especialmente escuchados”.  Los documentos que de allí salieron, han sido plenamente asumidos por la Conferencia Episcopal, pero si hubiesen sido la base sobre la que los obispos hubiesen elaborado luego su magisterio, tampoco hubiese pasado nada. Considero que es un buen ejemplo de cómo se pueden llevar a cabo las relaciones entre sacerdotes, laicos y laicas en las comunidades parroquiales, si queremos avanzar en sinodalidad. Es importante que superemos tanto la actitud de parte del clero que piensa, decide y ordena en exclusividad, como la de parte del laicado que se aparta a un lado y prefiere que sea el sacerdote el que asuma todo el peso de la comunidad, quedándose como meros ejecutores de su voluntad. Dicho de otra manera: “El gran desafío para la conversión pastoral que hoy se le presenta a la vida de la Iglesia es intensificar la mutua colaboración de todos en el testimonio evangelizador a partir de los dones y de los roles de cada uno, sin clericalizar a los laicos y sin secularizar a los clérigos, evitando en todo caso la tentación de un excesivo clericalismo que mantiene a los fieles laicos al margen de las decisiones” (“La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia” Comisión Teológica internacional)

En este mismo documento se indica que la dinámica de la sinodalidad se describe mediante “la circularidad entre el sensus fidei con el que están marcados todos los fieles, el discernimiento obrado en diversos niveles de realización de la sinodalidad y la autoridad de quien ejerce el ministerio pastoral de la unidad y del gobierno.” Así mismo “Esta circularidad promueve la dignidad bautismal y la corresponsabilidad de todos, valoriza la presencia de los carismas infundidos por el Espíritu Santo en el Pueblo de Dios, reconoce el ministerio específico de los Pastores en comunión colegial y jerárquica con el Obispo de Roma, garantizando que los procesos y los actos sinodales se desarrollen con fidelidad al depositum fidei y en actitud de escucha al Espíritu Santo para la renovación de la misión de la Iglesia.”

Aquí entra con fuerza la imagen que nos ofrece el Papa Francisco de una pirámide invertida, en la que los que más responsabilidad tienen, más servicio desempeñan y más bajo están en la pirámide.

Propuesta de sínodo en medio de un proceso sinodal

Volviendo al Congreso de Laicos, ahora estamos en la fase poscongresual en la que destacan dos claves importantes: la sinodalidad y el discernimiento comunitario. Así mismo se pretende articular la acción pastoral en 4 itinerarios o ámbitos: primer anuncio, acompañamiento, formación y presencia pública. Esta tarea vuelve a las diócesis, a las parroquias, a las asociaciones y movimientos. Por tanto, la convocatoria del Sínodo por el Papa Francisco, no sólo encaja en el proceso sinodal que llevan a cabo las diócesis en España, sino que lo va a impulsar enormemente. Evidentemente es un marco superior por tratarse de la Iglesia universal, pero en el sentido del proceso que llevamos a cabo, coincide en el tiempo y en el espacio justo cuando hacía falta. El Espíritu sigue actuando en medio de su pueblo.

Nuestra diócesis y su camino: la reflexión del 775 aniversario

Algo similar sucede en nuestra diócesis. Nuestro Obispo D. Casimiro nos convocó a un proceso de reflexión con motivo del 775 aniversario de la creación de la Diócesis. Esta reflexión busca hacer un alto tras el anterior Plan Pastoral Diocesano, para ver cómo estamos en cada aspecto de la pastoral y desde ahí marcarnos los objetivos para los próximos años. El esquema base de cada tema promueve un discernimiento personal y comunitario. Se va a trabajar en el primer tema, la carta pastoral de D. Casimiro, que aborda de forma conjunta la situación pastoral de la diócesis, la necesaria diocesaneidad en la que hemos de crecer, y por tanto en sinodalidad. En los otros 4 temas, se asume la estructura de los 4 itinerarios del Poscongreso de laicos. Por tanto, nos encontramos también en el ámbito diocesano inmersos en un proceso sinodal.

Quizás, la propuesta no prevista del Sínodo de los Obispos nos haya podido descolocar un poco, y pensar que nos cae otro cuestionario al que hemos de responder, además de lo que ya teníamos. Pero también lo podemos leer desde el punto de vista de la oportunidad, de dejarnos llevar por el Espíritu. Justamente el Sínodo, como decía al principio busca vivir caminos sinodales y reflexionar sobre ellos, caminar a la vez que se reflexiona. En este sentido, estar llevando a cabo la reflexión diocesana, “nuestro pequeño o gran sínodo” nos permite que podamos revisar cómo lo estamos haciendo, si nos alejamos o nos acercamos al Plan de Dios para su Iglesia del tercer milenio. Por tanto, podemos no hacer la reflexión que plantea el sínodo en abstracto, sino revisar a partir de nuestro propio proceso.

Y las comunidades parroquiales, haciendo realidad el Sueño de Dios

Lo mismo sucede en las parroquias. Quizás muchas, tras la pandemia están todavía despertando, pero me consta que otras están caminando sinodalmente, buscando renovar su acción pastoral. En ese caso, el camino del Sínodo les plantea una oportunidad única de revisar las actitudes de los miembros de su comunidad, el proceso que están llevando y si deben modificar en algo la ruta que se han planteado. Dejarse interpelar una vez más, por el Sueño de Dios para su comunidad parroquial.

Para las otras parroquias, las que estaban más débiles y la pandemia les ha pasado factura, puede ser un momento de Gracia para emprender con nuevas fuerzas el camino de la renovación pastoral.

He destacado estos procesos porque entiendo que son muy significativos en la vida de nuestra Iglesia, pero no podemos olvidar que, junto con los procesos sinodales, también tenemos estructuras sinodales, como el Consejo Diocesano de Pastoral, los Consejos Pastorales Parroquiales, los Arciprestales, de Economía, etc… En estos espacios es donde de forma cotidiana vivimos o no la sinodalidad. Su presencia o ausencia ya es un indicador de cómo estamos en cada comunidad, pero su funcionamiento y la forma en que se adoptan las decisiones o se participa y consulta, también nos deben ocupar en este proceso Sinodal.

Ojalá, nos dejemos llevar, dejemos de oponer resistencias, de buscar los intereses personales o de grupo y apostemos por la vía que el Padre nos pone delante tan claramente, y estemos dispuestos a crecer en comunión, participación y misión.

Compartir
Página 1 de 3123
Lo más leído
  • Ciento cincuenta fieles de nuestra diócesis asisten a la...10 de septiembre de 2019 - 09:53
  • La experiencia del Sínodo en la Diócesis fortalece a la...4 de junio de 2022 - 18:25
  • El Obispo encarga al nuevo prior abrir San Pascual a la...14 de septiembre de 2017 - 18:02
  • Fallece el padre Ricardo García22 de noviembre de 2019 - 16:55
Lo último
  • II Jornadas de formación sobre la Iglesia1 de febrero de 2023 - 10:26
  • Intenciones de oración de la CEE y del Papa en febrero1 de febrero de 2023 - 10:00
  • Comisión de seguimiento del Fondo Diocesano ante el Covid-19:...1 de febrero de 2023 - 09:32
  • Comienzan los cursillos prematrimoniales de 202331 de enero de 2023 - 09:27
Comentarios
  • […] su carta del 17 de noviembre del 2018, titulada...1 de febrero de 2023 - 10:00 por Intenciones de oración de la CEE y del Papa en febrero - Obispado Segorbe-Castellón
  • […] más conocerse los hechos, D. Casimiro emitió...28 de enero de 2023 - 10:00 por Eucaristía de desagravio por la profanación en la Iglesia de San Francisco de Asís, en Castellón - Obispado Segorbe-Castellón
  • […] parroquial de San Francisco de Asís, en Castellón....25 de enero de 2023 - 16:11 por «Grave profanación» en una iglesia de Castellón - Alfa y Omega
  • LucíaRezo por la conversión de quienes hacen estos ataques.25 de enero de 2023 - 11:51 por Lucía
Etiquetas
Año jubilar 775 años sede Segorbe caridad carta carta obispo Castellón catedral de segorbe coronavirus cáritas cáritas diocesana eucaristía familia Fondo Diocesano ante el Covid-19 jovenes La Hoja mater dei misa navidad Obispo segorbe vila-real

Siguenos

  • facebook
  • twitter
  • instagram
  • youtube

Diócesis Segorbe-Castellón

Diócesis Segorbe-Castellón
Este pasado Sábado 28 de Enero se celebró el XX Encuentro Diocesano de la Infancia Misionera, esta vez, el lugar escogido para el encuentro fue el Seminario de Segorbe, con motivo del Año Jubilar Diocesano.

@OMPEspana  
@mcmcastellon
La Santa Iglesia Catedral Basílica de Segorbe acogió ayer la celebración el Domingo de la Palabra de Dios que este año se ha presentado con el lema “Os anunciamos lo que hemos visto” (Jn 1,3).
Ver más... Suscribirse

Twitter Follow

•Cuenta oficial del Obispado de Segorbe-Castellón •YT https://t.co/s5z4vCttlz •IG https://t.co/zeonF7hCYO

segorbecastello
segorbecastello SegorbeCastellón @segorbecastello ·
30 Ene

#formacion #Laicos #Castellón

✍️📚 Curso de formación para laicos

https://bit.ly/3JlrmOt

Reply on Twitter 1620011429855383552 Retweet on Twitter 1620011429855383552 Like on Twitter 1620011429855383552 Twitter 1620011429855383552
segorbecastello SegorbeCastellón @segorbecastello ·
30 Ene

#Cáritas #vilareal

Relevo en la dirección de Cáritas Interparroquial de Vila-real @CARITASSEGOCAS

https://bit.ly/3HfHDSh

Reply on Twitter 1619976637784952833 Retweet on Twitter 1619976637784952833 Like on Twitter 1619976637784952833 Twitter 1619976637784952833
Ver más...

Facebook

Diócesis de Segorbe-Castellón

3 horas atrás

Diócesis de Segorbe-Castellón
#cursos #Prematrimoniales #castellon 🤵‍♂👰⛪ Comienzan los cursillos prematrimoniales de 2023 ... Ver másVer menos

Comienzan los cursillos prematrimoniales de 2023 - Obispado Segorbe-Castellón

bit.ly

Se han inscrito 23 parejas de novios
Ver en Facebook
· Compartir

Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en LinkedIn Compartir por correo electrónico

obispadosegorbecastellon

Misa de desagravio en la Parroquia de Francisco de Misa de desagravio en la Parroquia de Francisco de Asís de Castellón
Resumen XX Encuentro Diocesano de la Infancia Misi Resumen XX Encuentro Diocesano de la Infancia Misionera

#infanciamisionera #omp #segorbe #mision #iglesia #jubileo #añojubilar #puertasanta #niños #diversion #mcm #peregrinacion #eucaristia
🎉 Estamos de Aniversario 🎉 Las Hermanitas de 🎉 Estamos de Aniversario 🎉
Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados cumplen 150 años. 
150 años de amor a Jesús expresado en el Servicio de nuestros mayores.

#hermanitasdelosancianosdesamparados ##santateresajornet #saturninolopeznovoa #desamparados #castellon #mayores #religiosas #eucaristia
Presentación del Anuario de COPE Castellón #cop Presentación del Anuario de COPE Castellón

#cope #copecastellón #anuario #radio #bombersdipcas #ume #bomberos
Abierto el plazo de inscripción para participar e Abierto el plazo de inscripción para participar en la JMJ 2023 con la Delegación para la Infancia y Juventud de nuestra Diócesis (+info 601 201 098 o por e-mail jmj2023castellon@gmail.com )

#jmj2023 #lisboa #jovenes #diocesis #levantate
Oración Unida con los Hermanos Evangélicos Oración Unida con los Hermanos Evangélicos
Comunicado ante una nueva profanación de la Eucar Comunicado ante una nueva profanación de la Eucaristía

#eucaristia #desagravio #castellon #parroquia #sanfrancisco
Conocer y divulgar la Palabra de Dios (Podéis v Conocer y divulgar la Palabra de Dios 

(Podéis ver el vídeo en el Canal Diocesano de YouTube - @DiocesisSegorbeCastellon)
La Parroquia de Santo Tomás, en Benicàssim, está inmersa en los actos de celebración de Sant Antoni
Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 
Actos en la Diócesis de Segorbe Castellón

#semanadeoracion #conferenciaepiscopalespañola #oracion #cristianos
#MisaFuneral #BenedictoXVI 🙏 Esta mañana de s #MisaFuneral #BenedictoXVI

🙏 Esta mañana de sábado, el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, Mons. Casimiro López Llorente, ha presidido la Misa Funeral por el eterno descanso del alma de Su Santidad el Papa Emérito Benedicto XVI en la Concatedral de Santa María, #Castellón, que se ha llenado de fieles.

✝ “Permanezcamos firmes en la fe. Vivamos con alegría nuestra condición de cristianos”.
#BenedictoXVI Nuestro Obispo, Mons. Casimiro Lóp #BenedictoXVI

Nuestro Obispo, Mons. Casimiro López Llorente, convoca a todo el Pueblo de Dios en la Diócesis de Segorbe-Castellón a participar, el próximo sábado, en la Misa Funeral por el eterno descanso del Papa emérito Benedicto XVI.

⛪️ Santa Iglesia Concatedral de Santa María, #Castellón
🗓 7 de enero
⌚A las 11:30 h.
D.Casimiro preside la Eucaristía en la Solemnidad D.Casimiro preside la Eucaristía en la Solemnidad de la Natividad del Señor y nos exhorta a "celebrar la fe y la alegría del nacimiento del Salvador, el Mesías, el Señor"
#SantJoanDePenyagolosa 👷‍♀⛪ El Obispo d #SantJoanDePenyagolosa 

👷‍♀⛪ El Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente, visitó ayer el desarrollo de las obras de rehabilitación y restauración del Santuario de Sant Joan de Penyagolosa, junto a las autoridades y representantes de las tres instituciones implicadas.
#InmaculadaConcepción 🙏 La Arciprestal San Ja #InmaculadaConcepción

🙏 La Arciprestal San Jaime de #Vilareal ha acogido esta mañana la Eucaristía de la Congregación de Hijas de María Inmaculada, les Purissimeres de Vila-real, en el día de la Fiesta Principal, que ha presidido el Obispo de la Diócesis de Ibiza, D. Vicente Ribas Prats.
#InmaculadaConcepción 🙏 La Catedral de #Segor #InmaculadaConcepción

🙏 La Catedral de #Segorbe ha acogido esta tarde la celebración de la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.

"Ella nos da a conocer el verdadero rostro de Dios, que es amor, que crea por amor y llama a la vida en la perfección del amor”.
Los jóvenes de la Diócesis de Segorbe-Castellón Los jóvenes de la Diócesis de Segorbe-Castellón se unen a Jesucristo en la Vigilia de Oración organizada por la Delegación para la Infancia y la Juventud y ser "Todos forofos de Todos"
Cientos de fieles de la Diócesis de Segorbe-Caste Cientos de fieles de la Diócesis de Segorbe-Castellón rinden pleitesía a la Mare de Déu dels Desamparats en su visita al Santuario de la Cueva Santa con motivo de los actos preparatorios de la celebración del Centenario de su Coronación Canónica
Vigilia de oración de jóvenes presidida por D.Ca Vigilia de oración de jóvenes presidida por D.Casimiro bajo el lema "Todos forofos de todos". Cientos de jóvenes acuden a la Concatedral convocados por la Delegación Diocesana de Infancia y Juventud, en comunión con nuestro Obispo y crecer en comunión en este Año Jubilar🥰❤️🙏
#AñoJubilar #Mártires ✝ Durante este mes de #AñoJubilar #Mártires

✝  Durante este mes de noviembre, en el marco del Año Jubilar, se van a celebrar dos Vigilias de oración a los mártires diocesanos
🗓 ⛪ Viernes 18 de noviembre en la Catedral de #Segorbe.
🗓 ⛪ Viernes 25 de noviembre en la Concatedral de #Castellón.
Cargar más... Síguenos en Instagram
Obispado Segorbe-Castellón - Enfold WordPress Theme by Kriesi
  • Twitter
  • Facebook
  • Instagram
  • Youtube
  • Política de privacidad
  • Vaticano
  • Noticias Vaticano
  • Conferencia Episcopal
  • Agencia SIC
  • Caritas
  • Contactar
Desplazarse hacia arriba

Esta web utiliza 'cookies' propias y de terceros para ofrecerte una mejor experiencia y servicio. Pulsando en "aceptar" consientes el uso de todas las cookies, pero puedes cambiar la configuración de 'cookies' en cualquier momento.

Aceptar todasOcultar notificaciónConfiguración

Cookies y configuración de privacidad



Como usamos las cookies

Como la mayoría de los servicios en línea, nuestro sitio web utiliza cookies propias y de terceros para varios propósitos. Las cookies de origen son principalmente necesarias para que el sitio web funcione correctamente y no recopilan ninguno de sus datos de identificación personal.

Las cookies de terceros utilizadas en nuestros sitios web se utilizan principalmente para comprender cómo funciona el sitio web, cómo interactúa con nuestro sitio web, mantener nuestros servicios seguros, proporcionar anuncios que sean relevantes para usted y, en general, brindarle una mejor y mejor experiencia del usuario y ayudar a acelerar sus interacciones futuras con nuestro sitio web.

Cookies Necesarias

Algunas cookies son esenciales para que pueda experimentar la funcionalidad completa de nuestro sitio. Nos permiten mantener las sesiones de los usuarios y prevenir cualquier amenaza a la seguridad. No recopilan ni almacenan ninguna información personal. Por ejemplo, estas cookies le permiten iniciar sesión en su cuenta y agregar productos a su carrito y pagar de forma segura.

Respetamos completamente si desea rechazar las cookies, pero para evitar preguntarle una y otra vez, permítanos almacenar una cookie para eso. Puede optar por no participar en cualquier momento u optar por otras cookies para obtener una mejor experiencia. Si rechaza las cookies, eliminaremos todas las cookies establecidas en nuestro dominio.

Le proporcionamos una lista de las cookies almacenadas en su computadora en nuestro dominio para que pueda verificar lo que almacenamos. Por razones de seguridad, no podemos mostrar ni modificar cookies de otros dominios. Puede comprobarlos en la configuración de seguridad de su navegador.

Cookies para Google Analytics

Estas cookies almacenan información como el número de visitantes al sitio web, el número de visitantes únicos, qué páginas del sitio web se han visitado, la fuente de la visita, etc. Estos datos nos ayudan a comprender y analizar qué tan bien funciona el sitio web y donde necesita mejorar.

Si no desea que rastreemos su visita a nuestro sitio, puede deshabilitar el rastreo en su navegador aquí:

Otros servicios externos

También utilizamos diferentes servicios externos como Google Webfonts, Google Maps y proveedores de video externos. Dado que estos proveedores pueden recopilar datos personales como su dirección IP, le permitimos bloquearlos aquí. Tenga en cuenta que esto podría reducir considerablemente la funcionalidad y la apariencia de nuestro sitio. Los cambios entrarán en vigor una vez que vuelva a cargar la página.

Google Webfont:

Google Maps:

Google reCaptcha:

Vimeo and Youtube videosembeds:

Política de Privacidad

Puede leer sobre nuestras cookies y la configuración de privacidad en detalle en nuestra Página de Política de Privacidad.

Política de privacidad
Aceptar la configuraciónOcultar notificación
Open Message Bar