Exequias fúnebres por el eterno descanso del Rvdo. D. Luis Gascó Molina
Esta mañana se ha celebrado, en la Concatedral de Santa María, en Castellón, la Misa exequial por el eterno descanso del Rvdo. D. Luis Gascó Molina, que falleció en la tarde del pasado sábado en Valencia. La Misa ha sido presidida por el Vicario General, D. Javier Aparici, y concelebrada por el Párroco de Santa María, D. Miguel Simón, y por el Vicario de Pastoral, D. Miguel Abril, así como por un nutrido grupo de sacerdotes de la Diócesis, entre quienes se encontraba D. Luis Sánchez, Delegado para los Sacerdotes ancianos de la Archidiócesis de Valencia, donde residía el sacerdote finado en los últimos años.
Durante la homilía, D. Javier Aparici ha trasladado, a los familiares y fieles que les han acompañado, «un afectuoso saludo de nuestro Obispo, D. Casimiro», quien por motivos familiares no ha podido desplazarse y presidir la Misa exequial.
Tres son los aspectos de la vida y testimonio de D. Luis Gascó que ha destacado el Vicario General en la homilía y que son motivo, ha dicho, «de profundo agradecimiento a Dios». En primer lugar, «el don del sacerdocio que recibió hace 59 años en la Iglesia de La Inmaculada Concepción de Sot de Ferrer cuando tenía 27 años de edad». D. Javier Aparici ha trazado el recorrido de D. Luis Gascó desde su ingreso en el seminario hasta que fue ordenado sacerdote y cómo transcurrió el ejercicio de su Ministerio sacerdotal en nuestra Diócesis: el primer destino fue la parroquia de Vilafranca, siendo después nombrado Vicario de la Parroquia de Santa María (Castellón). Otros destinos parroquiales fueron la parroquia de San José Obrero (Castellón), Oropesa del Mar, Benicàssim y Sot de Ferrer. Ha destacado cómo «estos ministerios parroquiales fueron compaginados por otros diocesanos por lo que agradecemos al Señor el servicio que este sacerdote ha prestado a todas estas comunidades y a la Iglesia diocesana de Segorbe-Castellón».
En segundo lugar, haciéndose eco de la autobiografía de D. Luis Gascó, “Algunas anécdotas de mi vida”, y recordando su variada actividad pastoral en sus diferentes destinos, ha invitado a dar gracias a Dios «por su especial sensibilidad para construir un mundo mejor al estilo del Reino de Dios y apoyar siempre donde estuvo, tal como hacía Jesús con los hermanos que más sufren, la labor de las Cáritas Parroquiales». El tercer motivo de gratitud a Dios es «el talante abierto que concedió a nuestro hermano Luis y su capacidad de adaptación y servicio a la Iglesia después del Concilio Vaticano II». Los destinos y servicios pastorales que ha prestado a la Diócesis de Segorbe-Castellón son ejemplo «de la donación de la propia vida en el Ministerio sacerdotal y en su sentido de la obediencia, mostrándose siempre dispuesto a lo que determinara su Obispo».
Para concluir ha solicitado a los presentes que, en su oración al Señor, pidan por las vocaciones al sacerdocio pues, «la muerte de un hermano sacerdote nos hace sentir la necesidad que tiene nuestro pueblo de personas consagradas en transmitir la fe y el amor a Jesucristo». Ha finalizado encomendando a la Virgen María todas estas intenciones y para que Ella sea luz y guía para nuestro hermano Luis, en su tránsito a la Casa del Padre.