Feligreses de Nuestra Señora de La Asunción de la Vall d´Uixó peregrinan tras las huellas de los santos franceses
Un numeroso grupo de feligreses de la parroquia Nuestra Señora de la Asunción de la Vall d’Uixó, acompañados por su párroco, D. Marc Estela, ha concluido una significativa peregrinación siguiendo las huellas de los santos franceses. El recorrido comenzó con la visita a los sitios más emblemáticos de París, como la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo, los Inválidos y la Basílica del Sagrado Corazón en Montmartre.
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La primera parada de la peregrinación fue en Lisieux, donde reposan los restos de Santa Teresita del Niño Jesús. Allí, los peregrinos visitaron el santuario y celebraron la Eucaristía en la cripta. También oraron ante los restos de los padres de la santa, Luis y Celina, el primer matrimonio canonizado por la Iglesia Católica. «Allí pedimos de forma especial por todos los esposos de la parroquia», comentaron los feligreses. Ese primer día concluyó con la visita a la Catedral de Lisieux, donde Santa Teresa asistió a misa todos los domingos durante más de diez años; el Carmelo, donde vivió como Carmelita desde 1888 hasta su muerte en 1897; y los Buissonnets, la casa familiar de la santa.
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La peregrinación continuó en la Capilla de la Medalla Milagrosa, lugar donde la Virgen María se apareció a Santa Catalina Labouré con el mensaje: «Venid al pie de este altar, aquí las gracias serán derramadas sobre todos». Al igual que Santa Catalina, los peregrinos se acercaron al regazo de la Virgen para recibir sus gracias. Posteriormente, se dirigieron a Nevers, donde Santa Bernardita Soubirous, a quien la Virgen se le apareció en Lourdes, pasó los últimos años de su vida.
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La siguiente etapa del viaje fue en Paray-le-Monial, lugar del Convento de la Visitación, conocido por las apariciones de Jesús a Santa Margarita María Alacoque, la Apóstol del Sagrado Corazón de Jesús. Después, los peregrinos se trasladaron a Ars, ciudad que guarda el recuerdo de San Juan María Vianney, más conocido como el Santo Cura de Ars, patrón de los párrocos y gran confesor. Allí, celebraron la Eucaristía y rezaron «por todos los sacerdotes que sirven y han servido en nuestra parroquia».
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La última parada en Francia fue en la ciudad de Annecy, donde en su Basílica reposan los restos de San Francisco de Sales y Santa Juana de Chantal, fundadores del monasterio de la Orden de la Visitación. Tras la celebración de la Eucaristía, los peregrinos tuvieron la oportunidad de escuchar el testimonio de una de las hermanas españolas del convento, quien compartió cómo el espíritu de San Francisco de Sales se encarna en la vida de sus hijas espirituales.
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Antes de regresar a casa, el grupo visitó la ciudad suiza de Ginebra, donde recorrieron la Basílica de Notre Dame, la principal iglesia católica de la ciudad, dado que la antigua catedral de San Pedro es ahora una parroquia protestante. A los pies de la Virgen, los peregrinos ofrecieron los frutos de su viaje, que describieron como «un momento de gracia, de verdadero encuentro con Cristo y de crecimiento como verdaderos discípulos».
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