D. Casimiro: «La Eucaristía es el motor y la raíz de la caridad cristiana»
Palabras de nuestro Obispo en la presentación de la Memoria de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón
La Casa Sacerdotal Diocesana «Familia de Nazaret», ha acogido esta mañana la presentación de la memoria de actividades de Cáritas de Segorbe-Castellón de 2022. La rueda de prensa ha estado presidida por Mons. Casimiro López Llorente, Presidente de Cáritas Diocesana, que ha estado acompañado por el Delegado Episcopal en Cáritas, D. Sergio Mendoza, y el Director, D. Francisco Mir.
La Memoria constata que el empleo es un mecanismo inclusivo necesario pero no suficiente y que la vivienda es uno de los elementos centrales que determinan las condiciones de vida de las familias. Todo ello, demuestra, una vez más, que los vaivenes económicos y las crisis afectan a todas las capas sociales, pero especialmente a las más vulnerables.
En este sentido, se recoge que la vivienda se ha convertido en un pozo sin fondo de las familias y que las políticas sociales deben añadir esta problemática como uno de los derechos básicos, junto a la educación, sanidad y las pensiones. Por otra parte, se indica que hay sectores de la población que tienen grandes dificultades para encontrar un empleo digno, ya que este mercado los expulsa o solo pueden acceder a un empleo de poca calidad.
La memoria recoge que, en total, 29.561 personas se beneficiaron, en 2022, de los diferentes servicios de Cáritas Diocesana, un 16% más que en 2021, destinando más de 6 millones de euros para la atención de las personas más vulnerables.
Cabe destacar que el 49% de los recursos aplicados se destinaron a atención social, principalmente a alquileres, alimentación, suministros y orientación y formación para la búsqueda de empleo. Cáritas recibió donaciones de casi 1.800 personas y el voluntariado está formado por 863 personas.
Las 89 Cáritas Parroquiales atienden las necesidades de las personas más vulnerables en toda la Diócesis, desde grandes municipios a los más pequeños.
D. Francisco Mir, Director de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón, ha puesto el acento que las familias atendidas son cada vez son más jóvenes, de las que, el 21% son casos nuevos y, sobre todo, mujeres. Respecto a los acompañamientos realizados a lo largo de 2022, se ha detectado que se han prolongado en el tiempo, hasta tres años, de lo que se percibe una cronificación de la pobreza y dificultades para salir de las situaciones de exclusión. También ha señalado un incremento del número de personas inmigrantes procedentes de Sudamérica y Caribe; y un 35% las ayudas dedicadas a la alimentación.
Mons. Casimiro López ha exhortado a la sociedad a «abrir la mirada a la realidad que nos rodea porque junto a nosotros siempre hay alguien necesitado» y romper así el individualismo y el narcisismo que caracteriza a la sociedad actual «para comprometerse con quienes necesitan de nuestra caridad», rompiendo así con la indiferencia.
En esta semana de la Caridad que culminará el próximo sábado y domingo con las procesiones del Corpus Christie en Castellón y Segorbe respectivamente, se ha referido a la Eucaristía como «motor y raíz de la caridad cristiana».
La realidad que Cáritas ha mirado
De la Memoria de 2022 de Cáritas Diocesana se extraen las siguientes conclusiones:
Una vez más se constata como los vaivenes económicos y las crisis afectan a todas las capas sociales, pero especialmente a las más vulnerables.
El impacto de la subida del coste de la vida en general y de los gastos básicos en particular, aumenta el porcentaje de gasto que estos hogares han de destinar a comer, habitar y desplazarse, dejando muy poco margen para el resto de los gastos y nada para el ahorro.
También se constata que el empleo ya no es un mecanismo inclusivo suficiente, pues no es un mecanismo al que todas las personas tengan acceso (hay sectores de población que tienen grandes dificultades de empleabilidad porque este mercado los expulsa) y, aun cuando se logra un empleo, la calidad del mismo es incompatible con la calidad de vida.
Uno de los elementos centrales que determinan las dificultades de las familias en sus condiciones de vida es la vivienda. Esta se ha convertido en un pozo sin fondo para los ingresos familiares. Empleo y vivienda dignos constituyen los dos pilares básicos de estabilidad.
Esto nos lleva a reflexionar que, si bien el esfuerzo en el mercado laboral es necesario, nunca será suficiente si las mejoras laborales van acompañadas de aumentos desproporcionados en gastos que deben hacer las familias en cuestiones esenciales. Es decir, las personas no pueden soportar cualquier precio para alimentarse, calentarse y mucho menos para alojarse.
Ningún derecho se debe cubrir recurriendo únicamente al mercado, pues esto tiene un efecto perverso: quien puede pagarlo accede y, quien no, se queda fuera del nivel de vida adecuado y con ese derecho vulnerado.
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