Fiesta de los «Santos Inocentes»
Mateo 2: 16-18
Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió lo dicho por medio del profeta Jeremías: «Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos y rehúsa el consuelo, porque ya no viven»
El pasaje del evangelista nos recuerda el origen cristiano de este día. En el momento actual, el jolgorio y la broma parecen apoderarse del origen de esta tradición, que nos lleva al cristianismo y al episodio que narra el evangelista sobre la matanza de todos los niños nacidos en Belén. El grito atronador en Ramá que describe San Mateo, nos recuerda el llanto desgarrador de las madres, pero también nos ha de llevar a la reflexión respecto al ansia de poder, la ira o el egoísmo.
La Biblia relata que las almas inocentes de estos pequeños se elevaron hasta el Cielo. En la tradición católica se les recuerda cómo los Santos Inocentes. La Iglesia aprovecha esta jornada para rezar por todos los niños asesinados inocentemente antes de nacer, en una Eucaristía por la vida. En nuestra Diócesis, la Pastoral Familiar y de la Vida ha organizado una jornada que tendrá lugar en la Parroquia de La Sagrada Familia de Castellón. Será a partir de las 19.00h de la tarde con el rezo del Santo Rosario, seguido, a las 19.30h, por una Eucaristía en sufragio de los bebés no nacidos.
La matanza de los inocentes es un hecho que quedó registrado en las celebraciones litúrgicas de Oriente y Occidente. No se sabe la fecha exacta en la que ocurrió la matanza, pero es en la octava de Navidad, es decir la semana siguiente a la celebración del nacimiento de Cristo, cuando se les recuerda por haber dado su vida por su nacimiento. Esta es, por tanto, una fecha que nos debe hacer rememorar cuántos niños son asesinados en el mundo, por ejemplo cuántos mueren diariamente como consecuencia del aborto, así como por cualquier otra causa lamentable.
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica (2258) “La vida humana ha de ser tenida como sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término; nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum vitae, intr. 5).
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