Los catequistas de la Diócesis celebran una Vigilia de Oración junto al Obispo, D. Casimiro
Presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, la parroquia de San Vicente Ferrer de Castellón acogió ayer por la tarde la celebración de una Vigilia de Oración para los catequistas de la Diócesis. Estaba organizada por la Delegación de Catequesis, y consistió en la Eucaristía, Adoración del Santísimo y rezo de Vísperas. Concelebraron el Vicario General, Javier Aparici; el Vicario de Pastoral, Miguel Abril; el párroco, Juan Manuel Enrich; el vicario, Raúl López; y el Secretario Particular, Ángel Cumbicos.
El Delegado diocesano de Catequesis, Carlos Asensi, animó a los catequistas y fieles que asistieron a “dar gracias a Dios por la resurrección se su Hijo, porque se queda presente en medio de nosotros en la Eucaristía, porque siempre está a nuestro lado en la misión, y el sentirnos juntos, unidos, nos tiene que animar en estos tiempos difíciles”.
El Obispo, en la homilía indicó que en este Tiempo Pascual, “el Señor nos convoca para que estemos con Él, para que se afiance nuestra fe, en que está vivo y camina con nosotros, está entre nosotros”, y agradeció a la Delegación y a todos los catequistas “porque a pesar de este tiempo tan delicado, habéis seguido acompañando a aquellos que el Señor ha puesto en vuestras manos en este proceso de Iniciación Cristiana”.
“Un cristiano necesita tanto el alimento material como el espiritual”, explicó, el cristiano está siempre en proceso de crecimiento “y para ello hay que ofrecerles todo lo que tenemos, que es Cristo Jesús resucitado”. Ante la primera lectura proclamada (Hch. 9, 1-20), el encuentro transformador de San Pablo con el Señor, D. Casimiro habló de su conversión y de como le cambió la vida al que era perseguidor de cristianos, y como tras ella es “enviado a los gentiles para anunciar el nombre de Jesús”.
Todos, “catequistas, pastores, cristianos, estamos llamados por el Señor a dejarnos encontrar por Él”, y citando al Papa Benedicto XVI explicó que “se comienza a ser de verdad cristiano en un encuentro que cambia la vida”, para a continuación exhortar a “vivir el don que hemos recibido de Dios, el ministerio sacerdotal o el catequético, desde el centro, que es llevar a otros al encuentro redentor con el Señor resucitado”. “Ser cristiano es ser discípulo del Señor que viene, con alegría, seguir a Jesús, acogerle en el corazón y en el día a día”, continuó.
Ante la libertad religiosa, D. Casimiro indicó que “es un acto personal que cada uno hace decidido en conciencia, si cree o no, pero el cristianismo no se puede reducir al ámbito de la conciencia, al ámbito privado, al ámbito de la sacristía, sino que lleva en su propio fundamento el llevarlo a todos, porque Jesucristo, la Buena Noticia, el amor de Dios manifestado en su muerte y resurrección, está destinado a todos para que todo el que crea en Él tenga vida, y vida en plenitud, la vida eterna”.
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