Nuestro Obispo, D. Casimiro, celebra la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote junto a los sacerdotes mayores
Esta mañana, con motivo de la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, los sacerdotes mayores de la Diócesis han celebrado una Eucaristía en la parroquia de San Cristóbal, en Castellón, que ha sido presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro.
Este es un día para dar gracias por Jesucristo, indicaba el Obispo en la homilía, pero también “por nuestro ministerio sacerdotal”, “por vosotros, que en todos estos años habéis podido disfrutar de este don del Señor”, y “por todos los sacerdotes”, en este día en el que la Iglesia “nos pide orar por la santificación de los sacerdotes, para que sean presencia y sacramento visible de Cristo».
D. Casimiro ha tenido una memoria agradecida por quien trabajó con empeño por la generalización de esta fiesta en toda la Iglesia, Mons. José María García Lahiguera. En este jueves siguiente a la solemnidad de Pentecostés, celebramos “los dones que Él nos hizo en la Última Cena, el don de la Eucaristía, sacramento del amor, y el don del sacerdocio”, decía.
También ha explicado que “la condición sacerdotal pertenece a todo bautizado”, pues el Bautismo nos hace miembros del Cuerpo de Cristo y del Pueblo de Dios, “todos somos santificados y llamados a vivir, según la vocación propia que cada cual, la santidad y la perfección en el amor”, porque “descubrir la voluntad de Dios es lo más grande que nos puede pasar”.
A pesar de la edad o de la enfermedad, “nuestra vida debe ser una oblación como la de Cristo, hasta entregar su vida por la salvación del mundo siguiendo la voluntad del Padre”, ha continuado diciendo D. Casimiro, “la vida de todo sacerdote debe ser una ofrenda para que el mundo tenga vida y tenga la salvación”. En la Eucaristía “está la fuente de nuestra alegría, de nuestro consuelo, de nuestra espiritualidad y de nuestra santificación”, ha recordado.
Al final de la Eucaristía han recordado a todos los sacerdotes fallecidos, por quienes han rezado y a quienes han pedido su intercesión.
Lo sabemos, a causa de la pandemia este ha sido un año muy difícil para nuestros mayores, han sido las personas más afectadas. Mn. Elías Sanz ha expresado su alegría por esta celebración, pues “hacía muchos meses que no tenía un encuentro con sacerdotes y con el Obispo, algo que agradezco de todo corazón”. Ha sido un reencuentro “con los compañeros, con los que he compartido durante tantos años mis tareas pastorales en la Diócesis”, y por ello “es un día de gozo, de alegría y de esperanza”.
También ha explicado que ha vivido todo este tiempo “en casa, con cierta preocupación pero dedicado a la oración, y pensando mucho en todos los sacerdotes del presbiterio”, con quienes ha estado hablando por teléfono “para animarnos mutuamente”. “Ha sido una etapa muy dura, para los sacerdotes y para toda la sociedad – ha continuado – para las familias, los enfermos, los sanitarios…”, pero “con la esperanza de que juntos podríamos vencer esta situación, y salir de ella con la ayuda del Señor”.
Posteriormente han tenido ocasión de compartir una comida de fraternidad en la Casa Sacerdotal.
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