Estos días está visitando la Diócesis de Segorbe-Castellón la Comisión Permanente de Acción Católica General (ACG), el equipo que coordina la asociación a nivel estatal. Está formada por cuatro laicos (presidente y responsables de los sectores de adultos, jóvenes e infancia) y un consiliario.
Eva Fernández es la Presidenta Nacional de ACG, miembro del Consejo Asesor de Laicos de la Comisión Episcopal de Laicos, Familia y Vida, y responsable del Itinerario de Formación en el Congreso Nacional de Laicos. Además, es una de las personas que redactaron la Guía del Postcongreso.
Ayer visitaron, en la parroquia de la Sagrada Familia de Castellón, a los miembros de ACG en la Diócesis, ha informado Eva, “para animarlos ante los retos que estamos intentando afrontar en esta temporada, como es el Congreso de Laicos y ayudar en las parroquias con la propuesta del Primer Anuncio, para que las personas se puedan encontrar con Jesucristo, y puedan entrar en ese proceso de crecimiento en la fe desde la ACG”.
Esta mañana se han reunido con nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, y posteriormente con los Arciprestes, para darles a conocer “en profundidad el proyecto y que vean que este puede ser un instrumento útil para las parroquias, para ayudar a crecer en la fe a los laicos, una respuesta a lo que estuvimos descubriendo en el Congreso de Laicos”, ha explicado.
¿Cómo valoras el momento actual del Postcongreso?, ¿en qué punto estamos?
Es verdad que la pandemia nos paró un poco, y hemos descubierto que muchas personas de la sociedad viven con cierta tristeza, con tensión y polarización. Aquí podemos aportar muchísima luz y esperanza en la realidad que vivimos, ayudando a las personas a encontrarse con Jesucristo, que es lo mejor que nos ha pasado a nosotros en la vida.
Estamos en un momento muy bonito, ya que desde el Congreso hay muchos laicos con ganas de empezar a hacer cosas. En este tiempo, desde el Consejo Asesor se ha conseguido estimular a las reuniones de las provincias eclesiásticas, de los delegados.
Ahora estamos planteando preparar un curso para discernir como estamos en esos 4 itinerarios que nos planteamos en el Congreso (Primer Anuncio, acompañamiento, formación y presencia pública), y desde ahí discernir como estamos, que queremos ante la realidad que tenemos, ver que es lo que nos está pidiendo el Señor, y ayudados por Él empezar a elegir acciones, proyectos y procesos concretos que poner en marcha. El próximo curso puede ser muy interesante.
¿Qué tipo de formación se promueve desde las conclusiones del Congreso?
Una formación integral, que cuide todas las dimensiones de la fe, que se entienda como un proceso, un itinerario para toda la vida y que abarque a niños, jóvenes y adultos.
Ha de ser un proceso que nos ayude a vivir con coherencia, que nos ayude a dar testimonio y a dar razón de nuestra esperanza en la sociedad y en el mundo. Que nos ayude a transformar nuestras parroquias, siempre desde la clave de descubrir que es lo que el Señor quiere. No es solo una formación teórica, sino que al mismo tiempo ha de llenar el corazón, que nos lleve a la acción para transformar el mundo.
¿Cuál es el laicado que necesita hoy la Iglesia y el mundo?
En primer lugar, un laicado enamorado de Jesucristo, que haya tenido un encuentro y una experiencia fuerte de Él. Y en segundo, que esté insertado en una comunidad, en una parroquia, que no viva la fe por libre, y que esté a la escucha de lo que el Espíritu le pide, personalmente y comunitariamente, para ir haciendo realidad el Reino de Dios en este mundo. Ha de ser un laicado valiente, que viva con coherencia, y que esté dispuesto a la creatividad, a caminar con otros, a escuchar y al diálogo.
¿Qué proyecto ofrece la Acción Católica General?
Es un proyecto abierto a todos, para todas las parroquias y diócesis, para lograr articular un laicado más maduro en la fe. Que nos ayude a descubrir la voluntad de Dios en el día a día, en esa formación donde se puedan cultivar todas las dimensiones de la fe, que ayude a anunciar y conocer la fe, a vivirla, a compartirla, a celebrarla y a dar testimonio en el mundo.
¿Cuál crees que es el papel que deben tener hoy las parroquias?
Creo que es fundamental que la parroquia nos ayude a vivir la comunidad desde la centralidad de la Eucaristía, que nos aglutine a todos, con carismas diferentes, pero trabajando juntos.
Su papel es primordial, porque es donde nos hacemos familia, donde estamos todos, donde nos acogemos y comprendemos, y donde cada uno aporta lo mejor que tiene desde su carisma. Y ojalá seamos capaces de dar respuesta a ese reto de hacer parroquias en salida para anunciar juntos y unidos a Jesucristo.
El papel del párroco también es fundamental como aglutinador de todos, que nos ayuda a vivir desde los sacramentos la fidelidad a Jesucristo y a su mensaje.
Sinodalidad, encuentro, discernimiento… son claves fundamentales del Postcongreso. ¿Cómo las explicarías?
Es caminar juntos, aprendiendo a valorar lo bueno del otro y aprendiendo que todos pueden aportar, en ese diálogo de, a lo mejor, ceder algo de lo tuyo en el bien de todos, y así construir desde el discernimiento, que es estar a la escucha de lo que el Espíritu nos suscita en el corazón y descubrir la llamada que nos hace para empezar a hacer cosas.