Por tercer año consecutivo, la parroquia Santa Joaquina Vedruna de Castellón ha llevado a cabo su tradicional Belén Viviente, una actividad que se ha convertido en un evento esperado por toda la comunidad. Este año, los niños y niñas que cursan el segundo año de catequesis de comunión fueron los encargados de protagonizar las escenas, mientras que los de primero participaron cantando canciones de Adviento durante los interludios.
El Belén Viviente no solo ha sido una muestra de la fe y la tradición, sino también una iniciativa solidaria de la parroquia, que siempre busca ayudar a los más necesitados. La actividad fue tan concurrida que la cola para acceder al evento dio la vuelta a la manzana del edificio del Colegio, destacando la gran participación de padres, abuelos y vecinos. Además, los jóvenes de la parroquia, en su mayoría miembros de los grupos juveniles, han estado trabajando activamente en la parte técnica del evento, lo que demuestra cómo estos grupos se siguen consolidando.
Para el próximo año, se adelanta que el grupo de JSJ Junior, compuesto por jóvenes de postcomunión, se encargará de preparar el Vía Crucis Viviente. Este grupo está siguiendo la catequesis de LifeTeen y GodlyPlay, lo que promete una nueva y enriquecedora experiencia para los participantes.
Como parte de la actividad solidaria, la parroquia organizó una rifa cuyos fondos recaudados se destinarán a una parroquia de Valencia, con el objetivo de adquirir materiales catequéticos. La parroquia agradece profundamente a todos los que han hecho posible esta actividad, cuyo éxito no solo radica en su organización, sino en la generosidad de todos los involucrados.
El Obispo de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente, ha convocado a todo el Pueblo de Dios a la apertura diocesana del Año Jubilar 2025, bajo el lema “Peregrinos de esperanza”. La celebración tendrá lugar el domingo 29 de diciembre de 2024 con una solemne Eucaristía, que se celebrará por la mañana en Castellón y por la tarde en Segorbe.
En Castellón, la jornada comenzará a las 11:30 h en la Iglesia de la Purísima Sangre, con un rito inicial seguido de una peregrinación hacia la Concatedral de Santa María para la celebración de la Misa. En Segorbe, la apertura será a las 18:00 h, en la capilla del Seminario, con una posterior peregrinación hacia la Catedral-Basílica, donde se celebrará también la Misa estacional. Esta Misa, según el Ceremonial de los Obispos, es un acto de unidad de la Iglesia local y se realiza en presencia del obispo, rodeado de los miembros del presbiterio y el pueblo fiel.
El Obispo ha instado a todos, especialmente a los sacerdotes y miembros de las comunidades parroquiales, a hacer un esfuerzo para asegurar una participación masiva en estas celebraciones tan significativas para la vida diocesana. Además, se ha solicitado a los párrocos de Castellón que suspendan las Misas entre las 11:30 h y las 13:00 h para facilitar la participación de los fieles en la apertura. También se ha pedido a los sacerdotes de Segorbe que modifiquen el horario de las Misas vespertinas para permitir que más personas puedan unirse a este evento histórico.
D. Casimiro ha agradecido de antemano la implicación de todos los fieles y ha subrayado la importancia de esta celebración para la renovación espiritual y la unidad de la Iglesia diocesana.
Al Pueblo de Dios en Segorbe-Castellón: Sacerdotes, diáconos,
religiosos y religiosas, y seglares
Queridos todos en el Señor Jesús:
Como ya os he anunciado, la apertura diocesana del Año jubilar-2025 “Peregrinos de esperanza” será el Domingo, 29 de diciembre de 2024. Así lo ha establecido el papa Francisco en el n. 6 de la Bula Spes non confundit, que además indica que los obispos diocesanos hemos de hacerlo con una solemne Eucaristía tanto en la Catedral como en la Concatedral.
En nuestra Diócesis lo haremos por la mañana en Castellón de la Plana; comenzará a las 11:30h en la iglesia de la Purísima Sangre con el rito inicial, seguido de la peregrinación a la S.I. Concatedral de Santa María donde celebraremos la Santa Misa. Y, por la tarde, lo haremos en Segorbe; comenzará a las 18:00h en la capilla del Seminario con el rito inicial, seguido de la peregrinación hacia la S.I. Catedral-Basílica donde celebraremos igualmente la Santa Misa.
En ambos casos celebraremos Misa estacional. Según el Ceremonial de los Obispos, la Misa estacional es “la manifestación más importante de la Iglesia local [que] acontece cuando el obispo, como gran sacerdote de su grey, celebra la eucaristía, sobre todo en la iglesia catedral, rodeado de su presbiterio y de los ministros y con la participación plena y activa de todo el pueblo santo de Dios. Esta Misa, que llamamos estacional, manifiesta la unidad de la Iglesia local, así como la diversidad de ministerios en torno al obispo y la sagrada eucaristía. Por lo tanto, convóquese a ella al mayor número posible de fieles, concelebren los presbíteros con su obispo, ejerzan su ministerio los diáconos, y los acólitos y lectores cumplan su cometido” (n. 119).
Todos estáis convocados e invitados de corazón a participar en la apertura diocesana del Jubileo. Y todos, especialmente los sacerdotes, nos hemos de implicar para lograr una buena participación en una celebración tan significativa, tanto en Castellón como en Segorbe. Tengo en cuenta que estamos en Navidad y que es Domingo, día en que los sacerdotes hemos de atender las parroquias de un modo especial. Pero creo sinceramente que si nos ponemos manos a la obra y nos implicamos, podemos conseguirlo haciendo un pequeño sacrificio.
Cada uno puede participar en la celebración que prefiera o en ambas. No obstante, lo mejor será que animemos a nuestros fieles de Castellón de la Plana a hacerlo en la Concatedral y al resto a hacerlo en la Catedral en Segorbe, nuestra Iglesia madre.
Por ello, pido a los párrocos y rectores de iglesias de Castellón de la Plana que el Domingo, 29 de diciembre, suspendan las Misas en todas las iglesias, parroquiales y no parroquiales, que coincidan con el horario previsto para la apertura, es decir, de 11:30h a 13:00h. A los fieles que no acudan o puedan acudir a la apertura se les ha de ofrecer la participación en la Misa dominical en otras horas de la mañana o de la tarde, incluso cambiando el horario habitual de Misas, si es necesario. De este modo los sacerdotes también podrán asistir a la apertura. Los párrocos de la Ciudad deberían animar a participar en la misma de modo especial a los miembros de los consejos parroquiales, catequistas, lectores, visitadores de enfermos, etc.
Para facilitar la participación de los sacerdotes en la apertura diocesana del Jubileo en Segorbe, pido a los sacerdotes que suspendan las Misas de la tarde del Domingo, 29 de diciembre, ofreciendo a los fieles la participación en la Misa dominical en horas de mañana, incluso cambiando el horario habitual de Misas, si es necesario. Pido además a los arciprestes y párrocos que animen especialmente a los miembros de los Consejos de pastoral parroquiales y arciprestales a participar en la apertura de Segorbe. Soy consciente de las distancias y de que estamos en invierno, pero creo que la ocasión se merece hacer un pequeño esfuerzo.
La parroquia de Santo Tomás de Villanueva de Castellón celebrará un emocionante Festival de Navidad el próximo domingo día 22 de diciembre, en beneficio de los jóvenes de la parroquia que peregrinarán a Roma con motivo del Año Jubilar 2025 “Peregrinos de Esperanza”. Este evento, que promete ofrecer diversión y alegría para todos, comenzará a las 11:30 h. con una variedad de actividades infantiles.
A lo largo del día, los asistentes podrán disfrutar de la venta de comida y bebida y participar en actuaciones y una rifa programadas para la tarde. A las 16:45 h. se presentará un Belén viviente, seguido de una deliciosa chocolatada a las 17:30 h. La jornada culminará con un concierto del coro juvenil a las 18:00 h. y finalizará con la celebración de la Santa Misa a las 19:00 h.
Además de las actividades programadas, el Festival contará con hinchables, cantina, concursos y sorteos, asegurando un ambiente festivo. La invitación está abierta a toda la comunidad para que se una a esta celebración navideña, apoyando a los jóvenes y disfrutando de la ya cercana Navidad.
El Obispo de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente, presidió la Eucaristía de Navidad de Cáritas Diocesana, celebrada en la iglesia de la Sagrada Familia de Castellón.
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La Eucaristía se celebró el pasado viernes, 13 de diciembre, con la asistencia de voluntarios de toda la Diócesis, así como personal laboral de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón.
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Al término de la Eucaristía se reconoció la dedicación de voluntarios y voluntarias que llevan 25 años colaborando, de forma solidaria y altruista, en la labor social que realiza Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón en favor de las personas más vulnerables.
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Durante 2024, un total de 44 personas voluntarias celebran sus 25 años de dedicación a la acción social de Cáritas Diocesana.
En 2024 celebramos la efeméride aludida en el título, que constituyó para la Iglesia Mayor de la capital de La Plana el esperado inicio de una nueva etapa que quiere mirar al futuro con esperanza. La hoy Concatedral de Castellón inició su andadura en 1939 sobre los cimientos del notable templo del siglo XV derribado tres años antes. Podría pensarse así que su historia es reciente, pero nos daremos cuenta de que no lo es tanto cuando descubramos que comenzó con la primera de las tres iglesias preexistentes en su mismo solar —la segunda inconclusa— cuyo origen hay que buscar en la misma fundación de la villa a mediados del siglo XIII. Sin embargo, Santa María no tiene la suerte de otros monumentos que, por estar situados en lugares más importantes o por haber gozado del mecenazgo de personajes destacados, se distinguen por la magnificencia de su arquitectura y la belleza de las obras de arte que contienen, pues, muy al contrario, debió superar los muchos obstáculos que a lo largo del tiempo han ido modelando su singular identidad.
La más antigua referencia a una iglesia en Castellón aparece en 1289, tan sólo treinta y ocho años tras su fundación, con motivo de la reunión que las autoridades locales y el pueblo hicieron en ella para jurar vasallaje al Monasterio de Poblet, por aquel entonces señor de la villa. Este pequeño templo, de los llamados “de reconquista” y ya bajo la advocación de Santa María de la Asunción, se hallaba más o menos en el lugar donde hoy se encuentra la Concatedral. Orientado de norte a sur, fue construido con mampostería y probablemente constaba de cabecera plana, tres o cuatro tramos separados por arcos diafragmáticos y tejado de madera a dos aguas. Quizá tuviese también una sencilla portada románica. Hacia 1337 —menos de un siglo después de su construcción— el modesto edificio que hemos descrito sufre la primera de la larga lista de desgracias que distinguirán la historia de Santa María, pues un incendio, al parecer causado por una negligencia del párroco, acabó reduciéndolo a cenizas. La noticia llegó hasta Aviñón —residencia de los papas de la época—, desde donde Benedicto XII condenó al descuidado presbítero a que, descontando sólo lo necesario para su subsistencia, pagase de su propio pecunio la reconstrucción de la iglesia. También mandó que se usaran limosnas y recaudaciones de la villa con el mismo propósito. De este modo, se decidió levantar un nuevo templo sobre el solar del anterior, también de pequeñas proporciones y similar al destruido, aunque con una espadaña con tres campanas y una portada gótica. Ésta, orientada hacia el sur, fue labrada en 1382 por Guillem Coll a quien se le pagaron por su trabajo veinte florines de oro.
La erección de este segundo edificio, comenzado en 1341, llevaba un ritmo tan lento que en 1403 —sesenta y dos años después— se propuso abandonar el aún inacabado proyecto para levantar en su lugar una tercera iglesia más grande y mejor construida. El motivo del retraso estuvo en los efectos de un terremoto que en 1373 derribó parte de los muros en ejecución y también en los de un segundo seísmo, en 1396, que causó nuevos destrozos. A ello se sumó que los vecinos, afectados igualmente por tales circunstancias, se llevaran materiales destinados al templo para reparar sus propias casas, a pesar de las medidas disuasorias que implantó el Consell Municipal para evitarlo.
Por aquella época, en 1378, se inició el Cisma de Occidente, uno de cuyos principales protagonistas tuvo que ver con la historia de la iglesia que nos ocupa. En efecto, Benedicto XIII —el famoso Papa Luna, que en 1411 se instalará en Peñíscola y cuatro años después visitará Castellón—, decide, mediante bula fechada en Aviñón en 1397, que Santa María pase a depender de la Cartuja de Valldecrist, monasterio cercano a la localidad de Altura también en construcción por entonces, que llegó a alcanzar gran importancia. Tal decisión fue vivamente protestada por los jurados y el vecindario de la villa al entender que las rentas generadas por su templo no se invertirían en él, mermando así sus posibilidades de engrandecimiento, sino en la mencionada Cartuja, la cual quizá no lo necesitara tanto al disponer ya de cuantiosos bienes. Sea como fuere, lo ocurrido originó numerosos conflictos, incluso con la intervención de varios papas, que no lograron cambiar las cosas. De hecho, desde 1529 la iglesia pasó a estar regida por el abad del monasterio, quien ejercía su función mediante un vicario que vivía en la cercana y hoy reconstruida Casa Abadía —en referencia al citado abad—, sobre cuya pétrea portada se colocó el blasón de la Cartuja que todavía podemos ver. Esta complicada situación no terminó hasta 1835 —más de cuatro siglos después— con la supresión de las órdenes religiosas, lo que supuso para Santa María liberarse de aquella dependencia.
Entretanto, el tercer templo que hubo en el solar de la Concatedral empezó a edificarse en 1410. Se utilizaron materiales de mejor calidad y se cambió la orientación a este-oeste para dotarlo de mayores proporciones aprovechando el espacio que ofrecían las plazuelas colindantes. Esto propició que a medida que avanzaba la construcción se fuesen derribando algunas partes de la iglesia anterior que estaban en uso —cuyas piedras se utilizaron en 1437 para levantar el primer cuerpo de la cercana Torre Campanario—, mientras que otras se conservaron, como fue el caso de la portada de 1382 que de esa forma pasó de ser la principal del templo inconcluso a la lateral sur del tercero. La nueva iglesia se inició por el ábside y fue realizada por Johan Poyo y, sobre todo, por el maestro de obras Miguel García, segorbino que también había trabajado en la Cartuja de Valldecrist. Era un edificio gótico, de una sola nave, con seis capillas a cada lado entre los contrafuertes, y ábside poligonal. En 1420 se concluye la portada norte o de la Plaza de la Hierba —la más interesante— y en 1435 la oeste o principal. Al año siguiente se termina la fachada que contiene esta última portada pero sólo hasta la altura de la nave, ya que su remate se acabó mucho después y en estilo renacentista. Terminadas las obras, quizá aún sin el remate citado, en 1549 Francesc Roures, obispo de la diócesis de Tortosa a la que pertenecía Castellón, celebró la solemne consagración. Se depositaron bajo el Altar reliquias de san Ginés y san Nicasio.
Este templo, Iglesia Mayor de Castellón durante siglos, también fue decorado con destacadas obras de arte salidas de los talleres de algunos de los más reputados artistas de cada época. Probablemente, una de las principales fue el magnífico retablo que en 1495 realizó Paolo de San Leocadio para el Altar Mayor. No en vano, el historiador Rafael Martí de Viciana dijo de él en el siglo XVI que era el mayor del Reino, y en el Museo del Prado se indica que medía quince metros de alto, en referencia a “La Oración en el Huerto”, óleo sobre tabla hoy expuesto allí y que perteneció a aquel retablo. Señalar igualmente la gran cruz procesional renacentista, debida a los orfebres valencianos Francesc Eva y Geroni Camanyes, considerada como la mejor de toda la Comunidad Valenciana de las realizadas en el siglo XVI y que todavía conserva la Concatedral.
La primera reforma importante que se llevó a cabo en el templo que estamos comentando fue la modificación del ábside en 1616 para añadirle la que fue Capilla de la Comunión hasta que en 1670 se edificó otra a los pies de la iglesia, más apropiada para ello, y pasó a hacer las funciones propias del Coro. Esta segunda capilla, de mayor tamaño, era cuadrada por fuera pero de planta de cruz griega por dentro, y estaba cubierta por una cúpula de media naranja con linterna. Además del acceso desde la nave del templo tenía también una portada lateral orientada al este. Mientras tanto, en 1645 se cambió la ornamentación interior del resto del edificio para adecuarla al entonces imperante gusto barroco, redondeando arcos con yeso, añadiendo columnas salomónicas, angelotes, etc., de modo que su primitiva apariencia gótica quedó oculta.
Salvo la cripta construida bajo el presbiterio en la segunda mitad del siglo XVII, que en 1800 se eliminó por los problemas derivados de los enterramientos que en ella se hicieron, Santa María no fue objeto de obras significativas hasta dos centurias después. Así, en 1869, el preclaro arcipreste Juan Cardona Vives acometió una serie de reformas a cargo de su patrimonio personal —utilizado también para levantar otros importantes edificios de la ciudad—, entre las que destacan la modificación del ábside, el cambio del pavimento, la ampliación del Coro y la apertura de huecos en los muros de las capillas para facilitar el paso entre ellas, que fueron dirigidas por los arquitectos Manuel Montesinos y Vicente Martí. De todas estas actuaciones la más notable fue la repristinación que recuperó las formas góticas originales al retirar la decoración barroca añadida tiempo atrás. Dos décadas más tarde, Godofredo Ros de Ursinos adornará la portada principal con un atrio neogótico de piedra con reja de hierro. Todo ello mejoró las condiciones del templo, que en 1894 fue elevado al rango de Arciprestal.
Inicios del s. XX. Antiguas fachada principal y Capilla de la Comunión
Llegamos así al siglo XX, a principios del cual —en 1906—, y como un presagio de lo que se avecinaba, un vendaval arrancó la cruz-veleta que remataba la cúpula de la pequeña torre situada en lo más alto de la fachada principal. Treinta años después, otro vendaval, esta vez mucho más violento, arrancó igualmente la antigua Iglesia de Santa María del solar en el que estuvo durante cinco siglos. A los seis días de iniciarse la Guerra Civil un incendio provocado, del que sólo se salvaron unas cuantas de las muchas y valiosas obras de arte que atesoraba el templo, dio inicio al peor desastre sufrido por esta iglesia que acabó reducida a escombros, a pesar de haber sido declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1931, al llevarse a efecto una desafortunada decisión del Ayuntamiento. De este despropósito sólo se recuperarán las tres portadas góticas y algunos pocos elementos más de lo que constituyó el logro artístico más importante, admirado y representativo que tuvo Castellón.
1936. Derribo. Capilla del ábside del lado del Evangelio
Así las cosas, a partir de 1938 empezaron las gestiones para reconstruir el templo derribado, gracias a otro insigne arcipreste como fue Joaquín Balaguer Martinavarro, cuyo entusiasmo por la Iglesia de Santa María —en la que está enterrado— fue el auténtico motor de su recuperación. La oportunidad de levantar un edificio prácticamente de nueva planta impulsó la idea de hacerlo de mayores dimensiones para darle la prestancia y la capacidad que serían necesarias si algún día se alcanzaba la vieja aspiración de que el templo llegara a ser Catedral —cosa solicitada varias veces desde 1600 sin éxito—. Para ello se buscaron distintos emplazamientos que permitiesen esa ampliación, pero por razones históricas se acabó edificando sobre el solar en el que estuvo la antigua iglesia aunque modificando un poco la dirección del eje de la misma para poder ocupar más espacio, lo que, en menor medida y sin pretenderlo, reprodujo lo ocurrido cuando se erigió el templo anterior.
La construcción de la iglesia que vemos hoy, cuya ejecución fue obra de Vicente Traver Tomás —autor del proyecto inicial—, continuada por su hijo Vicente Traver González-Espresati y luego por su nieto Juan Ignacio Traver de Juan, comenzó en 1939, como ya dijimos, por el muro recayente a la plaza de la Hierba al que se incorporó, reconstruida, la portada de 1420. Este muro, para mantener la fisonomía de la citada plaza, es lo único del templo actual que coincide en su ubicación con la de su homólogo en el anterior, porque el resto del edificio se desplazó para ganar sitio, como hemos indicado. Sólo cambia que la portada se halla ahora sobre unos escalones que antes no tenía. Se continuó la edificación por la calle Colón para completar el exterior de la Capilla de los Santos Patronos, de modo que ésta, la hoy Capilla de la Carroza del Corpus y el espacio entre ambas, se convirtieron en el año 1943 en la parte de la iglesia que primero se terminó. Lo dicho supuso que esa zona asumiese el culto hasta 1950, cuando entró en servicio la mitad del templo desde la fachada principal hasta el crucero. Esta fachada y la de la calle Arcipreste Balaguer se completaron, respectivamente, con las portadas de 1435 y 1382, ambas igualmente reconstruidas y sobre escalones, imitando así de manera aproximada sus ubicaciones originales en la iglesia medieval a la que pertenecieron.
1944. Construcción de Santa María. Vista de la nave central y de la puerta principal
Aunque parecía que las cosas estaba yendo como debían ir, lo cierto es que Santa María, al igual que había pasado en varias ocasiones con el templo anterior, también fue objeto de algunos contratiempos. Así, en el año 1947, el obispo de Tortosa —diócesis de la que todavía formaba parte Castellón— dispuso que la mitad de lo recaudado para la reconstrucción, que se estaba financiando por suscripción popular, se destinara al nuevo Seminario Diocesano ubicado en aquella ciudad. Esto enfrió los ánimos de la gente al ver que parte del dinero donado no se empleaba en esa reconstrucción, lo que originó paralizaciones de las obras y que con el tiempo el proyecto inicial, mucho más ambicioso, tuviera que dejar paso a otro más funcional pero de menor prestancia.
En 1953 la recuperación del atrio frente a la portada principal, con la reja de hierro procedente del anterior, dio paso a una etapa sin actuaciones importantes como consecuencia de la referida decisión de aquel obispo. Pero el hecho de que en 1960 la Iglesia de Santa María obtuviese la dignidad catedralicia al crearse la Diócesis de Segorbe-Castellón por parte del papa san Juan XXIII dio un pequeño impulso a las obras, lo que se tradujo en el inicio de la Capilla de la Comunión tres años más tarde. Sin embargo, debido a los problemas económicos que se arrastraban, esta capilla no se finalizó hasta 1968, tras lo cual se entró en otro periodo de poca actividad sólo interrumpido por la construcción de las dependencias parroquiales, cuyos dos edificios —anexos— se acabaron en 1979 y 1984, respectivamente. Así, hemos de llegar al año 1988 para que, con el 75 Aniversario de la Coronación de la Virgen del Lledó en el horizonte, se retomen los trabajos que llevarán a la finalización de la Concatedral, en los que colaboraron diversas instituciones como el Ayuntamiento, la Diputación, la Generalitat y el propio Obispado. En 1994 se concluye el exterior del templo y dos años después empiezan los trabajos en su interior, desde el crucero hasta el ábside, que acabarán en 1998. Al año siguiente, con la construcción de una cripta bajo el citado crucero, la iglesia quedó lista para su inauguración, a falta del claustro y el resto de dependencias que se harán realidad en 2008. De este modo, la nueva Concatedral constaba de tres naves, capillas laterales —entre las que destacan la de la Comunión y la de los Santos Patronos—, crucero, cimborrio, ábside poligonal y cripta. Los detalles de su arquitectura, sin reproducirla de manera exacta, se basan en el derribado templo del siglo XV, especialmente en la disposición de su fachada principal que reproduce la anterior con ligeras modificaciones.
1992. Construcción de Santa María. Exterior del ábside
Así pues, el día 4 de mayo de 1999 se celebró la ceremonia de Consagración y Dedicación de la Concatedral de Santa María, que se hizo coincidir con los actos del 75 Aniversario de la Coronación de la Virgen del Lledó, patrona de la ciudad, con lo que la nueva etapa de la Iglesia Mayor de Castellón comenzó en el marco de unos festejos de honda significación para la ciudad. Ese día la Concatedral brilló con luz propia envuelta en la solemnidad de las grandes ocasiones. Acudieron cuatro cardenales, veinte obispos, doscientos sacerdotes, numerosas autoridades, tanto de la Generalitat como provinciales y locales, y unos dos mil fieles de toda la diócesis que llenaron las espaciosas naves de la iglesia. En la contigua Plaza Mayor una pantalla gigante permitió ver lo que acontecía en el interior del templo, gracias a la retransmisión televisiva que ofreció Canal 9 para toda la Comunidad Valenciana. Actuaron la Coral y Orquesta de la Generalitat Valenciana y la Coral “Vicent Ripollés”.
1999. La Concatedral el día de la Consagración
La celebración fue oficiada por el cardenal Darío Castrillón Hoyos, Legado Pontificio Ad Casum, quien definió la Iglesia de Santa María como una Catedral mártir, señalando que murió por decreto, por ser símbolo de la fidelidad de la fe de Castellón a Cristo. Posteriormente, se enterraron bajo el Altar Mayor reliquias de san Pascual Baylón, patrono de la diócesis, san Vicente Ferrer, patrono de la Comunidad Valenciana, san Blas, segundo patrono de la ciudad, san Enrique de Ossó y santa María Rosa Molás. Y se hizo lo mismo con las de los beatos Manuel Domingo y Sol, Recaredo Centelles y Genoveva Torres, nacida en Almenara y desde 2003 primera santa de nuestra diócesis. Todos ellos, excepto san Blas que vivió en el siglo IV, visitaron el templo anterior o celebraron misa en él. Actualmente, dos grandes lápidas a los pies de ambas naves laterales de la iglesia recuerdan el acontecimiento con el que veinticinco años atrás Castellón culminó felizmente la recuperación de su templo más importante.
1999. El cardenal oficiante vierte el crisma sobre el Altar
Y así, la Concatedral de Santa María pasó a ser la heredera de una historia de más de siete siglos cuyos azares no han impedido que, hoy como ayer, la Iglesia Mayor de Castellón siga ocupando en el corazón de la ciudad el mismo suelo sagrado que desde la ya lejana fundación de la villa fue siempre su lugar.
Castellón ha dado la bienvenida a la Navidad con la inauguración del tradicional Belén Monumental, instalado en la Calle Pintor Goya, 15. Un espacio, de aproximadamente 80 m² y organizado en tres niveles, que recrea las principales escenas de los evangelios sobre la infancia de Jesús, ofreciendo una catequesis plástica que invita a la reflexión y la contemplación.
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La inauguración tuvo lugar el pasado 8 de diciembre con la bendición de D. Juan Manuel Enrich. El Belén estará abierto al público hasta el 2 de febrero de 2025. Aquellos interesados en realizar visitas grupales, catequesis o actividades escolares pueden obtener más información y concertar citas llamando al 660 366 827.
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El Papa Francisco, en su carta apostólica Admirabile Signum, resalta el profundo significado del belén como herramienta de transmisión de la fe: “Comenzando desde la infancia y luego en cada etapa de la vida, nos educa a contemplar a Jesús, a sentir el amor de Dios por nosotros y a creer que Dios está con nosotros. Somos todos hijos y hermanos gracias a aquel Niño, Hijo de Dios y de la Virgen María”.
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No pierdas la oportunidad de sumergirte en el verdadero espíritu navideño con esta maravillosa tradición que actualiza el misterio de la Encarnación y celebra la presencia de Dios entre nosotros.
El Coro Gaudete llenará de música y espíritu navideño la ciudad de Castellón con una serie de conciertos de villancicos durante este mes de diciembre, invitando a toda la comunidad a participar en esta tradición festiva.
El primer concierto se realizará el domingo 15 de diciembre en la parroquia El Salvador, tras la Misa de las 11 de la mañana. Una oportunidad perfecta para disfrutar en un ambiente familiar y comunitario de un repertorio navideño cuidadosamente preparado.
El sábado 21 de diciembre, el Coro Gaudete llevará su música al corazón de la ciudad. Desde las 16:00 hasta las 21:00 horas, actuarán en la entrada de El Corte Inglés, en la Plaza España, ofreciendo una celebración animada.
Finalmente, el domingo 22 de diciembre, el coro cerrará esta serie de conciertos en el Edificio Quatre Cantons, conocido como las 4 Esquinas. Durante todo el día, desde las 10:00 hasta las 13:30 y de 16:00 a 21:00 horas, los asistentes podrán disfrutar de los villancicos que evocan el verdadero espíritu de la Navidad.
El Coro invita a todos a unirse a sus conciertos, en los que la música y la alegría se combinan para conmemorar el nacimiento de Jesús.
La Real Cofradía de Nuestra Señora del Lledó ha presentado el cartel anunciador del III Año Mariano de Lledó, una obra que combina tradición y arte contemporáneo. El acto tuvo lugar el sábado 30 de noviembre en el salón de recepciones de la Diputación Provincial, en un ambiente cargado de emoción y fervor.
El diseño, a cargo de la castellonense Isabel García, se inspira en los colores marianos, azul purísima y blanco, resaltando la imagen de la Mare de Déu que habita en el corazón de los fieles de Castelló. Además, la obra incorpora referencias a la Salve Bressolera, destacando su importancia como emblema de la tradición cultural y la devoción popular de la ciudad.
Un detalle significativo del cartel es su base conceptual, el boceto original del escultor Julio Pascual Fuster de 1951, que dio forma al actual pie de la imagen en el camarín de la Basílica. Este boceto, recientemente recuperado por la Cofradía, refuerza el vínculo entre pasado y presente en el marco de las celebraciones marianas.
Durante la presentación, Laura Molina, responsable de comunicación de la Junta de Gobierno de la Cofradía, evocó los momentos inolvidables vividos durante el centenario de la Coronación. Por su parte, el Prior de la Cofradía, el Rvdo. D. Miguel Abril, subrayó la relevancia del III Año Mariano de Lledó como preparación espiritual para el Año Jubilar 2025, consolidando a la Mare de Déu del Lledó como referente de fe y unidad en Castelló.
El Obispo de Segorbe-Castellón, D. Casimiro López Llorente, emitió la semana pasada un decreto en el que proclamaba el año 2025 como Año Mariano de Lledóen la ciudad de Castellón de la Plana. Esta celebración coincide con el 4 de mayo, fecha en que se conmemora la solemne coronación canónica de la imagen de Santa María de Lledó, Patrona de la Ciudad, y que en el próximo año recaerá en domingo.
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