Xosé Filgueira, voluntario de Stella Maris: “Mi fe en Dios me ayuda a dar y a servir”
Mañana es 16 de julio, festividad de la Virgen del Carmen y día de las gentes del mar, por lo que entrevistamos a Xosé Filgueira Fernández, marino de la Armada española en situación de reserva. Tiene 60 años y es de Ferrol, aunque vive en Castellón desde hace más de 25 años.
Pertenece a la parroquia de Sant Pere del Grau de Castelló y es uno de los 15 voluntarios de la organización internacional Stella Maris, el apostolado de la Iglesia Católica con los marinos. Xosé cree que vivimos un poco de espaldas al mar, y que todos tendríamos que ser más conscientes de lo importante que es y lo que supone para Castellón.
¿Cuál es la labor de Stella Maris?
Es un apoyo para los marinos que llegan aquí, es una casa, un segundo hogar, un lugar en el que poder estar, donde poder hablar y desahogarse, donde poder ponerse en contacto con su familia. Es el refugio de una persona que está confinada dentro de un barco durante muchos meses, lejos de su casa y de su familia, y que necesita un poco de expansión, con una serie de necesidades, materiales y espirituales, a las que intentamos dar solución.
Nuestra labor es apoyarles en tierra y a bordo, ya que también visitamos a la tripulación en los barcos, dándonos a conocer, ofreciendo transporte, información sobre la ciudad…
¿Por qué decidió formar parte del voluntariado de Stella Maris?
Porque yo conozco esta organización desde hace más de 50 años, desde niño, ya que soy hijo de un marino mercante que viajaba bastante al extranjero, sobre todo a Holanda, y en Stella Maris siempre le han dado apoyo en sus necesidades y dificultades. Y yo, como marino, también he necesitado en varias ocasiones de esta ayuda, y creo que es una forma de corresponder con lo que he recibido.
¿Cómo te ayuda, o como te influye la fe a la hora de atender las necesidades y dificultades de las gentes del mar?
Me ayuda y me influye mucho, por supuesto que sí, porque tienes unos valores que te ayudan a ponerte en el lugar del otro, a estar con el prójimo y a comprender las situaciones por las que está pasando la gente. Mi fe en Dios, que es la que me han enseñado en casa y es la que vivo, me ayuda a dar y a servir, algo fundamental para mí, y me aporta la forma de pensar y de actuar, en esto y en todo en la vida. A parte, a mí también me ayuda el poder ayudar a los demás, es una satisfacción.
Sobre todo teniendo en cuenta esta pandemia mundial, ¿cómo ves la actual situación de los marinos y de los pescadores?
Creo que laboralmente no habrá muchos problemas, sobre todo porque alrededor del 70% de toda la mercancía que entra en España, entra por mar. Por mar también salen muchos de los productos que exportamos, como los cítricos o azulejos…, por lo que el transporte marítimo es indispensable. Las que sí que creo que lo van a pasar mal son las compañías de cruceros, por falta de turismo.
Durante todos estos meses no hemos podido atender a los marinos que venían. La tripulación de los barcos no ha podido bajar a tierra, y todavía a día de hoy no hemos podido ayudarles. Hemos visto un confinamiento muy duro, también en el mar, y en estos momentos hay alrededor de 200.000 tripulantes en todo el mundo, la mayoría provienen de Filipinas, que no han sido relevados, y algunos de ellos llevan 11 meses sin salir del barco. Muchos han ido de puerto en puerto esperando que les pudieran atender en algún sitio, y en este sentido ha sido caótico. No sabemos todavía como lo vamos a hacer, pero es a partir de esta semana cuando podemos intentar realizar visitas a los barcos.