Jornada Sacerdotal con motivo de la celebración de San Juan de Ávila
Presbítero, Doctor de la Iglesia y patrono del clero diocesano español
En una celebración presidida por nuestro Obispo, D. Casimiro, los sacerdotes de la Diócesis han celebrado a su patrono en una jornada que comenzaba a las 10,30h de la mañana con la oración de la Intermedia en la Concatedral de Santa María, en Castellón.
Charla de Mons. Toni Vadell
Tras las palabras de acogida de nuestro Obispo se ha celebrado una conferencia impartida por Monseñor Toni Vadell, Obispo Auxiliar de Barcelona, bajo el título «La vocación del presbítero y del laico en una parroquia evangelizadora», que ha puesto el acento en la necesidad de crear comunidades vivas, evangelizadas y evangelizadoras, que además es objetivo general del Plan Diocesano de Pastoral.
Ha realizado una descripción del escenario en el que vivimos, estableciendo una similitud entre el destierro del pueblo de Israel en Babilonia, donde pierde todas las referencias religiosas, permaneciendo un grupo fiel a la promesa de Dios, y la sociedad actual, en la que el centro ya no es ni la Iglesia ni Dios, pero donde hay pequeñas comunidades en medio de una sociedad pagana.
Ante ello ha reflexionado sobre cómo podemos vivir los religiosos, sacerdotes y laicos, fieles a Dios para continuar anunciando el Evangelio, en este momento que ha definido como histórico y apasionante, “pues es en el que nos ha puesto el Señor”. Y lo ha hecho “reivindicando la belleza de la respuesta a la vocación de cada uno”, en un momento que no ha de ser ni clerical ni laical, sino eclesial. “La Iglesia es bella y preciosa en carismas, realidades y sensibilidades”, ha dicho, donde mirando al Señor todos somos diferentes porque cada uno vive su vocación.
Ha continuado indicando que “se evangeliza en comunidad, en fraternidad, no somos llaneros solitarios”, pues “no evangeliza el cura, no evangeliza el laico, evangelizan las comunidades”, siendo un signo de luz en el pueblo o en el barrio.
Ante las diferencias y la división del mundo, “en la Iglesia Católica no puede haber rivalidad, de lo contrario “el mandamiento del amor fraterno no llegará a la gente y será motivo de escándalo”, ha advertido, “tenemos que pedirle al Señor el milagro de la comunión para evangelizar”.
Por otra parte, ha indicado que las parroquias deberían ser “hogares confortables con las puertas abiertas”, en los que podamos “descansar y alimentar nuestra fe”. “El laico llamado a evangelizar en la periferia necesita el hogar para descansar”.
“Somos comunidad-fraternidad, no solo equipo de trabajo”, ha proseguido, “la tarea es importante, pero también la fraternidad, el compartir la fe como adultos”, siendo una Iglesia misionera y evangelizadora que “prioriza la vocación del laico en el mundo, pero, también con un anuncio ministerial en la parroquia, donde está el sacerdote, el diácono y los laicos”.
Además, “como comunidad tenemos que responder a los dos mandamientos del Señor”: «amaos los unos a los otros» y «Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio». Éstos “no son caprichos del Señor”, pues son mandamientos que nacen como consecuencia de quien ha descubierto el amor de Dios y el amor al prójimo, “es un milagro de la gracia”.
Por último, en relación a la vocación laical, tema tratado en el Congreso de Laicos, ha dicho que “es la vocación por excelencia al anuncio del Evangelio en el mundo”, en las periferias, en la familia, en el trabajo, en el vecindario…, “es una vocación que los sacerdotes tenemos que potenciar de una manera especial”, pues “el testimonio del laico es un testimonio desde una manera de vivir”.
Celebración Eucarística
La jornada ha continuado con la celebración de una Eucaristía, en cuya homilía D. Casimiro ha felicitado y rendido homenaje de gratitud pública a los sacerdotes en sus Bodas sacerdotales de Diamante, D. Fernando Moreno, D. Rafael Torres y D. Fco. Javier Iturralde; de Oro, D. Miguel Alepuz; y de Plata, D. José Aparici.
Ha continuado poniendo en valor al «Maestro Ávila, santo y doctor de la Iglesia, y patrono del clero secular español». El Obispo se ha referido a San Juan de Ávila como «modelo de sacerdotes», pues en él, ha resaltado, «encontramos un inspirador de una vida sacerdotal santa y de un sacerdote con un celo encendido por las almas».
Estas son dos cuestiones, la santidad de vida y el celo apostólico, que van unidas por cuanto «no es posible una vida santa que no sea a la vez, una vida decididamente apostólica, entregada, disponible, totalmente orientada a los demás, descentrada, altruista, que tiene su centro puesto en Dios y en el prójimo», ha destacado.
Como en los tiempos de Juan de Ávila, «recios, de cambio y de reforma en la sociedad y en la Iglesia», hoy «se necesitan sacerdotes santos, maestros del espíritu y testigos creyentes que les hablen de Dios, les lleven al encuentro con Jesucristo y que les anuncien su Evangelio», decía al presbiterio, «nuestra Iglesia necesita evangelizadores con Espíritu», que sean «referentes claros de Jesucristo y de su Evangelio», es decir, «pastores santos y con ardor apostólico».
D. Casimiro ha continuado exhortando a la conversión, pues «nunca es tarde, hoy es el tiempo de gracia que Dios nos da para la renovación», y «no sabemos si podremos disponer de mañana, hoy es el tiempo de unos sacerdotes renovados, para unas parroquias renovadas, evangelizadas y evangelizadoras, para una iglesia de discípulos misioneros».
Ha finalizado recordando a los sacerdotes fallecidos es este último año: D. Constantino Bou Aparici, D. José Burgos Casares, D. Vicente Mestre Bellés, D. Jose Porcar Ivars y D. Joaquín Dobón, pidiendo «que el Señor les conceda a todos participar del banquete celestial y la gloria para siempre».