Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón ha lanzado su tradicional Concurso de Fotografía bajo el lema «Si cuidas el planeta combates la pobreza». Este certamen tiene como objetivo sensibilizar y visibilizar la belleza del entorno natural de la provincia de Castellón, al mismo tiempo que fomenta el cuidado de nuestra Casa Común, un compromiso profundamente ligado a la mejora de las condiciones de vida de las personas.
Las fotografías presentadas podrán reflejar cualquier aspecto relacionado con el necesario cuidado de la creación, siguiendo la invitación del Papa Francisco en su encíclica Laudato Si’. A través de este concurso, se busca que los participantes capten imágenes que nos inspiren a reflexionar sobre nuestra responsabilidad frente al medio ambiente y la pobreza.
El concurso está abierto a todas las personas interesadas, quienes podrán presentar sus trabajos entre el 1 y el 30 de abril de 2025. Con esta iniciativa, Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón continúa promoviendo la conexión entre el respeto por la naturaleza y el compromiso con el bienestar social.
Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón continúa denunciando el aumento de la pobreza y la carestía de la vida, así como el encarecimiento del precio de la vivienda y los alquileres.
El director de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón, Francisco Mir, al enumerar los objetivos y retos para 2025, cita varias problemáticas que la realidad demanda seguir afrontando, en este nuevo año, en la labor prioritaria de la entidad de atención integral a personas en situación de vulnerabilidad y de extrema pobreza.
Por una parte, paliar elaumento de la pobreza y la carestía de vida, provocados por el incremento de los precios de los alimentos, por alquileres desbordados y, además, por un empleo precario.
Por otro lado, abordar elcreciente deterioro de la salud mental, que tiene unas graves consecuencias a nivel familiar y a nivel personal.
Eficiencia y aumento de donaciones y legados
Y, asimismo, Cáritas Diocesana se marca como objetivo ser eficientes en el aprovechamiento de recursos como el Centro de Atención Temporal “Mare de Déu de Lledó” de Castellón y la Casa de Acogida San Pascual “El Pati” de Vila-real.
Todo ello, instando al aumento de donaciones y de las cuotas de donantesperiódicos y la cesión de legados a favor de Cáritas y reiterando la necesidad de un mayor número de personas voluntarias.
Vivienda
En la línea del avance del informe FOESSA, que señala que la vivienda es un problema que afecta a uno de cuatro hogares en España, Francisco Mir, confirma que esa realidad también se constata en Castellón, indicando que el encarecimiento del precio de las viviendas y de los alquileres provoca “unas consecuencias más graves en las familias que se encuentran en situación de exclusión social”.
Aumento de las atenciones en 2024
El director de Cáritas Diocesana, por otra parte, comenta que en 2024 se ha registrado un ligero aumento en algunos de los programas de atención y acompañamiento a personas vulnerables y subraya que crece el número de mujeres jóvenes con niños a su cargo, y, también, el incremento de familias procedentes de países hispanoamericanos y de jóvenes migrantes de países africanos.
Por otra parte, Francisco Mir avanza que obispo de Segorbe-Castellón, Casimiro López Llorente, ha designado, entre otros, como Templo Jubilar la capilla construida junto a la Casa de Acogida San Pascual “El Pati” en Vila real, donde se podrá contemplar una exposición que “señalará el camino y la trascendencia de la esperanza vivida por una persona acogida y acompañada por Cáritas”.
Dana
Por último, desde Caritas Diocesana se sigue en permanente contacto con Cáritas Diocesana de Valencia para colaborar en los programas de ayuda a las personas damnificadas por la DANA.
También se mantienen abiertas diversas cuentas corrientes y el Bizum 05921 para colaborar económicamente y, el próximo 15 de febrero, el teatro del Colegio de la Consolación de Cástellón acogerá un concierto solidario, organizado por la asociación Delwende, cuya recaudación se destinará a los proyectos que impulsa Cáritas Diocesana en favor de las familias afectadas por las inundaciones.
“Comer no es un privilegio, es un derecho universal”, recuerda Manos Unidas en los días de la Alimentación y de la Erradicación de la Pobreza
Una de cada once personas en el mundo sufrieron desnutrición crónica en 2023: cerca de 733 millones de personas según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Manos Unidas, en su lucha contra el hambre y la pobreza en el mundo, ha llevado a cabo en los últimos cinco años más de 500 proyectos para frenar la desnutrición en el sur Global a través de diferentes proyectos, entre otros, de seguridad alimentaria y capacitación.
El 16 y 17 de octubre se conmemoran, respectivamente, los Días de la Alimentación y de la Erradicación de la Pobreza, jornadas en las que parte del mundo vuelve sus ojos hacia los más desfavorecidos y vulnerables y en las que Manos Unidas denuncia un drama que no solo es una cuestión de carencia sino el fruto de un injusticia arraigada y aceptada que afecta a las vidas de millones de personas en el mundo.
Las consecuencias del maltrato al planeta afectan en mayor medida a la población rural empobrecida. Además, “el acaparamiento de tierras, la producción intensiva de biocombustibles, la cría industrial de ganado, la pérdida y el desperdicio de alimentos, y la especulación con el precio de los alimentos, son algunos de esos factores que tienen como resultado que casi 733 millones de personas pasen hambre en el mundo; es decir: una de cada once personas no tiene suficientes alimentos para llevar una vida saludable y activa. Una cifra ante la que nadie puede quedar indiferente”, denuncia Marco Gordillo, coordinador del Departamento de Incidencia y Alianzas de Manos Unidas.
Con estas cifras tan alarmantes urge actuar y asegurar que el acceso a alimentos nutritivos y suficientes sea una realidad para todos. Según Fidèle Podga, coordinador del Departamento de Estudios y Documentación de la ONG de la Iglesia católica: “Son sobre todo las poblaciones rurales las que encuentran mayores dificultades para alimentarse. Sabemos que dependen todavía de una agricultura muy vulnerable al cambio climático cuyos fenómenos, por desgracia, suelen ser recurrentes. Así, cuando las lluvias no son suficientes o cuando hay inundaciones, no hay cosechas, y si no hay cosechas, hay hambre. Sabemos dónde esos fenómenos meteorológicos adversos se dan con cierta regularidad: Corredor Seco Centroamericano: Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua o Sahel y el Cuerno de África. Por desgracia, poco se hace para garantizar el derecho a la alimentación en esos lugares”.
El trabajo de Manos Unidas contra el hambre
Manos Unidas ha aprobado más de 500 proyectos en los últimos cinco años, invirtiendo casi 50 millones de euros en iniciativas que buscan frenar la desnutrición y, por ende, erradicar la pobreza en los países del Sur. Estos proyectos se concentran en Asia, África y América Latina y tienen como objetivo maximizar la producción alimentaria para erradicar la pobreza y el hambre en el mundo, minimizando el alto coste ambiental al contaminar el aire, el suelo y el agua.
“Comer no es ni un privilegio de las sociedades ricas, ni un favor que le hacemos a la gente en situación de pobreza, sino un derecho universal”, insiste Marco Gordillo. A través de sus proyectos, la ONG trabaja para garantizar este derecho, defendiendo la necesidad de una alimentación sana, nutritiva y suficiente, y poniendo fin a todas las formas de malnutrición.
Los proyectos de Manos Unidas se alinean con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 1, 2, 5 y 10, que buscan la erradicación de la pobreza, el hambre cero, la igualdad de género y la reducción de las desigualdades.
– Comer en comunidades mineras de Sierra Leona: Manos Unidas trabaja en diez comunidades del distrito de Kono, donde se busca mejorar la seguridad alimentaria y los ingresos de la población a través de la formación de cooperativas de agricultores.
– Huertos agroecológicos en Paraguay: En el municipio de Santa Rosa, el proyecto apoya a grupos de mujeres campesinas para mejorar su economía y equidad familiar, implementando 35 huertas agroecológicas que fomentan la producción sostenible.
– Resiliencia y alimentos en medio de la sequía en India: En el árido distrito de Barmer, Manos Unidas colabora con la Diócesis de Ajmer para mejorar la seguridad alimentaria y la capacidad de adaptación de la población afectada, especialmente de las mujeres campesinas.
“Creemos firmemente que la situación en el Sur Global puede mejorar”, concluye Gordillo. Manos Unidas continuará apoyando a sus más de 400 socios locales en diversas naciones mientras sea necesario, porque, como afirmaron nuestras fundadoras, “un solo obstáculo en la lucha contra el hambre sería insuperable: creer la victoria imposible”.
En el año 2023, Manos Unidas aprobó 85 proyectos, por un importe superior a los 5,2 millones de euros, que contribuyeron a mejorar la salud de más de 520.000 personas
Ayer, día 25 de abril, tuvo lugar el Día Mundial del Paludismo, una jornada instituida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2007 con el objetivo de concienciar sobre esta enfermedad y poner los medios para erradicarla.
Según el «Informe Mundial sobre el paludismo», publicado por la OMS, en el año 2022 se dieron en el mundo unos 249 millones de casos de malaria y 608.000 personas murieron a causa de la enfermedad. África, con 233 millones de contagios, es el continente que concentró el 94 % de los casos y el 95 % de las defunciones. El 78 % de estas muertes se dieron en niños menores de cinco años.
El continente africano alberga al mayor número de países en pobreza. Esta es, probablemente, la causa por la que en esta región del mundo la prevalencia de la malaria, y los fallecimientos derivados de esta dolencia, sean muy superiores al resto de los continentes.
Porque, según sostiene Fidele Podga, coordinador del Departamento de Estudios de Manos Unidas, la malaria es una enfermedad de la pobreza. «Nace de la pobreza, afecta más a los más pobres, causa más pobreza y mata más a los pobres, en un círculo vicioso del que resulta difícil salir».
Podga hace referencia, además, de a la pobreza al contexto de crisis climática en el que nos hallamos, «que ha venido a exacerbar más las cosas». Porque, asegura, los aumentos de temperaturas y otros fenómenos como ciclones o inundaciones, afectan profundamente a la estacionalidad e intensidad de la malaria al crear contextos idóneos para la proliferación y actividad de mosquitos.
La erradicación del paludismo es algo complejo. Está demostrado que las estrategias de suministro de tratamientos y de prevención, no han sido suficientes para acabar con una de las enfermedades con mayor índice de mortalidad del mundo y que, desde 2015, no ha dejado de aumentar.
«Por otro lado, desde hace unos años el mundo –sobre todo el africano- vive grandes esperanzas en torno a una vacuna que podría contribuir a erradicar la enfermedad». Son dos las vacunas que estarán en el mercado desde mediados de 2024, si bien una de ellas, la Mosquirix, se ha estado experimentando durante dos años en Ghana, Kenia y Malaui, con resultados difícilmente evaluables.
«En este contexto, hay lugar para el optimismo. De eso no nos cabe la menor duda. Pero también es cierto que el desafío se ha vuelto mucho mayor. Y La malaria sigue siendo la enfermedad más mortal del continente africano», explica Podga.
Para el coordinador del Departamento de Estudios de Manos Unidas, las medidas de prevención planteadas están lejos de conseguir los resultados esperados «sobre todo porque se están dando resistencias de mosquitos a los insecticidas. En los tratamientos, se está dando también resistencia a los medicamentos. La eficacia de las vacunas ronda el 30% (RTS, S/AS01 – Mosquirix) y el 70% (R21/Matrix-M), aparte de los esfuerzos económicos que todavía suponen su producción, distribución, y acceso de las poblaciones más vulnerables».
La erradicación de la malaria es algo complicado porque sus víctimas, mayoritariamente los más pobres, no gozan de oportunidades para librarse de ella. Pues acabar con esta enfermedad exige una gestión socio-política del entorno que elimine las distintas formas de insalubridad que fomentan la proliferación de sus vectores: aguas estancadas, aguas residuales, alcantarillado deficiente e incontrolada inmundicia donde malviven millones de seres humanos.
Además, para terminar con el paludismo hay que poner en marcha «una política territorial y de vivienda que permita a las familias acceder a una vivienda digna con servicio de agua y saneamiento», propone Fidele Podga, «así como una red de alcantarillado adecuado para evitar la reproducción de mosquitos», añade.
Y, para concluir, el coordinador del Departamento de Estudios de Manos Unidas explica la necesidad de conseguir que las familias tengan ingresos que les permitan el acceso a medicamentos y vacunas, o que exista una verdadera protección social que garantice que esa vacunación llegue a todos. Porque, denuncia Podga, «la mera existencia de las vacunas no significa que sean asequibles a todas las personas».
El trabajo de Manos Unidas, tanto en Educación para el Desarrollo como en los proyectos que la ONG de la Iglesia católica lleva a cabo en más de 50 países se empeña, precisamente, en conseguir mejorar las condiciones sanitarias, de vida y de nutrición, así como el acceso al agua potable y al saneamiento ambiental y habitacional, de las poblaciones más pobres y vulnerables, que son las más afectadas por la malaria.
Sabedores de que la salud es un derecho de toda persona, con independencia de dónde vida, en el año 2023, Manos Unidas aprobó 85 proyectos, por un importe superior a los 5,2 millones de euros, que contribuyeron a mejorar la salud de más de 520.000 personas.
En su última reunión de 2023, la Comisión del Fondo Diocesano contra la Pobreza aprobó las nueve ayudas solicitadas esta semana por los equipos de las Cáritas Interparroquiales de Castellón y Burriana y las Cáritas Parroquiales de Santa Tomás de Castellón, El Carmen y San Bartolomé de Onda, Santo Ángel de la Vall d’Uixó y de Santo Tomás de Benicàssim. Estas ayudas van destinadas a cubrir gastos en alimentación, especialmente, pero también para alquileres y suministros de luz y agua. El importe de las ayudas de esta semana asciende a un total de 8.569,49 euros.
Este pasado martes, día 25 de julio, la Comisión del Fondo Diocesano Contra la Pobreza aprobó las solicitudes de ayuda presentadas esta semana.
Por un importe de 5.357,62€, se han atendido las ayudas destinadas a los equipos parroquiales de Cáritas de San José Obrero y de San Pedro del Grao de Castellón, así como una solicitud global de la Interparroquial de Castellón.
Con su aprobación se ha dado cobertura para la adquisición de material ortopédico, el reenganche del suministro de agua, y para la compra de tarjetas de supermercado y vales de alimentación.
El Centro de Atención Temporal Mare de Déu del Lledó de Castellón, que gestiona Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón, sigue atendiendo durante todo el verano a personas sin hogar.
El centro, abierto durante todos los días del año, no cierra por vacaciones, porque “la pobreza no descansa” y sigue con su labor asistencial a personas vulneradas que no pueden hacer uso del derecho humano de tener acceso a una vivienda digna.
Durante estas fechas estivales, pese a ser una época más tranquila y sosegada, 30 personas se encuentran acogidas en el Centro de Acogida Temporal, lo que representa un 77% de su capacidad total.
Durante el resto del año, este centro municipal acoge a 31 hombres y 8 mujeres, que acceden al mismo a través de tres vías.
Por una parte, personas empadronadas derivadas por los servicios sociales; no empadronadas que, antes, han sido atendidas por el servicio de Inclusión de Cáritas Diocesana y, por último, aquellas que, a partir de las 15.30 horas, se presentan directamente en el centro.
Una mitad de estas personas son españolas y la otra mitad extranjeros, mayoritariamente de Marruecos, Rumanía y Argelia.
300 personas acogidas durante el primer semestre de 2023
Durante 2022, el Centro de Acogida Mare de Déu del Lledó de Castellón atendió a 511 personas, con un total de 13.500 pernoctaciones. Durante el primer semestre de 2023, ya se ha acogido a 300 personas, lo que hace prever que se superarán las cifras del año pasado.
El perfil de las personas que acuden al centro es muy diferente, pero como recuerda su director, Moisés Zárate, “todas comparten que tienen vulnerado el derecho de poder disponer de una vivienda digna”.
Hay personas desahuciadas, parados de larga duración, migrantes y también otras con problemas de salud mental y adicciones.
Moisés Zárate director del CAT 19 segundos
“La pobreza no descansa”
35 personas, entre personal laboral y voluntarios de Cáritas, se ocupan diariamente de las tareas cotidianas del Centro de Acogida Temporal Mare de Déu del Lledó y como destaca su responsable, Moisés Zárate, “la pobreza no descansa” y el albergue no cierra por vacaciones, ya que está abierto todos los días del año.
El verano es más tranquilo y sosegado porque el mercado laboral se mueve y presenta oportunidades a personas que están en el centro y porque, además, está cerrado el servicio de atención nocturna que ofrece 20 plazas extras del 1 de noviembre al 30 de abril.
Calor extremo y personas sin hogar
Durante estas fechas veraniegas, el calor extremo está afectando claramente a todas las personas, pero especialmente a las personas sin hogar.
Vivir en la calle con las temperaturas que estamos viviendo afecta a la salud. El bochorno de las horas centrales del día, el no tener un lugar dónde poder descansar y refrescarse, alimentarse e hidratarse correctamente son situaciones cotidianas que viven las personas que no tienen un hogar. Es por ello qué en el Centro Mare de Déu del Lledó se atiende con esmero y cariño a todas las personas que precisan de este recurso.
Como cada año, al llegar a su fin el curso pastoral, Manos Unidas de Segorbe-Castellón celebra su Asamblea Diocesana. En esta ocasión tuvo lugar el pasado fin de semana en los salones de la Parroquia Mª Auxiliadora de Burriana.
La jornada dio comienzo con una Eucaristía, que estuvo presidida por el consiliario, D. Juan Crisóstomo, en la que se dió gracias a Dios por los frutos del presente curso pastoral en que Manos Unidas está recaudando fondos para llevar a cabo varios proyectos bajo el lema «Frenar la desigualdad está en tus manos».
En el transcurso de la Asamblea, la presidenta, Dª Amparo Faulí, informó de la marcha de los los tres proyectos en India por los que, durante este año, Manos Unidas está centrando todos sus esfuerzos. También informó respecto a los proyectos en Honduras, África y Brasil respectivamente. Cabe recordar que Manos Unidas trabaja con el objetivo de reunir medios económicos para financiar los programas, planes y proyectos de desarrollo integral dirigidos a atender necesidades en aquellos lugares del mundo donde la pobreza es extrema. Los fondos que recaudan proceden de las cuotas de los propios socios, la colecta anual en las parroquias, así como las aportaciones de colegios, empresas, organismos públicos y otras donaciones.
La Asamblea abordó también cuestiones de carácter interno de la organización y las responsables de las diferentes comarcales de la Diócesis, así como de diferentes departamentos informaron de la marcha de las actividades y el trabajo que se va realizando.
La jornada concluyó con una comida-convivencia de los miembros participantes.
Palabras de nuestro Obispo en la presentación de la Memoria de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón
La Casa Sacerdotal Diocesana «Familia de Nazaret», ha acogido esta mañana la presentación de la memoria de actividades de Cáritas de Segorbe-Castellón de 2022. La rueda de prensa ha estado presidida por Mons. Casimiro López Llorente, Presidente de Cáritas Diocesana, que ha estado acompañado por el Delegado Episcopal en Cáritas, D. Sergio Mendoza, y el Director, D. Francisco Mir.
La Memoria constata que el empleo es un mecanismo inclusivo necesario pero no suficiente y que la vivienda es uno de los elementos centrales que determinan las condiciones de vida de las familias. Todo ello, demuestra, una vez más, que los vaivenes económicos y las crisis afectan a todas las capas sociales, pero especialmente a las más vulnerables.
En este sentido, se recoge que la vivienda se ha convertido en un pozo sin fondo de las familias y que las políticas sociales deben añadir esta problemática como uno de los derechos básicos, junto a la educación, sanidad y las pensiones. Por otra parte, se indica que hay sectores de la población que tienen grandes dificultades para encontrar un empleo digno, ya que este mercado los expulsa o solo pueden acceder a un empleo de poca calidad.
La memoria recoge que, en total, 29.561 personas se beneficiaron, en 2022, de los diferentes servicios de Cáritas Diocesana, un 16% más que en 2021, destinando más de 6 millones de euros para la atención de las personas más vulnerables.
Cabe destacar que el 49% de los recursos aplicados se destinaron a atención social, principalmente a alquileres, alimentación, suministros y orientación y formación para la búsqueda de empleo. Cáritas recibió donaciones de casi 1.800 personas y el voluntariado está formado por 863 personas.
Las 89 Cáritas Parroquiales atienden las necesidades de las personas más vulnerables en toda la Diócesis, desde grandes municipios a los más pequeños.
D. Francisco Mir, Director de Cáritas Diocesana de Segorbe-Castellón, ha puesto el acento que las familias atendidas son cada vez son más jóvenes, de las que, el 21% son casos nuevos y, sobre todo, mujeres. Respecto a los acompañamientos realizados a lo largo de 2022, se ha detectado que se han prolongado en el tiempo, hasta tres años, de lo que se percibe una cronificación de la pobreza y dificultades para salir de las situaciones de exclusión. También ha señalado un incremento del número de personas inmigrantes procedentes de Sudamérica y Caribe; y un 35% las ayudas dedicadas a la alimentación.
Mons. Casimiro López ha exhortado a la sociedad a «abrir la mirada a la realidad que nos rodea porque junto a nosotros siempre hay alguien necesitado» y romper así el individualismo y el narcisismo que caracteriza a la sociedad actual «para comprometerse con quienes necesitan de nuestra caridad», rompiendo así con la indiferencia.
En esta semana de la Caridad que culminará el próximo sábado y domingo con las procesiones del Corpus Christie en Castellón y Segorbe respectivamente, se ha referido a la Eucaristía como «motor y raíz de la caridad cristiana».
La realidad que Cáritas ha mirado
De la Memoria de 2022 de Cáritas Diocesana se extraen las siguientes conclusiones:
Una vez más se constata como los vaivenes económicos y lascrisis afectan a todas las capas sociales, pero especialmente a las más vulnerables.
El impacto de la subida del coste de la vidaen general y de los gastos básicos en particular, aumenta el porcentaje de gastoque estos hogares han de destinar a comer, habitar y desplazarse, dejando muy poco margen para el resto de los gastos y nada para el ahorro.
También se constata que el empleo ya no es un mecanismo inclusivo suficiente, pues no es un mecanismo al que todas las personas tengan acceso (hay sectores de población que tienen grandes dificultades de empleabilidad porque este mercado los expulsa) y, aun cuando se logra un empleo, la calidad del mismo es incompatible con la calidad de vida.
Uno de los elementos centrales que determinan las dificultades de las familias en sus condiciones de vida es la vivienda. Esta se ha convertido en un pozo sin fondopara los ingresos familiares. Empleo y vivienda dignos constituyen los dos pilares básicos de estabilidad.
Esto nos lleva a reflexionar que, si bien el esfuerzo en el mercado laboral es necesario, nunca será suficiente si las mejoras laborales van acompañadas de aumentos desproporcionados en gastos que deben hacer las familias en cuestiones esenciales. Es decir, las personas no pueden soportar cualquier preciopara alimentarse, calentarse y mucho menos para alojarse.
Ningún derecho se debe cubrir recurriendo únicamente al mercado, pues esto tiene un efecto perverso: quien puede pagarlo accede y, quien no, se queda fuera del nivel de vida adecuado y con ese derecho vulnerado.
La pasada semana, reunida la Comisión del Fondo Diocesano Contra la Pobreza, aprobó las seis solicitudes de ayuda presentadas en esta ocasión por los Equipos de las Cáritas parroquiales de San Bartolomé de Onda, de Santa María y de la Stma. Trinidad de Castellón, y de Jesús Obrero de La Vall d’Uixó.
Las ayudas ascienden a 1.059,48€ y, como en otras ocasiones, van destinadas a pagos de alquileres; a salud (gafas, vacuna); y a suministros de luz y agua.
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