El pasado sábado día 23 de marzo, en la iglesia parroquial de Albocàsser tuvo lugar el Pregón de Semana Santa, en la que el pregonero, D. Francesc Bellmunt Gil, licenciado en historia y entusiasta de la historia judicial, habló de la ejecución de la pena capital por crucifixión durante el alto Imperio Romano.
En la exposición, complementada por un modelo a escala de la cruz usada en el siglo primero, reprodujo la terrible secuencia del tormento en la cruz, y aportó datos históricos, arqueológicos y culturales que aproximaron a los presentes a una realidad ciertamente conmovedora, a la pena de muerte más temida en el Mare Nostrum, con la mirada puesta en el supremo sacrificio que por nosotros fue hecho y en el símbolo de dolor, y a la vez de sanación que la Cruz simboliza para toda la cristiandad.
La Hermandad de Nazarenos de la Purísima Sangre ha organizado el III Pregón de Semana Santa de Nules, actuando como pregonero Joan Gavara Prior, Cronista Oficial de la Vila.
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El acto tuvo lugar en la Iglesia del Convento, sede de la cofradía, asistieron el párroco D. Manuel Agorreta, el Alcalde de Nules y miembros de la Corporación Municipal, la Junta de Gobierno y cofrades de la Hermandad, y el Delegado de la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades de Semana Santa, Pascual Luis Segura. La parte musical ha estado a cargo de la Coral San Bartomeu.
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El pregonero destacó las raíces históricas de la cofradía, así como las tradiciones y devociones propias de la Semana Santa de Nules desde sus orígenes.
La parroquia de San Bartolomé de Alfondeguilla acogió el pasado 9 de marzo el Pregón de Semana Santa, para anunciar los días en los que se conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, que este año ha realizado el Vicario General de la Diócesis de Segorbe-Castellón, D. Javier Aparici.
Estuvo organizado por la Cofradía del Santísimo Cristo del Calvario. Tras la Santa Misa presidida por el Vicario General y concelebrada por el párroco de Alfondeguilla, D. Rafael García, el pregonero introdujo al pueblo de Dios al gran misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, que a través de las procesiones “sacarán a la calle lo que vivimos en el templo” para “invitar a descubrir el misterio de amor reflejado en el rostro dolorido de Cristo que se entrega por nosotros”.
Durante la Semana Santa, “las calles de Alfondeguilla se convertirán en un impresionante templo” y “las procesiones son un acto de piedad y culto a Jesús”. Resaltó que los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección son “la historia de un amor generoso y sin medida con el que Dios responde a la indiferencia del hombre”.
Con estas palabras, D. Javier Aparici animó a los fieles a “proclamar este mensaje en medio de una sociedad que parece alejarse de Jesucristo a pasos agigantados” en una Semana Santa que “sigue teniendo sentido y quizá hoy más que nunca cuando la tecnología parece apoderarse de la vida humana, es necesario guardar la memoria de Dios y anunciar en voz alta su presencia misteriosa para ayudar a la sociedad a humanizar nuestro mundo y sembrar una semilla de esperanza en cada ser humano”.
“Frente a la mentalidad laicista que pretende arrinconar a los cristianos en la sacristía, eliminando toda manifestación pública de amor, es necesaria más que nunca la manifestación pública de la fe, exponiendo en nuestras calles y plazas la fe que vivimos en nuestro corazón”, exhortó durante su intervención. Del mismo modo advirtió que “el mundo no lo transformarán los que más gritan o los que ocupan las primeras páginas de los periódicos, sino aquellos que aman, casi siempre de manera silenciosa y sacrificada”.
Por tanto, “la Semana Santa es un misterio de amor que engendra amor y en la vida en plenitud se ha arrastrado por esta corriente intensa de amor, se sabe amado inmensamente por Dios y él mismo empieza a amar”. El vicario general de la Diócesis de Segorbe-Castellón animó a los fieles y cofrades de Alfondeguilla a “decir que no hay misterio más grande y más liberador que el de la Pasión del Señor”.
Como cada año, en la tarde del primer sábado de Cuaresma, se celebró el Pregón Diocesano de Semana Santa. En esta ocasión, fue la Basílica del Salvador, en Burriana, el escenario de la XXXIV edición del Pregón, organizado por la Hermandad de Nuestra Señora Virgen de los Dolores de Burriana, en colaboración con la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades de Semana Santa. La cita supone, para las Cofradías y Hermandades de Semana Santa de la Iglesia de Segorbe-Castellón, el punto de partida para vivir, a través de la religiosidad popular, la Pasión, Muerte y Resurreción del Señor.
Por designación de la Junta rectora de la Hermandad de Ntra. Sra. Virgen de los Dolores, el pregonero fue D. Santiago Ríos Guinot, actual tesorero y uno de los fundadores de la Hermandad, cumpliéndose ahora 62 años de la fundación.
D.Santiago puso en valor su orígenes cristianos a través de su familia, desde donde le inculcaron «los valores del respeto y la caridad cristiana» que profundizó en el Colegio de San José en Valencia recordando «la liturgia, ritos y costumbres de la Iglesia, como casa de Dios» que unía a todos los cristianos en las celebraciones eucarísticas. Repasó la historia de los pueblos diocesanos destacando la riqueza «en costumbres y eventos que expresan la espiritualidad en el propio arte sacro, en su vasta cultura, su lenguaje e incluso en sus manifestaciones folclóricas y festivas».
Así, se refirió a la celebración del Pregón para anunciar «la llegada de algo misterioso que convoque a todos los ciudadanos» uniéndonos en el «sentimiento popular que se remonta a cientos de años pasados y que desde hace unos menos, se refleja en el nacimiento de las Hermandades».
Recordó la figura del Cardenal Mons. Vicente Enrique y Tarancón, quien le impartió el Sacramento de la Confirmación y rememoró «la relación conjunta que de siempre han tenido las creencias humanas y costumbres religiosas», así como ilustres cristianos como fueron los beatos Fray Benito y el Padre Laureano, «dos vidas ejemplares, burrianenses canonizados por su santidad San Juan Pablo II que dedicaron sus vidas a hacer el bien a los demás, educando a los jóvenes más pobres y humildes, para que tuvieran un futuro mejor», recordando que ambos recibieron la palma del martirio, en la madrugada del 16 de septiembre de 1936.
Destacó la Semana Santa como «la la solemnidad religiosa más importante de nuestro país» y repasó la historia de la Hermandad de Nuestra Señora Virgen de los Dolores poniendo el énfasis en la devoción popular a la Virgen en la ciudad de Burriana.
D. Casimiro se refirió a la cuaresma como antesala de la Semana Santa que nos conduce a la Pascua y a la celebración gozosa de la Resurrección del Señor poniendo a Cristo Jesús en el centro del anuncio del Pregón. Recordó la imposición de la ceniza como signo «de que somos caducos, limitados y frágiles, llamándonos a la conversión para que se avive nuestra fe».
Un tiempo de cuarenta días, dijo, «lleno de gracia y de misericordia del Señor para que nos dejemos purificar, para que volvamos a levantar nuestra mirada y nuestro corazón a Dios que nos salva, nos cura, y nos da vida y vida en virtud que brota hasta la vida eterna».
Expresión de la fe vivida
Mons. Casimiro López recordó que estas semanas previas al Triduo Pascual ha de servir para que de verdad «nos dejemos llenar del amor de Dios». Un amor que, en Jesucristo, dijo, «es expresión suprema del amor de Dios que se nos da en su Hijo que muere por cada uno de nosotros». Ese es el primer anuncio «que debemos acoger los cristianos, para vivirlo y llevarlo a los demás».
Se refirió a los cofrades como «fieles cristianos y primeros destinatarios, para llevar la fe en Cristo a través de la devoción de la Virgen y dar testimonio de Jesucristo». En este sentido, exhortó a los cofrades «a acoger y vivir el amor de Dios para que las procesiones sean expresión de la fe vivida».
Para concluir, advirtió que el sentido del Pregón los es por cuanto nos invita a prepararnos durante estos cuarenta días a la celebración de la Semana Santa, empezando el Domingo de Ramos y concluyendo con la celebración gozosa de la Pascua del Señor. Expresó su deseo para que «nos dejemos tocar el corazón por el Señor para que Él ocupe el centro de nuestra vida».
La parroquia de La Asunción de Nuestra Señora de l´Alcora acogió el acto de inicio de la Semana Santa en el municipio, siendo Gema García Flor la pregonera elegida por la Junta Central de Cofradías y Hermandades de la capital de l´Alcalatén.
Gema lleva 30 años como profesora de Religión Católica en el municipio. Durante todo este tiempo “han pasado muchos alumnos, a los que he intentado llevar y transmitir el mensaje de Jesús, y sigo intentándolo”, explicó.
Para el Pregón eligió el “Sermón de las Siete Palabras”, tradicionalmente predicado el Viernes Santo sobre lo que Cristo dijo en la Cruz, las siete últimas frases que Jesús pronunció antes de entregar su vida para la salvación de la humanidad. “Cada una de estas siete palabras son siete actos de amor de Jesús. Abramos nuestro corazón como destinatarios directos”, exhortó.
1a Palabra: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”
2a Palabra: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”
3a Palabra: “Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: ahí tienes a tu madre”
4a Palabra: “Elí, Elí, lama sabactaní”; Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
5a Palabra: “Todo está cumplido”
6a Palabra: “Todo esta cumplido”
7a Palabra: “¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!”
Gema animó a guardar estas palabras de Cristo en el corazón, “y cuando alguien nos haga daño o cuando hagamos daño nosotros, se descongele la palabra perdón. Que cuando en nuestras vidas surja el miedo, nos llegue la palabra de su promesa y confiemos en que lo bueno siempre podrá ser. Que la palabra de su herida sea nuestro bálsamo y que pongamos nuestras vidas en las manos del Padre”.
“El amor de Dios es infinito”, dijo explicando su experiencia personal de haber sido sostenida por la oración y por el amor de Dios durante la hospitalización y el posterior fallecimiento de su marido: “El Señor tiene un amor infinito por nosotros, y en ningún momento nos abandona. Démosle gracias”.
Se celebró ayer tarde en la Concatedral de Santa María, organizado por la M.I. Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús
La Concatedral de Santa María, en Castellón, acogió ayer tarde la celebración del Pregón Diocesano de Semana Santa, organizado por la Muy Ilustre Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús, de Castellón, en colaboración con la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades de Semana Santa.
En este primer sábado de Cuaresma, el Pregón Diocesano supone, para las Cofradías y Hermandades de Semana Santa de la Iglesia de Segorbe-Castellón, el punto de partida para vivir, a través de la religiosidad popular, la Pasión, Muerte y Resurreción del Señor.
Coincidiendo con el 475º Aniversario de la Fundación de la Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús, en Castellón, la pregonera de esta XXXIII edición, fue Mª Teresa Giner Pallarés, cofrade de la Purísima Sangre de Jesús de la rama de industriales, y también presidenta de la Junta Local de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de Castellón desde el pasado enero. Mujer de fe y profundamente vinculada a la Real Cofradía de Nuestra Señora del Lledó, entre otros cargos.
El acto estuvo presidido por el Obispo, Mons. Casimiro López Llorente, a quien acompañaron el Delegado Diocesano para la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades de Semana Santa, D. Pascual Luis Segura; el Consiliario Diocesano para la Junta, D. Federico Caudé; el Deán de la Concatedral, D. Miguel Simón; así como el y Presidente de la Cofradía de la Sangre, D. Juan Antonio Guzmán; y el Hermano Mayor, D. Ignacio Valls.
Pregón Diocesano
En sus primeras palabras, Mª Teresa Giner Pallarés, destacó con emoción, su condición de cristiana, por coincidir este 25 de febrero con el aniversario de su Bautismo, agradeciendo las vivencias y enseñanzas recibidas, a lo largo de los años, por los hermanos y hermanas cofrades. Recordó las palabras de D. Casimiro en su Carta Pastoral para este Año Jubilar Diocesano, en el que «hay que hacer memoria agradecida del pasado», poniendo el acento en las personas sencillas que se se asociaron, a través de la Cofradía, «para ayudar a los más necesitados ante las dificultades que muchos, por aquel entonces, atravesaban, siendo su máxima amar al prójimo siguiendo el Evangelio y proclamando su fe». El pregón supuso, en gran parte, un repaso a las Sagradas Escrituras, con referencias a la grandeza de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.
Recuerdo agradecido a la Historia
Hubo palabras de agradecimiento y reconocimiento «a quienes iniciaron este camino pero también a todos los que han seguido sus pasos a través de los siglos haciendo posible la realidad de hoy, siendo capaces de superar todas las dificultades sin rendirse y continuando siempre adelante». Palabras que resonaron con fuerza coincidiendo con la celebración del 475º Aniversario de la Cofradía que nos recuerdan a todos los casi cinco siglos de historia de algunas cofradías de nuestra Diócesis, así como aquellas otras que han ido surgiendo, cuya historia, para la pregonera refiriéndose a la propia de la Cofradía de la Purísima Sangre de Castellón, «nos ayuda a comprender la riqueza que encierran, siendo un tesoro de solidaridad, arte, religiosidad, lo hizo poniendo la mirada en el sentimiento de solidaridad hacia quienes lo necesitaban como el origen de su existencia». Del mismo modo, alzó su voz para destacar el papel protagonista «de aquellos hombres y mujeres – refiriéndose a los cofrades- que con la mirada puesta en Jesucristo fueron capaces de transformar la realidad social con la fuerza del Evangelio, siendo un desafío que aún hoy persiste».
En este sentido, sirviéndose de la parábola del Buen Samaritano, reivindicó la necesidad de «seguir el ejemplo de los cristianos que nos precedieron de acercarse al diferente, al necesitado, al desconocido que sufre, superando las barreras de la enemistad, la discriminación y prejuicios que dificultan el trato hacia las personas». Puso en valor «la caridad cristiana que es ejemplo de misericordia, consuelo y fraternidad» y advirtió que «el corazón el cristiano está llamado a hacerse grande y a acercarse al del prójimo de manera sencilla, sin arrogancia, con humildad para transmitir ese amor que – recordando a San Pablo – ni presume ni se engríe».
Salir al encuentro
Reclamó la autenticidad y el significado real del papel de la Cofradía cada tercer domingo de Cuaresma que «sale al encuentro en auxilio de aquellos, que como entonces, llegaban exhaustos en su camino de penitencia» exaltando, precisamente el «acto de caridad que esta salida al encuentro» suponía y que tristemente hoy «parece que ha perdido su esencia convirtiéndose en un mero acto festivo». En este sentido puntualizó y reivindicó que hoy » es un signo con el mismo significado: salir al encuentro y acoger porque es la esencia de nuestra misión a la que se han sumado el resto de cofradías de la ciudad», y recordando al papa Francisco (Fratelli tutti) invitó a «hacerlo juntos porque nadie puede pelear la vida aisladamente, se necesita una comunidad que nos ayude, que nos sostenga y en la que nos ayudemos unos a otros a mirar adelante».
Fe para creer
Servirse de la condición de cofrade para mostrar a la sociedad que «la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús es nuestra máxima expresión de fe» frente a una sociedad que muestra la misma incredulidad que Tomas (Juan 20, 24-29), dijo, «y necesita ver y tocar para creer». En este sentido se refirió al importante patrimonio artístico y cultural de la religiosidad popular «como muestra del don especial de muchos artistas que han sabido plasmar todo aquello que sucedió hace más de 2000 años y que cambió la humanidad». El arte que atesoran las cofradías ha de servirnos para «transformar nuestros sentidos y avivar nuestras almas porque además de la profunda huella cultural, son imágenes que forman parte de nuestra propia historia». Se refirió al «privilegio que es para todos los cofrades que nos confesamos creyentes mostrar al mundo una lectura que vaya más allá de la contemplación de una obra de arte».
Destacó que en el privilegio de procesionar por las calles «nos debemos dejar guiar por el espíritu del Evangelio y vivir una Semana Santa en la que se manifieste un estilo de vida basado en la seriedad y el compromiso que supone recordar que Jesucristo se abandonó a la voluntad del Padre sufriendo el martirio hasta la cruz, pero pidiendo el perdón para toda la humanidad instantes antes de morir». Y no quedarnos solo en eso, porque, repasando desde la entrada triunfante en Jerusalén hasta su camino en el calvario, «su entrega lo fue de amor tal como pidió a sus discípulos, a quienes llama amigos. No hay amistad sin perdón y no hay perdón sin amor. Nadie tiene amor más grande que el que da su vida por sus amigos».
Tesoro de fe, arte y religiosidad
Para terminar se refirió al compromiso que han de asumir las Cofradías y los cofrades, un compromiso dijo, que «va va más allá de la Cuaresma y de la Pascua, que lo es de cada día porque eso es lo que construye la historia». Las Cofradías son «un tesoro de fe, arte y religiosidad pero de nada sirve un tesoro si lo escondemos solo para nosotros», apuntó. Animó a convertirse en «pregoneros del amor, la esperanza, el perdón y la reconciliación para que todos vean que nuestro Cristo Yacente no es una imagen de muerte, sino una imagen de amor, que hemos de dar a conocer al mundo», concluyó.
El Pregón Diocesano concluyó con las palabras de Mons. Casimiro López Llorente, que dio gracias a Dios por Mª Teresa Giner pues sus palabras, dijo, «no solo han sido una reflexión profunda respecto a la dedicación de las Cofradías y a la contemplación de la Semana Santa, sino una confesión pública de la fe». Aplaudió, en este sentido, la organización y celebración del acto «como símbolo de nuestra preparación para celebrar con fe profunda la Semana Santa y con gozo alegre la Pascua».
Con guiño a las palabras de la pregonera, celebró el repaso por la memoria agradecida al pasado «en este año, que la Iglesia Diocesana celebra el Jubileo, mirando nuestro presente y mirar hacia el futuro, que es la perspectiva que debe tener todo aniversario», dijo.
En el análisis del presente, se refirió al individualismo y a la secularización de la sociedad actual, invitándonos a interpelarnos en caso de que decaiga nuestra fe, y «buscando la respuesta en Cristo Jesús que es la fuente de nuestra fe, porque muere y resucita para que tengamos vida eterna y que en Él acojamos el amor de Dios y ahí – destacó- es donde hay que poner el acento porque vivimos un tiempo complicado para mantener la fidelidad en la fe».
Pandemia espiritual
El Obispo exhortó a los presentes a volver la mirada hacia todos esos rostros necesitados y «avivar nuestra fe en Él desde el encuentro con Él, vivo y resucitado». Superada la pandemia, valoró que hemos sufrido también una «pandemia espiritual que nos ha hecho más individualistas, dejando atrás aquella solidaridad inicial, sin percibir que siguen existiendo aquellos que nos necesitan». Recordó que ese es «el peligro al que se enfrentan, no solo las cofradías, sino también la Iglesia» y avalando el importante legado de tradición, cultura y fraternidad que implican las cofradías, pidió que, ante todo, sean «expresión de la fe y de la fidelidad cristiana siendo promotores de reconciliación y de la paz, mirando a la cruz porque, precisamente, de ahí brota el amor, la reconciliación y el perdón».
Durante el acto se entregaron obsequios de reconocimiento, a Mª Teresa Giner como pregonera, pero también a D. Feliope Monfort Gómez, presidente de la M.I. Cofradía de la Purísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo de Vila-real, por la organización del Pregón Diocesano de 2022, así como a Dª. Mª Carmen Gozalbo, Secretaria de la Cofradía de Jesús Nazareno, organizadores de la procesión diocesana de la Semana Santa del pasado año.
La celebración estuvo acompañada por la interpretación magistral de varias piezas musicales por parte de la Coral Vicent Ripollés bajo la dirección de Jordi Ràfols. Siendo todas ellas aplaudidas por el numeroso público que asistió al acto, destacó el Misere que el propio Vicent Ripollés compuso, cuya partitura original que regaló a la Cofradía de la Sangre, generosidad que le fue agradecida nombrándolo cofrade honorario. La partitura se extravió y dejó de interpretarse hasta que fue encontrada hace unos años, reestrenándose la tarde de ayer.
El Altar, especialmente engalanado para la ocasión, estuvo acompañado de la imagen de la Mater Dolorosa que el artista Adsuara tallara en 1942 para la Cofradía de la Purísima Sangre de Jesús.
La congregación sustituyó la representación de “La Passió” por la “La Resurrecció”
El pasado sábado, día 2 de abril, la Parroquia de Nuestra Señora de la Natividad de Almassora albergó el Pregón de Semana Santa. En esta ocasión, el Pregón contó con la participación de la Congregación de María Inmaculada y San Luís Gonzaga como pregoneros. Dicho nombramiento, hizo que Lluïsos sustituyera su tradicional representación de la “Passió, Mort y Resurrecció de Crist” por otra nueva, “La Resurrecció”.
La entidad juvenil fue nombrada “Pregonera” de su localidad durante la XVIII edición de la “Pujada al Campanar” de las manos de la Junta Central de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de Almassora. Festividad declarada de Interés Turístico Provincial. Propuesta que el presidente Pablo no dudó en aceptar, trasladando su alegría y el placer que supone dicho honor.
La escenificación contó con la actuación de nueve congregantes, un par de niñas, dos narradores y unos cuantos más voluntarios, que coordinados con la junta directiva de la entidad fueron los responsables del éxito.
La representación fue interpretada en directo, aunque también contó con una escena grabada en la Playa de Almassora donde Jesús se apareció a sus discípulos en una jornada de pesca (Juan 21).
Gran importancia tuvieron la música y la iluminación, que hicieron de la representación una obra sobresaliente para iniciar así los actos de la Semana Santa de Almassora.
El pasado fin de semana se celebró el XII Pregón Musical Ciudad de Vila-real, en el que las cornetas y tambores anunciaban la Semana Santa vila-realense, una de las más antiguas de la provincia de Castellón, declarada Fiesta de Interés Turístico Provincial y Autonómico.
Los actos estuvieron organizados por la Agrupación Musical Virgen de la Gracia de Vila-real, en colaboración con la Junta Central de Semana Santa y con el Ayuntamiento de la ciudad, participando cuatro bandas procedentes de Alicante y de Valencia, además de la agrupación de Vila-real. Debido a las condiciones meteorológicas el Pregón se celebró en el interior de la Basílica de San Pascual.
Los salones parroquiales de la Concatedral de Santa María, Castellón, acogieron ayer el primer Pregón de Semana Santa de la Junta Local de Semana Santa de Castellón. Fue impartido por D. Henri Bouché que, con su maestría y buen hacer, emocionó a los asistentes.
Junto a varios miembros de la corporación municipal, entre los presentes se encontraban los presidentes y cofrades de las Cofradías Penitenciales de Castellón. Al finalizar el Pregón, el Presidente de la Junta Local de Semana Santa, D. Joaquín Borrás, hizo entrega al Pregonero de la Medalla de la Junta como máxima muestra de agradecimiento. Seguidamente se presentó el cartel de Semana Santa 2022 de la Junta de Cofradías de Castellón. El autor, D. Miguel Barreda, explicó la obra.
El Pregón Diocesano de Semana Santa, organizado por la Muy Ilustre Cofradía de la Purísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y Virgen de la Soledad junto a la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades de Semana Santa, se celebró ayer tarde en la Arciprestal San Jaime de Vila-real.
El Pregonero Diocesano de esta XXXII edición fue D. Antonio Díaz Tortajada, Consiliario de la Junta Diocesana de Hermandades y Cofradías de Valencia y Delegado Episcopal de Religiosidad Popular.
Fue presidido por nuestro Obispo, D. Casimiro, contándose también con la presencia del párroco de la Arciprestal, D. Javier Aparici, del Delegado Diocesano para la Junta Diocesana de Cofradías y Hermandades de Semana Santa, D. Pascual Luis Segura, y del Consiliario Diocesano para la Junta, D. Federico Caudé. También de los Hermanos Mayores, Dña. Amalia López y D. Felipe Monfort.
Pregón Diocesano
En su intervención, D. Antonio ha comenzado anunciando la celebración de la Semana Santa, “que culmina con la fiesta de las fiestas, el Misterio Pascual de la muerte, sepultura, resurrección y ascensión de Jesús a los cielos, triunfante de la muerte que abre camino a una vida nueva que Él, Jesucristo, quiere hacer participe a cuantos quieran seguirlo”.
Un acontecimiento de gracia
La Semana Santa de este año, continuó, “debe constituir un acontecimiento de gracia para las personas que participan habitualmente en las celebraciones litúrgicas, y viven las procesiones en vuestras calles en clave de conversión, como discípulos misioneros”, pero también “para aquellos cuya adhesión de fe está más desdibujada dejar en el compromiso, e incluso para los que no conocen a Jesucristo o lo rechazan”.
Para participar en ella, indicó, es necesario “una espiritualidad que transforme el corazón” gracias a la oración, y las procesiones “deben llevarnos hasta Dios”, si no fuera así “corremos el riesgo de dejar de ser peregrinos y convertirnos en errantes que giran siempre entorno a sí mismos sin llegar a ninguna parte”.
Exhortó a “entrar en la experiencia cristiana de vivir con Cristo y en la comunidad parroquial, su entrega, su muerte y su resurrección, fijándonos en su contenido, siempre antiguo y siempre nuevo”. El hombre de hoy, indicó, siente dentro de sí una división, “ahí están las causas de tantas y tantas graves discordias que se provocan en la sociedad”, ante ello la respuesta es, hoy siempre, Jesucristo.
Es la más grande historia de amor
“El Pregón de la Semana Santa es proclamación de la más grande historia de amor”, y también “anuncio de unas celebraciones festivas que devuelven a los profesan la fe en Cristo y a los que son conocedores de su historia a los hechos que hacen de ella historia de salvación”. Dichas celebraciones se concentran de modo singular en el Triduo Pascual, recordó, que “concentra las acciones sacramentales por las cuales fuimos devueltos a la amistad con Dios y fue regenerada la humanidad”.
Historia de salvación
Los apóstoles y sus discípulos fueron testigos de todo ello, eran “mujeres y hombres que le amaron y conocieron, y que también amaron y acompañaron a la Madre en aquella hora suprema”. Y con la resurrección de Jesucristo se enciende en los corazones “la esperanza de una vida eterna y de una dicha sin fin”. Todos estos hechos ocurridos “son historia de salvación”, ha resaltado el Pregonero, “cuyos efectos llegan por la celebración del Triduo Pascual” a todos cuantos creen que Jesús es el Salvador.
Se pretende vivir una vida sin Dios
Las ideologías muertas invitan a la vida sin Dios, explicó, “expulsar a Dios de la vida pública, silenciar su nombre se presenta hoy como garantía de libertad y respeto a los derechos de la conciencia”, se pretende vivir una vida sin culpa y una vida sin Dios, “sin culpa no hay redención, sin libertad no hay pecado, más, si Jesús es el redentor del hombre es porque en verdad cargó con los crímenes de todos”. “La luz de Cristo, que resucitó glorioso, disipe las tinieblas del corazón y del espíritu”, decía el Pregonero, “hoy ha resucitado Cristo para ti y tus pecados han sido perdonados”.
Todos somos Pregoneros
“Ahora os corresponde a vosotros convertiros en Pregoneros”, decía al final, “el Pregonero calla para que se abran vuestras gargantas, narrar, proclamar, celebrar y vivir, decir a cuantos os encontréis quien es este hombre, quien es Jesús de Nazareth, contad lo que habéis visto y oído, y después de contemplar la historia de dolor y de amor de este hombre uníos a esta confesión de fe: verdaderamente este hombre es el Hijo de Dios”.
Año Jubilar Diocesano
D. Antonio concluyó el Pregón Diocesano de Semana Santa de este año deseando que las próximas celebraciones de Semana Santa “sean el pórtico del próximo Año Jubilar Diocesano por el 775º Aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe, que sea un Año de gracia de Dios para toda la Iglesia que camina en la Diócesis de Segorbe-Castellón, y que la Virgen de la Cueva Santa, nuestra Madre, y de San Pascual Baylón, nos acompañen a todos”.
Durante el transcurso del acto de este Pregón Diocesano ha intervenido el Coro Tutte Voci, un coro de la provincia de Castellón que comenzó su historia en octubre de 2018, basado en el amor y dedicación hacia la música coral bajo la dirección de la letona Ieva Lavrinoviča.
Palabras de nuestro Obispo, D. Casimiro
Tiempo de conversión
El Obispo, tras agradecer las palabras de D. Antonio en el Pregón, recordó las palabras pronunciadas por el sacerdote en la imposición de la ceniza: “Conviértete y cree en el Evangelio”. Este es el camino señalado en esta Cuaresma, para la celebración de la Pascua y para vivir el Jubileo Diocesano, indicaba D. Casimiro, “lo primero que debemos hacer es volver nuestra mirada y nuestro corazón a Dios, para que Él reine entre nosotros”.
“No nos cansemos de hacer el bien”
Citando a San Juan Pablo II, “cuando Dios desaparece de la existencia de los hombres se inicia el ocaso de la dignidad humana”, cuando no reconocemos a Dios brotan otros dioses, tal y como “estamos viendo estos días de una forma dolorosa”, en relación a la invasión de Ucrania, que solo aporta muerte y sufrimiento. Pero ocurre lo mismo “también en nuestras relaciones más cercanas, cuando no dejamos a Dios ser Dios nos erigimos en diosecillos, e intentamos dominar a los demás”, advirtió.
Eso, el pecado y la muerte, ha quedado vencido “gracias al Misterio que acabamos de escuchar”, gracias a “la muerte y resurrección del Señor”, y esa es nuestra esperanza, que debemos anunciar a los demás siendo “constructores de paz, de justicia y de amor”.
“No nos cansemos de hacer el bien”, dijo recordando el mensaje del Papa para esta Cuaresma, “no nos cansemos de orar”, “no nos cansemos de luchar contra el mal”, “no nos cansemos de pedir perdón”, “no nos cansemos de luchar contra concupiscencia”, y sobre todo “no nos cansemos de la caridad efectiva”.
Comisión Diocesana para atender las necesidades de los que sufren en Ucrania
D. Casimiro exhortó a orar por la paz y quiso recordar a los refugiados de Ucrania. “He encargado a una comisión diocesana para que coordine las peticiones en favor de los que sufren en Ucrania los horrores de la destrucción y de la invasión”, una Comisión que estará coordinada por el Vicario General, D. Javier Aparici, y que estará gestionada por Cáritas Diocesana. “Lo pide la caridad cristiana”, “no nos cansemos de hacer el bien”.
Asimismo, pidió que “aquellos que tengan viviendas para ofrecer tengan la generosidad de actuar”, y también a colaborar con las familias que vengan y “a las familias que ya han venido a nosotros”.
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