Ayer regresaron los enfermos, peregrinos y hospitalarios que han participado en la peregrinación diocesana de la Hospitalidad de Lourdes al Santuario francés.
Han sido cinco intensos días que se han preparado como un camino pastoral y catequético que ha tenido como eje central el mensaje que le dio la Santísima Virgen a Bernardita: «Vaya a decir a los sacerdotes que se venga aquí en procesión». Unas palabras que se han dirigido a cada uno de los participantes de esta 66 edición de la peregrinación de nuestra Diócesis.
Casi 500 personas entre enfermos, peregrinos, hospitalarios y sacerdotes han vivido en comunión el encuentro con la Virgen María y, de su mano, con su Hijo, como ha repetido en varias ocaciones durante estos días nuestro Obispo.
Han sido días de oración, de meditación, de reflexión y también de reconciliación que ha abierto los corazones a la gracia del Señor y que viene a culminar un curso pastoral que, habiendo estado centrado en el Primer Anuncio, ha llevado al encuentro con el Señor a tantos necesitados de su misericordia, aún sin saberlo.
Todas y cada una de las celebraciones se ha vivido con intensidad y devoción, lo que ha permitido fortalecer la fe y renovar la esperanza para seguir caminando, como peregrinos, en esta vida que nos llevará, algún día, a la plenitud del amor.
El programa de la peregrinación de la Hospitalidad Diocesana de Lourdes ha incluido esta tarde, en la Capilla de Santa Bernardita, la celebración de una penitencial en la que ha participado la totalidad de peregrinos, tanto enfermos como hospitalarios.
Misericordia Señor, hemos pecado
Así reza el Salmo que se ha pronunciado tras la Liturgia de la Palabra (2 Cor, 5, 17-21). Previamente, el Obispo de Segorbe-Castellón ha introducido a los penitentes, reunidos en el Santuario y unidos en esta peregrinación «como Iglesia Diocesana que para el encuentro con el Señor de las Manos de María». Así se ha hecho patente la devoción del pueblo peregrino de Segorbe-Castellón, especialmente la de los enfermos que son acogidos por la Madre de Dios, invitándonos a todos a confiar.
D. Casimiro ha exhortado a «abrirse a la gracia de Dios» a partir de la lectura del Evangelio teniendo muy presente, ha dicho el Obispo, «las palabras que la Virgen María dijo a Bernardita: penitencia, penitencia, penitencia» y siguiendo esa llamada maternal, los ha invitado a vivir la celebración.
Tras la proclamación de la Palabra, la homilía del Obispo se ha centrado en el amor de Dios. Por puro amor de Dios, ha dicho, «hemos renacido a la vida como hijas e hijos de Dios para que, caminando tras Jesús, y cumpliendo el mandamiento nuevo del amor, lleguemos a la perfección del amor, que es la santidad».
Como peregrinos frágiles de esta vida terrenal, ha matizado D. Casimiro, «esta tarde se nos ofrece la posibilidad de reconciliarnos con Él y a abrazar nuestro corazón para que acojamos su amor misericordioso». El Obispo de Segorbe-Castellón se ha referido a los momentos de dificultad que acontecen en nuestras vidas, bien por enfermedad o bien porque nos alejamos de Dios y dejamos de vivir esa relación filial con el Padre y «ofendemos a los demás con palabras, obras o pensamientos». Pero Él, ha remarcado D. Casimiro, «nunca nos abandona y nos espera con su amor misericordioso de Padre».
Y esa misma misericordia a la que hacía alusión D. Casimiro, es la que ha acogido el corazón de todos cuantos han participado del Sacramento de la reconciliación, que ha sido administrado por los sacerdotes diocesanos que desde ayer están participando también en la peregrinación diocesana de la Hospitalidad de Lourdes.
La celebración ha concluido con la acción de gracias «por el don del perdón recibido» y cantando las maravillas que el Señor hace en cada uno de nosotros con el rezo del Magníficat
Castellón celebra las 24 horas para el Señor en la Iglesia de La Sangre
Los arciprestazgos de Castellón se han sumado a la celebración de las 24 horas para el Señor, una iniciativa cuaresmal de oración y reconciliación instituida por voluntad del Papa Francisco. La convocatoria, tal como anunció Mons. Casimiro López Llorente en unacartaal Pueblo de Dios de Segorbe Castellón, se celebró en el conjunto de la Diócesis el pasado fin de semana en vísperas del cuarto domingo de Cuaresma. Sin embargo, tal como informaba la misiva, al coincidir con la celebración de las fiestas fundacionales de la ciudad de Castellón, nuestro Obispo pospuso la celebración en Castellón para este fin de semana.
Ayer tarde a las 20h, tras la celebración del Quinario de la Cofradía de la Purísima Sangre de Castellón, la Capilla acogía la celebración de la Eucaristía que, presidida por el Obispo de Segorbe-Castellón, y concelebrada por el Cabildo Concatedral y párroco de Santa María D. Miguel Simón, el Arcipreste del Arciprestazgo 3, D. Joaquín Muñoz, y el secretario, D. Ángel Cumbicos, daba inicio a la celebración de las 24 horas para el Señor.
«A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino que el Verdadero es el que me envía (…)». Intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora
Tras la proclamación de la Palabra, la homilía del Obispo profundizó en «Dios Padre, el Verdadero«, y en «la hora de Jesús». La reflexión de D. Casimiro se centró en estos dos conceptos, y no como los presenta el mundo contemporáneo, sino desde el mismo Jesús. «Cristo es la manifestación suprema de Dios, y la verdad es Dios mismo que nos ha creado por amor para el amor y ahí está la unión que hay entre verdad y amor».
El Dios que nos revela Jesús, dijo D. Casimiro, «nos manifiesta de dónde venimos, para qué venimos, hacia dónde caminamos: venimos de Dios que es amor, caminemos en el amor recibido y ofrecido en su Hijo Jesús para llegar a la santidad, a la perfección del amor, a la vida misma de Dios».
La «hora de Jesús», continuó el Obispo, «es el momento del cumplimiento de la misión que ha recibido de Dios en favor de cada uno de nosotros». Un amor que se hace presente en la última cena a través de la institución de la Eucaristía, del orden sacerdotal y del mandamiento del amor porque «tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo unigénito, para que creyendo en Él tengamos vida».
«Caminemos en una vida nueva»
Retomando las lecturas, D. Casimiro se refirió a los impíos (Sab 2,1a.12-22), «aquellos que no creen en Dios, lo rechazan y lo llevan hasta la muerte». El texto del libro de la Sabiduría muestra un anticipo de Áquel «que morirá en la cruz por ser testigo de la verdad y los que no creen en Dios intentan imponer su verdad incluso persiguiendo a aquellos que se abren a Dios».
En este sentido, nuestro Obispo reconoció que, en un tiempo tan alejado de Dios como el actual, muchos se dejen llevar por esa tendencia y se alejen de Dios, incluso que aún creyendo en Dios lo hagamos solo en la medida de nuestro criterio y previsiones «pero no vivimos la vida nueva que nos ofrece Cristo Jesús». Así se refirió al lema de estas 24h para el Señor y exhortó a caminar en la vida que nos ofrece Jesús acogiendo «la misericordia del Señor en el Sacramento de la Reconciliación que sirve para sanar, para llenarnos de la gracia de Dios, para así caminar, fieles y confiados en el seguimiento de Cristo».
Durante toda la jornada de este sábado, las parroquias de los Arciprestazgos de Castellón han establecido turnos de adoración en la Capilla de La Sangre, donde permanecerá expuesto el Señor.
Las parroquias de los Arciprestazgos de Castellón se suman a la iniciativa cuaresmal de oración y reconciliación instituida por voluntad del Papa Francisco.
La convocatoria, tal como anunció Mons. Casimiro López Llorente en unacartaal Pueblo de Dios de Segorbe Castellón, se celebró en el conjunto de la Diócesis el pasado fin de semana en vísperas del cuarto domingo de Cuaresma. Sin embargo, tal como informaba la misiva, al coincidir con la celebración de las fiestas fundacionales de la ciudad de Castellón, nuestro Obispo pospuso la celebración en Castellón para este fin de semana.
Eucaristía en la Capilla de La Sangre
La celebración comenzará esta tarde, a las 20h, con la celebración de una Eucaristía presidida por el Obispo de Segorbe-Castellón en la Capilla de la Purísima Sangre (C/ Mayor). Al finalizar quedará expuesto el Santísimo Sacramento y durante la jornada de mañana se han establecido turnos de adoración por parroquias animando así a todos fieles a su participación.
Este año la iniciativa invita a orar «por la paz y el don de la lluvia», uniéndonos, como afirma D. Casimiro, a esta jornada «de adoración y de reconciliación con Dios y los hermanos en el sacramento de la Penitencia, y un momento de gracia para todos en este Año Jubilar de Lledó».
El Santísimo estará expuesto hasta las 19h de esta tarde
El Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón presidió anoche a la celebración de las 24 horas para el Señor que arrancaban con la celebración de una Eucaristía en la Capilla de la Purísima Sangre, en Castellón. La celebración responde a la invitación del Papa Francisco para vivir un encuentro con el Señor y propiciar la reconciliación con Él a través del sacramento de la penitencia.
Fiel a la llamada del Santo Padre, nuestro Obispo convocaba la celebración con una carta dirigida a todo el Pueblo de Dios de Segorbe-Castellón el pasado 6 de marzo, invitándonos a la reconciliación y a confiar en la misericordia de Dios acogiendo con humildad y gratitud el perdón de Dios en el Sacramento de la Confesión.
Tras la Eucaristía, el Señor, quedó expuesto para que los fieles acudamos a «esta llamada a la conversión» a la que nos invita esta Cuaresma, dijo D. Casimiro durante la homilía, «mirando a Cristo Jesús desde la Eucaristía y que, a través del examen de conciencia, nos dejemos interpelar por Dios reconociendo con humildad nuestras debilidades para tener un verdadero encuentro con Él y caminar guiados por el Espíritu».
El mensaje de D. Casimiro supuso también un guiño a los cofrades de La Sangre en este 475º Aniversario de su fundación «para seguir siendo fragor y que a través de vosotros nuestra Iglesia responda a la llamada de la conversión siendo presencia de Jesús en el mundo».
Una llamada a la conversión que nuestro Obispo exhortó a hacer desde la Palabra de Dios para «acoger el caudal de gracia que brota de la cruz y que modifica nuestra forma de relacionarnos con Dios». Para ello recordó el Evangelio de San Mateo (18, 3-4) invitándonos a sentirnos amados como niños recordando el momento de nuestro bautismo a través del cual «Dios nos hace sus hijos y nos da su amor y su gracia para crecer en santidad a través de las obras de justicia y misericordia». Es una llamada a la conversión «para salir de nuestro narcisismo y que el centro sea Cristo Jesús».
“Ten piedad de mí, que soy un pecador”
A través de la cita de Lucas (18,13), advertimos el carácter penitencial de estas 24 horas para el Señor que, mediante el subsidio litúrgico preparado por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, nos ayuda a la reflexión respecto al Sacramento de la reconciliación y, como dijo anoche nuestro Obispo, vivirlo como «una llamada a la paz con nosotros mismos para recibir la gracia de Dios y caminar guiados por el Espíritu Santo que es fuente de de vida y de amor».
El Santísimo Sacramento estará expuesto hasta las 19h de esta tarde lo que nos invita al encuentro íntimo en oración con el Señor y prepararnos para recibir toda la misericordia de Dios a través de la confesión.
«En Lourdes se hace presente la Gracia de Dios a través de su Madre»
Ayer tarde, a última hora llegaban, procedentes de la Diócesis de Segorbe-Castellón, los hospitalarios y enfermos que, tras dos años de pandemia, han podido regresar al Santuario de Lourdes iniciándose esta misma mañana la peregrinación de este 2022 en la que participan un total de 295 personas entre enfermos, sacerdotes, equipo médico, sanitarios y hospitalarios. Con ellos también viaja el Obispo de la Diócesis, Monseñor Casimiro López Llorente, el Vicario general, D. Javier Aparici, el de Pastoral, D. Miguel Abril, el de Clero, D. Marc Estela, y el Consiliario de la hospitalidad, D. José Luis Valdés.
La peregrinación arrancaba esta misma mañana a primera hora, en la Basílica del Rosario, donde se ha celebrado una Penitencial en la que todos los participantes han podido recibir el Sacramento de la Reconciliación a través de la confesión.
Juan, 1, 5-9
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
Lc. 4, 24-27
«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio».
La lectura del Santo Evangelio ha dado paso a la homilía de nuestro Obispo que ha puesto en valor la importancia del Sacramento de la Reconcialiación en este Año de Gracia para nuestra Diócesis, en que el «amor del Señor ilumina y transforma nuestra vida». Venimos a Lourdes, ha dicho D. Casimiro, «porque aquí se hace presente la Gracia de Dios, de forma especial, a través de su Madre, la Virgen».
La cercanía de Nuestra Señora de Lourdes hace que «nuestro corazón y nuestra vida se dirija también a su Hijo para renovarnos, purificarnos y acercar nuestro corazón al Señor». El Obispo no ha sido ajeno a «todas aquellas veces que caminamos de espaldas a Dios, sin acogerlo en la vida que él nos ha dado a través del Bautismo». Así se ha referido al «pecado» por todas esas ocasiones en las que «no acogemos su amor para darlo al hermano, al necesitado, al enfermo». Recordando la primera lectura (Jn.1, 5-9) se ha referido a todas aquellas veces que nos engañamos a nosotros mismos como un mal de nuestro tiempo, «por no tener conciencia del pecado, contentándonos con cumplir con lo básico: ser honrados, no matar o no robar».
En este sentido nos ha exhortado a «volver nuestra mirada y nuestro corazón a Dios para que su Palabra ilumine nuestra vida para poder mostrar el rostro de Jesús al hermano». Y, citando el Evangelio de San Mateo (25, 31-46) nos ha recordado que todo cuanto «hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis».
Por el Bautismo Dios habita en nosotros, ha insistido D. Casimiro, exhortándonos al perdón y a la reconciliación y «dejando que el Señor brille con su Palabra en nuestro camino para que podamos acoger la Gracia de Dios y que transforme nuestra vida.
Tras la celebración Penitencial de esta mañana, la Hospitalidad Diocesana se ha hecho la tradicional foto de grupo en el que participan más de 60 jóvenes hospitalarios.
A continuación se ha celebrado el paso por la Gruta de toda la peregrinación donde se han vivido momentos especialmente emocionantes por parte de los 58 enfermos que han viajado hasta el Santuario en el encuentro con la Virgen, recibiendo la bendición de nuestro Obispo, que ha depositado una ofrenda floral a los pies de Nuestra Señora de Lourdes y les esperaba tras su paso por la Gruta.
D. Casimiro ha acudido también al AccueilNotre-Dame, donde se hospedan los enfermos, y ha podido intercambiar impresiones con las hospitalarias del servicio de comedor, procediendo a bendecir la mesa, gesto que ha sido muy aplaudido y celebrado por todos los presentes.
Esta tarde el Obispo de la Diócesis, presidirá la Eucaristía con «Unción de enfermos» que tendrá lugar en la Capilla de Santa Bernardette.
Con este lema extraído de Colosenses (1, 13-14) el Papa Francisco volvía a invitarnos este año a celebrar las 24 horas para el Señor en el preludio del IV Domingo de Cuaresma que, en la ciudad de Castellón, debido a la celebración de las fiestas fundacionales de La Magdalena, se ha trasladado a este fin de semana. Así lo hizo constar nuestro Obispo, D. Casimiro, en la Carta remitida al Pueblo de Dios de Segorbe-Castellón, el pasado 20 de marzo, habiéndolo hecho el resto de nuestra Diócesis del viernes 25 al sábado 26 de marzo.
Estas 24 horas de recogimiento y oración ante el Señor, lo son también de invitación a la reconciliación y a confiar en la misericordia de Dios acogiendo con humildad y gratitud el perdón de Dios en el Sacramento de la Penitencia. Solo a través del perdón de Dios «brota la alegría y la paz del corazón que nos hace capaces de perdonar a otros», decía D. Casimiro en su Carta, exhortándonos a participar en esta jornada.
En Castellón, las 24 horas para el Señor daban comienzo a las 20 h de ayer tarde en la Capilla de La Sangre con una Eucaristía presidida por nuestro Obispo quien a partir de la Palabra proclamada nos invitó a «acoger el abrazo, el perdón y la Misericordia de Dios que sale a nuestro encuentro». Puso el acento en el Evangelio para centrar nuestra mirada en «Aquel que ocupa el centro de nuestra fe y que como entonces viene a nuestro encuentro», y lo hace «enviado por el que es verdadero» (Jn 7, 1-2. 10. 25-30).
Citando a Benedicto XVI, nuestro Obispo aseguró que «la realidad no es lo que vemos y tocamos, sino lo que sustenta cuanto somos y cuánto existe, y ese es Dios». Lo que define y lo sustenta todo es «el amor de Dios – dijo – y eso es lo que permanece que es don verdadero, es entrega y es buscar el bien del otro». Y Jesús nos lo muestra «entregado su vida hasta el final para vencer el pecado y la muerte, y darnos vida eterna».
En estos tiempos de dificultad que vivimos, dijo el Obispo refiriéndose a la situación provocada por la pandemia, pero también por la invasión de Ucrania, recordó el Salmo del día –«el Señor está cerca de los quebrantados de corazón», (Sal.34)– y dijo que lo está especialmente de los creyentes a quienes invita «a seguir caminando sin perder la confianza en Él» pues viene a «alentarnos para no dejar de confiar en la providencia amorosa que viene de Dios» y, recordando a san Pablo resaltó que «nada ni nadie nos podrá separar del amor de Dios».
Fieles a la fe que hemos recibido, continuó D. Casimiro, nos exhortó a «vivir centrados en el Señor para perseverar en nuestra condición de cristianos» enfatizando en el Libro de la Sabiduría (cf. 2,1a.12-22) y no actuar como los impíos «que señalan al justo que confía en Dios», animándonos a que la celebración de estas 24 horas para el Señor nos ayuden a que en ese reencuentro con Él, «se avive nuestra fe y seamos alentados en nuestra esperanza para ser más fuertes en nuestra caridad buscando el bien de aquel que está a nuestro lado y dando testimonio del amor de Dios».
Tras la Eucaristía quedó expuesto el Santísimo para su adoración por los fieles pues como había resaltado D. Casimiro durante la homilía «contemplar la Sagrada forma, es contemplar, con toda su humanidad y divinidad, a Cristo Jesús, especialmente su entrega y su amor a cada uno de nosotros». La ceremonia finalizó con la Oración de Consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María, tal como había anunciado en Obispo de la Diócesis en su Carta al Pueblo de Dios de Segorbe-Castellón el pasado 19 de marzo, sumándose así a la invitación del Santo Padre.
Durante la jornada de hoy, se mantendrá la exposición en la Capilla de La Sangre y se contará con la presencia de sacerdotes para facilitar la confesión. Además, el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización ha editado un subsidio litúrgico que ofrece algunas sugerencias para ayudar a las parroquias y comunidades cristianas a preparar la iniciativa 24 horas para el Señor. Laprimera partede este subsidio presenta algunos pensamientos que ayudan a reflexionar sobre la razón de ser del Sacramento de la Reconciliación. La segunda parte puede utilizarse durante el tiempo en que permanezca abierta la Iglesia, para que los que acudan a confesarse puedan ser ayudados en la oración y la meditación a través de un camino basado en la Palabra de Dios.
Las «24 horas para el Señor» de modo presencial se han retomado a las 09:00 de esta mañana con la Liturgia Penitencial que ha presidido D. Miguel Simón, párroco de Santa María, acompañado por David Barios, Vicario de la parroquia, y Ángel Cumbicos, Secretario Particular. La ceremonia ha precedido a la exposición del Santísimo Sacramento y a la celebración del Sacramento de la Confesión, que se desarrollará a lo largo de todo el día.
La ceremonia se ha iniciado con un saludo inicial y la monición de entrada para dar paso a la Liturgia de la Palabra y la aclamación del Evangelio: «Honor y Gloria a ti, señor!» (1, Jn 2,5). A continuación se ha procedido al «examen de conciencia» y al recogimiento en oración para «reconocernos necesitados de la misericordia del Padre».
Tras la celebración litúrgica de la Palabra y la preparación al Sacramento de la Confesión, se ha expuesto el Santísimo Sacramento en el Altar Mayor de la Concatedral donde permanecerá durante todo el día de hoy hasta que se proceda a su reserva a las 20.00 horas de esta tarde en que concluirán estas «24 horas para el Señor» con la celebración de la Eucaristía presidida por D. Casimiro.
Ante Él numerosos feligreses seguirán esta jornada de oración y adoración, tanto de forma presencial como telemáticamente pues la Adoración se está retransmitiendo en directo por el canal de YouTube de la Diócesis, pudiendo acceder a través de este mismo enlace:
Cabe destacar, que todas las horas de Adoración en Santa María se han cubierto de modo que el Santísimo Sacramento no estará solo en ningún momento de la jornada gracias a los feligreses que, tanto de la Parroquia de Santa María como de otras parroquias de la ciudad, así como de asociaciones, comunidades o apostolados de la Diócesis se han sumado de forma presencial a esta celebración.
También desde las 10.00 de la mañana y hasta las 20.00 h de esta tarde, en el claustro de Santa María se ha previsto celebrar confesiones, facilitando así que los feligreses que lo deseen puedan acceder al Sacramento de la Reconciliación.
¿Por qué debo confesarme?
En un día como hoy, la Iglesia nos invita a participar en el Sacramento de la Reconciliación, a prepararnos ante el Señor en oración y adoración sirviéndonos del Ministerio Sacerdotal para recibir el perdón de Dios.
El Papa Francisco, en la Audiencia General del 20 de noviembre de 2013 hacía una hermosa reflexión acerca del perdón y resaltaba tres elementos. El primero de ellos es que «el protagonista del perdón de los pecados es el Espíritu Santo«. En su primera aparición a los Apóstoles, en el cenáculo, Jesús resucitado hizo el gesto de soplar sobre ellos diciendo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos» (Jn 20, 22-23). El Santo Padre advierte que «el soplo de Jesús, acompañado por las palabras con las que comunica el Espíritu, indica la transmisión de la vida, la vida nueva regenerada por el perdón. Pero antes de hacer el gesto de soplar y donar el Espíritu, Jesús muestra sus llagas, en las manos y en el costado: estas heridas representan el precio de nuestra salvación. El Espíritu Santo nos trae el perdón de Dios «pasando a través» de las llagas de Jesús».
En segundo lugar, Jesús da a los Apóstoles el poder de perdonar los pecados. «Dios perdona a todo hombre en su soberana misericordia, pero Él mismo quiso que quienes pertenecen a Cristo y a la Iglesia reciban el perdón mediante los ministros de la comunidad» y a través del ministerio apostólico recibimos la misericordia de Dios, «mis culpas son perdonadas y se me dona la alegría», asegura el Papa. Esta dimensión eclesial del perdón «es un don, una atención, una protección y también es la seguridad de que Dios me ha perdonado». Por ello, el Papa nos anima a «no cansarnos de ir a pedir perdón porque Dios nos perdona siempre, no se cansa de perdonar».
Por último, recibimos el perdón de Dios a través de los sacerdotes que «se convierten verdaderamente en instrumento de misericordia, donándonos el amor sin límites de Dios Padre». Es cierto, asegura el Papa Francisco que «Dios escucha siempre, pero en el sacramento de la Reconciliación manda a un hermano a traerte el perdón, la seguridad del perdón, en nombre de la Iglesia». Y así, nos dice el Santo Padre, «a través del sacerdote, recibimos un nuevo abrazo que nos regenera y nos permite volver a levantarnos y retomar de nuevo el camino. Porque ésta es nuestra vida: volver a levantarnos continuamente y retomar el camino».
La Diócesis de Segorbe-Castellón, tal y como ha dispuesto nuestro Obispo, D. Casimiro, va a facilitar la participación de todos los feligreses en las «24 horas para el Señor», teniendo en consideración que las restricciones por la situación de emergencia en el territorio impiden la celebración presencial continua debido al toque de queda, así como la participación masiva en los templos como consecuencia de la limitación del aforo, pero también atendiendo a las necesidades de aquellos fieles que por circunstancias sobrevenidas (enfermedad, limitación de movilidad, población con patologías de riesgo o personas mayores) aún queriendo participar no puedan desplazarse.
Es por ello que D. Casimiro ha dispuesto la retransmisión a través del canal en YouTube de la Diócesis, y quien lo desee pueda prepararse para una contrición perfecta con vistas a la confesión sacramental tan pronto como les sea posible.
La retransmisión comenzará a las 20:00h del viernes 12 marzo. El Obispo iniciará la cadena de oración con el rezo del Santo Rosario desde la Capilla del convento de las Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada Concepción de Castellón, y con la Exposición del Santísimo hasta las 24 h.
Y a partir de las 09.00h del sábado 13 de marzo, desde la Concatedral de Santa María con la celebración Penitencial, y con la Exposición del Santísimo hasta las 20.00 horas.
La cadena de oración finalizará con la celebración de la Santa Misaa las 20:00 h, que presidirá nuestro Obispo, D. Casimiro.
Por otra parte, en la Concatedral de Santa María en Castellón también será posible confesarse de 10 a 20 h.
Contrición perfecta
Tal como se advierte en el Catecismo de la Iglesia Católica, citando al Concilio de Trento (DS 1676) entre los actos del penitente, la contrición aparece en primer lugar. Es «un dolor del alma y una detestación del pecado cometido con la resolución de no volver a pecar». Y «cuando procede del amor de Dios amado sobre todas las cosas, la contrición se llama ‘perfecta’ (contrición de caridad). Dicha contrición perdona los pecados veniales; obtiene también el perdón de los pecados mortales, si conduce al firma propósito de recurrir, cuanto antes, a la confesión sacramental» (CIC 1452).
De hecho, tal como especifica el Código de Derecho Canónico «la salvación de las almas debe ser siempre la ley suprema de la Iglesia» (1752). Por ello la Iglesia siempre busca ofrecer la posibilidad de reconciliación con Dios a todos aquellos que lo desean, a quienes estén en búsqueda, a los que esperan o se dan cuenta de su condición y sienten la necesidad de ser acogidos, amados, perdonados y que, en este momento de emergencia sanitaria no pueden acceder a la Confesión sacramental. Gracias a la retransmisión en directo de la Adoración del Santísimo Sacramento es posible como ha afirmado en alguna ocasión durante esta pandemia el Papa Francisco «hacer las paces con el Señor y hablar con Dios, que es tu padre, con el ‘Acto de Dolor’, pidiendo perdón con todo el corazón y prometiéndole confesión».
Los próximos 12 y 13 de marzo, en las vísperas del cuarto domingo de Cuaresma, se celebrarán las «24 horas para el Señor», tal como ha dispuesto el Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón en la carta que se ha publicado esta misma semana.
Estas «24 horas para el Señor» tienen como objetivo celebrar el sacramento de la Confesión en un contexto de oración y adoración al Santísimo Sacramento. Para ello, teniendo en cuenta la actual situación de crisis sanitaria y el necesario cumplimiento de las medidas sanitarias tanto por parte de las autoridades eclesiásticas como por parte de los feligreses que quieran sumarse a esta iniciativa, D. Casimiro ha recomendado hacer uso de la guía oficial del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, con sugerencias y un subsidio litúrgico para organizar esta celebración.
La sugerencia general es «tener prevista la apertura extraordinaria de las iglesias» y ofrecer la posibilidad de que los feligreses puedan acceder a la confesión «preferiblemente en un contexto de Adoración Eucarística». El evento se iniciará el viernes por la tarde con una Liturgia de la Palabra para contribuir a preparar la Confesión sacramental de los fieles, y concluirá con la celebración de la Santa Misa del sábado por la tarde.
Dado que la situación de emergencia sanitaria establece restricciones diferentes a los territorios en función de la incidencia y el riesgo de contagio, nuestro Obispo, atendiendo lo dictaminado por las autoridades en lo que concierne a nuestra Diócesis especifica que el toque de queda entre las 22:00 h de la noche y las 06:00 h de la mañana imposibilita la celebración presencial continua, por lo que «cada parroquia fijará el horario según sus posibilidades para que los fieles puedan estar en su domicilio» a la hora fijada por el toque de queda.
Del mismo modo recuerda que el aforo de los templos está limitado al 50% de la capacidad, por lo que este año, asegura, «se debe evitar la celebración en un solo templo para todas las parroquias de una misma ciudad o pueblo» sugiriendo de esta forma que se pueda celebrar en cualquier parroquia. Respecto a las confesiones habrá que «ofrecer espacio amplios y aireados, garantizando la reserva y confidencialidad, así como respetando la distancia mínima de seguridad de 1,5 m entre el confesor y el penitente», así como el uso de mascarilla y gel hidroalcohólico, además de la desinfección después de cada penitente. La celebración presencial continua estará permitida en las comunidades religiosas y los seminarios pero «únicamente para sus miembros».
Catequesis para la Confesión
El subsidio, que se puede consultar pulsando el enlace de descarga, incluye una catequesis respecto a la necesidad de conversión y sobre el Sacramento de la Reconciliación que supone una valiosa ayuda para auto responderse las dudas que a cualquiera le pudieran surgir, especialmente a los jóvenes, pero también a los adultos, y que viene a ser una útil herramienta de preparación para recibir el perdón tal y como reza el Salmo 103, 3: «Él perdona todos tus pecados y cura todas tus enfermedades».
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