D. Casimiro preside la Misa Internacional en la Basílica Pío X, en el Santuario de Lourdes
Esta mañana a las 9.30h, coincidiendo con la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, Monseñor Casimiro López Llorente, Obispo de Segorbe-Castellón, ha presidido la Misa Internacional en la Basílica Pío X, en el Santuario de Lourdes. Una Eucaristía en la que han participado las peregrinaciones de diferentes hospitalidades del mundo, así como las españolas, que estos días están en Lourdes, entre ellas la de Segorbe-Castellón, Ourense y Tortosa.
Junto a D. Casimiro han concelebrado diferentes Obispos, así como los sacerdotes diocesanos que están participando en la peregrinación y otros tantos de diferentes Diócesis del mundo.
En la homilía, nuestro Obispo ha recordado «con alegría y en acción de gracias a Dios» a Pedro y Pablo como «las dos columnas de la Iglesia que ambos, por caminos diversos, anunciaron el Evangelio y congregaron la única Iglesia de Cristo, siendo coronados con el martirio en Roma por su fe en el Señor Resucitado».
De la figura del humilde pescador de Pedro, ha ensalzado su encuentro con Jesucristo, porque «marcó un antes y un después en su existencia». Tanto es así, ha dicho D. Casimiro, que cuando Jesús le pidió que lo dejara todo y le siguiera, así lo hizo para ser pescador de hombres. Así, nuestro Obispo ha recordado pasajes importantes de la vida de Pedro junto a Jesús, enfatizando en aquellos aspectos que vivió junto a Él sintiéndose abandonado por los suyos (Jn 6, 68) al hablarles de su cuerpo como pan de vida y verdadero alimento. Y es que para Pedro, Jesús tenía «palabras de vida eterna». Desde su conversión y sus vivencias con Jesús, Pedro es el Apóstol que no dudó en reconocer a Jesús como «el Mesías, el Hijo de Dios vivo», ha enfatizado D. Casimiro recordando el pasaje evangélico de Mateo (16, 15-16). Y es que Pedro es un ejemplo en el que mirarnos, pues «experimentó personalmente que las palabras y las obras de Jesús contienen vida eterna, dan sentido a la existencia y dan luz en el camino; que la persona, obras y palabras de Jesús llenan el corazón y dan esperanza».
También en la fragilidad humana, pues negó a Jesús hasta tres veces y «al verlo morir en la Cruz huyó junto con los otros apóstoles», ha recordado también nuestro Obispo. Tras la Resurrección, y «arrepentido de su negación del Maestro, Jesús lo acogió, lo perdonó y lo puso al frente de su Iglesia», y a cambio tan solo le pidió que lo amara.
«Para mi la vida es Cristo», ha dicho D. Casimiro recordando a Pablo, cuyo encuentro con Jesucristo resucitado en el camino de Damasco mientras perseguía a los cristianos, le llevó a darse y gastarse «en la predicación de Jesús y del Evangelio».
A los miles de fieles que han llenado casi prácticamente el aforo de la Basílica, D. Casimiro les ha exhortado a recibir la gracia del Santuario de Lourdes para «encontrarnos o reencontrarnos con Jesús, el Señor resucitado, de manos de la Virgen», pues eso es lo que verdaderamente «llenará nuestro corazón de alegría, de paz y de esperanza». Un mensaje con guiño a Bendicto XVI pues el encuentro personal con Jesucristo es lo que nos “da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (Deus caritas est, 1).
El Obispo no ha sido ajeno a las dificultades con las que nos encontramos en la vida, también en la enfermedad, pero «en la amistad con Jesús y en nuestra devoción a la Virgen encontraremos la fuerza y la energía suficientes para enfrentarnos a cuanto nos acontece», ha dicho D. Casimiro dando su aliento a los fieles.
Hoy, especialmente, ha tenido palabras de recuerdo hacia el Papa Francisco quien, como sucesor de Pedro, es el «Vicario de Cristo en la tierra, él garantiza la unidad en la fe apostólica de los cristianos, de los Obispos y de toda la Iglesia», siendo su misión, en el momento actual «particularmente difícil».
Por ello, las últimas palabras de la homilía del Obispo de la Diócesis de Segorbe-Castellón ante fieles de diferentes partes del mundo han sido para pedir oración por el Santo Padre y por la Iglesia, ofreciéndole «nuestra comunión efectiva y afectiva, y que Dios le conceda el don de sabiduría para conducir a la Iglesia en estos tiempos de cambio de época y el don de fortaleza para que su fe no decaiga y pueda confirmarnos en la fe a todos los creyentes, como pidió Jesús a Pedro» (cf. Lc 22,31).
Recordamos que en la Diócesis de Segorbe-Castellón, por Decreto de nuestro Obispo, la Solemnidad de San Pedro y San Pablo se ha trasladado a este próximo Domingo, 3 de julio.
Tras la celebración Eucarística, D. Casimiro se ha trasladado hasta el comedor del Hospital Notre-Dame, para bendecir la comida de los enfermos de nuestra Diócesis. Este mediodía, los 68 jóvenes hospitalarios mantendrán un encuentro con el Señor, y ya esta tarde la Hospitalidad Diocesana participará en la Procesión del Santísimo.