La revista de investigación Yuste, editada por la Asociación Navarro Reverter de Segorbe, en su tercer número (año 2021), publica dos artículos acerca de la historia litúrgica y constructiva de la Catedral de Segorbe.
El primero de ellos es de D. David Montolío, Dr. en Historia del Arte y conservador en el Museo Catedralicio de Segorbe, y de Dña. Pilar Vañó, Historiadora y Arqueóloga, que bajo el título «Catalina de Aragón, duquesa de Segorbe y la celebración del Corpus en Segorbe a la manera de la del Colegio del Patriarca (1680)», es una obra que ahonda en la instauración en ese año, a instancias de la citada duquesa, de la festividad de Corpus en Segorbe siguiendo la liturgia y el ceremonial, único en el mundo, fundado por San Juan de Ribera en el Colegio del Patriarca de Valencia.
Y el segundo, de D. David Montolío y Dña. Sonia Cercós, Historiadora del Arte, que denominado «Diario de la renovación arquitectónica y artística de la Catedral de Segorbe (1770-1816)», profundiza en la documentación original conservada para establecer un calendario de las obras de rehabilitación académica del templo en tiempos de la ilustración.
La Confederación de Cabildos de España se ha reunido en Burgos para celebrar su encuentro anual en el VIII Centenario de su Catedral.
La Catedral de Burgos ha sido el foco, a lo largo de esta pasada semana, entre el 14 y el 17 de septiembre, del encuentro anual de Cabildos de España, en unas jornadas con la asistencia de 84 canónigos procedentes de las distintas catedrales y colegiatas de nuestro país.
El encuentro ha combinado los momentos celebrativos con las sesiones de formación y las visitas culturales a varios monumentos de la ciudad y de la archidiócesis. En el mismo, la Catedral de Segorbe ha contado con la representación de D. Federico Caudé, deán de la Catedral, D. José Cebrián y D. Jesús Vilar.
Las jornadas se inauguraron con la celebración de la fiesta del Santísimo Cristo de Burgos, una solemne Eucaristía presidida por el Obispo emérito de Jaén, D. Ramón del Hoyo, con motivo del 25 aniversario de su ordenación episcopal, que contó, además, con una procesión de la venerada imagen por las naves de la Seo. El arzobispo, D. Mario Iceta, fue el encargado de presidir la Misa de clausura, en la que los canónigos asistentes celebraron su propio jubileo con motivo del VIII Centenario de la Catedral. Las jornadas finalizaron con una visita guiada al templo y una comida de hermandad.
Ayer se celebró una reunión entre nuestro Obispo, D. Casimiro, y las directivas, los docentes, las AMPAS y los capellanes de los colegios diocesanos en Segorbe, el Colegio La Milagrosa y el Colegio Seminario Menor Diocesano.
El Obispo presentó a los nuevos cargos directivos de ambos colegios. Dña. Ana Mª Pascual es la Directora Titular y Representante de la Titularidad, que es la Diócesis, de los dos centros, así como Directora pedagógica del Colegio Seminario Menor Diocesano; y Dña. Beatriz Aucejo es la Directora pedagógica de La Milagrosa. También a los capellanes, siendo D. Javier Phuc Pham Van el del Seminario Menor, apoyando a D. Pablo Vela de Marco, y D. Alexander Alzate capellán de La Milagrosa.
D. Casimiro también se dirigió a los padres y profesores pidiendo unidad, indicando que la “misión como colegios de la Iglesia” es ofrecer “una oferta educativa de calidad, humana, atractiva, innovadora y con una visión antropológica cristiana”, que esté al servicio de los alumnos y de sus familias.
“Educar es enseñar el arte de vivir, a crecer como personas, y nosotros lo hacemos desde el Evangelio, y ahí siempre tenéis el apoyo de vuestro Obispo”, les decía, para “ser colegios católicos para el siglo XXI”. “El mundo de la educación y de la enseñanza es un mundo bello”, y la misión que tenemos como Iglesia es “ofrecer a Jesucristo y su Evangelio a aquellos que el Señor pone en nuestras manos”.
Las celebraciones con motivo de las fiestas patronales de Segorbe continuaron ayer, día dedicado a la Virgen de la Cueva Santa, con una Eucaristía que presidió nuestro Obispo, D. Casimiro López Llorente, y que congregó por la tarde a una gran cantidad de segorbinos en la S.I. Catedral.
Nuestro Obispo, D. Casimiro, dio gracias a Dios por la Virgen, porque “nos ha dado a tan dulce Madre, a María, la Virgen de la Cueva Santa”, y a ella le confió “la vida de nuestro pueblo y de sus habitantes, de nuestras familias y de nuestras parroquias, y también de nuestra Iglesia diocesana de Segorbe-Castellón, de la que también es Patrona”.
Es nuestra Patrona, dijo en la homilía, “porque guía nuestros pasos con sus palabras y con su ejemplo de fe viva y vivida”, también “los de cada una de nuestras familias cristianas, los de nuestras parroquias y asociaciones, y los de nuestra Iglesia diocesana”.
Explicó que son cuatro las palabras que sintetizan la actitud y el comportamiento de María: escuchar, creer, seguir y llevar. La Virgen escucha a Dios y su Palabra; cree en Dios y se fía de Él; sigue la llamada de Dios, y sigue en todo momento a su Hijo, hasta el pie de la cruz; y actúa, se pone en camino y lleva a su Hijo a su prima Isabel.
Esas actitudes y comportamientos, dijo, “indican nuestro camino, para los bautizados, el que nos pide el Señor seguir en nuestra vida personal, y el camino que han de seguir nuestras parroquias y nuestra Iglesia diocesana”. Siguiendo el ejemplo de María, el Obispo exhortó a “saber escuchar a Dios, a dejarse interpelar por Él”, y a “saber escuchar los acontecimientos de cada día, prestar atención a las personas y a los hechos”.
Todo cristiano debe ponerse en camino para “llevar a Cristo a los demás”, lo que se concreta en “amar al prójimo”. Esta es nuestra tarea, la de nuestra Iglesia y la de nuestras parroquias, “ofrecer a los demás a Cristo Jesús”, y como María “hemos de salir a prisa, para mostrar a tantos niños, jóvenes, tantas personas alejadas…, lo más grande que tenemos, que es Cristo Jesús muerto y resucitado”.
Año Jubilar diocesano
Al finalizar la homilía, D. Casimiro anunció el Año Jubilar diocesano que comenzaremos en abril con motivo del 775 aniversario de la creación de la sede episcopal en Segorbe, “y por lo tanto de la Diócesis, donde brota toda la vida diocesana”.
Las fiestas patronales de Segorbe, declaradas de Interés Turístico Nacional, comienzan el último sábado de agosto, y están dedicadas a la Virgen bajo las advocaciones de la Esperanza, del Loreto y de la Cueva Santa.
Las celebraciones, marcadas una vez más por las restricciones sanitarias y por la prudencia, comenzaron con el rezo del Rosario y una Novena en honor a la Virgen de la Cueva Santa, del 20 al 28 de agosto, organizado por la Asociación de Doncellas Segorbinas de la Cueva Santa.
El miércoles, nuestro Obispo D. Casimiro presidió la Misa en la S.I. Catedral en honor a la Virgen de la Esperanza, festividad anunciada a primera hora de la mañana con el disparo de bombas reales. En esta ocasión, la Misa y la procesión a la ermita de Nuestra Señora de la Esperanza no se pudo realizar a causa de la pandemia.
Hoy, viernes 3 de septiembre, los segorbinos y las segorbinas han celebrado a la Virgen del Loreto, fiesta anunciada ayer por la tarde con un volteo de campanas a cargo de la Asociación “Amigos de las Campanas”. Ha sido a las 12h., con la Misa que ha presidido D. Casimiro López Llorente en la S.I Catedral. Al finalizar se ha disparado un ramillete de fuegos artificiales.
Mañana, desde las 12 h. y durante todo el día tendrá lugar una ofrenda de flores a la Virgen de la Cueva Santa. En la Plaza de la Cueva Santa se podrá ofrendar de forma libre a la Patrona, y a las 20:30 h. se realizará un volteo de campanas anunciando la víspera de la festividad de la Blanca Paloma. El próximo domingo a las 19 h., también en la S.I Catedral, el Obispo presidirá la Misa en honor a Nuestra Señora la Virgen de la Cueva Santa.
En cuanto a la Entrada de Toros y Caballos, Fiesta de Interés Turístico Internacional, tendrá que esperar un poco más, pero sí que podrá celebrarse una nueva edición del Concurso de Ganaderías.
Nuestro Obispo, D. Casimiro, ha presidido esta tarde la Eucaristía en la Solemnidad del Corpus Christi en la Catedral, en Segorbe. Además de los sacerdotes concelebrantes ha participado un gran número de fieles, los niños y niñas de Primera Comunión de la ciudad junto a sus catequistas, así como una representación de la corporación municipal.
Tras la proclamación de la Palabra de Dios, el Obispo ha resaltado tres palabras en su homilía: Memorial, Banquete y Presencia. “La Eucaristía es memorial del sacrificio redentor de Jesús en la cruz, que actualizamos cada vez que celebramos la Santa Misa”, ha explicado.
Este sacramento, indicaba, “nos descubre el verdadero rostro de Dios”, que es amor, un amor “hasta el extremo de entregar a su propio Hijo por nosotros y por nuestros pecados”. Toda su vida, decía de Jesús, “no tuvo otro fin que darnos a conocer y comunicarnos” este amor.
La Eucaristía es también banquete, ha continuado, ya que “Jesús mismo se nos da en comida”. “Es el centro de la vida de cada cristiano y de toda la Iglesia”, y sin ella “no podemos vivir”, porque “cuando falta la Eucaristía nuestra fe y nuestra vida cristiana languidece y termina muriendo”.
D. Casimiro ha mostrado su preocupación por “tantos niños que hacen la Primera Comunión siendo la última”, y por “tantos bautizados que menosprecian la participación en la Eucaristía”. «Sine dominico non possumus», ha dicho citando a los Santos mártires de Abitinia, es decir, sin reunirnos el domingo para celebrar la Eucaristía no podemos vivir.
Además, en este Día de la Caridad también ha explicado que de ella “brota el mandamiento nuevo del amor: Amaos unos a otros como yo os he amado”, que este año vivimos bajo el lema `Tiende tu mano y comprométete”, para que el amor de Dios “llegue a todos, en especial a los más pobres y excluidos de nuestra sociedad”, más aún hoy ante “las consecuencias de la pandemia”.
Por último, la Eucaristía es presencia, pues “Jesús se queda en medio de nosotros como fuente inagotable de amor para que nos acerquemos a Él”, y nos “dejemos empapar de su amor para llevarlo a los demás”.
Tras la celebración solemne ha tenido lugar la procesión claustral con el Santísimo, que sostenido por el Obispo se ha detenido en la puerta que da a la calle Santa María para bendecir a la ciudad y a toda la Diócesis.
Hoy, cercano ya al Jueves Santo, día en que Cristo instituyó el sacramento del Orden, se ha celebrado la Santa Misa Crismal en la S.I. Catedral de Segorbe. Esta celebración tiene un significado especial, ya que el Obispo consagra el Santo Crisma y bendice los óleos, que representan al mismo Espíritu Santo. Son “instrumentos de salvación en los sacramentos del bautismo, de la confirmación, del orden sagrado y de la unción de enfermos”, ha dicho D. Casimiro, indicando que la “eficacia salvífica de estos signos deriva del misterio pascual, que disponemos a celebrar un año más”.
Homilía
Acción de gracias
La homilía de nuestro Obispo ha comenzado con una acción de gracias, porque, a pesar de la pandemia, el Señor “nos permite reunirnos presencialmente en esta Iglesia Madre”, “y el poder del Espíritu fecunda hoy de nuevo a esta Iglesia nuestra para que llevemos el Evangelio a todos, en especial a los pobres, para que llevemos consuelo a los afligidos a causa de la pandemia, para que seamos signo de esperanza y de la plenitud de la vida divina por la fuerza de los sacramentos pascuales”.
La Misa Crismal
D. Casimiro ha puesto de relieve la Misa Crismal, como preludio de la celebración de la Última Cena del Señor, el Jueves Santo, día en que Cristo “instituía el Sacrificio Eucarístico como fuente y cima de toda la vida cristiana”. También el Orden sacerdotal, “por lo que hoy recordamos, de modo especial, el ministerio sacerdotal, en el que obispo y sacerdotes estamos íntimamente unidos, por eso hoy renovaremos también nuestras promesas sacerdotales”. “Hoy es un día para la acción de gracias a Dios por los dones recibidos, pero también de petición por la renovación espiritual y pastoral de nuestra Iglesia y de nosotros, los sacerdotes”, ha añadido.
“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido y me ha enviado a dar la buena noticia a los pobres”
La palabra de Dios proclamada ha resonado con fuerza en la Catedral. “Jesús es el Cristo, el Ungido del Señor, es el enviado por el Padre y el ungido por el Espíritu para anunciar la buena nueva a los pobres y a los afligidos, para traer a los hombres la liberación de sus pecados”, ha indicado el Obispo. Ello ha servido para recordar que “por el bautismo hemos sido ungidos por el Señor y consagrados por su Espíritu como casa espiritual y sacerdocio santo para ofrecer, a través de las obras propias del cristiano, sacrificios espirituales”. “Todos los cristianos estamos llamados a dejar que el don de la nueva vida de la gracia, se desarrolle en nosotros mediante la fe en Cristo”.
Los sacerdotes, ungidos por el Señor
Gracias al Espíritu del Señor, que descendió sobre los sacerdotes el día de la ordenación, “Cristo tomó posesión de cada uno de nosotros, ya no nos pertenecemos, pertenecemos al Señor, somos propiedad suya, somos hombres de Cristo, somos otros Cristos”, que ungidos para actuar en su nombre, “nuestra es la misión de Cristo por la fuerza del Espíritu”, ha dicho a su presbiterio. “Cuánto bien nos hace recordar que somos sólo sencillos colaboradores en la viña del Señor, así contaremos siempre con Él, no es nuestra obra, sino la obra del Señor la que llevamos entre manos, no es nuestra viña, sino la viña del Señor”.
Nuestro Obispo también les ha exhortado a dejar que la mano del Señor les aferre, “así no nos hundiremos, sino que nos pondremos al servicio de la vida que es más fuerte que la muerte, y al servicio del amor que es más fuerte que el odio”. “Hemos sido ungidos por el Señor, la unción se mantiene fresca en una relación viva con Jesucristo”, tal y como recuerda el Papa Francisco, “esta relación nos salva de la tentación de la tristeza y de la amargura, de la mundanidad, de las ideologías, de la mediocridad, de la vanidad y del dinero, del individualismo y del aislamiento. Podemos perder todo pero no nuestro vínculo con el Señor, de otro modo no tendríamos nada más que dar a la gente”.
Por otra parte, les ha recordado que es necesario un encuentro personal con el Señor, que nace de la “escucha atenta y orante de la Palabra de Dios, en la oración personal diaria y en la comunitaria, en la oración de intercesión por nuestro pueblo, en el rezo pausado y atento de la Liturgia de las Horas, en la celebración diaria de la Eucaristía, en la recepción frecuente del sacramento de la Penitencia, en la adoración frecuente del Señor en el Sagrario, en la devoción a la Virgen, en los pobres y en tantas personas que el Señor va poniendo en nuestros caminos, y en nuestra propia comunidad de presbíteros”.
Los sacerdotes enfermos y fallecidos
Al finalizar la homilía, D. Casimiro ha querido recordar y pedir oración por los sacerdotes enfermos, en especial por D. Joaquín Esteve. También por los que han fallecido en este año: D. José Blasco, D. Roque Herrero, D. Constantino Bou, D. José Burgos, D. José Porcar, D. Vicente Mestre y D. Manuel López Agui.
Renovación de las promesas sacerdotales
Acabada la homilía, el presbiterio ha renovado las promesas sacerdotales que un día hicieron ante el obispo y ante el pueblo de Dios, como compromiso de vivir de forma siempre más digna la vocación recibida.
Los óleos y el santo crisma
Antes de la Eucaristía, el Obispo ha bendecido el óleo de los enfermos, que sirve para impartir el sacramento de la unción de los enfermos. También ha consagrado el Santo Crisma, que representa la gracia del Espíritu Santo, y que se impone en el Bautismo, en la Confirmación y en la Ordenación. Y ha bendecido el óleo de los catecúmenos, que se impone justo antes del Bautismo, que es la liberación del pecado.
Los niños de primer curso de catequesis de Primera Comunión de la parroquia de San Pedro Apóstol de Segorbe han aprovechado la catequesis previa a esta Semana Santa para elaborar manualmente un Vía Crucis. Los catequistas de la parroquia organizaron una excursión en la que vieron la representación del Vía Crucis, «se les explicó cada una de las estaciones y pudieron acompañar a Jesús siguiendo el mismo camino que Él recorrió llevando la Cruz por amor a cada uno de nosotros», según comenta Teresa, catequista de la parroquia. La idea surgió a raíz de un material remitido desde la Delegación Diocesana de Catequesis y, a partir de ahí, surgió esta sugerente idea que se fraguó a través de unas láminas que los niñas han ido trabajando, pintando y decorando manualmente y que ahora lucen ante el Sagrario de la parroquia.
El Vía Crucis estará expuesto durante toda la Semana Santa y hasta el Domingo de Resurrección. Este laborioso trabajo les ha ayudado, no solo a conocer la Pasión de Jesús, sino a meditar cada una de las Estaciones del recorrido que Jesús hizo el Viernes Santo.
El archivo Catedralicio de Segorbe ha localizado y recuperado para sus fondos una carta manuscrita original (210 x 150 mm), de puño y letra del mismo obispo de Segorbe Francisco Cepeda y Guerrero (Cádiz, 1668- Segorbe, 1748), dirigida a su hermano Antonio Cepeda, que hasta el momento se conservaba en manos privadas.
Datada en 24 de mayo de 1744, en ella el Obispo acepta la propuesta de la Hermandad de la Esclavitud del Rosario de Cádiz de ser incorporado como Hermano, al igual que lo habían hecho los obispo de Yucatán y Paraguay.
Francisco de Cepeda Guerrero (1731-1748), gaditano de nacimiento, estudiante en Sevilla, donde fue juez eclesiástico y canciller y, posteriormente canónigo de su ciudad natal y visitador de la diócesis, fue nombrado Obispo de Segorbe en 1731, siendo un obispo muy querido por sus diocesanos. En su episcopado se firmó el concordato de 1737, siendo una de sus iniciativas más importantes la ordenación del archivo capitular, trasladado bajo sus indicaciones a la conocida desde entonces como torre del Archivo, ubicada sobre la sala capitular antigua.
También promulgó la realización de un censo de población en sus territorios diocesanos, a los que visitó pastoralmente, impulsó el culto a la Virgen de la Cueva Santa, cuyo santuario mejoró arquitectónicamente y pleiteó con la Cartuja por la cuestión de las aguas. Murió en la ciudad episcopal, donde fue enterrado en el Panteón de Obispos de la Seo.
Entre sus obras publicadas reconocidas encontramos su “Panegírico fúnebre que la Ciudad de Cádiz celebró por la muerte de Luis XV de Francia, Padre de Felipe V de España, en la Catedral de esta Ciudad (1711)» y la de su «Oración fúnebre que hizo en la Catedral de Segorbe (1746) por la muerte del rey de España, Felipe V.»
El Cabildo Catedral de Segorbe, con el patrocinio de la Asociación Seo de Segorbe, ha recuperado un importantísimo dibujo sobre pergamino del Archivo Catedralicio de finales del siglo XVII. Enmarcado en plena efervescencia de la cultura barroca en la sede de la antigua diócesis, cuyo estudio ha sido recientemente publicado por la Delegación de Patrimonio Cultural del Obispado, parece corresponder a un diseño de gran retablo con destino a un altar mayor de templo de la orden mercedaria, posiblemente la Iglesia de San Joaquín y Santa Ana de la ciudad Episcopal de Segorbe, en un contexto histórico con la presencia en la ciudad del afamado arquitecto aragonés Juan Pérez Castiel, quien podría ser el autor material de la obra, y su entorno artístico.
La pieza, de gran formato, se encontraba en muy mal estado de conservación y amenazaba con perderse definitivamente por la afección de la humedad y los daños sufridos por los avatares de la Guerra Civil española de 1936. Ha sido identificada y estudiada por los servicios técnicos de la Catedral y de la Delegación de Patrimonio Cultural de la Diócesis, formando parte de la encuadernación de un protocolo de escrituras del año 1675, siendo pacientemente intervenida y felizmente recuperada y enmarcada por la empresa Trestaller de Altura, especializada en la actuación sobre bienes patrimoniales y documentación histórica.
Ante los momentos de dificultad general por la pandemia de Coronavirus, la obra no será presentada, por el momento, al público, salvo de manera virtual por las redes sociales. La Asociación Seo de Segorbe, comprometida por la conservación y ayuda al Cabildo en la preservación del Patrimonio de la Catedral, pretende mostrar el mayor compromiso social y cultural con nuestra ciudad y diócesis de Segorbe-Castellón, y desear la salud de vuestras familias.
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