La castellonense Marta Iturralde profesa votos perpetuos en Medellín
El pasado 25 de enero, la castellonense Marta Iturralde, 36 años, pronunció sus votos perpetuos en la parroquia Nuestra Señora de La Anunciación de Medellín (Colombia), junto a otra compañera colombiana, Leydi Cuéllar.
Marta pertenece a la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús, compañía en la que inició como aspirante en abril del 2008, para lo que se trasladó hasta Perú, aunque los primeros votos los pronunció en octubre del 2011 en Madrid. La hermana del Gobierno General, la peruana Carmen Cardoza es quien recibió los votos perpetuos de ambas hermanas.
Como misionera está destinada en la selva amazónica peruana, concretamente en Huampami (río Cenepa), lugar en el que la compañía tiene una comunidad, y actualmente se encuentra en Medellín para completar sus estudios de 4 años de Teología en la Universidad Católica Luis Amigó.
Sobre su vida en la misión comenta que, « no se puede describir con mucha concreción, pero lo que sí he descubierto es que es una vida en que te vacías de ti completamente, dejas de mirarte a ti para mirar a tu alrededor, con una actitud disponible, viviendo el día a día, compartiendo las alegrías y también los sufrimientos, y con una alegría que inunda tu ser, por sentir a Dios que acompaña, que guía, que se hace presente en medio de la vida».
En las zonas en las que tienen presencia, las hermanas de la Compañía realizan una pastoral misionera, visitando, acompañando y evangelizando a las diferentes comunidades cristianas de la zona. Pero también apoyan con materiales y orientaciones a los profesores de los centros educativos, acompañan a los enfermos y forman a las mujeres, entre muchas otras acciones.
«Para mí lo más grande ha sido descubrir el sentido de la vida, de mi vida, en esta vida sencilla, a disposición de, al servicio de; descubrir la llamada del Señor a esta vida, de una manera concreta, haciéndomela vivir y gustar, y descubrir cómo es posible, cómo Él da su Espíritu para vivirlo, y se hace presente en cada persona, en la vida. ¡Te doy gracias, Señor!», concluye.
La hermana Marta Iturralde creció en su vida cristiana gracias a la fe que le transmitieron sus padres, al amparo de la parroquia de la Santísima Trinidad, en una comunidad del Camino Neocatecumenal.